28/9/17

Entrevista a Miguel Pepe

Ricardo Cesar Bazan*

En Concepción del Uruguay, en el Día de la  Cooperación, entrevistamos a Miguel Pepe, un destacado cooperativista, luego de que pronunciara unas palabras en el almuerzo que se llevó a cabo en tan emotivo día.

Dijo entre otras cosas:
“Creo que me eligieron por ser el más viejo de toda esta reunión, es una cuestión exclusivamente de edad y de suerte de haber llegado a los 83 años todavía con ganas de conversar (...)
“La cooperación me dio…, las cooperativas me dieron, me enriquecieron con una cantidad de amigos que están acá presentes y otros a los cuales quiero recordar como pioneros del movimiento en Concepción del Uruguay. Y me acuerdo de Don Juan Balcechi que fue el que nos acompañó para la organización de hace 50 años de la cooperativa C.O.P.U.L. (Cooperativa de Obras Públicas Uruguay Limitada) y que también intervino en la creación de Río Uruguay. Es una figura que doblemente debe ser recordada  por nosotros. Recuerdo también a Roberto Uncal, que fue un hombre que se fue muy joven y que hubiera hecho una carrera maravillosa dentro de la cooperación. Lo ha recuerdo a  Fernández Canavesi con gran cariño porque fue un gran amigo que me enriqueció mi vida, y mi vida fue enriquecida por todos los camaradas, todos los compañeros que he tenido en toda la provincia en este movimiento que es un movimiento maravilloso, el movimiento de la solidaridad, el movimiento que nace con la fuerza con que nacen las hermosas ideas, es una idea como la del cristianismo la que nos une a todos, la que no hace diferencia entre los hombres (...).”
Luego de su discurso, todavía muy emocionado, le realicé la siguiente entrevista:

RB ¿Cuándo nació Miguel?
MP: Yo nací el 10 de agosto de 1925 bajo la presidencia de Marcelo T. de Alvear.

RB ¿Cuándo se acerca al cooperativismo?
MP: Me acerqué al cooperativismo en el año ‘48 en La Plata. Yo estudiaba en la Facultad de Humanidades, y en el ‘48 me afilié al Partido Socialista y teníamos un centro donde venían oradores como Carlos Sánchez Viamonte, Alfredo Palacios, Mario Bravo, una cantidad de gente con una cultura enorme, y todos planteaban que la solución ante el capitalismo era la de la cooperativa, donde nos explicaban que la cooperativa trata no solamente del problema de  la justicia social sino de la libertad, de las dos cosas juntas que son tan difíciles de unir. Hay países que parece que hubieran logrado la justicia como fue la Unión Soviética o como fue Cuba, pero no tienen libertad, y hay otros países con gran libertad que no tienen justicia social.

RB ¿Y cómo es que funda C.O.P.U.L.?
MP: Bueno, C.O.P.U.L. se funda porque acá en Concepción del Uruguay el Intendente en ese momento que era el Dr. (Juan) Lacaba se encontró que la municipalidad no estaba en condiciones de hacer obras públicas, entonces no tenían dinero tampoco para llamar a licitaciones para agua potable, cloacas y pavimento y se conectó con un dirigente sindical que era Don Juan Balcechi con el cual teníamos contacto nosotros.
 
RB ¿El manco Balcechi?
MP: El manco Balcechi, que nos ayudó y dijo aquí lo que hay que formar es una cooperativa y se llamó al Dr. Roberto Uncal que era un teórico, un abogado joven, que tenía mucho conocimiento del movimiento cooperativo.
 
Miguel Pepe es agrimensor, docente, y destacado cooperativista; es socio fundador y ex consejero de C.O.P.U.L. Cooperativa de Obras Públicas Uruguay Ltda., y fue consejero de Río Uruguay Cooperativa de Seguros Ltda. hasta 2005.
Ejerció la docencia a nivel Universitario hasta 1987 y fue Decano de la Universidad Tecnológica Delegación Concepción del Uruguay hasta 1987.

*Tec. Sup. en  Cooperativismo – Periodista- Investigador.

