20/6/24

La bandera flameó por primera vez en suelo entrerriano

Rubén I. Bourlot

 

La historia del primer monumento en homenaje a la bandera y a su creador Manuel Belgrano devela un hecho opacado hoy por el majestuoso monumento levantado en Rosario.


La historia del homenaje a la bandera nacional y a su creador, a través de un monumento conmemorativo, siempre estuvo plagado de contratiempos, falta de presupuesto, proyectos frustrados y debates artísticos, arquitectónicos e historiográficos. La primera iniciativa nació en Rosario en 1872, al cumplirse los 60 años de su creación. Fue un proyecto ejecutado por el ingeniero municipal, de origen genovés, Nicolás Grondona. Su propuesta consistía en levantar dos pirámides, una de mayor importancia en las barrancas de la ciudad donde se había emplazado la batería “Libertad” y la otra en la isla del Espinillo (hoy territorio entrerriano), en el sitio donde estuvo ubicada la batería “Independencia”.

A pesar de su complejidad, la pirámide de la isla fue la única que se construyó. De forma “egipcia”, con materiales sencillos, revocada y blanqueada, tenía 9,5 varas de altura. En sus frentes estaban inscriptas en números azules las cuatro fechas que se consideraban más importantes para nuestra historia: 1810, 1812, 1816 y 1853. En el frente principal llevaba una lápida de mármol con la inscripción: “Aquí existía la batería ´Independencia’, donde se enarboló por primera vez la Bandera Nacional Argentina el día 27 de febrero de 1812 a las 6 y media de la tarde. La Patria perpetúa este glorioso recuerdo con este monumento, 27 de febrero de 1873”. Sin embargo, duró muy poco tiempo, la gran crecida del Paraná de 1878 no dejó rastros de ella.

La pirámide en la barranca de la ciudad, era la segunda parte del proyecto que debía levantarse mediante suscripciones en todo el país.

El monumento en suelo entrerriano

Con el apoyo de varios vecinos, se logró levantar el primer monumento a la bandera en Argentina. Se instaló en la isla, enfrente de la ciudad, lugar donde se había emplazado en 1812 la Batería de la Independencia. Este monumento de forma egipcia era un obelisco de 7,5 m. de altura con una base de 1,5 m., se componía de dos pedestales. Uno superior, revocado y blanqueado, y en sus cuatro frentes, llevaban inscriptas en azul las fechas más consideradas de la historia argentina: 1810 (Revolución de Mayo), 1812 (creación de la Bandera), 1816 (Independencia) y 1853 (sanción de la Constitución Nacional). El inferior, estaba revestido en tres frentes con baldosas y el cuarto llevaba una placa de mármol inscripta con letras de relieve: “Aquí existía la batería Independencia donde se enarboló por primera vez la Bandera Nacional Argentina, el 27 de febrero de 1812 a las 6 y media de la tarde. La Patria perpetúa este glorioso recuerdo con este monumento. 27 de febrero de 1873”. La pirámide estaba rodeada por una cadena, sujeta por nueve postes de hierro en forma de cañón, en alusión a la batería. En esos postes estaban los nombres de San Martín, Belgrano, Viamonte, Alvear, Lavalle, Brown, Balcarce y Lamadrid. La influencia de Bartolomé Mitre, con su biografía de Belgrano publicada en 1857, fue central en este homenaje y en la inclusión de los militares defensores del centralismo porteño, como Balcarce, que había incendiado a la Villa del Rosario en 1819.

Detalles

El costo del monumento fue de $1.470,68 y las donaciones llegaron a los $751. Por esto, los encargados de su construcción, marmoleros, grabadores, herreros y albañiles también italianos ligados a la masonería, donaron su trabajo y materiales. Lamentablemente, esta pirámide se derrumbó en 1878 por una creciente del Paraná. La prensa señalaba un error técnico en la ubicación, pero valoraba los propósitos “patrióticos” de los constructores con la tierra adoptiva, al destacar su historia y legitimar su símbolo nacional como nadie lo había hecho antes. El monumento en la ciudad no llegó a levantarse por falta de fondos y de apoyo del gobierno nacional que -bajo la presidencia de Sarmiento- alimentaba el proyecto de Mitre de instalar un monumento a Belgrano en Buenos Aires.


