Por Rubén Bourlot
En una oportunidad el Museo Histórico de
Entre Ríos Martiniano Leguizamón, presentó uno muestra en conmemoración al Día
del Colectivo coincidiendo con la puesta en funcionamiento de la primera línea
de colectivos urbanos en Paraná en 1924. Este hecho da por tierra con la
leyenda muy difundida de que el colectivo es un invento porteño de 1928.
“Paraná es pionero del colectivo (…)” sostiene el comunicado que informa sobre
la muestra.
Tal vez para alimentar la autoestima o el
ego del habitante del puerto se afirma, sin mayor rigor, que en 1928, ante la
falta de pasajeros un grupo de taxistas de Buenos Aires que se reunían
habitualmente en un cafetín del barrio de Floresta se les ocurrió poner en práctica
el "taxi colectivo". Fue el 24 de septiembre que en la misma esquina
donde se juntaban, comenzaron a ofrecer a los gritos un viaje hasta Caballito
por 20 centavos (la quinta parte de lo que hubiera costado en taxi), o a Flores
por sólo 10. Y así nace la leyenda del “colectivo, invento argentino”.
En Paraná
Para bajar el tono del autobombo porteño,
varios años antes en Paraná una ordenanza fechada el 12 de junio de 1924
concedió a Eduardo Aliprandi autorización por el término de 20 años para
instalar y explotar un servicio de ómnibus en la ciudad. Meses después todo
estaba en orden para iniciar el nuevo servicio, como lo informa el diario La
Mañana del 4 octubre. “Hoy, a las 16 horas, será inaugurado el servicio de
ómnibus con la línea establecida entre Plaza 1° de Mayo y Puerto Nuevo (…)“ El servicio contaba con tres unidades con
capacidad para 14 personas y con un costo de 10 centavos el pasaje.
Diario La Mañana, licitación
en Paraná, 4-10-24
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Paraná desde hacía años contaba con
servicios similares de trasporte público como el tranvía (o tranway) tirado por caballos desde 1873
y eléctrico desde 1921.
Un invento no tan argentino
Pero tampoco vamos a concederle a Paraná
el privilegio de ser la pionera de este servicio. El trasporte colectivo
terrestre de tipo urbano, sin vías, tiene una historia muy anterior en el
mundo. Ya en 1823, en Nantes, Francia comienza a funcionar un servicio urbano
de carruajes tirados por caballos que toman el nombre de “ómnibus”, por el
nombre de una tienda de sombreros donde tenían la parada los mismos. Más tarde
el inventor de automóviles Karl Benz desarrolla en 1895 un autobús con motor a
combustión. Luego en Francia el 11 de junio de 1906 se libra al servicio la
primera línea de autobuses.
Diario La Acción, nuevas
unidades
en C. del Uruguay, 6-12-12
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También en Estados Unidos hacia 1914 un grupo de
desocupados se lanza a cubrir un servicio con tarifa y recorridos fijos, a la
largo de algunas líneas de la Pacific Electric. A estos rodados (eran un auto
común adaptado) se los bautizó jitneys,
cuya traducción sería para nosotros como decir “chirola” (moneda de poco
valor). Pronto tuvieron que desactivar el servicio por denuncias de competencia
desleal hacia las compañías de tranvías.
Antes en Concepción del Uruguay
Y para abundar en testimonios sobre el
funcionamiento de autobuses, omnibuses o colectivos no nos vayamos muy lejos.
Una breve noticia aparecida en el diario La Acción de Paraná, el 6 de diciembre
de 1913, de su corresponsalía en Concepción del Uruguay, da cuenta que “la
empresa de autobús, en vista de éxito obtenido, traerá dos más, con lo que
podrá realizar un servicio más completo”. Sin dudas una prueba contundente que
este servicio era mucho más difundido de lo que dejan entrever las informaciones
que circulan en diversos medios, originadas en los mentideros de la capital del
país, donde dicen que Dios atiende. Y pensar que recién en 1928 se avivaron los
porteños.
Colectivo de Concepción del
Uruguay, Caras y Caretas, 1918
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Agreguemos otra evidencia categórica. En
la nunca suficientemente bien ponderada revista Caras y Caretas, de 1918,
aparece publicada una crónica de viajes de un tal Dr. A. Vaccari que inserta
una fotografía de “autobús empleados en Concepción del Uruguay, para paseos en
la alrededores”, según el pie de la misma.
Estos son solo algunos testimonios
tomados más o menos al azar; seguramente habrá numerosas experiencias en otros
lugares del país, inclusive en nuestra provincia. De lo que no hay dudas es que
el colectivo no es un invento porteño. Recordemos que la historia es dinámica,
y lo que hoy parece una verdad revelada mañana tal vez sea solo una leyenda.
Fuentes:
Diarios La Acción y La Mañana, de Paraná
Caras y caretas (Buenos Aires), N° 1.050,
16-11-1918