7/9/17

Las huellas de Francisco*

Por Rubén Bourlot

Aún no era Francisco. Tal vez ni soñaba con serlo. El joven y futuro curita al que llamarían padre Jorge, docente en el Colegio de la Inmaculada de Santa Fe, un día de 1965 se arrimó a Paraná, el pago de sus abuelos.
Bergoglio en La Inmaculada
Jorge Bergoglio era el “maestrillo” del colegio jesuita que impartía clases de filosofía y literatura a los alumnos del secundario, era "el profe Carucha". Estuvo en esa ciudad entre 1964 y 1965. Solo dos años pero dejó su sello. 
En ese 1965, durante sus clases de literatura el padre Jorge desafió a sus alumnos del último año para que escribieran cuentos con un resultado tan auspicioso que merecieron su publicación agrupados en un libro. No solo eso. Consiguió que la obrita fuera prologada por el ya afamado Jorge Luis Borges. Nada menos.
Las amarillentas páginas de los diarios de Santa Fe y Paraná informan sobre la presentación del libro “Cuentos originales” editados por el sello local Catellví. Una selección de cuentos de ocho alumnos de Santa Fe y del entrerriano Sereno Oscar Grassi.
Borges escribió en el citado prólogo “Es verosímil que alguno de los ocho escritores que aquí se inician llegue a la fama, y entonces los bibliófilos buscarán este breve volumen en busca de tal o cual firma que no me atrevo a profetizar”.
La presentación en la capital santafesina se llevó a cabo el 15 de noviembre de 1965 en el Colegio de la Inmaculada con la presencia de autoridades provinciales, de la institución, Leoncio Gianello y el propio Bergoglio. 

Una carta
Días después, el padre Bergoglio dirige una carta al director de El Diario de Paraná, Arturo J. Etechevehere, para solicitarle la publicación de la “crítica efectuada por la afamada poetiza entrerriana Sofía Acosta (…)”
El libro, explica Bergoglio, “es una compilación de cuentos escritos por alumnos de dicho colegio. Todos ellos cuentan con 17 años de edad y esta publicación es la culminación de un esfuerzo realizado íntimamente entre el claustro de profesores y los alumnos (…)”
Esta carta junto con la crítica de Acosta la publica el periódico el 5 de diciembre. 

El padre Jorge en Paraná
Pero no quedaría así la historia de este libro. Como el propio Bergolglio lo menciona, llegó a ser un Best-seller en Santa Fe, y ese éxito debía traspasar el río, y tal vez fue un compromiso porque uno de los autores era de Paraná. Así, el 18 de diciembre se llevó a cabo la presentación de la obra en el Ateneo “Luis L. Etchevehere”. Para referirse al libro habló la profesora Sofía Acosta y luego Jorge Bergoglio agradeció al Colegio de la Inmaculada Concepción por el esfuerzo de auspiciar el acto. Finalmente Rosita Perino leyó uno de los cuentos.
La presencia del futuro Francisco pasó casi inadvertida. Solo El Diario de Paraná lo nombra. Pero no hay dudas que su visita fue una vuelta al hogar de sus abuelos y de su padre Mario. Escribe una autora sobre esta familia inmigrantes piamonteses, “en Paraná, en la provincia de Entre Ríos, los tres hermanos de Giovanni habían comenzado una modesta empresa de pavimentación que, en poco tiempo, les había permitido comprarse un edificio entero; el único de la ciudad con ascensor.
“El «sueño americano» de la familia, sin embargo, duró poco: la crisis de 1932 se tragó la empresa y los ahorros de toda una vida. Giovanni y Mario lo habían dejado todo y habían recomenzado de cero en Buenos Aires.”(1) 
Aún en Paraná permanece orgulloso este bello edificio conocido como “Palacio Bergoglio”.

