23/4/09

Paraná, ¿capital del país?

Por Rubén Bourlot


Una noticia que ocupó la tapa de los diarios entrerrianos en 1972 fue el anuncio acerca del traslado de la Capital Federal a Paraná.
Paraná, entre 1854 y 1861, fue capital de la Confederación Argentina, debido a la separación de Buenos Aires, que se escindió del resto de las provincias. Tras el combate de Pavón donde fueron derrotadas las fuerzas de la Confederación, Buenos Aires accedió a se sede del gobierno federal. No obstante, recién en 1880, tras una dura batalla, se federalizó Buenos Aires para convertirla en capital del país.
Posteriormente, en el transcurso del siguiente siglo surgieron diversos proyectos para el traslado de la capital a otro lugar como una forma de reafirmar el federalismo.
En 1972, la noticia de los diarios daban cuenta de que el gobierno nacional de facto había declarado mediante el decreto ley Nº 19.610 “la necesidad de determinar la conveniencia, oportunidad y factibilidad” del traslado de la Capital Federal. Y tomando la posta el gobierno de Entre Ríos, cuyo titular de facto era el brigadier Ricardo Favre, presentó un proyecto de traslado de la Capital Federal a la ciudad de Paraná, para evitar “la concentración monopólica del capital, las finanzas y la industria en el reducido ámbito del puerto de buenos Aires”.
Entre las consideraciones del proyecto se sostenía que “Paraná reúne los mejores antecedentes para ser designada nueva sede el Poder Ejecutivo Nacional, y razones de entorno físico, ubicación geográfica, infraestructura y comunicaciones también avalan la proposición que efectuamos”. También se valoraba la existencia del Túnel subfluvial como medio de comunicación con Santa Fe, que se proponía como sede del Poder Legislativo y también Córdoba como sede del Poder Judicial.
En definitiva la propuesta era la instalación en Paraná del Poder Ejecutivo.

13/4/09

Una experiencia de periodismo chacarero

Por Rubén Bourlot

Durante un lustro, entre 1974 y 1979, circuló en los departamentos Uruguay y Colón el periódico Información Agraria, una singular publicación dirigida a la familia rural, que reflejaba los acontecimientos de pueblos y colonias de ambos departamentos de la provincia de Entre Ríos.
El periódico estaba dirigido, redactado y armado artesanalmente por Rafael Almeyra (seudónimo de José María Almeyra) en Concepción del Uruguay. Tijeras, cola vinílica, planchas de letraset, diarios viejos y la Olivetti eran los insumos utilizados para el armado de los textos. Los títulos se armaban recortando las letras de diarios y pegándolas con cola vinílica. En casos especiales, principalmente los avisos, se utilizaban letras transferibles (letraset). El propio Almeyra confeccionaba las fotos en su laboratorio.
Los originales se enviaban a una imprenta de Gualeguaychú para imprimirlos en offset ya que facilitaba la publicación de fotografías. Al principio la periodicidad fue quincenal y luego mensual.
La publicación reflejaba la actividades sociales, productivas y deportivas de zonas rurales, como el fútbol de la Liga Zonal. Lo que la caracterizaba eran las historias familiares mediante entrevistas. Otra característica era la profusión de fotografías. Contaba con corresponsales en distintas localidades. Con el tiempo se fueron incorporando algunos colaboradores.
Almeyra recorría mensualmente ambos departamentos en un vetusto automóvil, realizando notas, tomando fotos, repartiendo los ejemplares de la publicación y realizando la cobranza de los ejemplares vendidos y de la publicidad.
Otra particularidad era el sistema de venta de Información Agraria, que se efectuaba en bares, almacenes de ramos generales y carnicerías de los pueblos y colonias.
El fútbol de la Liga Zonal, las competencias de Fórmula Entrerriana y Fórmula 7, y las jineteadas eran cubiertas con abundante material gráfico.
Hacia 1979 la publicación comenzó a declinar, eclipsada por otros proyectos de Almeyra que comenzó a publicar el semanario Sucesos, posteriormente convertido en diario. Finalmente dejó de publicarse en ese año.

