21/7/16

La independencia entre dos congresos

Por Rubén Bourlot

Versión completa, publicada originalmente en el quincenario Análisis de la actualidad, .

Promediando la segunda década del siglo XIX parten las diligencias hacia el norte, rumbo a Tucumán. Los porteños almidonados abandonaban por primera vez las comodidades d
e la aldea portuaria para asistir a un congreso que, sin proponérselo, dejaría su impronta en los libros de historia. Por fin parecía que desde el centralismo se accedía a deliberar fuera del puerto que todo lo absorbía.
En abril de 1815, la Junta de Observación dicta un estatuto por el que reglamenta la forma que debían elegirse los diputados y lo envían a los gobiernos provinciales para su conocimiento y aprobación. 
Las disposiciones de ese instrumento improvisado disgustaron a los pueblos por las excesivas prerrogativas que se arrogaban sus autores, simples miembros de una autoridad que gobernaba desde Buenos Aires. Sólo las aceptaron, con reservas, Salta, Jujuy, Tucumán, Chuquisaca y Potosí.
La Junta de Guerra presidida por José de San Martín, en Mendoza, lo rechazó, “por no considerarlo oportuno al actual régimen de las provincias”.

El congreso de Oriente
Por otro lado el 29 de junio de 1815, en el Congreso de Oriente o de Concepción del Uruguay convocado por Artigas, se trató el tema de la independencia como una de las prioridades en el diálogo pendiente entre los representantes de las provincias y las autoridades de Buenos Aires. Fueron citados a esta magna asamblea representantes de Córdoba, de Santa Fe, de la provincia Oriental, de Corrientes, los pueblos guaraníticos de las Misiones, y de Entre Ríos. La voluntad de declarar la independencia que propiciaba el Protector José Artigas estaba atada también a la forma de organización de la nueva nación independiente de la América del sur, que comprendía el sistema republicano y el respeto a la autonomía de cada territorio, la “soberanía particular de los pueblos”, según su particular definición.
Mucho se ha dicho acerca de una presunta declaración de la independencia en 1815. Son debates de barricada son escasos fundamentos y mucha imaginación literaria. Sólo algunas manifestaciones posteriores, por cierto ambiguas, alientan las especulaciones. Artigas no lo dice en su informe inmediato sobre los resultados del Congreso. Sólo menciona la negociación con Buenos Aires en reclamo de la “unión ofensiva y defensiva” de todas las provincias respetando sus respectivas autonomías, y por añadidura el reclamo de una pronta decisión de declarar la independencia. No habría sido prudente, sostenemos, que el Congreso del Arroyo de la China adoptara tal decisión para dejarle servido en bandeja el propósito de Buenos Aires, que días antes, mediante la Misión Pico – Rivarola, precisamente le había ofrecido a Artigas: “Buenos Aires reconoce la independencia de la Banda Oriental del Uruguay, renunciando los derechos que por el anterior régimen le pertenecían.” La independencia debía declararse manteniendo la unidad de todas las Provincias Unidas del Sur según surge de la voluminosa documentación artiguista. Sí el congreso uruguayense resuelve enviar cuatro diputados a negociar con el director Álvarez Thomas “la unión ofensiva y defensiva” de todas las provincias.
No hubo ningún acuerdo. Sólo el ofrecimiento de una paz ficticia (“habrá paz entre el director Álvarez Thomas y el Protector de los Pueblos Libres”) mientras se preparaba una expedición militar sobre Santa Fe. Los enviados del Congreso de Oriente (José Simón García del Cosio por el continente de Entre Ríos, Pascual Diez de Andino por Santa Fe, José Antonio Cabrera por Córdoba, y Miguel Barreiro por la provincia Oriental), fueron alojados en una fragata de guerra, la Neptuno, sin poder abandonar los camarotes. Así frustró la posible participación de las provincias de la Liga en Tucumán.
En julio de 1816, tras la declaración de la independencia en Tucumán, Artigas le manifiesta al director Pueyrredón, en una breve misiva, que "Ha más de un año que la Banda Oriental enarboló su estandarte tricolor y juró su independencia absoluta y respectiva. Lo hará V. E. presente al soberano Congreso para su superior conocimiento.” No existe otra documentación que corrobore esta afirmación y está sujeta a las más diversas interpretaciones.

