19/1/25

Guido y Spano, combatiente con la pluma y la espada

Rubén I. Bourlot


Carlos Guido y Spano anduvo por Entre Ríos en épocas de la Confederación. Recordado como escritor fue mucho más que eso aunque su poesía quedó resumida en la memoria popular con su “Nenia”: “Llora, llora urutaú / en las ramas del yatay, / ya no existe el Paraguay / donde nací como tú. / Llora, llora urutaú.” Era hijo de uno de los protagonistas de los procesos históricos del siglo XIX, el general Tomás Guido que actuó junto con San Martín, Rosas y Urquiza.

Cuando falleció, el 25 de julio de 1918, el país era muy otro del que lo tuvo combatiendo entre verso y verso. Las luchas por las reivindicaciones federales, por la organización nacional; por la integración territorial y la capitalización de Buenos Aires, eran parte del pasado. Los versos que rememoraban la penosa guerra contra el Paraguay se habían convertido en una oda para recitar en los salones literarios, vaciados de contenido. Los combates por el voto habían logrado sus primeros triunfos con el yrigoyenismo ganando el poder.

Sus exequias fueron imponentes, según las crónicas de la época. Una multitud acompañó al patriarca; era el homenaje de Buenos Aires a su poeta cantor, a quien se había ufanado de ser porteño y “argentino hasta la muerte”. La Prensa y La Nación publicaron sentidas notas necrológicas; este último dedicó una página entera de duelo, con el retrato de Guido viviente, y otra con “la cabeza yacente del poeta” en el ataúd. La última imagen era la de un anciano de aspecto venerable, enmarcado el rostro por barba y cabellos blancos. Era la suya, una cabeza de profeta, a lo Leonardo da Vinci; poderosa y espiritual.

La revista Caras y Caretas reprodujo en la tapa de la edición del 3 de agosto de 1918 una foto que muestra su estampa señorial. En la crónica interior ponía en relieve que “más de una vez tomó la espada para defender las causas que consideró justas, con un espíritu de libertad y de americanismo que fue una de sus bellas características (…). Pero, además y principalmente, fue nuestro poeta, el poeta argentino por antonomasia.”

Para esos tiempos el poeta había cubierto con un manto piadoso al político combativo de la generación del ‘80 que en su bagaje cargaba con las luchas contra la guerra del Paraguay, esa que, entre otros, motorizó Bartolomé Mitre fundador del diario que escribía esa necrológica laudatoria en el momento de su muerte.

Había nacido en Buenos Aires el 19 de enero de 1827, hijo de Tomás Guido, guerrero de la Independencia, y de María del Pilar Spano y Ceballos, pero muy joven, en 1840, se radicó en Río de Janeiro llamado por su padre, que ocupaba en ese país el cargo de ministro plenipotenciario de la Confederación. Allí aprendió el portugués, y más tarde escribió poemas en ese idioma. Era un brasileño más, en esencia un latinoamericano. Pocos años después, para ayudar a un hermano, partió hacia Francia. Era 1848. Tiempos revolucionarios en la ciudad luz. Intervino en las refriegas callejeras fundacionales de la Tercera república que encumbraron a Napoleón III en la presidencia bajo el lema "¡Abajo los ricos!".

A su regreso en el Brasil también se vio involucrado en la política local. Se afilió a un Club de Letras y tradujo al portugués la novela “Rafael” de Alphonse Lamartine. Su actividad política opositora le costó el destierro. Después de protestar y de escribir en publicaciones opositoras al gobierno imperial, se retiró nuevamente a Europa.


REGRESO AL HOGAR

Cuando la Confederación Argentina se aprestaba a encauzar su organización definitiva el agitador político y poeta en ciernes retornó a Buenos Aires donde había nacido, luego de la batalla de Caseros. Con motivo de la fallida revolución del coronel Hilario Lagos que se levantó en contra del gobierno separatista de Buenos Aires en 1852, fue nombrado ayudante del general Ángel Pacheco.