Paréntesis de humor (H)


29/3/09

El juego de taba

Por Omar Alberto Gallay
Es un juego típicamente campero, derivado de los españoles, que siempre fue considerado clandestino y nunca fue legalizado.
Precisamente y dadas estas características de juego prohibido y penado por la justicia, sólo en épocas previas a las elecciones se realizaba, con la anuencia de los políticos que regenteaban los distintos comités, mientras las autoridades, incluida la policía, hacían la "vista gorda". Era la oportunidad para la reunión y suma de adeptos, halagándolos con una "vaquilla con cuero" y abundante vino. En San Cipriano, departamento Uruguay, las jugadas se organizaban en el domicilio de don Felipe Malaval, partidario de la Unión Cívica Radical o en el de don Lorenzo Dodera, de extracción demócrata.
La taba es el hueso astrágalo del vacuno, al cual se prepara colocándole un enchapado, generalmente de bronce en sus extremos superior e inferior. El primero posee una oquedad, al que se denomina "culo" y la otra es lisa, que recibe el nombre de "suerte".
Se jugaba entre dos personas y se preparaba un campo de juego quo se caracterizaba, especialmente, por un terreno blando y un poco húmedo llamado "cancha". Esta cancha se dividía en dos partes, mediante raya bien marcada. A partir de esa línea cada jugador debía tomar un/l distancia de alrededor de 6 metros (en algunos casos 7 metros) de manera enfrentada y lanzar la taba hacia el lado contrario. Si no sobrepasaba 1/1 línea, se repetía el tiro.
La Taba podía caer en diferentes posiciones:
· Con la parte lisa hacia arriba: SUERTE. Era ganadora
· Con la parte hueca hacia arriba: CULO(l). Era perdedora
·En forma vertical, se le llamaba "31" y era considerada no admitida, Cualquier otra posición en que cayera la taba no era válida. Además participaban varios apostadores, que jugaban al tiro de quien ello elegían. Normalmente las apuestas eran por dinero, pero también se llegaba a apostar otros bienes o pertenencias.
El canchero, banquero o coimero era el que recibía las apuestas Podían apostar los jugadores al tiro, y los asistentes a cada competidor. El sistema era así: un jugador jugaba una suma de dinero al tiro, si salía suerte ganaba; si en cambio la taba caía de "culo", perdía automáticamente; pero si caía de costado, le tocaba el tiro al adversario lógicamente se tiraba hasta que uno ganaba.
Las últimas reuniones que se recuerdan fueron organizadas en el domicilio de don Celso Delaloye, aproximandamente en 1971.

Extraído de Gallay, Omar. “Narrativa histórica de la colonia San Cipriano”.

5/3/09

Curiosidades: Gurí no es sólo entrerriano

El término gurí es característico del habla entrerriana, pero no exclusivo. Así lo sugiere el nombre de una antigua revista brasilera denominada O Gurí, publicada en 1945 que combinaba superhéroes estadounidenses con producción autóctona. Aquí está la imagen de una de sus tapas.

18/2/09

El Quijote de la lluvia


Por Rubén Bourlot

En las décadas de 1930 y 40 la sociedad se conmovía de tanto en tanto con las noticias de un quijotesco personaje que, manipulando unos extraños artefacto provocaba lluvias donde la madre naturaleza se negaba a brindar ese vital elemento. Se trataba de Juan Baigorri Velar, un entrerriano oriundo de Concepción del Uruguay que se había graduado en geofísica en la Universidad de Milán y prestaba servicios en YPF.
Baigorri tenía una vasta experiencia en la exploración petrolera. Un día, en el año 1938, maniobrando uno equipo para explorar el subsuelo - que funcionaba cargado con reactivos químicos y conectado a una batería -, descubrió que se producían lluvias como respuesta. A poco tiempo, enterados de este descubrimiento, las autoridades de la provincia de Santiago del Estero, afectada por una prolongada sequía, le ofrecieron un contrato para repetir la experiencia. Allá fue Baigorri con sus aparatos y logró que lloviera, precisamente en en la estancia "Los Milagros", de Juan Balbi. La experiencia se repite en varias localidades de la provincia con resultados exitosos y luego en las provincias de Buenos Aires y San Juan La noticia rápidamente saltó a la tapa de los principales diarios del país y desató el debate sobre a veracidad del descubrimiento. El director de Meteorología Nacional se burlaba de Baigorri y lo mismo hacía el diario Crítica.

