15/6/15

Un congreso a caballo

Por Rubén Bourlot
(Publicado originalmente en Orillas, 13 de junio de 2015)

En la segunda década del siglo XIX se llevó a cabo un congreso en la pequeña villa del Arroyo de la China, la Concepción del Uruguay nombrada por Rocamora pero que los vecinos se resistían a llamarla así.  
Fue un congreso que se hizo a lomo de caballos. Nada de las carretas o diligencias que nos muestran las revistas escolares, que trasportaban a los almidonados congresales de Tucumán en 1816. Al galope tendido, o al trotecito nomás fueron llegando los representantes de los cuatro rumbos de la Liga de los Pueblos Libres. Habían sido convocados por Artigas, el Protector, para tratar el tema fundamental de la independencia de la Provincias Unidas del Sur. Artigas que venía siendo hostigado por Buenos Aires, considerado un personaje molesto que quería la independencia antes de tiempo y además pretendía la autonomía de cada uno de los pueblos del antiguo Virreinato del Río de la Plata.
Artigas creyó conveniente reunir a los representantes de cada uno de los cabildos de la Liga en un sitio central como lo era Concepción del Uruguay. Allí sesionaron los que alcanzaron a llegar a tiempo el 29 de junio de 1815 reunidos en un congreso que se llamó de Oriente, o del Arroyo de la China o de Los Pueblos Libres.
Referencia a la convocatoria para
la elección de diputados

Artigas escribió acerca de la convocatoria del Congreso “… creo ya oportuno reunir en Arroyo de la China un congreso compuesto de los diputados de los pueblos y, para facilitar el modo de la elección tengo el honor de acompañar a usía el adjunto reglamento confiando en el esmero de su ilustre corporación que, eludiendo hasta el menor motivo de demora, al momento de recibir esta de las disposiciones competentes para que con igual actividad se proceda en ese departamento a la reunión de las asambleas electorales, encargando muy particularmente que los ciudadanos en quienes la mayoridad de votos haga recaer la elección sean inmediatamente provistos de sus credenciales y poderes y se pongan con toda prontitud en camino al indicado punto del Arroyo de la China, no siendo posible fijar otros que aminore la distancia por ser el prescripto un punto medio relativamente a los demás pueblos que deben concurrir. El orden, la buena fe y la voluntad deben caracterizar el fondo que recomiendo al celo de usía”
¿Quiénes estuvieron? Estuvieron representantes de Córdoba, de Santa Fe, de la provincia Oriental, de Corrientes, sin dudas Entre Ríos, pero de esta representación no se conocen los nombres. Tampoco alcanzaron a llegar los representantes indígenas de las Misiones. La larga distancia y la urgencia para sesionar imposibilitó su presencia. Fueron elegidos y se conocen sus nombres de resonancias guaraníticas. Por el pueblo de Concepción: Manuel Cahiré, corregidor, Carlos Areñú, alcalde de primer voto, Inocencio Emburana, alcalde de segundo voto. Pueblo de Santa María de Mayorí: Eustaquio de Arecayá, corregidos, José Evaristo Aybó, regidor primero, Vicente Pérez, secretario del Cabildo. San Javier: Francisco Borja Albasariyé, corregidor, Mariano Ñandutí, alcalde de primer voto, Pascual Cuaraguá, secretario del Cabildo. Pueblo de los Santos Mártires: Ignacio Cuñariguez, corregidor, Celedonio Chaiñez, Miguel Ibayú. Pueblo de San José: Esteban Manaustí, Juan Cheque, Celedonio Mandomí, Nicolás Guaranguaí. Pueblo de San Carlos: Tomás Yripá, Ponciano Mano, Miguel Yaribú. Pueblo de Apóstoles: Miguel Ángel Gramajo, Ventura Abayá.
Artigas en la Meseta que lleva su nombre
Es notable que los indios fueran convocados a un solemne congreso “porque este caudillo increíble no convocaba a la parte más sana o distinguida de los vecindarios a resolver en consejo de notables lo que importaba al común americano – dice Reyes Abadie -. Convocaba también a todos los vecinos sin distinción de color de piel ni condición y por eso convocaba a los vecindarios indios de los pueblos de Misiones.”