El Congreso de Tucumán
Así llegamos a la fría jornada del 9 de julio 1816 cuando los diputados de medio país resolvieron, enredados en intrigas, declarar la independencia. Tan accidentada fue esta manifestación que lo hizo un congreso no convocado con ese objeto sino para decidir acerca de la forma de gobierno. Los diputados de dos provincias fueron los únicos que llevaron el mandato expreso de tratar la cuestión de la independencia: Tucumán y Jujuy. Pero era un contrasentido discutir cómo se iba a gobernar un país si primero no se constituía en un estado independiente.
Así lo hizo saber San Martín desde Mendoza: "¡Hasta cuando esperaremos declarar nuestra Independencia! No le parece a Usted una cosa bien ridícula, acuñar moneda, tener el pabellón y cucarda nacional y por último hacer la guerra al soberano de quién en el día se cree dependemos. ¿Qué nos falta más que decirlo? ... Los enemigos (y con mucha razón) nos tratan de insurgentes, pues nos declaramos vasallos...
"Ánimo, que para los hombres de coraje se han hecho las empresas".
¿Qué territorios estuvieron representados? Por el conflicto entre la Liga de los Pueblos Libres y Buenos Aires no estuvieron Entre Ríos, Corrientes, Santa Fe Misiones y la Banda Oriental. Tampoco asistieron representantes del Paraguay alejado desde 1810 del gobierno de Buenos Aires y de parte del Alto Perú, ocupado por los realistas. Córdoba estuvo representada a medias, haciendo equilibrio entre su adhesión a la Liga artiguista y la participación del congreso que sesionaba en la provincia vecina.
Concurrieron 33 congresales que representaban a las provincias de San Juan, Salta, Buenos Aires, Catamarca, Córdoba, Jujuy, La Rioja, Cuyo, Santiago del Estero, Tucumán, Mizque, Charcas y Chichas, estas tres últimas actualmente pertenecientes a Bolivia. 
El 9 de julio al fin se declaró con toda solemnidad que las "Provincias Unidas en Sudamérica" eran "una nación libre e independiente de los reyes de España y su metrópoli". Días después se agregó "...y toda otra dominación extranjera".
Como dijimos, en 1816 se cierra la primera etapa del proceso de emancipación con la declaración de la independencia que en esos tiempos era de las Provincias Unidas de Sudamérica, no solo del Río de la Plata. Había una vocación de integración de los países de América del sur que se deslizaba en la terminología. Así el mismo Congreso nombra, el 5 de mayo de ese año, a Juan Martín de Pueyrredón, Director Supremo de las Provincias Unidas de Sudamérica. 