El artefacto que hacía llover

El artefacto en cuestión fue diseñado por Baigorri durante su estadía en Italia para medir el potencial eléctrico y las condiciones electromagnéticas de la tierra. Se trataba de una caja cúbica del tamaño de un aparato de TV actual (de los medianos) y con dos antenas que sobresalían misteriosamente. Según su inventor ese aparato provocaba la lluvia por un mecanismo de electromagnetismo que concentraba nubes en el área de influencia del aparato. No obstante, nadie jamás conoció el funcionamiento interno de la máquina, pero se sabe que tenía un circuito “A” para lloviznas leves, y un circuito “B”, para grandes lluvias
Desde Estados Unidos vinieron ofrecerle un jugoso contrato para llevar su experiencia a ese país, pero Baigorri se negó porque quería que su descubrimiento sirviera al país.
Pasada la euforia inicial, la prensa no habló más del fenómeno. En 1951 fue asesor ad honórem del Ministerio de Asuntos Técnicos. Al año siguiente desempolvó su viejo invento y viajó a La Pampa. Llegó, encendió la batería y empezó a llover, aunque ya la gente dudaba de sus méritos: "Iba a llover de todos modos", decían. El escepticismo generalizado hizo que se recluyera en un prolongado silencio, hasta 1972 cuando falleció.
Nadie heredó el artefacto ni el secreto de su funcionamiento.

5/1/09

La solapa, un duende entrerriano

Por Rubén Bourlot

En Entre Ríos existe un duende, conocido como La Solapa, muy mentado en las zonas rurales. Se trata de un mito popular que tiene distintas representaciones. Santos Tala en su conocida canción la describe como “Toda vestida de blanco… Con su sombrero grandote”(1). En Nogoyá se lo ha caracterizado como una especie de águila que atrapa y se lleva a los niños que encuentra solos a la hora da la siesta, especialmente en los días de verano.
En efecto, este duende suele atemorizar a los niños, que amparados en la impunidad de la tradicional siesta entrerriana, particularmente en el verano, salen al campo a hacer de las suyas: cazar pájaros con la honda, pescar o zambullirse en algún arroyo con todos los riesgos que implica, sumado al sol implacable de la primera tarde veraniega. “Gurisito entrerrianito / no andés trotiando a lo iguana …Revisando los niditos”, recomienda Santos Tala. Y seguramente, el mito se crea como una forma de proteger a los gurises de estos incidentes.
Fabián Gustavo Reato caracteriza a este duende como “una vieja vestida de negro y con una bolsa de leña cargada”.(2) En Santa Fe también se lo encuentra bajo la forma de un duende pequeño, tiene la altura de una bola, y piel de color amarillo intenso.

(2) Reato, Fabián, ¿Quién le tiene miedo a la solapa?, revista El Aguará, abril de 1992

28/12/08

El Ferrocarril y el campo

Por Juan Carlos Cena* (extraido de "Villa Crespo Digital ")



El ferrocarril una cuestión nacional en el marco del 60º aniversario de su nacionalización
Ya no atraviesa los campos,
tampoco se oye el fragor,
de esa mole impresionante,
movida por el vapor. S
ólo queda en la memoria
el silbato de los trenes, v
acío de pasajeros,
silenciosos los andenes.
…………………………… Marta Ofelia Manna (*)


