1/6/12

En la huella de Artigas (II)


Rumbo a un nuevo aniversario del Congreso del Arroyo de la China (29-6-1815) transcribimos la segunda entrega de la conferencia pronunciada por Wáshington Reyes Abadie en el Colegio Nacional del Uruguay el 11 de junio de 1983, durante las Primeras Jornadas Humanísticas organizadas por la institución educativa de Concepción del Uruguay en adhesión a los 200 años de la ciudad.


De este congreso sabemos fragmentos, los hemos pesquisado y los pesquisaron ilustres historiadores de las provincias argentinas. Entre otras el doctor Hernán Félix Gómez de Corrientes, tiempo ha. ¿Quiénes en definitiva estuvieron, si fue congreso? Estuvieron representantes de Córdoba, de Santa Fe, de la provincia Oriental, de Corrientes, sin dudas Entre Ríos. Lo sabemos por constancias que vamos a mencionar aunque la circunstancia de no existir entonces cabildos en las villas de Entre Ríos no nos dejó, como en el caso de Córdoba o Corrientes, o Misiones o Santa Fe, las actas donde se eligieron los diputados y hasta las instrucciones que se le impartieron, pero tenemos la certidumbre de que mal podía haberse realizado el Congreso de los Pueblos Libres en el Arroyo de la China sin que los hombres más importantes y preclaros del Entre Ríos naciente no estuvieran aquí representando a esos pueblos.
Creo que es un desafío para los historiadores de Entre Ríos el dirigir el interés de la indagación para ver si podemos llegar a alcanzar otras referencias que nos permitan ubicar quiénes fueron aquellos representantes en aquel primer gran Congreso de los Pueblos Libres. Y habrán observado que bonitamente he ignorado el tan cacareado Congreso del año XIII, ¿verdad? Y lo he ignorado porque, obviamente, no vamos a referirnos a lo que fue la más triste mascarada que solo sirvió para cohonestar malamente, sin dudas, los intereses del grupo oligárquico directorial porteño. Aquel congreso donde se maniobró de manera descarada para impedir que los diputados de la provincia Oriental pudieran sumarse a los votos de los diputados que respondían a la preclara conducción de San Martín, con cuya unidad podía haberse imposible la maniobra porteñista. De manera que tal congreso, que fue prácticamente en la trascendencia del devenir histórico un mero antecedente de la repetición casi a la letra de cuanta ley iban sancionando las Cortes de Cádiz, repudiada por toda América, en definitiva, ese congreso no es para quien está sintiendo la historia como un quehacer de los pueblos, una asamblea digna de ser recordada. Más bien si hay una asamblea a olvidar es aquella mascarada del año XIII. Pero la que no deberá ser olvidada y tengo la esperanza que aquí, en el Colegio del Uruguay, en Concepción, se levantará la reivindicación para que nunca jamás se le olvide, es aquel congreso rústico del Arroyo de la China, donde se reunieron convocados y elegidos directamente por los pueblos libres, los representantes dignos de la voluntad popular. Y no eran cualquier cosa los representantes. Porque ahora vamos a pasar a decir quiénes y cómo, de qué manera vinieron a ese congreso.
La convocatoria, en primer lugar, fue hecha en abril con lógica secuencia a la esperanzada actitud con que los pueblos recibieron la noticia de que al fin de la fortaleza de Buenos Aires se había arriado el escandalosos estandarte de la monarquía española y se había levantado la bandera azul y blanca que se le había oportunamente prohibido a Manuel Belgrano. Recordad, la bandera prohibida, la bandera execrada, ahora lucía en el mástil de la fortaleza como insignia de independencia y libertad. Y eso fue considerado por los pueblos del Plata como una definición categórica de que al fin se había tomado el camino que todos esperaban, más no sería así. Nuevas artimañas esperaban a los pueblos para estafar su voluntad. Pero en Concepción del Uruguay se afirmaría esa esperanza, y la convocatoria del Protector en ese clima de abril de 1815. Esa convocatoria la conservamos en originales hallados en los archivos de las Misiones. Porque este caudillo increíble no convocaba a la parte más sana o distinguida de los vecindarios a resolver en consejo de notables lo que importaba al común americano. Convocaba también a todos los vecinos sin distinción de color de piel ni condición y por eso convocaba a los vecindarios indios de los pueblos de Misiones.
