10/7/12

Un calandria cobra vuelo


Por Rubén Bourlot
Nació cerca de Larroque, se fue al mundo y canta aires criollos. Es Ana Frías, nacida en el campo, en Talitas, que le brindó cobijo en sus días de infancia y seguramente la marcó para siempre. 
“Fui a la escuela número 18, a caballo como todo el mundo en mi Picaza – cuenta -, no era muy ligera pero igual se apuntaba a las carreras de ida y de vuelta. 
“Yo era bastante salvaje, estaba casi siempre jugando o recorriendo el campo. También pasaba horas cantando en una hamaca colgada en un paraíso, me sentaba mirando hacia el campo; a veces de noche algún vecino de los más cercanos me hacia coro”.
Como en los tiempos de la primaria
De ese entorno y de su familia le vino su pasión por las cosas del arte y del canto. “Mi papá trabajaba con animales y mamá, que tenia tendencia feminista, en casa, era muy buena cantora, cantaba tangos. A veces, cualquier día y en cualquier momento se abrazaban y se bailaban un vals. Él también andaba siempre cantando o silbando. Hay muchos parientes músicos que aparecían a darnos serenata o tocaban en reuniones, pero ninguno profesional”.
Cuando se terminó la escuela primaria partió para Larroque, la ciudad de María Ester de Miguel y Roberto Romani, y comenzó a cantar en el Coro del Perpetuo Socorro, donde interpretaba como solista temas folklóricos y posteriormente acompañada por el guitarrista Ricardo Elena.
“Soñaba con viajar, mi vida transcurría en un espacio bastante chico, así que decidí estudiar Turismo  y me fui a Buenos  Aires para hacer la licenciatura. Enseguida me propusieron trabajo de modelo y me gustó, además ya me había dado cuenta que lo del turismo no era lo que yo creía”.

El encuentro con el Mundo
“Con este nuevo trabajo empecé a viajar, había muchas posibilidades en ese momento. Sólo había que animarse”.
Se fue a España donde trabajó como modelo algunos años hasta que la convocaron para hacer cine junto a Antonio Banderas – actuó en películas como Trío y  Así como habían sido- con el seudónimo de Ana Vasoni.  “Me gusto ser actriz –dice -. Estudié en la Escuela Integral de Actores de Cristina Rota en Madrid. Después de 10 años empecé a sentir ganas de volver. 
De vuelta a Buenos Aires siguió con la actuación “hasta que al interpretar a una bailarina de tango en una película descubrí la magia de esa danza. A los tres meses debuté como bailarina.
“Bailé en la Orquesta Nacional  Juan de Dios Filiberto, en festivales y estuve dedicada a la docencia”. Actuó en los reductos tangueros más importantes de Buenos Aires, presentando su espectáculo denominado La Maleva  junto al maestro Germán Erijimovich en piano y Marcelo Maechelini.
Con el tiempo sintió la necesidad de volver a su antiguo amor por el canto. “A medida que perdía el entusiasmo por la actuación iba sintiendo la necesidad de volver a cantar, y empecé con el tango, en ese momento me movía en ese entorno y vivir en Buenos Aires me hizo más fácil la comprensión de este género. Fui recorriendo y conociendo los diferentes estilos y  la propia historia del tango me fue llevando a lo criollo, a los primeros repertorios de Gardel y de Nelly Omar donde están sus genes, y finalmente de Amalia de la Vega. Me encantó el refinamiento de estas canciones; me encontré como caminando entre mi propia historia cuando empecé a cantarlo.

Los nuevos viejos aires criollos
Tapa de su álbum Criolla
Escuchá "Mate amargo"

Del tango fue acercándose a esa musicalidad que seguramente había bebido en su infancia, en la colonia Talitas, entre  paraísos y espinillos. Esos aires que acariciaban su rostro cuando retozaba por el campo sobre el loma de su Picaza. Ahora canta aires criollos que se plasmaron en un disco que precisamente se llama Criolla. “Este álbum es el reflejo de una etapa de encuentro con mi esencia, de soltar esquemas y dejarme ser a través del lenguaje conocido de estos valses y milongas. Son canciones de Argentina y de Uruguay, porque creo que este género criollo esta hecho de partecitas de todos los del cono Sur, más allá de las divisiones políticas de países y provincias, por eso creo que es muy positivo rescatarlo, grabarlo y difundirlo”. Entre las interpretaciones se encuentran Mate amargo, Tristeza criolla y Milonga de dos orillas.
El destacado difusor de nuestro folclore Marcelo Simón lo caracteriza como un “fantástico trabajo, un gran modelo estético, muy bien cantado, con un repertorio que nadie aborda en estos días…” 
“Me dio mucha alegría que Marcelo Simón destacara este disco – dice Ana - porque él puede apoyar estos proyectos, y hacer que esta música llegue a tanta gente que le gusta y a tantos jóvenes que están muy entusiasmados por aprenderlo tal como es.
“Hace falta difundir toda la música – reflexiona - y dejar que el público seleccione creo, es grandiosa la variedad de estilos de artistas y de obras, y todo eso está para dar. 
Con respecto a la presencia de Entre Ríos en su repertorio explica que “cuidé que Entre Ríos estuviera presente en el cd. Estoy muy agradecida a la provincia por haberlo declarado de interés cultural, por el prólogo de Romani y a los auspiciantes. Quiero llevar a Criolla por toda la provincia porque sé que les va a gustar, ahora estoy en eso”.



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