Antes de abordar el tema sobre el ferrocarril y el campo, me ha parecido valioso transcribir parte de este poema Tren de Pueblo y un trozo de la carta de un amigo de Estación Basavilbaso porque juntos ilustran, sin proponérselos, toda una pintura tolstoiana sobre la relación entre el ferrocarril y el campo:
"Estimado Juan Carlos: espero se encuentre bien, yo ya no se que pensar de este mi bendito país, primero el tren bala, no hay sentido común, ahora el campo no la sociedad rural. Basavilbaso es un pueblo de colonias, con esto, a los chacareros los acaban, no se olvide que la primera cooperativa agrícola del país y de América que sigue funcionando acá es: "La Cooperativa Agrícola Lucienville". Cuando cerraron el ferrocarril no nos transformamos en un pueblo fantasma, gracias a que estábamos rodeados de pequeños y medianos productores que le siguieron dando vida al pueblo, a pesar de todas las crisis que pasaron.
Un abrazo, Mario Prelat.
El ferrocarril fue diseñado y construido en el marco de un Estado agro-exportador. Desde ese mismo momento y en el devenir de su desarrollo y expansión, los ferrocarriles establecieron con el campo una fuerte relación. Los pueblos nacieron a la vera de las estaciones. Se fueron construyendo caseríos alrededor de apeaderos, paradores, desvíos, luego avenidos en estaciones, con el tiempo y las cosechas el caserío creció, se llenó de pobladores ascendiendo de tal manera que algunos se transformaron en ciudades, y en paralelo, el ferrocarril creció, construyendo galpones, corrales, plantó árboles, empotró un pluviómetro, y en la punta del andén, erecto un tanque o situó una cisterna de agua. Mensualmente llegaban los ferroviarios que trabajaban en el Departamento Servicio de Agua. Limpiaban tanques o cisternas, los clorinaban, tomaban muestras, verificaban su potabilidad y para así confeccionar el mapa nacional de las napas subterráneas que surtían esos pozos. Otros, reparaban las bombas de bombeo, caños y mangas. El ferrocarril proveía de agua potable al poblado, también regaba sus calles polvorientas.Casi todos los pueblos estaban partidos al medio. El ferrocarril y sus playas eran las causales de esa partidura. A veces, los talleres o depósitos de locomotoras prolongaban los patios enrielados de maniobra y la división se alargaba. Una pasarela cruzaba esa playa de maniobra uniendo al pueblo.En ese mismo radio, en hileras todas iguales, se edificaron casas bajas con un patio que se vinculaba con el cuadro de la estación (espacio de paso a nivel a paso a nivel), habitaban las cuadrillas de vías y obras y señalamiento. Más allá los dispensarios médicos y la oficinas de la Sociedad de Socorros Mutuos. Todos ellos, junto al personal de la estación, eran habitantes de ese pueblo o ciudad enclavada en el campo. Todos los hijos de todos iban a la misma escuela. Todos eran tributarios en la construcción de esa comarca. Todos construyeron ese lugar en el mundo. Ese era el lugar de cada uno y de los otros, aunque migrara a otros lugares por razones particulares. Todos se ínter influenciaban, y en ese cruce se amalgamaba el nacimiento de una identidad particular, la del lugar. Todos regresaban de vez en cuando a ese lugar. Todos se entrecruzaban en los retornos, aunque fueran breves.Mixtura de ferroviarios, campesinos, comerciantes, maestros y maestras, templos varios y religiones varias, clubes y sociedades de fomento, señoras y señores, y no podían faltar el médico, el veterinario y la partera. Y la pincha culos. La que ponía inyecciones. Conocía todas las nalgas del poblado. Toda una agente de información, de máxima excelencia. Temible reproductora de chismes. Pero la relación fundamental, carnal diría, cotidiana, era entre los campesinos, chacareros, peones de campo, lecheros, trabajadores rurales, cosechadores golondrinas, arrieros, maestros rurales, entre otros y los ferroviarios que transitaban la geografía acarreando los productos del campo y de las industrias regionales. Relación que fue independiente de los dueños de las primeras líneas férreas y los terratenientes y del Estado.Todas estas relaciones fueron destruidas por la paralización, destrucción y saqueo de los Ferrocarriles Argentinos y la posterior expulsión de 85.000 ferroviarios.
Comenzaba la diáspora ferroviaria.Toda la estructura ferroviaria se vaciaba. No había donde estar. Este éxodo ferruca fueron las primeras manifestaciones de vaciamiento poblacional, cuya consecuencia directa política y social fue la aparición de casi 870 pueblos fantasmas. La paralización de los ferrocarriles trajo la desconexión territorial y la ruptura de la vertebración de las economías regionales que se habían constituido cuando los ferrocarriles se nacionalizaron.Fue ese pueblo y su zona de influencia la que se desabitó, luego de décadas de construcción y cimentación dejó de producir por la ausencia del transporte ferroviario y la comunicación que el ferrocarril otorgaba. Ya no llegan más los trenes aguateros ni los trenes con su vagón postal, se cerraron las estaciones con sus estafetas transportando noticias buenas y de las otras, se calló el telégrafo y los teléfonos. Los bretes (corrales donde se cargaba el ganado en los vagones jaulas) están con sus maderas podridas o astillosas de secas. Los trenes sanitarios que hicieron retroceder a las enfermedades como el chagas, la tuberculosis, la lepra, vacunando masivamente a nuestros paisanos, están parados. No circulan más los trenes que fletaban la