Cuando general Justo José de Urquiza asumió la presidencia, hombre de olfato para rodearse de talentos, lo llamó para colaborar con su gobierno constitucional. En 1855 ocupó una banca en el Senado de la Confederación electo por San Juan y en 1857 fue elegido vicepresidente del cuerpo. Ya con el grado de Brigadier General acompañó, en 1859, a Urquiza al Paraguay interviniendo exitosamente en las gestiones pacíficas entre ese país y Estados Unidos, enfrentados por haber este último enviado una escuadra naval con el objetivo de desembarcar en Asunción.

El presidente Santiago Derqui (1860-1862) lo nombró subsecretario del departamento de Relaciones Exteriores. En 1861, tras la batalla de Pavón renunció al cargo y se radicó en Montevideo.

En simultáneo con su actividad política colaboró en la histórica Revista del Paraná que editaba en la capital de la Confederación Vicente G. Quesada. En el número inicial publicó una de sus más celebradas piezas: “Al pasar”, especie de idilio impregnado de tierna nostalgia que tiene por escenario un lugar rústico del norte de Francia.


OTRA VEZ LA GUERRA

De vuelta en Buenos Aires se volcó a la poesía, pero los sucesos políticos reclamaron nuevamente su presencia. En 1864 con motivo del ataque a la oriental Paysandú por parte del Brasil, con la colaboración del gobierno de Bartolomé Mitre, partió hacia Concepción del Uruguay con el propósito de plegarse a los defensores de la ciudad sitiada.

A esa altura ya se había encendido la llama de la guerra de la Triple Alianza contra el Paraguay donde el país que lo había visto crecer era parte. Pero este hombre que hablaba fluido portugués se posicionó en la otra vereda, junto a los paraguayos que hacía varios siglos habían sido fundadores del criollismo rioplantense. Al respecto Jorge Abelardo Ramos (Del patriciado a la oligarquía) escribió que “su ensayo ´La guerra y la alianza’ es una pieza eximia de nuestra literatura polémica (…) Aquel ensayo, y sus numerosos artículos escritos en una prosa clásica, fueron dirigidos contra la guerra del Paraguay.”

Guido y Spano escribió en el ensayo citado sobre “la singularidad monstruosa de un tratado de alianza (la suscripta con el Brasil para combatir al Paraguay), según la cual la misma parte perjudicada (Argentina) por la separación incondicional de una de sus más ricas provincias (Paraguay), constituida hoy en Estado soberano, se obliga a combatirle en unión y provecho de la propia nación que apadrinó su independencia (Brasil), fiel a su sistema de fomentar la división de la República.”

Su labor no cesó en los gobiernos sucesivos. En 1871 tomó parte activa en la Comisión Popular de lucha contra la fiebre amarilla. En 1872, el ministro Nicolás Avellaneda lo nombró secretario del recién fundado Departamento Nacional de Agricultura. Formó en la Guardia Nacional para aplastar la rebelión de Mitre en 1874 contra la candidatura de Avellaneda. Al término de la misma fue nombrado director del Archivo General de la Provincia, a la vez que ejercía la presidencia de la Sociedad Protectora de Animales.

Al arribar Julio Argentino Roca al gobierno lo nombró vocal en el Consejo Nacional de Educación, donde se desempeño desde 1881 hasta 1894 cuando el gobierno le otorgó la jubilación.

La historia lo ubica como uno de los protagonistas de la Generación del ’80 junto a Olegario V. Andrade, José Hernández, Lucio V. Mansilla, Eduardo Wilde, entre otros. Pero su vida política y literaria atravesó varias generaciones desde la conocida como “Los hombres del Paraná” que, como vimos, se expresaron en la Revista del Paraná, y la del 900 junto a Manuel Ugarte, Leopoldo Lugones, Alfredo Palacios y muchos otros.

9/1/25

Los caminos rurales de la producción, una problemática aún sin solución

Rubén I. Bourlot


Entre Ríos es una provincia difícil para el trazado de caminos. Su geografía surcada por infinidad de ríos y arroyos, el relieve de lomadas y los suelos pesados son obstáculos para el desarrollo de la red vial. Señala Maximiliano Camarda (2022) que “el relieve de la provincia es llano y surcado por una extensa red hidrográfica. Esta llanura es alterada por suaves ondulaciones o lomadas que se denominan ‘cuchillas’ —ya que su origen no es geológico-rocoso como en las cercanías de la República Oriental del Uruguay, sino de elevaciones fosilizadas—. Fueron dos las problemáticas del transporte en el territorio: las conexiones con el resto del territorio nacional, así como el gran número de arroyos y ríos internos.”

