14/8/13

No solo de pan vive el hombre. También se nutre de la cooperación

 Por Ricardo César Bazán
 Tec. Sup. en Cooperativismo, Periodista – Investigador

Como reza el título de este articulo “No solo de pan vive el hombre”, también se nutre de la cooperación”, parece ser que  así lo entendieron los hombres por estas tierras. En El libro de la Nueva Alianza se  hace mención al pan,  dice sobre el mismo en “La primera comunidad cristiana”: “Todos se reunían asiduamente para escuchar la enseñanza de los Apóstoles y participar de la vida en común, en la fracción del pan (...) más adelante continua diciendo:”Todos los creyentes se mantenían unidos y ponían lo suyo en común” (...).
El pan es nombrado también en “La institución de la Eucaristía” y dice así: “Mientras comían, Jesús tomo el pan, pronuncio la bendición, lo partió y lo dio a sus discípulos” (...)
 Jesús hace mención a la preparación del pan en “La parábola de la levadura” “Digo también: “¿Con que podré comparar el reino de Dios?  Se parece a un poco de la levadura que una mujer mezcló con gran cantidad de harina, hasta que fermentó toda la masa”.
También se nombra al pan en La multiplicación de los panes.
En 1855 en Paraná “Cuna de la Cooperación Argentina”, se fundó la primera Empresa Panadera Cooperativista  del país, el Dr. César Blas Pérez Colman en su libro Paraná 1810 - 1860 “Los primeros cincuenta años de la vida nacional” publicado en el año 1946 dice en la página 425: “Para terminar agregaremos que en 1858 se estableció en Paraná una importante fábrica de cerveza, que giraba bajo la razón  social de Martínez y Rivero. Ese mismo año empezó a funcionar  una panadería cooperativa, que contaba con numerosos asociados”
En nuestra investigación encontramos en los archivos del Dr. Oscar R. Tavani Pérez Colman , en la Hemeroteca del Congreso de la Nación y en  Archivo General de la Nación Argentina , publicaciones de la época donde está documentada la existencia de la misma, en el periódico El Nacional Argentino hay un aviso que dice : “Asociación Panadería Del Pueblo”- Los Sres. accionistas se servirán pasar por la casa del Sr. Subiaur, tesorero de la asociación á recibir el dividendo de las utilidades que resultaron según balance del 2º trimestre del 4º periodo administrativo que se dio cuenta en 18 de julio último á la Asamblea General - Paraná 20 de Octubre de 1858.
En la Hemeroteca del Congreso de la Nación hay una publicación del periódico antes mencionado en donde encontramos que esta empresa cooperativa realizaba sus asambleas en el Club Socialista el mismo estaba situado en calle Urquiza , sitio que  podríamos ubicar aproximadamente en el predio  que  ocupan actualmente el Banco Credicoop y la Cooperativa Institucional.
En Buenos Aires en el año 1887 cita Julio César de la Vega (Diccionario Consultor Político) que “los miembros del Club “Vorwarts”, de orientación socialista fundan una cooperativa panadera que funcionó hasta 1896” (...).
