4/6/10

Un comentario al artículo sobre Magnasco

Una joven estudiante del secundario realiza estas interesantes reflexiones motivadas por el artículo "Osvaldo Magnasco y la reforma educativa" publicado en esta página el de junio de 2009. Si dudas es obligatorio para quienes ya tenemos nuestros años en la actividad escuchar la opinión expresada con frescura y desprejuicio de los jóvenes. Y a pesar de todo somos muchos quienes tenemos esperanzas de que se realicen los sueños que tuvieron hace un siglo nuestros mayores como Magnasco o el mismo Sarmiento, con sus desaciertos y arrebatos. Que la utopía no se pierda.

“Soy una estudiante de secundario que casualmente me encuentro en Quinto año y estamos estudiando los progresos por los que pasó la educación, al igual que quienes se han movido para realizar cambios en la misma. Desde mi punto de vista, lo que planteó Magnasco es muy acertado y tal vez si hoy se analizaría con mas profundidad los procesos de esta actividad, la educación sería totalmente otra, y supongo no estaríamos en las circunstancias en la que nos hallamos hoy, los profesores no haría "paros", y pensarían mejor en que deben desarrollar su oficio con orgullo, y poniendo atención en que el alumno es quien debe aprender ahora, sin prestar tanta atención en ellos mismos, deberían dejar a un lado esa forma de reclamo y tratar de buscar otra. Por ejemplo: en el colegio en el que concurro, hay un profesor que no realiza paro. Un día le preguntamos a que se debía, y respondió firmemente que para él hay otras formas de reclamar, ya que de esa forma lo único que lograban era perjudicarnos a nosotros, los estudiantes... Concluyó su frase diciendo que el proponía por ejemplo que como medida de reclamo, se dictaran clases fuera del salón de clase, así de esa manera de una forma u otra, participaríamos no solo los alumnos y los profesores, sino que lo podrían ver los demás.
Me asombra, los cambios que sufrió la educación, es impresionante, antes se movilizaban para buscar la posibilidad de que todo chico recibiera educación, se buscó todos los medios. Y hoy... Hoy hay chicos que los propios padres los mandan a trabajar... Es algo increíble lo mal que esta la misma hoy en día si continuamos así, no llegaremos muy lejos. Deberíamos enfatizar más sobre el tema.
Gracias. Desde Chajarí, Entre Ríos.P/d: Si alguien puede hacer algo para buscar un mejor progreso, no lo dude”

3/6/10

El tren de la decepción

Por Rubén Bourlot


Era abril de 1989. Año atravesado por campañas electorales en la Argentina. Se renovaba la presidencia de la Nación y tras la declinación del primer gobierno constitucional luego de la dictadura, el candidato por el Frente Justicialista, Carlos Menem, venía arrasando en las intenciones de voto. Y en ese abril llegó a Paraná (Entre Ríos) para encaramarse en el denominado “Tren de la esperanza” o “Menem tren”. Con esta metodología pretendía emular las campañas que otrora realizaron a bordo de un tren, en 1925 Alvear; en 1928 Hipólito Yrigoyen y el general Perón en 1946, todos finalmente electos para la primera magistratura.
Esa luminosa mañana de otoño, el exótico candidato de las pobladas patillas arribó a la estación de Paraná en helicóptero y fue recibido por una multitud que agitaba banderitas y pancartas.
Sobre las vías lo esperaba la locomotora con dos vagones acondicionados al efecto, con cartelería alusiva a la campaña electoral. Adelante y a los costados el tren tenía los clásicos anuncios: Síganme o Menem-Duhalde, la esperanza en marcha. A bordo se subieron unas 210 personas, entre ellas periodistas acreditados de todo el país, de Francia, Alemania, México, España, Brasil y Uruguay. También se encontraban los apóstoles de Menem y varios de quienes luego serían sus más cercanos colaboradores, como Miguel Ángel Vicco, Ramón Hernández o José Luis Manzano, y funcionarios del gobierno de Entre Ríos.
El tren salió de Paraná y en un lapso de nueve horas recorrió trece localices hasta el punto final que era la estación de Concepción del Uruguay. En cada estación del recorrido se realizaron actos relámpago con una nutrida y entusiasta afluencia de público, entre ellos el que se realizó en Nogoyá congregó unas 4.000 personas.
Párrafo aparte merece el arribo Basavilbaso donde los obreros ferroviarios y representantes sindicales recibieron al candidato con inusitado entusiasmo.
Al llegar a Uruguay, se llevó a cabo el acto final con nuevas demostraciones de fervor popular.
Días después Menem era consagrado presidente de los argentinos y tras asumir el poder sucedió lo que ya es la historia de hecatombe definitiva de nuestros ferrocarriles. Al compás de la consigna “ramal que para, ramal que cierra”, se dilapidó uno de los orgullos de los argentinos, herramienta indispensable para el desarrollo de un país soberano que hoy se intenta, penosamente, rescatar.