Rubén I. Bourlot
El 5 de marzo de 1860 asumía el mandato el segundo presidente constitucional argentino Santiago Derqui aún en las sede de Paraná. No llegó a goberanar dos años ya que el 5 de noviembre pero de 1861 renunciaba a la presidencia luego de la polémica derrota del ejército nacional a manos de las fuerzas de la provincia rebelde de Buenos Aires.
Los dieciocho meses que gobernó el país, ahora denominado República Argentina luego de la reforma constitucional de 1860, y con la reincorporación de Buenos Aires, no le alcanzaron para salir del oscurantismo de la historia. Fue el último estertor del intento por estructurar el país dentro de los términos del federalismo.
Santiago Derqui había nacido en Córdoba a principios del siglo XIX, donde cursó todos sus estudios. Se graduó de abogado y también ejerció el periodismo. En 1835 asumió el gobierno provisorio de la provincia, tras el derrocamiento de José Vicente Reinafé acusado de haber participado del asesinato de Facundo Quiroga. Duró poco. El nuevo gobernador electo lo envió a Buenos Aires prisionero por sugerencia de Juan Manuel de Rosas.En 1839 colaboró con el gobernador federal de Corrientes Pedro Ferré, enfrentado a Rosas. Tuvo su primer contacto con Entre Ríos en 1842 cuando el unitario Carlos María Paz, en una chirinada, tomó el gobierno de la provincia y lo nombró colaborador. En 1846 gestionó el Tratado de Alcaraz entre el gobernador entrerriano Justo José de Urquiza y el correntino Joaquín Madariaga.
En 1853 fue convencional constituyente y cuando Justo José de Urquiza asumió la presidencia lo incorporó al gobierno como ministro de Justicia, Culto e Instrucción Pública y luego de Interior.
Presidente constitucional
Al terminar el mandato constitucional de Urquiza, fue elegido presidente del país que había logrado su unificación tras la batalla de Cepeda y la reforma constitucional a gusto de Buenos Aires. Lo acompañaba como vicepresidente Juan Esteban Pedernera. En apariencia contaba con los auspicios de Urquiza para sobrellevar los desmanes del gobierno de Buenos Aires encabezado por Bartolomé Mitre. Pero no fue así. Su postura en defensa de las plenas potestades del gobierno federal frente a la provincia rebelde desembocó en la batalla de Pavón. Urquiza, sin demasiadas convicciones, se hizo cargo del parte de las fuerzas de la Confederación. El resultado del enfrentamiento es conocido. Buenos Aires se quedó con un triunfo dudoso ante la capitulación de Urquiza cuando aún la caballería dirigida por López Jordán batía con éxito al enemigo. Debido a esa actitud el presidente Derqui ascendió a general a este último.
La suerte estaba echada. Alea iacta est como habría dicho Julio César al cruzar el Rubicón. Aquí el que lo cruzó fue Mitre que envió fuerzas militares para derrocar a los gobiernos provinciales. El 5 de noviembre Derqui le dejó una carta al vicepresidente Pedernera anunciándole su renuncia que no formalizó. “He llegado a convencerme –le decía- de que mi presencia al frente de la Administración Nacional se toma como un obstáculo para el arreglo de la actual situación de la República, tan dañosa ya al honor y a los intereses de ella. He resuelto, pues, separarme de ella”.Se embarcó hacia el Uruguay en el buque inglés Ardent. Días después Pedernera declaraba disuelto el gobierno de la Confederación y Mitre asumía de facto.
De su paso en la presidencia queda el sillón presidencial existente en el Museo del Bicentenario que ostenta el escudo de la Confederación Argentina. Con el tiempo se lo recordó en algunas estampillas, en los ya derogados billetes de diez australes y en una rara hoja de afeitar marca “Presidente Derqui”.
Rumbo al olvido
En el Uruguay vivió prácticamente exiliado y humildemente hasta 1863 cuando regresó a Corrientes donde vivían su mujer Modesta Cossio y Lagraña y sus hijas Josefina, Modesta y Dolores. No vivió tranquilo acá tampoco. El gobernador de la provincia lo notificó que debía ser juzgado por un viejo conflicto con el obispo de Córdoba cuando era diputado en esa provincia y volvió a refugiarse en Montevideo hasta que se resignó a pedir ayuda a Rufino Elizalde, en ese momento ministro de Mitre, para regresar a Corrientes. “Derqui está viviendo en la fonda, de limosna, y ya son muchos meses sin tener con qué pagar –le escribió Elizalde al presidente Mitre-. Dadas las cosas y los antecedentes de usted para con él, esto no puede ser, no es decoroso. Estamos predicando concordia, pero no la hacemos. Urquiza es más responsable que Derqui. La miseria en que éste vive prueba que si fue desordenado no hubo sin embargo fraude en su Administración de que se aprovechase.”
Ya en la provincia litoraleña asistió a los preparativos de la guerra de la Triple alianza contra el Paraguay. Las tropas de Francisco Solano López, que invadieron la provincia en 1865, lo tomaron prisionero por algún tiempo y le destruyeron la chacra donde vivía. Luego de la evacuación de los paraguayos lo acusaron de colaborar con el enemigo y volvió a la cárcel. La pobreza lo persiguió hasta el final.
El 5 de septiembre de 1867 moría pobre y olvidado. Como nadie se hacía cargo del funeral sus restos permanecieron varios días insepultos hasta que una moción popular logró que se le enterrase en el cementerio de Corrientes. Actualmente sus restos descansan en la Parroquia La Santísima Cruz de los Milagros, en Corrientes capital.
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