15/7/16

Cooperativa “La Unión San Guillermo” de Galarza

Por  Ricardo César Bazán, periodista cooperativo

Siguiendo con el rescate histórico del cooperativismo entrerriano a continuación transcribo material de la Cooperativa La Unión San Guillermo escrita en la recopilación de  Conrado Martín Uzal  de 1921 titulada “Las Cooperativas de la Provincia de Entre Ríos”.
Comenta el compendio en su página 264 que “con algunos días de antelación al 31 de octubre de 1920 se llevaron a cabo los trabajos de propaganda en toda la zona agrícola comprendida entre las estaciones Desvío Clé y Lazo, Colonia San Guillermo y grupo de chacras ubicadas en todo el Distrito Tercero de Gualeguay, con una acogida entusiasta por parte de los ganaderos y de los órganos de publicidad de Tala y Gualeguay.
“Siendo la estación Galarza el eje de esa propaganda, tenía que ser forzosamente el centro elegido, o sede social, ya que las personas más caracterizadas por su moral, labor y fortuna, propiciaron desde un principio que así lo fuera, en recompensa al bienestar de que gozan actualmente y en donde se iniciaron en la explotación agrícola-ganadera.
“El éxito obtenido en estos últimos tiempos por ser la sociedad similar de Mansilla ‘Unión Agrícola’, fue un aliciente perpetuo el mejor de los estímulos y argumento eficaz de que se valió la propaganda de cuyas ulterioridades nos ha tocado constatar”.
Sobre su fundación detalla:
“Concurrencia de agricultores y ganaderos –Los Fundadores- 
“La persisten lluvia de todo el día el día 31, no fue un obstáculo para el éxito de la reunión; los caminos en tales condiciones se ponen insoportables y los vecinos de más lejos encomendaron a sus relaciones su representación en la asamblea, para que los inscribieran como socios y suscribieran acciones (…).
“Corresponde dejar constancia, que siendo esta sociedad de carácter universal, se han inscripto alrededor de 200 personas de la más progresistas de la región y que teniendo que defender nuestras dos fuentes de producción, concurren por consiguiente a formar una entidad respetable por la cantidad y calidad de sus elementos. No estando  en pugna los interesados  ganaderos con los de la agricultura, si no que por el contrario se encuentran íntimamente ligados o se complementan en sus formas y fondo, su influencia tuvo y tiene que ser de positivos resultados en el futuro.”
En la nómina de socios fundadores transcriptos, se hallan agricultores progresistas dueños de buenas extensiones  de campo, pequeños propietarios y arrendatarios que gozan de la relativa holgura, en fin, ganaderos  que llevan a la explotación  de su industria el aporte de su experiencia a las practicas modernas del refinamiento de sus haciendas, cierran la lista un contingente de agricultores pobres que reciben la Sociedad con los brazos abiertos ya que ella concurre a salvarlos de las múltiples adversidades a que están expuestas su reducida pero humanitaria industria. 
He aquí la nómina:
Nemesio y Eduardo Hyastuy, Agustín Baldi, Juan Bellolo, Jorge Bensen (hijo), Federico, Victor y Jorge Besen, Conrado y Alejandro Bruckman, Teófilo Berac, Gregorio Cuenca, Cristián Degraf, Enrique y Federico  Degraf, Pedro E. Elizalde, Godofredo, Enrique y David Engel, Enrique y Federico Erbes; Fioravanti, Fantini, Francisco y Luis Frare; Felipe Gauderrino, Santiago y Enrique Hock; David Hopp; Jorge Hocck; David Klauss, Baltazar:Klos; David Loose; José Liggerini; Enrique Loose; Miguel Malarino; Juan Nooz; Antonio Riton; Segundo Romero; Antonio Riton; Antonio Reggiardo; Domingo Ritou; Rómulo E. Rochelle; Jorge Riedel; Jorge E. Sinner; Jorge E. Schimpf; Santiago Simner; David Schazambach; Pablo Hurinetto; Francisco Turinetto, Conrado Ubrig; Pedro Wenfer y E. Panseyra.
Sobre los propietarios y Arrendatarios – Nacionalidad, comenta el compendio:
“Puede considerarse que un ochenta por ciento de las tierras que cultiva, y en cuanto a la nacionalidad están representados por orden siguiente: rusos alemanes, argentinos, uruguayos y franceses”.
Su primer presidente fue el señor Antonio Reggiardo “agricultor, ganadero afincado que tiene aquilatada su reputación como hombre de trabajo y progresista y cuyo su decidido partidismo por la cooperación recibió la consagración unánime de votos de sus compañeros. Los demás miembros del Directorio son: Jorge Enrique Sinner; vice-presidente: Jorge Besel (hijo) , secretario; Agustín Baldi, prosecretario; Jorge Enrique Schimp, tesorero; Pablo Turinetto, protesorero, Consejeros: Nemesio Ayastuy, Anonio Riton, Jorge Reichel (h) Genaro Bencenutto y Baltazar Kloos”.

4/7/16

Francisquillo: dramaturgo gauchesco y jordanista

Cada tanto alguien recuerda al que fuera, según Ricardo Rojas, el primer dramaturgo gauchesco por su obra Solané de fines de 1872. Después vendría Ricardo Gutiérrez con su Juan Moreira, Hormiga Negra y otros. En simultáneo José Hernández daría a luz el exitoso Martín Fierro pero en otro formato.
Francisco F. Fernández, Francisquillo,  es uno de esos raros personajes que se deslizó por los márgenes, que anduvo por caminos tortuosos cultivando las artes de las letras y la política, una mezcla tóxica. Más aún, en política anduvo por el lado de las rebeliones jordanistas, fue opositor del mitrismo, se arrimó al roquismo y en la provincia al racedismo. Ingredientes indigeribles para los historiadores que quieren todo servido sin complicaciones: por un lado los buenos y por el otro los malos. Pero Fernández resulta inclasificable. Y para colmo escribe un drama como Solané, la épica de un bandido de los peores.
El poeta Juan Carlos Jara lo califica como un “maldito” silenciado por su oposición a la política del mitrismo que además era dueño de los medios de difusión y panegirista de la historia oficial, la que se difundía y aun se difunde. 
 Fernández nació en Paraná, el 1º de mayo de 1842. Toda su juventud fue atravesada por acontecimientos fundantes del país. El rosismo, el Pronunciamiento de Urquiza, el gobierno de la Confederación. Se inició en la carrera de las armas y participó de batallas definitivas para el destino del país como Cepeda (1859) y Pavón (1861). 
Urquiza, seguramente en reconocimiento de su habilidad con la pluma, lo llevó de secretario secretario privado en el Palacio San José. También por esos tiempos se desempeñó como redactor de los periódicos El Porvenir y El Pueblo Entrerriano, de Gualeguaychú.

