Cada tanto alguien recuerda al que fuera, según Ricardo Rojas, el primer dramaturgo gauchesco por su obra Solané de fines de 1872. Después vendría Ricardo Gutiérrez con su Juan Moreira, Hormiga Negra y otros. En simultáneo José Hernández daría a luz el exitoso Martín Fierro pero en otro formato.
Francisco F. Fernández, Francisquillo, es uno de esos raros personajes que se deslizó por los márgenes, que anduvo por caminos tortuosos cultivando las artes de las letras y la política, una mezcla tóxica. Más aún, en política anduvo por el lado de las rebeliones jordanistas, fue opositor del mitrismo, se arrimó al roquismo y en la provincia al racedismo. Ingredientes indigeribles para los historiadores que quieren todo servido sin complicaciones: por un lado los buenos y por el otro los malos. Pero Fernández resulta inclasificable. Y para colmo escribe un drama como Solané, la épica de un bandido de los peores.
El poeta Juan Carlos Jara lo califica como un “maldito” silenciado por su oposición a la política del mitrismo que además era dueño de los medios de difusión y panegirista de la historia oficial, la que se difundía y aun se difunde.
Fernández nació en Paraná, el 1º de mayo de 1842. Toda su juventud fue atravesada por acontecimientos fundantes del país. El rosismo, el Pronunciamiento de Urquiza, el gobierno de la Confederación. Se inició en la carrera de las armas y participó de batallas definitivas para el destino del país como Cepeda (1859) y Pavón (1861).
Urquiza, seguramente en reconocimiento de su habilidad con la pluma, lo llevó de secretario secretario privado en el Palacio San José. También por esos tiempos se desempeñó como redactor de los periódicos El Porvenir y El Pueblo Entrerriano, de Gualeguaychú.
La ruptura con Urquiza
Pero hacia 1864 las relaciones con su jefe se fueron deteriorando, consigna Ana María Barreto. El apoyo de Urquiza a la candidatura a gobernador de José María Domínguez, oponiéndolo a la de Ricardo López Jordán dividió las aguas. Fernández, afín a este último, pudo presenciar la influencia del poder urquicista para favorecer a su delfín. Simultáneamente estalla otro acontecimiento que conmoverá a los entrerrianos. El bombardeo de Paysandú por parte de la escuadra brasileña y la heroica defensa de sus habitantes en donde participaron muchos entrerrianos. A raíz de ese hecho Fernández escribe un pieza teatral, La Triple Alianza, un verdadera alegato contra la intervención del Brasil, el partico Colorado del Uruguay y el gobierno de Mitre que meses después firmarían el tratado con ese nombre para atacar el Paraguay. Esta obra no pudo ser representada “a pesar de haberse anunciado el estreno en la ciudad de Concepción del Uruguay en el mes de marzo – escribe Barreto –, no se llevó a cabo. Tampoco pudieron hacerlo con posterioridad en la ciudad de Gualeguaychú. Los tiempo eran difíciles y el contenido de la obra ‘versaba sobre un tema candente y polémico’.”
La obra literaria
La obra literaria de Francisquillo comienza en los ratos libres que le deja su tarea de secretario de Urquiza. En 1864 logra representar Un ángel bueno, un ángel malo en Concepción del Uruguay.
Al año siguiente comienza con su dramaturgia de carácter histórico y da a luz El 25 de Mayo de 1810, dedicada “al héroe inmortal y al distinguido patriota (…) general D. Ricardo López Jordán”. La obra sale impresa por el diario El Porvenir de Gualeguaychú. Luego siguen varias obras más que 1881 son publicadas bajo el título Obras dramáticas, la mayoría de carácter histórico. Pero la piedra del escándalo sería La Triple Alianza, un drama anticipatorio escrito en diciembre de 1864 “referente a la diplomacia brasilera, mitrista y florista en la revolución oriental de 1864” reza en la portada impresa en 1870. Barreto escribe que anunciada la representación de la obra “un grupo de vecinos se presentó pidiendo que se prohibiera su representación porque:
‘(…) iba a causar conmoción en lo ánimos y quizá producir un sangriento conflicto (…)”. Si dudas, detrás de esos “vecinos” estaba la sugerencia del propio Urquiza.
Pronto Fernández rompería definitivamente con su mentor Urquiza para plegarse al partido jordanista. El estallido de 1870 y el consecuente asesinato del Señor de San José envolvió a la provincia en la tragedia de la invención federal y el enfrentamiento armado que tuvo a Francisquillo con la espada y la pluma en sus manos. Intervino en la primera campaña de López Jordán en 1870 y fue el enérgico redactor de El Obrero y El Obrero Nacional, periódicos de Paraná, clausurados sucesivamente por Urquiza. Tras el asesinato de éste, Fernández fue quien defendió la inocencia de López Jordán en relación con el hecho.