empresa ferroviaria para que junto con la Secretaría de Agricultura pasaran a la ofensiva en la lucha contra la langosta y otras plagas, más los trenes de auxilio que partían en ayuda de las zonas inundadas o que padecían sequías llevando pasturas. Los trenes aguateros que hicieron retroceder la sed, regando el país, están oxidados. El campo y los pueblos se quedaron sin agua potable. Se secaron los tanques y las estaciones de bombeo se detuvieron. Se cerraron 40 policlínicos ferroviarios, desaparecieron de la faz de la geografía enrielada, hospitales y dispensarios que atendían solidariamente a hombres y mujeres del campo y ciudadanos del pueblo, se clausuraron, no eran rentables. La vida no era rentable.Las ambulancias ferroviarias que atendían a ferroviarios en estaciones alejadas y a pobladores rurales no circulan más. La que utilizaba el doctor Arturo Illia, cuando trabajaba como médico ferroviario, está en el Museo de Cruz del Eje.Las playas de las estaciones ferroviarias, lugar de carga y descarga de los productos del campo, hoy son pastizales y en otros, la soja las invadió sin permiso. Galpones construidos por Ferrocarriles Argentinos para resguardar la cosecha y productos del lugar, para conservarlas de la intemperie y las inclemencias del tiempo, hoy son, en algunos casos, hogar colectivo de los desamparados del campo, peones rurales, cosechadores desocupados, porque la soja prepotente invadió el territorio y les quitó el trabajo de sembradores y cosechadores, poceros, podadores, regadores, entre otros oficios. Esa mano de obra desocupada, hoy, es el sobrante del mundo campesino, la soja no los necesita. Galpones, silos, corrales, bretes, bebederos para el ganado, todo ha sido abandonado y saqueado. Todo es desolación y tristeza.En antiguos ayeres, esos galpones eran regados, barridos y decorados para los fines de año, se festejaba la terminación de ese año que estuvo lleno de jornadas laborales: el jefe de estación presidiendo como dueño de casa, cambistas, auxiliares, catangos (peones de vías), telegrafistas, ferroviarios, campesinos, peones rurales, arreadores, domadores, maestras, maestros, curas y ateos, comisario y milicos, el gerente del banco y el de correos, médico y partera, las fuerzas vivas; gringos, turcos, gallegos, polacos, y así, señoras y señores del campos y del tren.Todos galponeando en el tinglado ferroviario, todos juntos cada fin de año, y fiestas patrias, festejando el haber velado todos juntos la siembra y la cosecha bajo ese mismo cielo.Vínculos y apegos de una sociedad campesina-ferroviaria que los ciudadanos urbanos desconocen.Vínculos y apegos producidos por el campo y el ferrocarril. Se abandonaron los cementerios donde los vínculos y apegos antiguos descansaban. El yuyal los fue cubriendo sin discriminación.Vínculos y apegos que se paseaban los domingos por el andén esperando al tren de pasajeros, Lugar donde se tejían y destejían amores y desamores en la plataforma de la vida dominguera, y así. Ese día y a esa hora el pueblo se emperifollaba. La estación se engalanaba, se mixturaban los aromas y los alientos.Vínculos y apegos en las fiestas patrias: misa, banda de música y desfile, carrera de sortija, doma, asado con cuero, discursos y más discursos.Vínculos y apegos de los trabajadores, a través de La Fraternidad (sindicato de los maquinistas), y Unión Ferroviaria (empleados y trabajadores ferroviarios), en los 1º de mayo, en el día del ferroviario y el de la nacionalización de los ferrocarriles, junto a docentes, empleados, trabajadores rurales, doctores, señoras y señoras.Al tiempo vino lo que vino. De no creer. Al ferrocarril lo fueron parando, se fueron espaciando los trenes aguateros, se ausentaban los trenes sanitarios, de la solidaridad, los trenes regionales mixtos (cargas, encomiendas y pasajeros) se cortaban las comunicaciones y las ayudas. Se seccionaban las vinculaciones. El ferrocarril se fue ausentando, los policlínicos y dispensarios ferroviarios de las Sociedades de Socorros Mutuos, con más de cien años de prestaciones, dejaban de prestar servicio. Los galpones se vaciaban y los silos se oxidaban, el tanque de agua de la estación Abandono se secaba, arribaba y se estacionaba en el andén el Tren de las Congojas, todo comenzó a ser dejadez y decidía. ¡Poco importaban los vínculos y apegos del lugar! No eran rentables.Así, de esa manera a través de esas fuertes ausencias se fueron cortando los lazos y afectos entre los habitantes del campo, las zonas rurales y el ferrocarril.Los trenes que acarreaban los productos del campo se detuvieron, como los convoyes cerealeros que coordinaban su traslado con la Junta Nacional de Granos. Se suspendieron los trenes block que fletaba el F.G. Belgrano con verdura, frutas, legumbres, productos perecederos que partía desde Salta, recogiendo en Tucumán y Jujuy sus productos, con horario de trenes pasajeros hasta Retiro. Tardaba 24 horas, y era equivalente a 60 camiones. Los detuvieron, la competencia con el auto transporte automotor era muy fuerte, a eso hay que sumarle la diferencia del flete que orilla en un 35 a un 40 por ciento. Todo es doblemente gravoso, hay que parar los trenes aunque se perjudique el campo. Los trenes que partían desde Mendoza con vino para exportar en forma masiva, también, fueron anulados. Lo mismo que los trenes fruteros del Valle de Río Negro con vagones ventilados. Y así con otros servicios de cargas y pasajeros.Hoy, todo es un páramo nacional. Sólo se han