La ruptura con Urquiza
Pero hacia 1864 las relaciones con su jefe se fueron deteriorando, consigna Ana María Barreto. El apoyo de Urquiza a la candidatura a gobernador de José María Domínguez, oponiéndolo a la de Ricardo López Jordán dividió las aguas. Fernández, afín a este último, pudo presenciar la influencia del poder urquicista para favorecer a su delfín. Simultáneamente estalla otro acontecimiento que conmoverá a los entrerrianos. El bombardeo de Paysandú por parte de la escuadra brasileña y la heroica defensa de sus habitantes en donde participaron muchos entrerrianos. A raíz de ese hecho Fernández escribe un pieza teatral, La Triple Alianza, un verdadera alegato contra la intervención del Brasil, el partico Colorado del Uruguay y el gobierno de Mitre que meses después firmarían el tratado con ese nombre para atacar el Paraguay. Esta obra no pudo ser representada “a pesar de haberse anunciado el estreno en la ciudad de Concepción del Uruguay en el mes de marzo – escribe Barreto –, no se llevó a cabo. Tampoco pudieron hacerlo con posterioridad en la ciudad de Gualeguaychú. Los tiempo eran difíciles y el contenido de la obra ‘versaba sobre un tema candente y polémico’.”

La obra literaria
La obra literaria de Francisquillo comienza en los ratos libres que le deja su tarea de secretario de Urquiza. En 1864 logra representar Un ángel bueno, un ángel malo en Concepción del Uruguay. 
Al año siguiente comienza con su dramaturgia de carácter histórico y da a luz El 25 de Mayo de 1810, dedicada “al héroe inmortal y al distinguido patriota (…) general D. Ricardo López Jordán”. La obra sale impresa por el diario El Porvenir de Gualeguaychú. Luego siguen varias obras más que 1881 son publicadas bajo el título Obras dramáticas, la mayoría de carácter histórico. Pero la piedra del escándalo sería La Triple Alianza, un drama anticipatorio escrito en diciembre de 1864 “referente a la diplomacia brasilera, mitrista y florista en la revolución oriental de 1864” reza en la portada impresa en 1870. Barreto escribe que anunciada la representación de la obra “un grupo de vecinos se presentó pidiendo que se prohibiera su representación porque:
‘(…) iba a causar conmoción en lo ánimos y quizá producir un sangriento conflicto (…)”. Si dudas, detrás de esos “vecinos” estaba la sugerencia del propio Urquiza.
Pronto Fernández rompería definitivamente con su mentor Urquiza para plegarse al partido jordanista. El estallido de 1870 y el consecuente asesinato del Señor de San José envolvió a la provincia en la tragedia de la invención federal y el enfrentamiento armado que tuvo a Francisquillo con la espada y la pluma en sus manos. Intervino en la primera campaña de López Jordán en 1870 y fue el enérgico redactor de El Obrero y El Obrero Nacional, periódicos de Paraná, clausurados sucesivamente por Urquiza. Tras el asesinato de éste, Fernández fue quien defendió la inocencia de López Jordán en relación con el hecho.

El drama gauchesco
Exiliado en Salto (Uruguay) tras la revolución jordanista, luego se traslada la Paraguay. En estas circunstancias da a luz su obra más importante y pionera: Solané.
Raúl H. Castagnino sostiene que “Solané, escrito en Concordia (Entre Ríos), a fines de 1872, a poco de la aparición de la Primera Parte de Martin Fierro y rotulado como "drama histórico contemporáneo" con alguna justificación, fue reeditado por el Instituto de Literatura Argentina, en 1925, precedido por un volumen complementario en el cual Ricardo Rojas estudió personalidad y obra del autor (…)”
Para Roberto Ángel Parodi, coincide con Ricardo Rojas en considerar a la obra Solané como el primer drama de temática gauchesca. “No debe olvidarse que el Juan Moreira de Eduardo Gutiérrez recién llega a las tablas, como pantomima en 1884. Y pasarán aún dos años más para que José Podestá escriba los diálogos de la pieza y l represente por primera vez en la ciudad de Chivilcoy.”
Esta obra relata las aventuras de un personaje polémico de existencia real en los pagos de Tandil, Gerónimo G. Solané, perseguido por las autoridades, de oficio curandero con el nombre de “Tata Dios” que un buen día decidió levantarse contra el gobierno y “los extranjeros son la causa de todo mal y por lo tanto hay que exterminarlos”, a los que acusaba de explotar laboralmente al gauchaje. 
Pero Francisquillo no termina su actuación política con la desaparición del jordanismo. En 1876, Fernández rumbea para Buenos Aires, a propuesta de su amigo Olegario V. Andrade. El presidente Avellaneda lo designa profesor de Historia en el Colegio Nacional de Buenos Aires y luego inspector de enseñanza secundaria. Como muchos viejos jordanistas se incorpora a los comités que impulsan la candidatura a gobernador de Eduardo Racedo, representante del Roquismo en Entre Ríos. 
Muere en Buenos Aires el 22 de diciembre de 1922, la que se consignó según Ricardo Rojas, con “vagos sueltos necrológicos de algunos periódicos y el silencio de otros”.