Los temas del Congreso

¿Qué se trató en esa reunión? No mucho se sabe de fuentes directas. Las actas o cualquier otro registro no se encontraron. Seguramente, al igual que las actas del cabildo uruguayense, se perdieron en los entreveros. Pero sabemos que tuvo como propósito nombrar una delegación de la Liga para negociar la paz con Buenos Aires e instar a la convocatoria de un congreso que declare la independencia absoluta del sur de América, y reafirme de las bases para la organización republicana y federal, respetando la “soberanía particular” de los pueblos.
Por la documentación obrante se conoce que el 28 de junio Artigas salió de Paysandú, cruzó el río Uruguay y al día siguiente realizó una exposición de apertura del congreso. De acuerdo a las cartas enviadas con fecha 30 de junio por los diputados de Córdoba y Santa Fe, en la sesión del 29 Artigas explicó lo tratado con los enviados Pico y Rivarola, señalando el éxito desgraciado que había tenido la negociación y luego se decidió enviar cuatro diputados a Buenos Aires para:
“(...) reproducir las mismas reclamaciones hechas anteriormente por dicho general (...)”
Es importante destacar que la pequeña Villa del Arroyo de la China, no solo se constituye en protagonista, con la adhesión al gobierno patrio, el 8 de junio de 1810, si no que es uno de los primeros pueblos del interior en sumarse a la gesta emancipadora, y comienza, de esta manera, a ser un lugar de referencia en las disputas entre los realistas españoles, que querían mantener el orden monárquico, y os criollos, que luchaban por la emancipación contra españoles y portugueses.
¿Y la independencia? Mucho se ha dicho acerca de una supuesta declaración de la independencia en 1815, previa a la del 9 de julio de 1816. Pero poco son los fundamentos de tal afirmación. Sólo algunas manifestaciones posteriores por cierto ambiguas. Artigas no lo dice en su informe inmediato sobre los resultados del Congreso. Sólo menciona la negociación con Buenos Aires en reclamo de la “unión ofensiva y defensiva” de todas las provincias respetando sus respectivas autonomías, y por añadidura el reclamo de una pronta decisión de declarar la independencia. No habría sido prudente que el Congreso del Arroyo de la China adoptara tal decisión para dejarle servido en bandeja el propósito de Buenos Aires, que días antes, mediante la Misión Pico – Rivarola precisamente le había ofrecido a Artigas: “Buenos Aires reconoce la independencia de la Banda Oriental del Uruguay, renunciando los derechos que por el anterior régimen le pertenecían.” La independencia debía declararse manteniendo la unidad de todas las Provincias Unidas.

La misión ante Buenos Aires

De ese congreso salieron comisionados a Buenos Aires el Dr. José Simón García del Cosio (por el continente de Entre Ríos) Pascual Diez de Andino (por Santa Fe), José Antonio Cabrera (por Córdoba) y Miguel Barreiro (por la provincia Oriental) con instrucciones para negociar la "unión ofensiva y defensiva" entre las provincias que se hallan bajo la dirección del Jefe de los Orientales y el gobierno de Buenos Aires" y la devolución del parque extraído de Montevideo por el general Alvear.
Artigas al frente del Éxodo Oriental
Como decíamos al principio, sobre los resultados del Congreso, Artigas informa que “Reunidos en esta Villa de Concepción del Uruguay, el 29 del corriente, expuse lo urgente de las circunstancias para no dejar en problema estos resultados (se refiere al fracaso de las negociaciones con Pico y Rivarola, enviados por Buenos Aires). Califiqué las proposiciones que por ambas partes se habían hecho, su conveniencia o disonancia en todas y cada una de sus partes, y después de muchas reflexiones resolvió tan respetable corporación, el Congreso de los Pueblos Libres reunidos en Concepción del Uruguay, marchase nuevamente ante el gobierno de Buenos Aires cuatro diputados que a nombre de este Congreso General representase la uniformidad de sus intereses y la seguridad que reclaman sus provincias”.
Y van estos diputados a Buenos Aires, y comienza una larga gestión. Dice Reyes Abadie: “Sépase que fracasó y que fracasó porque mal podía triunfar una gestión que estaba de antemano destinada a no ser atendida ni entendida por cuanto no se había hecho otra cosa, de parte del Directorio de señor Álvarez Thomas, que ganar tiempo para preparar un nuevo asalto sobre el flanco de Santa Fe con sus ejércitos y con la escuadrilla volante desde el Paraná, y que sacudió incluso hasta el soborno en dinero para ganar voluntades de algunos jefes montaraces de las montoneras entrerrianas y orientales, para volcarlos a favor del Directorio. No se escatimó nada. Al extremo, además, que estos diputados por la inveterada tradición americana que penetra en el fondo del medioevo castellano, de nuestro derecho esencial, eran inmunes como diputados de los pueblos, fueron alojados en una fragata de guerra, la Neptuno, sin poder abandonar los camarotes. Sus alojamientos un poco singulares para alojar diputados de los pueblos libres. Y en esos ámbitos de la nave de guerra, surta en la bahía de Buenos Aires, les llegó finalmente un hombre bueno – la historia está llena de hombres buenos que ha sido intérpretes de maldades -. Un comisionado respetable en su persona, don Ignacio Sáenz, el padre Ignacio Sáenz, con el cual estos diputados melancólicamente, luego de haber hecho una protesta admirable por la energía y posición con que se expresan ante el directorio que no fue finalmente contestada, ante don Ignacio Sáenz, sólo melancólicamente pueden suscribir una sola frase que dice: ‘habrá paz entre el director Álvarez Thomas y el Protector de los Pueblos Libres’”.