9/6/24

De periódicos y periodistas

 Rubén I. Bourlot


El primer periódico nacional de la etapa independentista de la Argentina fue la Gazeta de Buenos Ayres, fundada por la Junta provisional de Gobierno el 7 de junio de 1810. Por ese motivo en 1938, durante el Primer Congreso Nacional de Periodistas celebrado en la provincia de Córdoba, se tomó la fecha para fijar el Día de los trabajadores de la prensa.

Por un equívoco, que seguramente nace de ese congreso, se asocia ese primigenio periódico a la figura de Mariano Moreno. Y lo que se repetía cada año hoy se multiplica exponencialmente por las redes sociales. Lo cierto es que el jacobino fogoso no fundó La Gazeta de Buenos Ayres ni fue propiamente un periodista. Lo fundó la Junta que puso a su frente a Manuel Alberti. El decreto del 1 de junio disponía que “salga a la luz un nuevo periódico semanal con el título de Gazeta de Buenos Ayres”.

Moreno sí aportó algunos artículos como lo hicieron otros colaboradores. El 21 de junio apareció su primera publicación, “Sobre la libertad de escribir”, donde sostiene que “si se oponen restricciones al discurso, vegetará el espíritu como la materia; y el error, la mentira, la preocupación, el fanatismo y el embrutecimiento, harán la divisa de los pueblos, y causarán para siempre su abatimiento, su ruina y su miseria”.

Pero su participación fue breve ya que a fines de enero de 1811 partió hacia Londres enviado en misión oficial y murió en el viaje, en circunstancias poco claras, el 4 de marzo de ese año. La Gazeta siguió circulando hasta 1821. Años después Bartolomé Mitre escribió su versión de la historia argentina y moldeó a los protagonistas a su gusto. A Moreno le tocó el papel de periodista fundador.

Otra inexactitud es otorgarle el carácter de periodismo independiente a la Gazeta y a los escribas que publicaban en sus páginas. El periódico era un órgano oficial del gobierno revolucionario que tenía por objeto difundir el pensamiento de sus protagonistas y la propaganda del gobierno, además de la publicación de leyes y decretos.

 

POR TIERRAS ENTRERRIANAS

Dos periódicos entrerrianos pioneros hicieron su aparición en junio, alrededor de esa fecha simbólica que reconoce la labor del periodismo.

El 2 de junio de 1842 apareció El Federal Entrerriano dirigido por José Ruperto Pérez. Contó sin dudas con el auspicio del gobierno recién asumido de Justo José de Urquiza.

No fue el primer periódico de la provincia pero hacía muchos años que carecía de un medio de comunicación. Hasta lo que se sabe el primer medio escrito de la provincia fue la Gaceta Federal, publicada en 1819 por la imprenta que trajo el chileno José Miguel Carrera y se la ofreció a Francisco Ramírez que había roto lanzas con José Artigas y fundó la República de Entre Ríos. No se conservan ejemplares de esa primitiva hoja. Tras la muerte de Ramírez, con la imprenta en poder del gobernador Lucio Mansilla, en 1821 se editó El Correo Ministerial del Paraná, redactado por Pedro José Agrelo y Domingo de Oro, para desaparecer en 1825. En 1827 apareció El Grito Entre-Riano, de corta duración y hasta 1840 no hubo periódicos. En ese año se editaron El Sentimiento Entrerriano y El Correo también efímeros.