La rebelión de Tata Dios
Una crónica relata que “Al grito de ‘¡Viva la Patria!’, ‘¡Viva la Religión!’, ‘¡Mueran los gringos y los masones!’ y ‘¡Maten, siendo gringos y vascos!’, se dirigieron corriendo a la plaza central del pueblo donde se encontraba la multitud. Allí rodearon a Santiago Imberti ―un italiano que era organillero  y vivía en la plaza― y lo degollaron.
“Cruzaron al galope los campos aledaños para matar a los ‘gringos’ arguyendo que atacaban a la Patria y a la Iglesia.”
La banda de forajidos continuó con la matanza de vecinos “extranjeros” y también peones de las estancias de la zona.
“En el pueblo del Tandil se preparó la persecución de Jacinto Pérez y sus gauchos, quienes permanecían apostados en la estancia de Ramón Santamarina.
“En duro combate cae abatida una decena de los seguidores de Tata Dios Solané y este es tomado preso, junto con siete de sus adeptos, por las milicias.
“Enterada de lo que estaba sucediendo, una partida policial salió a perseguir a los gauchos, matando a once y atrapando a doce. El resto pudo escapar. La partida también fue a detener a Geronimo Solané a su rancho (…)
“Cinco días después ―el 6 de enero de 1872― Gerónimo G. Solané fue asesinado en el calabozo del juzgado local.”

Biblografía:
http://es.wikipedia.org/wiki/Masacre_de_Tandil
Castagnino, Raúl H, “Lo Gauchesco en el Teatro Argentino, Antes y Después de Martin Fierro”, en http://revista-iberoamericana.pitt.edu/ Vol. XL, Núm. 87-88, Abril-Septiembre 1974 
Juan Carlos Jara, Francisco F. Fernández, un entrerriano rebelde y olvidado, en http://otrabuenosaires.com.ar/francisco-f-fernandez/
Parodi, Roberto Ángel, Enciclopedia de Entre Ríos, T. V: Literatura, Arozena Editores, Paraná, 1979.
Barreto, Ana María, Francisco Fernández. La pluma de la revolución jordanista, en En tiempos de Urquiza (Luis Ángel Cerrudo, coord.), N° 1, Dunken. Bs. As. 2011.

3/7/16

Merecido reconocimiento a la historiadora Celia Vernaz


Nada más elocuente que la treintena de libros publicados sobre la inmigración, para que la Cámara de Diputados de la Nación distinga a la historiadora Celia Vernaz. por su trayectoria.
Este 2 de julio el Salón Saint Exupéry del Centro Saboyano de San José se vistió de gala para recibir en manos del Diputado Nacional Don Marcelo Monfort un distinguido reconocimiento.
El Profesor Carlos Contegrand realizó un pormenorizado relato de la vida de Celia destacando su labor en la educación y las Profesoras Gloria Ballay y Rosa Maxit, a través de fotografías, plasmaron su actividad cultural en diferentes épocas.
Celia, una mujer dedicada a la historia de nuestros abuelos, es reconocida en ambitos nacionales e internacionales, sobre todo, en Saboya, Valais y Piamonte, tierra de orígen de la inmigración. Asimismo, todo visitante extranjero que recorre la región la tiene como referente bibliográfico en las consultas históricas.
Nacida en la Colonia San José, convivió con las tareas del campo y sus habitantes , quizás por eso, sus relatos son tan claros y atrapantes que llevan al lector a querer saber más.
En sus palabras, Celia relató las experiencias de muchos años para lograr la documentación, las historias de vida , las anécdotas que la llevaron a escribir diferentes libros sobre nuestra Colonia San José.
El acto se realizó bajo un clima de admiración,serenidad y emoción. Celia es sinónimo de historia, de docente querida, de incansable colaboradora y de ciudadana respetada.
Estuvieron presentes familiares, amigos de diferentes localidades, exalumnos, autoridades muncipales y educativas como también representantes de la Sociedad Suiza de Paysandú y el Senador Don Pablo Canali.

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