Rubén I. Bourlot
El 5 de julio de 2018 nos
dejó Claudia Rosa. Rara avis esta Rosa, como una rosa negra. Una rosa que se
marchitó demasiado pronto pero dejó su sutil perfume entre quienes la
conocieron.
Como un colibrí siempre
se la veía inquieta, inasible, imparable entre recortes y libros. Siempre en la
búsqueda de las palabras bien escritas, hurgando los rincones de la literatura
regional, esa que con vocación universal tiene que “remarla” para subirse a los
escaparates de la fama metropolitana.
Claudia siempre
recorriendo territorios en sus búsquedas. En la UNER, La UADER y de pronto, en
un veloz vuelo en Alemania, o en París, o en su última morada: la Universidad
del Nordeste.
Siempre fiel a un anclaje
regional de la literatura, en su último trabajo publicado por el parisino
Cuadernos Lírico, dice: “El mal que aqueja a la literatura argentina no es la
extensión sino la apropiación de la cultura de la pampa húmeda, que alcanza la
forma de lo nacional por sobre las producciones literarias de otras regiones
del país. Un hiperprovincialismo expandido con pretensiones cosmopolitas. Y en
estas constelaciones creadas a las sombras terribles del siglo XIX, que no
terminamos nunca de invocar, aparece como contrapartida la impronta litoraleña
que todos nosotros estamos empujados a evocar.” (Alfredo Veiravé y sus paisajes
laterales). Así fue y así debe seguir siendo en alguna galaxia. Con el empuje
para llevar nuestra voces a
Claudia Rosa fue profesora de las cátedras “Semiótica” y “Procesos Culturales Argentinos y Latinoamericanos” en la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad Nacional de Entre Ríos, docente de posgrado, investigadora. Además, fue docente en la Universidad Autónoma de Entre Ríos y en la Universidad Nacional del Nordeste, en Corrientes y rectora del Instituto ETER Paraná. Se destacó en la crítica literaria y en colaboraciones fundamentales en las publicaciones de Amaro Villanueva y Arnado Calveyra, entre otras obras de la Editorial de la Universidad Nacional de Entre Ríos. Falleció en Corrientes el 5 de julio de 2018.
Sí, se marchitó rápido, vivaz, brillante, un terremoto literario…
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