El 5 de octubre fue instituido como Día del camino por el primer Congreso Panamericano de Carreteras se realizó en Buenos Aires, en 1925. El objetivo de esta conmemoración es promover la educación vial para concientizar sobre el uso del espacio público, las vías de circulación y el respeto por las normas de convivencia vial. 

 

CAMINOS Y POSTAS

En tiempos de carretas y cabalgaduras los caminos eran simples huellas trazadas de solo pasar, de abrirse picadas a machetazos en el monte espinal. Senderos que serpenteaban buscando los vados o rodeando las nacientes de los arroyos. De tanto en tanto alguien instalaba una balsa precaria y se hacía unos reales con el cobro del servicio. Eran caminos que unían postas a donde se arribaba para descansar, tomar algún alimento y cambiar de caballos. Las redes de postas fueron los medios de comunicación hasta avanzada la segunda mitad del siglo XIX. Los carros, carretas, diligencias no necesitaban más infraestructura para atravesar la provincia llevando personas y mercaderías. El transporte más moderno y eficaz de esos tiempos era el fluvial por los ríos navegables. Luego, a partir del último cuarto del siglo XIX, llegó el modernísimo ferrocarril.

En los últimos años del siglo XIX comenzaron a construirse puentes y mejorarse los caminos. Dice Camarda que “en 1884, se contabilizaron los puentes en Entre Ríos en los distintos departamentos, eran 28, de variada importancia, distribuidos en gran parte del territorio, en particular en la zona sur, los cuales se encontraban en mal estado.

“A partir de la evaluación de los puentes, el 8 de abril de 1884, se sancionó con fuerza de Ley, la realización de estudios sobre las trazas de caminos y puentes. A partir del año siguiente, se comenzó con el estudio señalado y con la construcción de puentes en forma sistemática por el territorio.”


CAMINOS ABOVEDADOS Y PUENTES

En las primeras décadas del siglo XX el trasporte automotor irrumpió para reemplazar a la tracción animal pero necesitaba de otro tipo de infraestructura. No era posible circular por esas huellas precarias y atravesar los arroyos por los vados con esos heroicos Ford T y similares.

Un papel fundamental en la mejoras de la vialidad la cumplieron las Comisiones Departamentales para las obras públicas creadas en 1898, que “eran destinatarias de los fondos recaudados por la provincia para la realización de puentes y caminos. Este proceso va a comenzar a cambiar con la asunción del radicalismo, en 1914, pero recién hacia fines de esa década las agencias estatales van a lograr diagramar y ejecutar las obras públicas.”(Camarda)

En 1912 se proyectaron los primeros caminos mejorados (en este caso entre La Paz y Feliciano). Según se explicita en una memoria de gobierno “dicho camino se hará con calzada abovedada de diez metros de ancho y treinta centímetros de espesor, con cuneta de desagüe donde fuere necesario, todo perfectamente pisonado por máquinas especiales.”

El sistema de abovedar los caminos de suelo natural permitía el escurrimiento del agua de lluvia y garantizaba el rápido secado de la calzada.

Durante el gobierno de Miguel Laurencena (1814-1818) se inició un amplio plan para construir puentes de hierro que se continuó en la gestión de Celestino Marcó. En el periodo fueron construidos los puentes denominados Patricio, Las Guachas, Ceibas Grandes, Los Cerros, Barrenechea, Estación Galarza, Estación Mansilla, Estación San Julián, Camino Albardón, Antonio Tomás, Espinillo, Ramblones, Carazú, Paso Duarte y el complementario La Picada, en un total de 15. Y se construyeron las calzadas bajo nivel sobre los arroyos Nogoyá y Doll.

