Por Rubén Bourlot
Esta es la semblanza de una escuela de campo que floreció y se marchitó a lo largo del siglo XX, al compás de los vaivenes del auge y decadencia de la población rural. Es la crónica del destino de un sinnúmero de establecimientos diseminados por la provincia.
Lo que nos ocupa es la ex escuela primaria Nº 17 “Justo José de Urquiza” de colonia Las Achiras, departamento Uruguay, que fuera clausurada en 1982 por falta de matrícula.
El establecimiento fue formalmente fundado en 1904 por pedido de los vecinos encabezados por Carmelo de Urquiza, hijo del General Urquiza, quien adquiere un terreno de 5 hectáreas al vecino Antonio Piñón – propietario de un Almacén en las cercanías -, y lo ofrece en donación para levantar el edificio escolar, con la condición de que lleve el nombre de su padre. En 1905 se forma una comisión de edificación constituida por Carmelo de Urquiza, presidente, Antonio Piñón, secretario, Silverio Casse, secretario, Francisco Amarillo y Eugenio Paccot.
El terreno se localiza en un sector denominado Colonia Carmelo, aunque los vecinos continuaron llamándola Las Achiras, en el distrito Molino. Para abril de 1905 los vecinos ya habían reunido $ 1.700 en dinero y material para la construcción, y en mayo el Consejo General de Educación, presidido por Manuel Antequeda, resuelve el llamado a licitación que se adjudica la firma Domingo D'Affarra y Cía de Concepción del Uruguay, con un presupuesto de $ 5.750.
La obra comienza en agosto de 1905 y finaliza en abril de 1906. Se trata de un edificio con dos aulas y habitaciones para los maestros. El frente recuerda a la Casa de Tucumán con su puerta de estilo colonial y las columnas simuladas a sus costados.
En los primeros años concurrían unos 120 alumnos, lo que da una idea de la importancia de la iniciativa. Para atender a los niños se nombra directora a Emilia Micheli, que renuncia pocos meses después y es sustituida por Ana Otero.
Pero no todo termina felizmente, ya que en diciembre de 1906 un ciclón destruye parte del edificio: vuela el techo del aula y lo arroja a unos 10 metros de distancia, se caen algunas partes de las paredes y se aflojan los techos de las habitaciones del frente. Nuevamente los vecinos inician penosas gestiones para la reconstrucción que culmina a fines de 1907. En tanto las clases se dictaban en la galería que había conservado su cubierta intacta.
También en la escuela funcionaba la biblioteca popular Bernardino Rivadavia.
A lo largo de su casi ochenta años de existencia, entre las docentes que dirigieron el establecimiento durante varios años se cuentan María Plazaola, Delia Capurro de Addy y Sara de la Cruz.
Hoy el noble edificio escolar permanece en pie a modo de mudo testigo de nuestro pasado.
Esta es la semblanza de una escuela de campo que floreció y se marchitó a lo largo del siglo XX, al compás de los vaivenes del auge y decadencia de la población rural. Es la crónica del destino de un sinnúmero de establecimientos diseminados por la provincia.
Lo que nos ocupa es la ex escuela primaria Nº 17 “Justo José de Urquiza” de colonia Las Achiras, departamento Uruguay, que fuera clausurada en 1982 por falta de matrícula.
El establecimiento fue formalmente fundado en 1904 por pedido de los vecinos encabezados por Carmelo de Urquiza, hijo del General Urquiza, quien adquiere un terreno de 5 hectáreas al vecino Antonio Piñón – propietario de un Almacén en las cercanías -, y lo ofrece en donación para levantar el edificio escolar, con la condición de que lleve el nombre de su padre. En 1905 se forma una comisión de edificación constituida por Carmelo de Urquiza, presidente, Antonio Piñón, secretario, Silverio Casse, secretario, Francisco Amarillo y Eugenio Paccot.
El terreno se localiza en un sector denominado Colonia Carmelo, aunque los vecinos continuaron llamándola Las Achiras, en el distrito Molino. Para abril de 1905 los vecinos ya habían reunido $ 1.700 en dinero y material para la construcción, y en mayo el Consejo General de Educación, presidido por Manuel Antequeda, resuelve el llamado a licitación que se adjudica la firma Domingo D'Affarra y Cía de Concepción del Uruguay, con un presupuesto de $ 5.750.
La obra comienza en agosto de 1905 y finaliza en abril de 1906. Se trata de un edificio con dos aulas y habitaciones para los maestros. El frente recuerda a la Casa de Tucumán con su puerta de estilo colonial y las columnas simuladas a sus costados.
En los primeros años concurrían unos 120 alumnos, lo que da una idea de la importancia de la iniciativa. Para atender a los niños se nombra directora a Emilia Micheli, que renuncia pocos meses después y es sustituida por Ana Otero.
Pero no todo termina felizmente, ya que en diciembre de 1906 un ciclón destruye parte del edificio: vuela el techo del aula y lo arroja a unos 10 metros de distancia, se caen algunas partes de las paredes y se aflojan los techos de las habitaciones del frente. Nuevamente los vecinos inician penosas gestiones para la reconstrucción que culmina a fines de 1907. En tanto las clases se dictaban en la galería que había conservado su cubierta intacta.
También en la escuela funcionaba la biblioteca popular Bernardino Rivadavia.
A lo largo de su casi ochenta años de existencia, entre las docentes que dirigieron el establecimiento durante varios años se cuentan María Plazaola, Delia Capurro de Addy y Sara de la Cruz.
Hoy el noble edificio escolar permanece en pie a modo de mudo testigo de nuestro pasado.