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8/9/25

La plaga bíblica de la langosta

 Rubén I. Bourlot
 
El 9 de septiembre de 1947 la plaga de la langosta seguía siendo noticia según consigna en una noticia El Diario de Paraná. Informaba sobre la actuación de la Junta Autónoma de Lucha contra la Langosta que daba cuenta de “las zonas que se encuentran invadidas de mangas de langosta voladora y que son combatidas con espolvoreo de tóxico (…)”. Entre las zonas “visitadas” por las mangas se encontraban Galarza, Arroyo Barú, Alcaraz, Feliciano, colonia Avigdor, entre otros lugares de la provincia.
Retomando la historia, nos vamos a diciembre de 1850 cuando una disposición del gobernador Justo José de Urquiza juzgando que "es un asunto supremo" de interés general combatir la "fatal plaga de langosta que actualmente nos aflige, pudiendo ser no menos funesta a la salud, que lo es a las mieses y plantíos, por las ponzoñosas exhalaciones que despide", ordena que "desde el día 3 al tiro de cañón que se disparará a las dos de la tarde, deberán cerrarse todas las casas de venta pública, de juegos, talleres, escuelas, etc.; todos los habitantes sin excepción de personas, se presentarán enseguida a los alcaldes que les trasmitirán lo que se haya de hacer para la extirpación de la langosta; los ancianos y enfermos deberán significar a la autoridad su imposibilidad de concurrir. Igualmente cesarán en su trabajo, al tiro de cañón, los individuos ocupados en los hornos de ladrillos y cal y en caso de no poder verificarlo sin grave perjuicio por estar de quema, los dueños deberán presentar una lista de peones que no pudieran presentarse."
Los procedimientos, de la época, para combatir la langosta voladora no van más allá que el izamiento de géneros o más propiamente trapos y arpilleras en cañas tacuaras colocadas en los terrenos que se pretende resguardar de la voracidad del acridio y en producir ruidos ensordecedores con latas ,latones, etc., pretendiendo evitar con esto que se asienten sobre los árboles. Para la langosta saltona se cavan zanjas y con ramas de árboles se las arrastra a las mismas para luego cubrirlas con tierra.
Desde el siglo XIX y hasta mediados del siglo XX no variaron en mucho los métodos para acorralar ese enemigo que sobrevolaba los campos y oscurecía el cielo.
Las invasiones cumplían con ciclos de avances y retrocesos. Antonio Elio Brailovsky en un trabajo de investigación dice que “la lucha contra la langosta constituye el ejemplo más completo de cómo un problema ambiental de envergadura obliga a instrumentar formas de solidaridad social” y agrega: “En 1922 la langosta cubre el 39 % del territorio nacional. Al año siguiente el suelo fertilizado por millones de langostas rendía cosechas excepcionales y se comenzaron a exportar bolsas con estos insectos como abono orgánico.”
“Se fueron cubriendo los diversos aspectos que hacen el control de cualquier plaga – indica el autor-: su detección temprana, la organización de la lucha una vez expandida aquella, la prevención de su extensión territorial, los gastos para las campañas de control, la responsabilidad del estado y de los particulares en caso de emergencia.” (1)
 
El maíz amargo
Otro autor nos informa que “entre los variados métodos de combate contra la langosta, también se probó con experimento de cultivar un maíz amargo que no era comido por la langosta. Ya en el año 1906 figuraba en un informe proveniente de Entre Ríos, el nombre de un maíz ‘tape’, de ciclo tardío, que desarrollaba muchos macollos pero de bajo rendimiento en granos, con cierta resistencia a ser devorado por la langosta pues no apetecía sus hojas.
En el año 1924, en genetista Tomas Bregger se hizo cargo de la sección genética del maíz del Ministerio de Agricultura y contempló el problema de obtener un tipo de maíz resistente a la langosta pero que a su vez ofreciera los mismos beneficios de los maíces tradicionales. El maíz amargo tenía la desventaja de su crecimiento lento, abundante macollaje, y bajo rendimiento. Se buscó efectuar cruzamientos con tipos de maíces de variedades de buen rendimiento. Estos experimentos se llevaron a cabo en cooperación con la escuela de agricultura de las Delicias, en la provincia de Entre Ríos, y la escuela de agricultura de Casilda (S.F.), con resultados dispares. (2)
Las mangas de langosta que arribaron en 1932-33 que redujeron más del 10 % la producción del trigo y del lino en la provincia, lo mismo que la de 1935-36 que a la acción devastadora de la langosta se sumó una prolongada sequía.
 
El exterminio desde arriba y desde abajo
A mediados de la década del 40 se puso en marcha un nuevo y más efectivo plan de lucha contra la plaga. "Necesitamos aviones, aparatos lanzallamas, camiones, barreras e implementos adicionales para organizar la lucha contra la langosta dentro y fuera del país: desde arriba y desde abajo, con permanente dedicación y con los elementos necesarios, sin politiquería de tantos gobiernos (…)” sostenía en 1946 el presidente Juan D. Perón.
Justamente en ese año se produjo una invasión de gran magnitud que comprendía casi los dos tercios de la extensión territorial del país, con cerca de 53.000.000 de hectáreas de desoves.
Las reformas administrativas introducidas a nivel nacional supusieron una deburocratización de los organismos destinados al combate las plagas. Se redujo el plantel de empleados a la par que se logró una mayor eficacia. De los  1.000 empleados fijos y 3.000 supernumerarios que había en 1937, en 1946 quedaron 300 empleados fijos y 1640 supernumerarios o jornaleros.
En Entre Ríos la Junta Administradora Autónoma contra la Langosta fue la encargada de dirigir la campaña 1947-1948 contra el acridio que logró salvar cultivos. El 20 de febrero de 1948 el presidente de la Junta Pedro Cagnani eleva una nota al Ministro de Agricultura de la Nación, ingeniero Carlos Emery, comunicando la finalización de la lucha contra la langosta en la Provincia de Entre Ríos, “… con la resultante de un éxito rotundo, que ha significado la salvación de la cosecha fina, sementeras, de maíz, arroz, girasol, campos de pastoreo, etc.”
En esta esta campaña se destaca la amplia y eficaz colaboración de distintas reparticiones nacionales y provinciales como la Policía de la Provincia, el Ejército Nacional, Vialidad Nacional y Provincial, Telecomunicaciones de la Provincia que informaba sobre los movimientos de las mangas de langosta, los Ferrocarriles del Estado y las Escuelas de Agricultura Alberdi, Las Delicias y Colón. También participaron de la campaña las sociedades rurales, cooperativas y consorcios.
A esta acción coordinada se sumó el empleo de nuevos elementos de combate como el polvo tóxico y los cebos langosticidas, utilizándose 2 aviones y 5 helicópteros para el espolvoreo.
Al inaugurar el período legislativo en 1948 el Gobernador Héctor Maya destacó “el más rotundo de los éxitos que coronó estos esfuerzos, generosamente mancomunados, salvándose íntegramente los cultivos primaverales que abarcaban 256.066 hectáreas y los invernales que ascendían a 613.010 hectáreas, así como las huertas y campos de pastoreo.”
 
Citas:
(1) Brailovsky, Antonio Elio, Memoria Verde - Historia ecológica de la Argentina, Debolsillo, Bs. As., 2004.
(2) Buratovich,  Tadeo, “Langosta. Una plaga milenaria”, en Trabajos, publicaciones y notas de asesoramiento, Asociación de Museos de la Provincia de Santa Fe. Arequito, septiembre de 2003.
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