Las Comisiones Departamentales de Puentes y Caminos llevaron a cabo una tarea muy importante que se concretó en la construcción y reparación de 130 puentes y alcantarillas puentes de madera dura; 70 fajinas; instalación de 466 alcantarillas de madera dura, 12 de cemento armado y 19 de fierro fundido y construcción de 9 calzadas de piedra.

La próspera situación económica le permitió al gobierno de Celestino Marcó la realización de un plan orgánico de obras públicas, aprobado por decreto del 20 de enero de 1919, y que comprende fundamentalmente, la construcción de caminos y comisarías de campaña, en todos los departamentos de la provincia. La ejecución de ese plan representó para 1922, la construcción de un total de 64 obras; entre otras el importante del puente La Picada, sobre el arroyo de Las Conchas en el departamento Paraná. A este puentecito que le cantó Jorge Méndez y años después fue destruido durante un conflicto militar (1962).

Hubo en este periodo un cambio en la estrategia con la supresión de las subcomisiones de caminos y su reemplazo por cuadrillas permanentes bajo la dirección general del Departamento de Obra Pública y la supervisión de las Comisiones Departamentales. Con equipos camineros adquiridos en 1925, se abovedaron un total de 67 kilómetros de caminos.

La gobernación de Eduardo Laurencena, continuó la política caminera: Filiberto Reula describe en su “Historia de Entre Ríos” que “los criterios fundamentales establecidos son: preferencia por los caminos de acceso a los centros de embarque y de consumo y de éstos a los centros mediterráneos de producción, sin servicios de ferrocarril; construcción por etapas, iniciando los trabajos por pequeñas obras de mejoramiento, como drenajes y desagües, continuando con el endurecimiento paulatino de las calzadas, hasta alcanzar los tipos firmes, más o menos definitivos; el tipo de calzada debe adaptarse, en cada uno de sus trazos a las características locales; recursos especiales, ordinarios o extraordinarios, sancionados por ley y acrecentamiento de la confianza pública respecto de la eficiencia de la acción a desarrollar y a la inversión de los recursos, que como consecuencia, debe facilitar e intensificar la cooperación particular. Y con tales normas, se realiza la obra de abovedamiento de la red caminera de la Provincia, empezando por los dos caminos troncales de Paraná a Uruguay y de Gualeguay a Concordia y siguiendo con los que les siguen en importancia, mediante los equipos camineros de construcción y conservación, a cargo de Vialidad en su gran mayoría y a cargo de Consorcios vecinales de caminos y mediante contratos con particulares.”

Durante los cuatro años de su gobierno se concretaron 3.500 kilómetros de caminos abovedados, 120 puentes y obras menores y 510 alcantarillas, con el empleo de 50 equipos camineros y con 80 Consorcios vecinales en actividad.


CONSTRUCCIÓN DE CAMINOS PAVIMENTADOS

En 1933, durante la gestión de Luis Etchevehere, la Dirección Nacional de Vialidad se hizo cargo de la red caminera troncal, por lo cual la provincia pudo ampliar su acción en el resto de las rutas provinciales. Pero el gran problema era todas las mejoras realizadas sobre suelos naturales no eran suficientes. La comercialización de la producción entrerriana tropezaba con el grave inconveniente de la red caminera de la provincia cuya transitabilidad estaba sometida al azar de las condiciones meteorológicas.

El 1934, la Provincia se acogió a los beneficios de la ayuda federal instituidos por la ley nacional 11.658 de 1932 que implicó aportes de fondos para la mejora vial y la Provincia pudo contar con los primeros caminos pavimentados, construidos por vialidad nacional. Pero los avances no fueron muy significativos puesto que una década después Héctor Maya, en su primer discurso como gobernador de la provincia (1946), sostuvo que en la provincia solo había tan solo 30 km de caminos pavimentados.


Referencia

Camard, M. (2022). Infraestructura vial, puentes y caminos en Entre Ríos (Argentina), 1893-1922.

Para publicar en este blog enviar los artículos a bourlotruben@gmail.com. Son requisitos que traten sobre la temática de este espacio, con una extensión no mayor a 2500 caracteres y agregar los datos del autor. Se puede adjuntar una imagen en formato jpg.
---------------------------------------------------------------