Los autores
El libro reúne cuentos de ocho alumnos del quinto año: Rogelio Pfirter (hijo), Carlos Ghiara, Julio César de la Torre, Julio Orlando Peña, José Hernán Cibils, Ubaldo Pérez, Jorge Milia y el parananense Sereno Oscar Grassi con los cuentos “El Viaje”, “El Reto” y “La Enferma”. Sobre el último autor la profesora Sofía Acosta considera que sus cuentos “son técnica y argumentalmente, los mejores entre los catorce de Cuentos originales”. El trabajo era la conclusión de las actividades impulsadas por Bergoglio en su cátedra de literatura que incluían “cursillos” con la presencia de destacados autores como el propio Borges, María Esther de Miguel y María Esther Vázquez.
¿Y qué fue de estas jóvenes promesas? Rastreando un poco nos encontramos que Sereno Oscar Grassi, que llegó a ser un actor profesional en Washington, según lo testimonio la autora citada más arriba, está dedicado a negocios gastronómicos. 
Rogelio Pfirter se recibió de abogado y siguió la carrera diplomática. Fue director general de la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPAQ), Director de la Agencia Espacial Argentina (CONAE) y embajador ante el Reino Unido de Gran Bretaña entre  1995 y 2000.
José Hernán Cibils se recibió de Licenciado en Ciencias Políticas y luego se inclinó por los estudios musicales consagrándose como compositor: unas de sus obras, "Pieza para orquesta", fue estrenada en 1985 por la Orquesta Sinfónica de Mendoza, dirigida por Luis Gorelik.
El papa Francisco junta a Yayo Grassi
Jorge Milia, periodista, escritor, poeta. Fue corresponsal militar ante la ONU. Colaboró en distintos medios del país.
Carlos Ghiara, empresario dedicado al turismo en Santa Fe.
Julio César de la Torre, radicado en Venezuela con varios premios en el rubro Ensayo. Su investigación "Algunas constantes estéticas en la narrativa de Vladimir Nabokov" fue distinguido con el primer premio en el VIII Concurso Anual de Literatura (Año 2000), de la Universidad Central de Venezuela.
Ubaldo Pérez se encuentra radicado en Alemania, profesor, filósofo, escritor y cantor de tangos. 
Julio Orlando Peña se dedica a la paleontología en el Museo de Ciencias Naturales de Paraná y ha escrito artículos de divulgación referidos a su especialidad.

(1) Lucia Capuzzi, Rosa de los dos mundos La historia de la abuela del Papa Francisco.

Fuentes y bibliografía:
El Diario, Paraná, 5, 17, 18 y 19 de diciembre de 1965.
El Litoral, Santa Fe, 19 de noviembre de 1965.
Lucia Capuzzi, Rosa de los dos mundos La historia de la abuela del Papa Francisco, Palabra, 2015.
Publicaciones varias del Colegio de la Inmaculada de Santa Fe.

*Publicado originalmente en la revista Orillas.

3/9/17

Tesoros, entierros y tapados*

Por Rubén Bourlot 

En el norte de la provincia desde siempre circulan leyendas acerca de tesoros enterrados. Y dicen que la gente solía recorrer los campos, pala en mano, en la búsqueda de su salvación. Con las mismas ilusiones de los que jugaban una tarjeta del Prode o la Lotería, y hoy se entusiasman con el pozo acumulado del Quini 6. 
Tal vez muy pocos hayan encontrado algo de valor, o al menos no lo difunden. Pero no es aventurado suponer que esos entierros existieron. Hasta hoy es una costumbre de muchos que no confían en los bancos, guardar sus riquezas en sitios bajo tierra.
Desde muy antiguo, desde tiempos de la colonia, las personas que acumulaban valores como joyas, oro o dinero lo ocultaban en lugares insólitos, ante la falta de entidades bancarias o cajas de seguridad.  Y muchas veces sucedía que por diversos motivos los propietarios abandonaban el lugar, fallecían sin develar el secreto, y el “entierro” quedaba oculto para siempre. 