 Hemos encontrado también que en el año 1891 en Gualeguaychú se fundó una Cooperativa de Panaderos, los estatutos de este emprendimiento cooperativo se encuentran en el Fondo Gobierno del Archivo de la Provincia de Entre, el mismo reza:”Copia del Acta de instalación de la Sociedad Cooperativa de Panadería. En la ciudad de Gualeguaychu, a los catorce días del mes de junio y año del Señor de mil ochocientos noventa y uno, reunidos los accionistas que al margen se suscriben, en el local denominado Teatro 1º de Mayo á fin de constituir definitivamente la Sociedad Cooperativa de Panadería y nombrar su directorio efectivo se procedió a nombrar un presidente y secretario had-hoc recayendo en las personas de Dn Belisario Ruiz y Dn Pedro M. Obispo respectivamente, en los estatutos de la cooperativa en su art. 1º dice: “Se constituye una sociedad anónima bajo la denominación Sociedad COOPERATIVA DE PANADERÍA cuyos objetos son los siguientes: 1º Establecer panaderías en esta ciudad para el expendio de este articulo á los asociados y demás clientela que el establecimiento adquiera” (...)
Antiguo horno de pan
En Rosario en el año 1889 (Revista del instituto de la cooperación-Tomo Y-1974 -pág. 21) cita que la ciudad vivía una difícil situación social y dice: “...la situación de la municipalidad “rosarina es critica” y la de su vecindario- agregamos nosotros-peor, a tal punto que el 21 de octubre de 1890 hubo de otorgarse un subsidio para la “Comida de Pobres” (...).”En el país del trigo, el más apremiante problema a resolver era, pues, el de poner el pan al alcance de los humildes y, en la ciudad de Rosario tomo cuerpo la idea de constituir una cooperativa destinada a aliviar las consecuencias del dramático trance. A tal efecto, el 26 de setiembre de 1889, tuvo lugar una reunión de vecinos pertenecientes a los círculos mercantiles y profesionales con el objeto de constituir una sociedad “Cooperativa de Panaderías”, con un capital de 500.000 pesos, en dos series de acciones de 25 pesos”(...).
La obra antes mencionada cita que “En 1889, fue, según dijimos, un grupo rosarino de la clase media el que intentó organizar una “Cooperativa de Panaderías”, sin lograr un buen éxito a su propósito; en cambio, son los propios obreros rosarinos quienes, en una reacción espontanea contra los abusos de los comerciantes, organizan con buen resultado la cooperativa “Panadería de trabajadores”, (...) Fundada el 5 de Abril de 1904, siguiendo el modelo de Rochdale” (...).”Los iniciadores de la “Panadería de Trabajadores” eran operarios del ferrocarril “Buenos Aires y Rosario (...) Las reuniones preparatorias se realizaron bajo la dirección de Juan Borzone, un hojalatero ferroviario, en una modesta casita de madera situada en la calle Jorge Canning, entre Junín y la avenida Alberdi, y la asamblea constitutiva fue convocada para la fecha ya mencionada: 5 de abril de 1904. El acto se realizo con asistencia de 65 obreros y empleados ferroviarios, uno de los cuales -José Ojeda - dio lectura a un modelo de estatuto que había recibido del Dr. Juan B. Justo” (...)
El pan alimento presente en la mesa del rico como del pobre llego desde los comienzo de nuestra Patria de la mano de la Solidaridad entre los Hombres, porque entendieron que no solo de pan vive el hombre sino también que era necesario elaborarlo y ponerlo al alcance de todos a través del sistema cooperativo.