Fuentes: 
- “En la huella de Artigas”, conferencia pronunciada por Wáshington Reyes Abadie en el Colegio Nacional del Uruguay el 11 de junio de 1983.
- Archivo Artigas, Montevideo, 1976.

13/6/15

Elio C. Leyes en el recuerdo

Por Ricardo C. Bazán*

La presente nota es parte de  una extensa entrevista exclusiva que me concediera el querido profesor Elio C. Leyes en su despacho de la antigua Universidad Popular de Paraná en el año 1994.


Ricardo Bazán ¿Qué recuerda de la cooperativa 1º de Mayo?

Elio C. Leyes. La cooperativa 1° de Mayo yo me acerqué a raíz de que estaba organizada y dirigida por ferroviarios, obreros ferroviarios, eran los principales organizadores y dirigentes, tenía como radio de acción todo aquel barrio de la estación del ferrocarril, lo que se llama boulevard Ramírez, tenía un nombre distinto y abarcaba todo ese barrio y eran parte de la ciudad, los socialistas por supuesto éramos socios de la cooperativa y se fundó en calle Villaguay y ahí adquirió su propio local, era un local de 2 plantas, en la planta baja funcionaba la cooperativa , y en la planta alta funcionaba La Unión Ferroviaria, de manera que la entrada y salida de ferroviarios era constante y la mayoría de los ferroviarios eran cooperativistas, porque estaba hecha por ellos , recuerdo entre los dirigentes Martín Torres, Pablo Jacob, y una cantidad de ferroviarios que eran compañeros nuestros, yo me acerqué a esa cooperativa en esa forma, en mi condición de socialista creí que así como el socialista debía militar en su gremio (yo militaba en los gremios docentes), debía militar en el cooperativismo, entonces empecé a compenetrarme sobre lo que es el cooperativismo, estudié bastante la historia del cooperativismo mundial con Los Pioneros De Rochdale en aquella aventura tan hermosa producida en Inglaterra por la fundación de cooperativas (...).
Yo era consumidor, mis padres eran consumidores, había un almacén bien surtido ahí estaba el escritorio y el viejo dependiente diríamos que atendía a la gente, siempre hubo un dependiente, se llamaba Lescano, ya murió Lescano, un buen hombre, un modesto hombre que tenía el manejo de la cooperativa en cuanto se refería a los artículos, a las mercaderías conocía bien, y yo entré en la cooperativa cuando estaba de gerente Francisco J. Moreno, el que llaman el gallego Moreno (que Ud.  ayer cuando me hizo oír un poquito de lo que decía Raúl Alcain), le dijo a Ud. le decían el gallego Moreno, y así era, era español y vivía..., había dependencias en la cooperativa para vivir el gerente, así que vivía ahí, con su señora y su dos hijos, con Galdós y María de los Ángeles que eran chiquitos en ese tiempo cuando yo entré, hasta que llegó un momento, yo era consumidor solamente, y asistía a las asambleas que se hacían, pero llegó un momento en que yo tuve que irme por razones de tipo económico a trabajar a Buenos Aires, me fui, me ofreció mi compañero socialista Maximiliano Amaro López un trabajo en el estudio, en un estudio que él estaba, y yo me fui a trabajar 2 o 3 meses, pero los compañeros de aquí no podían soportar el que yo no estuviera con ellos, porque teníamos un periódico llamado “La Lucha”, un periódico que apareció durante 4 o 5 años y tuvo gran influencia en la ciudad de Paraná, porque era el único periódico socialista que había y decíamos las cosas que no decían los otros periódicos, las cosas que pueden decir los socialistas porque son libres ..., porque tienen libre pensamiento, y porque están libres de las ataduras económicas que ha hecho que mucha gente no pueda hablar, o no pueda decir las cosas como deben, entonces caía la gente a darnos datos sobre las cosas que ocurrían en la ciudad y el periódico las recogía y así todo el mundo leía “La Lucha”, teníamos una buena edición y yo trabajaba en “La Lucha”, escribía en ese ya era periodista, yo ya trabajaba y era periodista en “El Diario” que me inicié muy joven, y