4/11/08

Un bachillerato sindical para adultos

Por Rubén Bourlot

El bachillerato acelerado para adultos “Profesor Maximio Victoria”, de Paraná, Entre Ríos, fue habilitado por un decreto del 21 de octubre de 1976, pero tiene una prehistoria que a lo largo de los años se fue perdiendo.
El bachillerato se creó originalmente mediante el decreto número 648 del 17 de marzo de 1975 bajo la denominación Bachillerato para adultos con orientación sindical “José Ignacio Rucci”, en virtud de un convenio firmado entre el gobierno de la provincia y la delegación regional de la Confederación General del Trabajo de la República Argentina. Era el primer bachillerato para adultos de la provincia con el agregado de su original orientación sindical. Entre los contenidos del plan de estudios mencionamos asignaturas como Conducción sindical, Historia del sindicalismo, Derecho laboral y otras específicas de la orientación.
El plan se aplicó con la primera promoción, ya que el 24 de marzo de 1976 el país ingresó a la oscura etapa del Proceso de Reorganización Nacional, y el gobierno de facto decidió modificar la estructura de la institución con el acostumbrado cambio de nombre. Así nació el bachillerato “Profesor Maximio Victoria”.

El Pardito

Composición anónima que solía interpretar un tal Calderón y, hacia 1907, Próspero Pin y Héctor “Tito” Claá, según consigna Francisco Horacio Francou en su libro "El alma de mis pagos". Estos versos interpretados al ritmo de milonga hacen referencia a la colonia Las Achiras localizada en el departamento Uruguay, Entre Ríos y a un suceso ocurrido en el antiguo almacén de Antonio Piñón que existía en el lugar a principios del siglo XX.

Durmiendo estaba la siesta,
a su mujer recordó;
le dijo: mujer despierta,
que tengo que hablar con vos.

Te diré lo que me deben
y lo que les debo yo,
cosa que si yo me muero,
quiero que lo sepas vos.

Mujer aprontame ropa,
que quiero ir a pasear,
a la costa e las Achiras,
y a “El Carrizal” a pelear.

La mujer aprontó ropa,
y él su facón afiló,
y montando en su caballo,
pa “El Carrizal” agarró.

Llegó a lo de don Antonio,
a eso de salir el sol;
“buenos días”, don Antonio,
“buenos días”, te de Dios.

¿Que andas haciendo Pardito?
tan al aclarar el día,
¿No sabés que el capitán,
para vos ha puesto espía?

No importa que el capitán,
ponga espía para mi,
si yo salí a las Achiras,
o al Carrizal a morir.

Ya se arriman toditos,
a la puerta, pa escuchar,
y oyen la voz del Pardito,
que dice: “diez pesos mas”

Ya se corrieron las voces,
dieron parte al capitán
que estaba el pardo mentado
jugando en “El Carrizal”

“Salí pa fuera Pardito,
preso, te vengo a buscar,
que si las armas no rindes,
la vida te va a costar”.

“¿Que dice mi capitán?...
“¿Que dice?... ¿ Que se le ofrece?”;
“pues yo no rindo mis armas,
aunque la vida me cueste”.

Desde el marco de la puerta,
se hicieron una topada,
como los dos eran diestros,
ni uno ni otro se hizo nada.

A las dos o tres topadas,
era ya cosa importante.
El Pardito lo llevaba,
al capitán por delante.

Mira el capitán y dice:
“muchachos... ¿cual son sus miras?,
“viendo que me lleva mal”
“¿qué hacen que no le tiran?”

Le contestan los soldados:
“en las buenas ocasiones,
“ahí se aprende capitán,
a ganar bien los galones”.

Y le tomaron los puntos,
¡Pobre!... daba compasión,
vino una bala perdida,
le traspasó el corazón.

Y le dice el capitán:
“tu eres el Pardo mentado”
“a las diez muertes que has hecho”
“a las once la has pagado”.

Y le contesta el Pardito,
en su sangre revolcado:
“no es hazaña capitán,
con armas aventajadas.

Y aquí se acaba el compuesto,
de este Pardito mentado,
que se anduvo divirtiendo,
tierra en tierra, pago en pago.