Luces buenas y malas
En Corrientes se cuenta que muchos estancieros dejaban escondidos sus bienes en el campo y con el tiempo empezaba a circular leyendas acerca de luces que se desprendían del lugar. Si esas luces o resplandores nocturnos eran de color rojizo se trataba de oro, y si eran blancos significaba un tesoro de plata. También entre las tejas de viejas casonas solían ocultar fortunas. Cuenta la tradición que sólo se podía hallar el tesoro en la oscuridad de la noche, y si el buscador demostraba excesiva codicia, el tesoro cambiaba mágicamente de lugar, oculto tras una cortina de humo. Más aún, el lugar solía estar protegido por fantasmas o espectros que se desplazan produciendo amenazante sonidos metálicos. 
Suelto aparecido en el diario Democracia de Concordia
el 9 de enero de 1943
Durante la Guerra contra el Paraguay, entre 1865 y 1870, se dice que los propietarios se alejaban del conflicto no sin antes enterrar sus su bienes en el campo.
Otra historia de Corrientes afirma que en la actual colonia Mota y Piedritas, atrás de un enorme de ombú, casi todas las noches aparecía una luz brillante y extraña.
Un hombre que vivía en la zona estaba muy preocupado y extrañado a la vez por este hecho, por lo que decidió una noche, no sin temor, acercarse a dicha planta para así averiguar de qué se trataba. Los vecinos le habían contado tantas historias al respecto sobre la “luz mala” o un “ánima en Pena”.
Esa noche se dispuso a buscar la misteriosa luz, pero la luz parecía alejarse de él cuando este se acercaba. Varias noches el hombre perdió el sueño en su tenaz búsqueda, pero la luz parecía empecinada en desaparecer sin más ni más.
Hasta que recordó lo que alguna vez contara una anciana, sobre los famosos “entierros”.
El hombre llamó a otros vecinos para que lo ayudara y palas en manos fueron en busca de lo que podría ser un gran tesoro.
Cavaron detrás, al costado, al frente del ombú hasta que una de las palas tocó algo macizo, que no era una piedra precisamente. Se trataba de un cajón. Temerosos lo abrieron. No se sabe si contenía algo de valor o sólo baratijas, porque ninguno develó lo que habían hallado. Pero dicen los vecinos que todos continuaron su vida con una permanente expresión de felicidad. Vaya a saber.

Los “tapados” del Noroeste
En el Noroeste son de particular fama las leyendas sobre “tapados”. El investigador y escritor Félix Coluccio señala que "hay tapados que se han hecho famosos como el de Casas Blancas, cerca de Cafayate; el de El Zorrito en la Quebrada de las Conchas; el de Pirgua, en Pampa Grande; el de Las Flechas, en San Carlos y Molinos. (Tobías) Rosemberg afirma que en el Tucumán actual aún se habla de la Laguna del Tesoro, del Tapado de Quiroga o de Las Lomas de Monte Rico. Con posterioridad, cuando las monedas de plata -bolivianas, quintos y chirolas - circulaban en el Norte sin restricciones, también se hacían tapados en pequeña escala, en localidades apartadas de los centros poblacionales" 
Un cuento de Juan Carlos Dávalos relata la historia de un hombre que vivía en la trastienda de un viejo negocio donde era empleado. Cuando se acostaba, agotado por las tareas diarias, observaba que del cielorraso pendía una cola de gato, ya reseca por el paso del tiempo. Todos los días se decía: "mañana voy aponer la escalera para ver lo que es..." Pero nunca era el día, y fueron pasando las jornadas y los años hasta que murió el propietario. El empleado tuvo que dejar su habitación. Los nuevos dueños del lugar se aprestaron a limpiar y lo primero que hicieron fue tirar de la desagradable cola de gato, con la ayuda del empleado holgazán. Al  arrancar la cola empezaron a caer monedas de oro hasta formar un pequeño tesoro. El propietario le entregó al ayudante una de esas monedas a modo de propina. 
En Santa Fe, Ricardo Kaufmann cuenta en su libro La muerte del Conde, la historia trágica del conde de  Tessieres, uno de los fundadores de la colonia Cayastá. No viene al caso relatar el crimen pero sí nos interesan las historias que se tejieron acerca del tesoro que dejó oculto, de rumores que circulaban por los boliches de la zona y de los varios intentos de búsquedas infructuosas. 
También tras la expulsión de la Compañía de Jesús hacia 1767 se difundieron leyendas sobre los tesoros ocultos por los padres de la Compañía. Un de las versiones fue la que divulgó Lina Beck-Bernard, en su libro La Confederación Argentina. Relata que en el antiguo convento jesuita, luego ocupado por los mercedarios, en la ciudad de Santa Fe, hacia 1858 arribaron dos jóvenes suizos para buscar un tesoro. Provistos de un viejo plano que indicaban el sitio donde se hallarían las joyas de los jesuitas, pidieron permiso al cura al cargo del convento para explorar, pero el religioso les negó el permiso. Retirados los jóvenes, el mismo cura intentó infructuosamente hallar el tesoro. 