salvado los pueblos como dice Prelat, "donde hubo colonias o cooperativas de los pequeños chacareros". Pero ya nada es igual. Falta algo, y ese algo es ese vínculo entre el campo y el ferrocarril. Los pueblos se deshabitaron y los campos se volvieron tierra yerma sojera. Ya no hay ni pájaros ni lagartijas, el glifosato y el agente naranja los exterminó.No entender la sensación y la relación de pertenencia que siente el hombre del campo por la tierra, es no entender a la madre que lo parió.No entender la diáspora ferroviaria que se produce por el cerramiento de los ferrocarriles, es no entender al país.No entender los vínculos y apegos del ferrocarril con el campo es no entender parte de este país federal.No haber comprendido la importancia que tenía el Sistema Integrado de Transporte Ferroviario, de Industria y Comunicaciones, callar y aplaudir su cierre es toda una miopía social masiva, cómplice, casi, una traición a la patria..Ante todo esto debemos preguntarnos ¿Cómo recuperamos esos vínculos y afectos de los pueblos perdidos? ¿Cómo se recuperan estos poblados cuando esta sociedad está tan fragmentada y solamente piensa desde el Puerto? ¿Cómo se construye una sólida organización que permita generar políticas de Estado y poder así recuperar los ferrocarriles para la nación? Donde participen ferroviarios, usuarios, habitantes de los pueblos desamparados, campesinos, estudiantes, intelectuales, sindicatos, organizaciones populares, clubes, cooperativas. ¿Cómo hacemos?, cuando se privilegian los intereses electorales por sobre los principios que tienen que ver con el Patrimonio y la Soberanía Nacional. ¿Cómo hacemos cuando los oportunistas se quieren subir al tren de la recuperación, cuando en las décadas de los 80 y 90 guardaron un saludable silencio? ¿Cómo hacemos o que hacemos, con la mediocridad reinante y servil que reina en el campo político que abarca un radio de 360º, cómo? ¿Cómo hacemos cuando alegremente algunos sesudos intelectuales opinan del campo, cuando confunden un girasol con una margarita gigante?Solo recuperaremos los afectos y vínculos nacionales perdidos cuando recuperemos los ferrocarriles, la energía, las comunicaciones, entre otros, en el marco de un proyecto de país que sea soberano e independiente. Para eso debemos erectarnos como sociedad, e ir en busca de la solidaridad perdida, volver a ser respetuosos con el otro, con los otros, aunque piensen diferente, pero no como consigna o frase hecha, sino en la realidad cotidiana y la práctica viva. Porque la destrucción de los apegos y vínculos nacionales no ocurren por casualidad. Es parte de una política nefasta que se fue implementando en forma sistemática y permanente.Después de romper esos vínculos y apegos vino el vaciamiento político e ideológico y luego la derrota y la diáspora de los pueblos y la destrucción del movimiento obrero. En vez de seguir siendo una nación-continente nos transformaron en una nación-archipiélago, y desde ese momento se enseñoreó la fragmentación. Se estructuró todo un proyecto político para que seamos un país dependiente con la complicidad de cipayos y vendepatrias.Por todo esto, porque el conflicto del campo es un problema que incube a la nación, porque las realidades nacionales, esas que son del interior profundo nos incumben, porque la ciudad puerto y hegemónica ha eclipsado la vida de lo que se denomina el interior del país.Hoy el campo aparece con todo un contexto social, político, económico y cultural desconocido para el hombre y la mujer de la ciudad.Como en aquellos tiempos de la conformación de la Nación, hoy la realidad de la dependencia arrecia y se choca con la vocación de ser libres y soberanos. Está en los espacios más recónditos del entramado social, de todos los que fuimos derrotados en la lucha por un verdadero proyecto de país. Por eso, el ferrocarril hoy es una necesidad que se aúna a la realidad del campo. Porque en este inmenso territorio nacional, la mercancía puede ser transportada para todos, como en otras épocas, con fletes más económicos y seguros.Los proyectos nacionales, las políticas de Estado necesarias para un país soberano e independiente sólo se logran con la participación de los actores sociales involucrados.Lo hemos dicho en cientos de ocasiones, no valen proyectos nacionales pseudo revolucionarios como el denominado Tren Bala, esa obra faraónica sólo beneficia a unos muy pocos, los de siempre. Y no unirá la geografía económica de Buenos Aires-Rosario-Córdoba, sino viajarán los nuevos ricos subsidiados que gozarán de privilegios mientras los pueblos del interior seguirán sin ferrocarril.Así como se necesitan reales políticas agropecuarias, se requieren políticas de transporte en general y del ferrocarril en particular, se necesitan políticas industriales, de desarrollo nacional y de participación popular y desarrollo de las economías regionales.Las cajas, los dineros centrales sólo sirven para amaniatar, como coerción y falta de decisión de la voluntad popular.Como final solamente argumentar, o no dejar de mencionar que la monstruosa deuda externa ha trepado a cifras siderales, en forma proporcional la deuda interna, las encuestadoras más cercanas al actual gobierno nos hablan de una pobreza de más del 30 por ciento, con una canasta básica de 1.300 pesos, importe que no acceden millones de asalariados.En los sesenta años de la nacionalización de los ferrocarriles argentinos, no podemos estar al margen de esta problemática actual.


