Rubén I. Bourlot
Con un despliegue de actos se conmemoró en la provincia el centenario de la batalla de Caseros que el 3 de febrero de 1852 enfrentó a los ejércitos aliados al mando de gobernador entrerriano Justo José de Urquiza y las fuerzas del gobernador bonaerense Juan Manuel de Rosas. Recordamos que desde el 1 de mayo de 1851 Rosas ya no era el encargado de las relaciones exteriores de la provincia tras el decreto suscrito por Urquiza que lo relevaba de esas funciones, conocido como el Pronunciamiento. Este hecho marcó el final de la hegemonía rosista y abrió el camino para la convocatoria a la convención constituyente de 1853.
El mismo 3 de febrero de 1852, desde el campo de batalla de Caseros, Urquiza se dirigía al gobernador delegado Antonio Crespo para informarle del triunfo:
“Querido amigo: Después de un reñido y acalorado combate entre las fuerzas del Ejército aliado y los esclavos del Tirano Juan M. de Rosas han obtenido aquellas una victoria espléndida, y soy dueño en estos momentos de todo el campo de batalla. Todo el ejército del Tirano ha sido derrotado, y las legiones libertadoras marchan ya sin obstáculos a la capital de Buenos Aires. ¡Eterno loor a los valientes que me han acompañado en esta jornada gloriosa! ¡Salud y parabienes a todos los amigos de la libertad!”
Los combates del centenario
Cien años después, en las ediciones de enero y febrero de EL DIARIO se difundían las actividades programadas en todo el país, y en particular en Entre Ríos, para conmemorar el 3 de febrero, organizadas por distintas instituciones. El diario ponía el acento en la escasa adhesión a la conmemoración de los gobiernos nacional y provincial, inclusive de las universidades que “están calladas (…) y las autoridades escolares en todo el país no ha expresado su opinión acerca de la fiesta centenaria.”
La Junta Argentina “Justo José de Urquiza” de Concepción del Uruguay había emitido un duro comunicado en donde hacía público los obstáculos que había puesto el gobierno de la provincia para las demostraciones públicas e invitaba a la población a embanderar los edificios públicos. Firmaban el mismo Lucrecia Campos Urquiza, Emerio E. Tenreyro Anaya, Delio Panizza, Ernesto E. Maxit, Lorenzo E. Gaggino, Juan Hugo Eyhartz y Pedro E. Etcheverry, entre otros.
En tanto la Asociación Mariano Moreno de Paraná llevó a cabo un acto en el monumento a Urquiza junto al Círculo de Exalumnos del Colegio del Uruguay. También hubo una concentración de maestros provinciales al pie del mismo. El Ateneo de EL DIARIO organizó un acto en su sede que cerró con un discurso a cargo de Jorge Ferreira Bertozzi.El Club Social por su parte procedió al descubrimiento de un óleo de Urquiza, obra del pintor Alejandro Márquez, con la presencia de Leandro Ruiz Moreno que pronunció una conferencia denominada “Breve semblanza-destrucción de cargos”. Los miembros del Centro de Estudiantes de Derecho de la Universidad Nacional del Litoral estuvieron presentes en las conmemoraciones los días 2 y 3 de febrero con una marcha en “peregrinación patriótica” al Palacio San José y a Concepción del Uruguay para participar de los actos organizados por la Junta Argentina “Justo José de Urquiza”. Y en un comunicado acotaban que la movilización tenía también como objetivo la “resistencia a la reivindicación del rosismo y a la repatriación de los restos del tirano”.
Rosas y Perón
Como se observa, el lenguaje confrontativo utilizado por Urquiza al informar el resultado de la batalla, y que era natural para ese momento, se mantenía vigente un siglo después. Los ecos de la artillería de Caseros seguían resonando.
Las disputas por las celebraciones tenían un fuerte contenido político partidario que ya se habían expresado con motivo de la reforma constitucional de 1949. Así un autor escribe que “en febrero de 1952, al celebrar el centenario de la Batalla de Caseros –una efemérides extendida por todo el antiperonismo para sostener la velada comparación entre Rosas y Perón–, el radicalismo porteño, en su vertiente aliada a la Unión Democrática, afirmaba: ‘A los cien años de Caseros, el estado de guerra imperante impide la existencia de la prensa, del Congreso y se perfila en la sanción reciente de una Constitución estadual corporativa –la de la nueva provincia de Chaco– su proyección a la vida política argentina’” (Pablo Pizzorno, Sobre antiperonismo y radicalización política: la oposición al estado de guerra interno (1951-1955).
El contrapunto entre los organizadores de los actos y el gobierno de la provincia se observa en las comunicaciones intercambiadas. En este caso la Junta “Justo José de Urquiza” dio a conocer un comunicado que cuestionaba la autorización dada por las autoridades que encuadraba los actos “en el horario establecido para los que realice la subcomisión departamental”, es decir los oficiales organizados por el gobierno. El acto central de la provincia se llevó a cabo en Diamante y Punta Gorda, sitio emblemático que señala en pasaje del Ejército Grande rumbo a Caseros. En este último sitio se descubrió una placa conmemorativa. En Paraná el acto oficial se realizó en el teatro 3 de Febrero con la actuación de la Orquesta Sinfónica.
En tanto en la localidad de Cayastacito un grupo identificado como “elementos rosistas” inauguraron un busto de Rosas con la presencia del comisionado municipal, “gauchos y damas disfrazados de ‘restauradores’”, representantes de la Junta pro repatriación de los restos de Rosas y del Instituto de Investigaciones Históricas “Juan Manuel de Rosas”. En la placa respectiva se inscribió: “El Movimiento rosista de Santa Fe al ilustre restaurador de las leyes D. Juan Manuel de Rosas - 1852_1952. Cien años de la Batalla de Caseros - Febrero 3 de 1952".
En ese año Delio Panizza publicó el opúsculo Victoria (en el centenario de la batalla de Caseros, triunfo definitivo de don Justo José de Urquiza sobre el tirano Juan Manuel de Rosas): 1852-3 de febrero-1952 y Leandro Ruiz Moreno Centenario del Pronunciamiento y de Monte Caseros.