El drama gauchesco
Exiliado en Salto (Uruguay) tras la revolución jordanista, luego se traslada la Paraguay. En estas circunstancias da a luz su obra más importante y pionera: Solané.
Raúl H. Castagnino sostiene que “Solané, escrito en Concordia (Entre Ríos), a fines de 1872, a poco de la aparición de la Primera Parte de Martin Fierro y rotulado como "drama histórico contemporáneo" con alguna justificación, fue reeditado por el Instituto de Literatura Argentina, en 1925, precedido por un volumen complementario en el cual Ricardo Rojas estudió personalidad y obra del autor (…)”
Para Roberto Ángel Parodi, coincide con Ricardo Rojas en considerar a la obra Solané como el primer drama de temática gauchesca. “No debe olvidarse que el Juan Moreira de Eduardo Gutiérrez recién llega a las tablas, como pantomima en 1884. Y pasarán aún dos años más para que José Podestá escriba los diálogos de la pieza y l represente por primera vez en la ciudad de Chivilcoy.”
Esta obra relata las aventuras de un personaje polémico de existencia real en los pagos de Tandil, Gerónimo G. Solané, perseguido por las autoridades, de oficio curandero con el nombre de “Tata Dios” que un buen día decidió levantarse contra el gobierno y “los extranjeros son la causa de todo mal y por lo tanto hay que exterminarlos”, a los que acusaba de explotar laboralmente al gauchaje.
Pero Francisquillo no termina su actuación política con la desaparición del jordanismo. En 1876, Fernández rumbea para Buenos Aires, a propuesta de su amigo Olegario V. Andrade. El presidente Avellaneda lo designa profesor de Historia en el Colegio Nacional de Buenos Aires y luego inspector de enseñanza secundaria. Como muchos viejos jordanistas se incorpora a los comités que impulsan la candidatura a gobernador de Eduardo Racedo, representante del Roquismo en Entre Ríos.
Muere en Buenos Aires el 22 de diciembre de 1922, la que se consignó según Ricardo Rojas, con “vagos sueltos necrológicos de algunos periódicos y el silencio de otros”.
La rebelión de Tata Dios
Una crónica relata que “Al grito de ‘¡Viva la Patria!’, ‘¡Viva la Religión!’, ‘¡Mueran los gringos y los masones!’ y ‘¡Maten, siendo gringos y vascos!’, se dirigieron corriendo a la plaza central del pueblo donde se encontraba la multitud. Allí rodearon a Santiago Imberti ―un italiano que era organillero y vivía en la plaza― y lo degollaron.
“Cruzaron al galope los campos aledaños para matar a los ‘gringos’ arguyendo que atacaban a la Patria y a la Iglesia.”
La banda de forajidos continuó con la matanza de vecinos “extranjeros” y también peones de las estancias de la zona.
“En el pueblo del Tandil se preparó la persecución de Jacinto Pérez y sus gauchos, quienes permanecían apostados en la estancia de Ramón Santamarina.
“En duro combate cae abatida una decena de los seguidores de Tata Dios Solané y este es tomado preso, junto con siete de sus adeptos, por las milicias.
“Enterada de lo que estaba sucediendo, una partida policial salió a perseguir a los gauchos, matando a once y atrapando a doce. El resto pudo escapar. La partida también fue a detener a Geronimo Solané a su rancho (…)
“Cinco días después ―el 6 de enero de 1872― Gerónimo G. Solané fue asesinado en el calabozo del juzgado local.”
Biblografía:
http://es.wikipedia.org/wiki/Masacre_de_Tandil
Castagnino, Raúl H, “Lo Gauchesco en el Teatro Argentino, Antes y Después de Martin Fierro”, en http://revista-iberoamericana.pitt.edu/ Vol. XL, Núm. 87-88, Abril-Septiembre 1974
Juan Carlos Jara, Francisco F. Fernández, un entrerriano rebelde y olvidado, en http://otrabuenosaires.com.ar/francisco-f-fernandez/
Parodi, Roberto Ángel, Enciclopedia de Entre Ríos, T. V: Literatura, Arozena Editores, Paraná, 1979.
Barreto, Ana María, Francisco Fernández. La pluma de la revolución jordanista, en En tiempos de Urquiza (Luis Ángel Cerrudo, coord.), N° 1, Dunken. Bs. As. 2011.
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