*Autor de:
- El Ferrocidio (2da edición)
- El Guardapalabras, memoria de un ferroviario.
- El Cordobazo, una rebelión popular.-

- Crónicas del Terraplén (cuentos)
Miembro Fundador del Mo.Na.Re.FA

10/12/08

¿Un estado judío en Entre Ríos?

Por Rubén Bourlot

En el siglo XIX, en la comunidad judía europea cobró fuerza el movimiento sionista que pretendía lograr un asentamiento geográfico para sus miembros dispersos en el mundo. Concretamente, aspiraban constituirse en un estado judío (Israel) sobre un territorio propio. Una de las alternativas era la recuperación del territorio palestino, por esa época ocupado por el imperio turco. No todos los judíos, desplazados durante siglos por distintos territorios, acordaban con esta solución, pero una importante corriente propiciaba el retorno al territorio de sus orígenes.
Entre los promotores del proyecto se encontraban los ricos empresario judío de Europa occidental (Inglaterra y Francia) preocupados por la problemática de los miembros de la colectividad residente en los territorios de la Rusia zarista y otros países del este europeo, que debido a las persecuciones pretendían migrar hacíale occidente europeo. Por ello se idearon planes de colonización en los territorios palestinos y en América, fomentados por compañías como la Jewish Colonization financiada por el Barón Hirsch. En este contexto el movimiento sionista propuso una alternativa al asentamiento palestino, la posibilidad de crear un estado judío en América, más concretamente en el Litoral Argentino, donde se estaba formando un núcleo de colonias de ese origen: las colonias de Entre Ríos. Así lo proponía en 1897 Teodoro Herlz: “Dos países tienen que ser tomados en cuenta (para ese objeto): Palestina y la Argentina” y agegaba “La República Argentina tendría el mayor interés en cedernos una porción de su tierra”. ( T. Herlz: “El Estado Judío”) Este proyecto se cristalizaría “bajo el protectorado de las potencias europeas si a éstas les parece plausible el asunto”.
La iniciativa quedó latente pero cada tanto la idea cobraba vida, como en 1933 cuando el dirigente del Partido Comunista Argentino, Rodolfo Ghioldi, propuso otorgarle autonomía nacional a “las colonias judías en ciertas zonas de Entre Ríos”, según un boletín interno de la agrupación. Tras la finalización de la Segunda Guerra Europea, y la consecuente persecución y matanza de miles de judíos por parte del nazismo, se constituyó el Estado de Israel en territorios palestinos. El proyecto argentino pasó al olvido, con excepción del anecdótico proyecto Andinia surgido en la década del ’60.
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