Fuentes:
Archivos del Dr. Oscar Ricardo Tavani Pérez Colman- El Libro de la Nueva Alianza- Diccionario Consultor Político- Revista del Instituto de la Cooperación- Hemeroteca del Congreso de la Nación  Argentina- Archivo General de la Nación Argentina -



El matrero de Tres Lagunas

Por Rubén Bourlot
Publicado originalmente en revista Orillas, 21/71/2013

Entre Ríos es tierra fértil en mitos y leyendas, en relatos de milagros y sucedidos. La solapa es el duende más popular de la región y el Lázaro Blanco el milagrero que recorre el imaginario popular del norte provincial. Pero también existen personajes con un predicamento muy encarnados en su pago, de quienes suelen contarse historias extraordinarias, como es el caso de Carmelito Acosta, un gaucho matrero de la zona de La Paz. Nacido en el distrito Tacuaras hacia 1870, es un gaucho que vivió solitario y al margen de las normas de lo que se llama la “civilización”, con la única compañía de su fiel caballo ruano Pajarito. Como los antiguos matreros, a semejanza del Calandria que con maestría retrata Martiniano Leguizamón en su comedia campestre, Carmelito no gusta obedecer a la autoridad ni depender de un patrón. Vive de la bondad de algún amigo, tal vez de lo que puede obtener de un conchabo ocasional, pero más de las veces de carnear algún ajeno. Pero su justa fama no viene del robo de las reses que le sobran al estanciero sino de las pendencias en los boliches por una copa bebida demás y de su habilidad para escapar de los milicos. Rara vez la autoridad logra atraparlo. 
Su refugio es un hueco cavado en un tronco de guaraniná en los campos de Tres Lagunas. 
Aguedo Martínez relata que en una oportunidad, en horas nocturnas, Carmelito se dirige a la casa de una amiga, quien es la que le lava la ropa, sin advertir que en los corrales de la casa lo espera una partida policial. Cuando desmonta de su ruano recibe el ataque con armas de fuego y una bala alcanza su pierna lo que le impide montar de nuevo. No le queda más recurso que prenderse a la cola de una vaquilla, que espantada por la batahola huye junto al resto de la tropa y así logra escapar de las autoridades.
Otra hazaña que se cuenta lo tiene de protagonista en un boliche tomándose una ginebrita, cuando llega otro gaucho que se acoda al mostrador y luego de mojar el garguero como corresponde mira desafiante a Carmelito. Y de la mirada se fueron a las palabras, y de las palabras al facón. El parroquiano con facón y Carmelito con un cuchillo que con gran habilidad le metió un agujero en el cuero del rival que lo dejó fuera de combate y con una marca para toda la vida.
Y sigue la saga. Un domingo, en esas raras oportunidades que visitaba la casa de una amigo, es sorprendido por la policía pero lograr zafar montado en su ruano saltando los cercos. Sobre el lomo de su Pajarito, no había portón ni alambrado que lo atajara.
Otro testimonio lo brinda Roque Casals, de Santa Elena, que aporta datos brindados por Jesús Blanco, integrante del Conjunto “Los Peregrinos”: Carmelito era amigo de su padre, Juan Ramón Blanco, oriundo de Ombú. En los años 1947 y 1948, cuando Jesús tenía alrededor de 10 años, Carmelo visitó su casa del barrio puerto de La Paz (…) Tenía un caballo ruano, que saltaba los alambrados y con un silbido lo tenía a su lado (…) Nunca se le conoció muerte; posiblemente era cuatrero porque era muy perseguido por la policía.
Pero además de sus habilidades para montar y manejar el cuchillo, tiene una particular destreza para el dibujo, tanto que en el papel es capaz de reflejar el paisaje agreste que lo rodea. Lo menciona Martínez y también Linares Cardozo, el maestro de la chamarritas, en su libro Júbilo de esperanza. Dice el autor de La Lindera que en una oportunidad, pintando un paisaje en el arroyo Estacas, se le aparece el famoso gaucho, anciano ya “espigado, ágil todavía, muy prolijo y aseado en su vestimenta, con una cabellera blanca que le caía, sujetada a la altura de la frente por una vincha que la hacía patriarca gaucho. Su presencia fue como una aparición, llevaba puesto en ponchillo que protegía la espalda. Dejé mi trabajo para atenderlo. Según sus palabras andaba con sus perros rastreando un zorro por el arroyo. Curioso, se sintió atraído por mi paisaje que lo observó un largo rato, para finalmente dar su juicio pícaro y travieso: ‘el que sabe, sabe, el que no sabe, ignora y el ignorante pelea…’ Luego me confesó el entusiasmo de toda su vida por el dibujo, por la música y las artesanías. Don Carmelito me hacía notar su gran amor por la naturaleza, los pájaros, los bichos (…)”
Hoy el campo donde se realiza la Fiesta del Toro, en campos de la familia Genés, en la zona de Yacaré, se denomina precisamente “Carmelito Acosta”. Cuenta Marcelo Faure en la página del Centro de Estudios Históricos Arturo Jauretche, que “Pituco Martínez acceso a un papel de estraza (que se usaba para envolturas en los viejos almacenes) con escritos y dibujos de Carmelo Acosta hechos con pétalos de flores del monte”.
Un copla popular lo recuerda: “Un gaucho de Tres Lagunas/ con cara de zorrito/ no hay alambrado que ataje/ a su ruano Pajarito”.

Y así lo pinta Héctor Cacho Miño en su chamamé Campo Carmelito Acosta.

Llega la “Fiesta del Toro”, ya se escucha los murmullos
Por el lao de “Tres lagunas”, por el pago del “barullo”.
Allí junto al Yacaré, ese arroyo entrerrianito
Está el campo de destreza, bien llamado “Carmelito”.

Gauchito de “Tres Lagunas”, aunque los años pasaron
se recuerdan sus andanzas, porque en la gente quedaron.
Era ágil cual un gato y le sobraba el valor
al tratarlo muy amable, buen dibujante y pintor.

Fuentes:
Marcelo Faure, “Carmelito Acosta: mito y devoción popular”, en http://www.vascojauretche.com.ar/2013/04/carmelito-acosta.html#more
Marcelo Faure, entrevista, 12/06/2013