El Federal Entrerriano comenzó a circular en 1842 y permaneció durante una década dirigido por Pérez acompañado por un caracterizado grupo de colaboradores: Severo González, Marcos Sastre, Nicanor Molinas, Juan Francisco Seguí, Manuel Leiva y Ángel Donado.

Sobre el periódico escribe Miguel Ángel Andreetto (El periodismo en Entre Ríos): “La información de sus páginas era variada, y además ofrecía, en lo que corría del siglo, notas que no dejaban de ser curiosas. Entre otras noticias y comentarios, podemos citar la invasión de (José María) Paz, la batalla de Arroyo Grande, librada entre efectivos de (Manuel) Oribe y (Fructuoso) Rivera y una operación censal cumplida en 1849, que daba cuenta de que la población de Entre Ríos alcanzaba a 47.668 habitantes, de los cuales 5.000 corresponden a Paraná y 2.578 a Concepción del Uruguay (...).

“El periódico, que aparecía los jueves, incluía en sus ediciones los cielitos, composiciones poéticas cargadas de intencionalidad política, que llegaron a convertirse en habituales, actitud que -desde cierta perspectiva- resultaba explicable, por los sucesos propios de la época (...).”

 

LA  VOZ DE LA ORGANIZACIÓN NACIONAL

En 1851 corrían nuevos aires en la provincia, aires de rebelión. El 1 de mayo Urquiza había proclamado el conocido “Pronunciamiento” contra Juan Manuel de Rosas y el 3 de febrero de 1852 protagonizó el enfrentamiento definitivo en Caseros que culminó con el derrumbe de la era rosista. La ruptura hizo insostenible la continuidad de un periódico que era vocero de régimen federal bajo el influjo del Restaurador.

Tras el cese de El Federal Entrerriano fue reemplazado brevemente por El Iris Argentino y el 12 de junio de 1852 por La Voz del Pueblo, también dirigido por Ruperto Pérez acompañado en la redacción por Marcos Sastre que tampoco tuvo larga vida. Ambos hojas fueron cerradas tras las reprimendas de Urquiza por la publicación de artículos críticos.

Pronto apareció para llenar el vacío El Nacional Argentino, vocero de la organización nacional y del primer gobierno constitucional de Justo José de Urquiza en tiempos de la capital en Paraná.

Al respecto Andreetto escribe: “Nuevos vientos habían comenzado a soplar en la atmósfera política, en todo el territorio de la Nación, después de la victoria en Caseros. Por eso, no se encontraba lejana la posibilidad de apertura de otra época. En el fondo era ya inocultable el imperioso clamor por lograr la definitiva organización de las instituciones básicas de la vida republicana. El orden, la paz, el espíritu de convivencia, exigían ahora su espacio, superado el aquietamiento de las pasiones, con todo un mundo de anhelos y de justificada trascendencia integral.”

Como se observa en estos ejemplos de medios de comunicación, en ninguno había un ejercicio del periodismo independiente, de la sana crítica a los poderes de turno. Al contrario, la mayoría respondían a los gobiernos de turno. Eran voceros gubernamentales. Rara vez aparecía un medio que sacudía la modorra como fueron los efímeros y furibundos periódicos que publicaba el cura Francisco de Paula Castañeda (El Despertador Teofilantrópico Místico Político, El Desengañador Gauchipolítico y El Amigo de Dios y de los Hombres, entre otros).

En nuestra provincia sí tenemos un hecho que bien podría tomarse para homenajear al periodismo que sostenía la llama de la información verdadera y la opinión imparcial. Se trata del asesinato del carrero Julio Modesto Gaillard el 11 de enero de 1907 cuando trasportaba la imprenta del periodista Antonio Ciapuscio empecinado en continuar con la edición, en Villaguay, de El Pueblo, convertido en un insoportable tábano para los poderosos.


2/6/24

Tapa a rosca degollable

 https://mendozantigua.blogspot.com/2024/06/la-tapa-rosca-degollable-un-invento.html?m=1

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