“Platero es pequeño,
peludo, suave; tan blando por fuera, que se diría todo de algodón, que no lleva
huesos. Sólo los espejos de azabache de sus ojos son duros cual dos escarabajos
de cristal negro (…)”. Cuántas generaciones de niños leyeron en la escuela
estos párrafos de Platero y yo, la
tierna descripción de ese burrito que trotaba por un prado salpicado de flores.
Juan
Ramón Jiménez. El autor había nacido la noche de navidad de 1881.
Muchos años después,
tras los convulsionados sucesos políticos de España, tras la tragedia de las
guerras que desangraron a toda Europa, el poeta llegó al puerto de Paraná
precedido por la fama que le había dado su humilde burrito. Fue en 1948 y
nuestro poeta “entrerriano por el canto”, Jorge Enrique Martí, recuerda el
acontecimiento en una nota escrita en 1979.

Jiménez y su esposa
Zenobia llegaron a Buenos Aires el 4 de agosto de 1948 a bordo del “Río
Juramento” y en el puerto los esperaba un grupo de estudiantes, entre los
cuales se hallaba nuestra María Elena Walsh, la que con el tiempo se convertiría
en el ícono de la literatura para los niños.
Juan Ramón desde hacía
años andaba por estas tierras americanas. En 1936 se traslada a Nueva York como
agregado cultural en la Embajada de España, luego vive en Puerto Rico, La
Habana y Florida donde se dedica a escribir y dar clases y conferencias. Hacia
1939 vuelve a Nueva York para posteriormente instalarse en Coral Gables, Miami y
finalmente se radica en Riverdale, en 1945.
Invitado por la
revista Los Andes de Buenos Aires para la lectura de un ciclo de cuatro
conferencias de la capital porteña, la visita se extiende a otras ciudades
argentinas e incluso a Montevideo, y las actividades del poeta se multiplican.
El 25 de agosto llega
a Rosario para pronuncia una conferencia, el 26 hace lo propio en Santa Fe y el
28 está en Paraná. El Diario de la capital entrerriana expresa que “se suscitó
expectativa desde que se anunció la posibilidad de que el poeta pisara nuestras
playas.” La llegada se produce al as 11 de la mañana en la balsa desde Santa
Fe, siendo recibido por delegaciones escolares.

Los organizadores de
la presencia fueron el Centro Cultural Carlos María Onetti, la Asociación
Mariano Moreno, Círculo de Profesores Diplomados, Asociación Amigos de la
Música, Club Social, Asociación Guitarrística Entrerriana y Círculo Lírico de
Paraná.

En las escasas horas
que estuvo en la ciudad entrerriana fue recibido por Juanele Ortiz a quien le
comenta el poeta español, mirando la ciudad desde la zona de El Brete, que
parecía “una Zaragoza del alma” y le puso en la dedicatoria de un libro “de Juan
R. a Juan L.”
Años después, en 1956,
el poeta que anduvo pisando suelo entrerriano,
recibía el premio Nóbel por su obra.
Fuentes:
- Diario La Acción y
El Diario, agosto de 1948
- Jiménez, Juan Ramón,
Dios deseado y deseante, ed. Akal, 2009
- Martí, Jorge
Enrique, Platero en Paraná, en Sucesos dominical, 29 de agosto de 1979