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4/9/23

Historias de inmigrantes: Seraphin se fue a la guerra

 

Rubén I. Bourlot

 

El asesinato del archiduque Francisco Fernando, heredero de la corona austro-húngara, y de su esposa, la archiduquesa Sofía, en Sarajevo el 28 de junio de 1914, dio inicio a una de las guerras más cruentas de Europa. Las hostilidades comenzaron en agosto de 1914 y continuaron en varios frentes durante los cuatro años siguientes. En junio también pero de 1884 nacía en Alta Saboya (Francia) Seraphin Degeneve ¿Qué uniría ambos acontecimientos? Ya lo veremos.

Degeneve llegó al mundo el 10 de junio de 1884 en Vailly, una diminuta aldea Francesa enclavada en medio de las estribaciones alpinas. A los pocos meses emigró a la Argentina con su madre, Adela Morel Chevillet, junto a sus 3 hermanos, debido a que su padre (Alejandro Degeneve) falleció a los pocos días de su nacimiento. La familia se instaló en una fracción de tierras en las cercanías de Colón, enfrente a la actual Escuela Agrotécnica, zona de la pionera colonización agrícola que había comenzado con la colonia San José. Sin dudas el ambiente para los nuevos habitantes le era familiar, voces y costumbres que se parecían a su aldea europea, salvo el paisaje llano y agreste muy distinto a las montañas nevadas de la región saboyana. Pero aquí se respiraba paz. Los últimos movimientos revolucionarios habían sido sofocados en la década anterior y de tanto en tanto sonaba la alarma de un levantamiento armado que no afectaba a los colonos. Un panorama distinto a los cruentos enfrentamientos de Europa.

La vida continuaba en las nuevas tierras. La viuda Adela conoció en Colón a Julián Chatelain (también de Vailly), se casaron y tuvieron además otros ocho hijos. De acuerdo a la version del Padre Chatelaîn de Saboya en su libro Les Cousins de La Pampa, Julián y Adela y eran pareja en Vailly, lo que estaba mal visto por la reciente viudez de Adele.

 

La Guerra Grande

Pasaron los años y en 1914 Europa se vio nuevamente conmovida por la guerra, la que no imaginaban iba a ser la primera de una sucesión de conflictos que destruirían al continente.

El asesinato del archiduque Francisco Fernando será el detonante. Con la declaración de guerra del imperio Austro-húngaro a Serbia se inició la guerra a la que luego se unieron Alemania, Francia, el Reino Unido, Rusia, Italia y otros países.

A nuestro país los ecos de la guerra llegaron rápidamente, aunque no existían los medios de comunicación instantáneos como hoy -la radiodifusión aún no se había inventado-, y en las comunidades de inmigrantes fue donde el tema era la comidilla diaria. Los consulados europeos acreditados en el país comenzaron a convocar a los que aún conservaban la ciudadanía originaria para alistarse y viajar. Esos inmigrantes que décadas atrás habían migrado en busca de una tierra de paz volvía para pelear por el suelo que habían dejado. En solo tres semanas de 1914 se otorgaron 3.000 permisos de embarque a soldados convocados por Francia y voluntarios argentinos. Pero lo cierto es que este reclutamiento no era tan voluntario ya las distintas organizaciones de las colectividades adoptaban medidas para incentivar el alistamiento que llegaban al extremo de castigar con “la cesantía de los empleados que se negaban a regresar a combatir, bien documentadas para las compañías británicas y francesas de ferrocarril y para las instituciones comunitarias (hospitales, círculos, sociedades de beneficencia, etc.) italianas y francesas. En el mismo sentido, la legación consular de Francia en Buenos Aires forzó la renuncia o la no elección de dirigentes comunitarios en puestos claves como la Cámara de Comercio Francesa por tener hijos que no habían viajado a combatir. Las presiones incluían por último la sanción moral de los infractores mediante la publicación de listas con nombre y apellido en los consulados y en la prensa étnica.” (1)

 

Seraphin se va a la guerra

Entre los convocados al frente estaba un entrerriano por adopción, un francés nacionalizado argentino llamado Seraphín Degeneve, de 30 años, que se sintió llamado por el deber. Recibió la orden de reclutamiento en Colón pero como se demoró en llegar fue arrestado a su arribo en el puerto de Marsella.

Aquí quedó el resto de su familia que seguramente tarareaban cada tanto la conocida canción aprendida en la escuela:

Mambrú se fue a la guerra

¡Qué dolor, qué dolor, qué pena!

Mambrú se fue a la guerra

No sé cuándo vendrá…

Seraphin estuvo combatiendo durante los cuatro años que duró la guerra. Sobrevivió la cruenta batalla de Verdún, fue herido en dos oportunidades. En una de ellas, una esquirla de granada hizo que perdiera el hueso frontal que cubre el cerebro. Se salvó milagrosamente y cuando salió del Hospital fue a visitar su pueblo natal, Vailly. Cada tanto su familia tenía noticias de su derrotero a través de las cartas hasta que estas cesaron. Todos pensaron que había muerto.

Una tarde la familia Chatelain – Degeneve se encontraba mateando en su casa, la que aún se conserva frente a la Escuela Agrotécnica de Colón, edificada sobre una lomada que permite ver con claridad la tranquera de entrada. De pronto observaron la llegada de un hombre con un bolso. “Si el Seraphin viviera, yo diría que el que viene caminando es él” dijo Adela recordando a la figura de su querido hijo. Pero cuando el extraño se acercó todos explotaron en llanto y alegría, Seraphin había vuelto de la Gran Guerra.

Por su coraje recibió seis medallas y una pensión por parte del gobierno francés, pero a su regreso siguió trabajando con su familia. Su vida se extinguió a los 55 años de edad, en 1939 a pocos meses que la humanidad empezara a vivir otra tragedia, la Segunda Gran Guerra Europea, llamada mundial.

El camino vecinal que pasa frente a la Escuela Agrotécnica, desde el 2003 lleva el nombre de Seraphin Degeneve y un monolito que se ubica al lado de la tranquera de su vivienda, lo recuerda.

 

Elaborado en base a testimonios publicados en el Facebook de la Municipalidad de Colón.

(1) La cita es de Palermo, Silvana, «Protesta laboral, nacionalismo e internacionalismo: La huelga ferroviaria de 1917 en tiempos de la Gran Guerra», XXI Jornadas de Historia Económica, Universidad Nacional de Tres de Febrero, 23-26 de septiembre de 2006.

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