entonces prácticamente yo hacia lo principal de “La Lucha”, cuando me fui a Buenos Aires mis compañeros de la cooperativa me dijeron , tiene que venirse acá, vengase y nosotros vamos a reemplazar lo que Ud. tiene en Buenos Aires lo vamos a reemplazar acá en la cooperativa, hágase empleado de la cooperativa, y entonces yo fui empleado de la cooperativa, siendo empleado como era socio y como no estaba inhibido para eso ascendí al directorio, y fui del directorio cuando era presidente de la cooperativa que la llevó a muy buena posición económica la cooperativa, fue el presidente Francisco Costa un querido compañero, un querido amigo, un hombre luchador, un hombre extravertido, que peleaba en todas partes, peleaba en la calle, peleaba en la oficina, el en  los gobiernos Radicales lo respetaron siempre, trabajaba en la receptoría de Rentas, lo respetaron siempre a pesar de que vivía gritando contra el gobierno, vivía gritando, en fin, el señalaba  los errores como Socialista, él fue uno de los grandes militantes Socialista que hubo en Paraná, además era un hombre que tenía cierta independencia económica, no sé..., no por su sueldo de empleado, tenia propiedades en fin, era un hombre absolutamente libre y absolutamente luchador, y fue así como Costa me pidió de que me viniera acá, que trabajara en “La Lucha” que siguiera trabajando y escribiendo en “La Lucha” e integre el directorio.
Recuerdo por ejemplo algunos nombres, Moreno seguía siendo el gerente de la cooperativa  y Costa el presidente, yo era secretario, secretario general, secretario de actas era un compañero nuestro Luis María Firpo, el profesor del que yo fui íntimo amigo, éramos amigos todos, estaba un señor Aragón que era radical, estaba Frías un ferroviario, la mayoría eran ferroviarios, estaba Jacob por ejemplo, Pablo Jacob un gran socialista, obrero ferroviario, todos militantes de “La Unión Ferroviaria”, estaba Torres, en fin los principales ferroviarios socialistas pertenecían al directorio, y el directorio resolvía todas las cuestiones, yo en ese tiempo, en el tiempo de realmente florecimiento de la cooperativa me designaron secretario encargado de la cultura, de la cultura no económica, entonces yo organicé festivales, cosas que no se habían hecho nunca en la cooperativa, en el gran patio de la cooperativa, era una casa colonial, una casa grande con un gran patio, festivales, acerqué a jóvenes, formamos una juventud en la cooperativa, juventud de la cooperativa para la organización de festivales, recuerdo un acto teatral, musical..., hacíamos en fin.., obra cultural en el patio de la cooperativa, bueno... organizábamos algunos actos y juntamente trabajábamos en el partido, pero eso es una cosa aparte, el socialista cuidaba muy bien de no dominar ideológicamente, sino que tenía interés en que se acercara gente no socialista, y así fue, Aragón por ejemplo era radical y sin embargo estaba muy cómodo en la cooperativa, porque si bien nosotros hacíamos “La Lucha” y militábamos en el socialismo no molestamos en absoluto al que no era socialista, había tolerancia, había el respeto mutuo y así fue como la cooperativa fue creciendo, fue siendo importante, muchos años duró la cooperativa. 

Yo tengo acá y ahora se lo voy a mostrar como una reliquia el gran roperón que era en donde se guardaba todos los expedientes, donde se guardaba todo el material, las actas y todo, el gran roperón, que cuando terminó la cooperativa, yo pedí con la Universidad Popular comprar ese mueble, vendieron los muebles y yo compré y lo tengo ahí todavía en buen estado al gran roperón, tengo una fotografía que algún día se la mostraré con el directorio completo, con el fondo de ese roperón, de manera de que ese roperón ya es diríamos histórico, porque es el roperón donde se guardaron todos los elementos administrativos de la cooperativa.

*Téc. Sup. Coop
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