El tesoro de la columna 
En 1906, en Concordia, el intendente de ese momento, Juan Salduna decidió demoler una vieja columna de la plaza 25 de Mayo. La misma había servido para sostener un busto de Urquiza, hacía tiempo ya destruido por lo que no cumplía ninguna función. En la ciudad se había desatado el debate y empezó a circular el rumor que debajo de su base  se ocultaba un tesoro. Decían “hay allí bolivianos que da gusto, y cosas raras como para formar un Museo”.
 Lo único que se encontró fueron dos tubos de plomo, relata una crónica del diario El Litoral, “entre los que se hallaron pedazos de cintas y restos de moños, cuyos colores no se pueden distinguir por estar completamente deteriorados”.
Uno de los tubos guardaba los antecedentes de la erección de la pirámide, en 1850. El otro, un rollo de papeles, casi totalmente destruidos, pero en los que se advertía la siguiente inscripción: “Viva la Confederación Argentina. Mueran los Enemigos de la Organización Nacional”, y una fecha: “Mayo 24 de 1851”, Para el historiador Antonio P. Castro, este sería primer monumento a Urquiza en el país. En cuanto al tesoro, nada se encontró.

Entierros en La Paz
Julio  Oscar Blanche, historiador de La Paz, cuenta que “desde chico escuché estos casos de tesoros enterrados, especialmente en el distrito de Tacuaras; uno que me contaron fue en el paraje de Ramblones. Se decía entonces que mi cuñado Armando Zaffi, que tenía un almacén en el lugar, se enteró que uno de sus parroquianos había encontrado un entierro y lo extorsionó con contarle a la policía y le sacó la mitad del mismo, y que después lo perdió todo jugando al póker. En 1979 yo vine a La Paz de turista – continúa Blanche -  y se comentaba que en la zona de San Víctor (Feliciano), mientras se estaba trabajando para hacer una especie de represa para juntar el agua del arroyo Las Mulas destinada a una arrocera, habían encontrado un tesoro enterrado. Varios años después un amigo que me llevaba en su coche me mostró donde lo habían encontrado. Nada de esto puedo asegurar que sea cierto.” 
Noticia aparecida en El Diario de Paraná
el 9 de enero de 1943
Pero no todo es leyenda, alguna vez algo se halló, salió a la luz, y no fue precisamente la “luz mala”. En 1943, una pequeña noticia aparecida en El Diario de Paraná informaba sobre el hallazgo de un tesoro en el campo Los Baguales, en el departamento La Paz. La propiedad pertenecía a Walterio Skirlin, un inglés radicado en la zona. La crónica relata que “un peón mientras se hallaba ocupado en hacer una excavación halló un pequeño tesoro. El peón hundió el pico que empuñaba, en una botija de barro, cuya construcción se hace elevar a más de cien años, que se encontraba enterrada a más de dos metros y medio del nivel de tierra, haciendo saltar unas cuantas monedas de plata y oro de gran tamaño. Hecho el recuento de las mismas se estableció que la botija contenía tres mil monedas de plata y cien de oro.” No sabemos el destino que tuvo el tesoro y qué parte le habrá tocado al peón.

Bibliografía:
Ricardo Kaufmann, La muerte del Conde, Santa Fe, 1982.
http://www.corrientesaldia.info/es/articulo/89258/Los-Entierros
http://efamocovi.escribirte.com.ar/1218/el-entierro.htm
 http://www.delaconcordia.com.ar/1906_Demolicion_de_la_columna.htm
Testimonio de Julio  Oscar Blanche, La Paz, 15-9-14
La cola del gato, cuento de Juan Carlos Dávalos
*Publicado originalmente en la revista Orillas.
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