Les voy a leer las notificaciones con que al pie de la convocatoria se firman en cada uno de los pueblos misioneros al haber dado recibo a la convocatoria y ponerla en ejecución. Por ejemplo: pueblo de Concepción: Manuel Cahiré, corregidos, Carlos Areñú, alcalde de primer voto, Inocencio Emburana, alcalde de segundo voto. Pueblo de Santa María de Mayorí: Eustaquio de Arecayá, corregidos, José Evaristo Aybó, regidor primero, Vicente Pérez, secretario del Cabildo. San Javier: Francisco Borja Albasariyé, corregidor, Mariano Ñandutí, alcalde de primer voto, Pascual Cuaraguá, secretario del Cabildo. Pueblo de los Santos Mártires: Ignacio Cuñariguez, corregidor, Celedonio Chaiñez, Miguel Ibayú. Pueblo de San José: Esteban Manaustí, Juan Cheque, Celedonio Mandomí, Nicolás Guaranguaí. Pueblo de San Carlos: Tomás Yripá, Ponciano Mano, Miguel Yaribú. Pueblo de Apóstoles: Miguel Ángel Gramajo, Ventura Abayá.
En todos los pueblos no está Candelaria, porque Candelaria, por el tratado celebrado con don Manuel (Belgrano) al dar término a la desgraciada campaña contra el Paraguay, y celebrado el tratado de Federación en octubre de 1811, Candelaria quedaba en jurisdicción del Paraguay.
¿Y qué les había dicho el Protector a estos pueblos? “Concluidos los negocios públicos (con fecha 29 de abril de 1815) al alto punto en que se ven es peculiar al pueblo sellar el primer paso que deben seguirse a la conclusión de las transacciones que espero formalizar. En esta virtud creo ya oportuno reunir en Arroyo de la China un congreso compuesto de los diputados de los pueblos y, para facilitar el modo de la elección tengo el honor de acompañar a usía el adjunto reglamento confiando en el esmero de su ilustre corporación que, eludiendo hasta el menor motivo de demora, al momento de recibir esta de las disposiciones competentes para que con igual actividad se proceda en ese departamento a la reunión de las asambleas electorales, encargando muy particularmente que los ciudadanos en quienes la mayoridad de votos haga recaer la elección sean inmediatamente provistos de sus credenciales y poderes y se pongan con toda prontitud en camino al indicado punto del Arroyo de la China, no siendo posible fijar otros que aminore la distancia por ser el prescripto un punto medio relativamente a los demás pueblos que deben concurrir. El orden, la buena fe y la voluntad deben caracterizar el fondo que recomiendo al celo de usía”. Y se procedió a la elección.
Conocemos la convocatoria que se hizo llega al cabildo de Corrientes, tenemos los documentos que se hicieron llegar a Córdoba y a Santa Fe. Repito: tenemos constancia documental que voy a pasar luego a leer, de la existencia naturalmente de representantes de Entre Ríos y de la provincia Oriental. El cabildo de Corrientes se reúne y elige primeros electores de diputados que son: Juan Francisco Cabral y Ángel Mariano Bedoya, el teniente Serapio Rodríguez, Juan Hernández, Bartolomé Lezcano, luego sustituido por Sebastián Almirón, y un hermano de José Artigas elegido por otra jurisdicción. Y estos, luego reunidos, van a proceder a designar nada menos que al ilustre letrado y figura de alto nivel, doctor Simón García del Cosio, como representante de la provincia de Corrientes en el Congreso de Concepción.
Sabemos de los electos por el Entre Ríos porque cuando en la autobiografía de un médico oriental que estuvo presente como uno de los diputados de la Banda Oriental, el doctor Francisco Martínez, junto a Pablo Bauzá. En la autobiografía de Francisco Martínez, este hace constar la existencia de diputados de todos los pueblos en los que enumera a los pueblos del Entre Ríos sin dar, desgraciadamente, los nombres. Podemos suponer sin embargo que no podían faltar los hombres que por entonces eran representativos de cada una de estas comunidades, tales como por ejemplo: Pancho Ramírez, Samaniego, Hereñú, Correa y algunos otros. También Santa Fe, tenemos las actas, tenemos las instrucciones que dieron a los representantes. Santa Fe elige a otra alta e importante figura, el doctor Pascual Diez de Andino que trae precisamente instrucciones para defender, fijar de una vez el sistema proclamado en esta América de su libertad e independencia, y la de cada uno de los pueblos unidos, y particularmente que se reconozca a Santa Fe como provincia independiente con todo el territorio que comprende su jurisdicción en el continente occidental del río de la Plata. 

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