Por Omar Alberto Gallay
Es un juego típicamente campero, derivado de los españoles, que siempre fue considerado clandestino y nunca fue legalizado.
Precisamente y dadas estas características de juego prohibido y penado por la justicia, sólo en épocas previas a las elecciones se realizaba, con la anuencia de los políticos que regenteaban los distintos comités, mientras las autoridades, incluida la policía, hacían la "vista gorda". Era la oportunidad para la reunión y suma de adeptos, halagándolos con una "vaquilla con cuero" y abundante vino. En San Cipriano, departamento Uruguay, las jugadas se organizaban en el domicilio de don Felipe Malaval, partidario de la Unión Cívica Radical o en el de don Lorenzo Dodera, de extracción demócrata.
La taba es el hueso astrágalo del vacuno, al cual se prepara colocándole un enchapado, generalmente de bronce en sus extremos superior e inferior. El primero posee una oquedad, al que se denomina "culo" y la otra es lisa, que recibe el nombre de "suerte".
Se jugaba entre dos personas y se preparaba un campo de juego quo se caracterizaba, especialmente, por un terreno blando y un poco húmedo llamado "cancha". Esta cancha se dividía en dos partes, mediante raya bien marcada. A partir de esa línea cada jugador debía tomar un/l distancia de alrededor de 6 metros (en algunos casos 7 metros) de manera enfrentada y lanzar la taba hacia el lado contrario. Si no sobrepasaba 1/1 línea, se repetía el tiro.
La Taba podía caer en diferentes posiciones:
· Con la parte lisa hacia arriba: SUERTE. Era ganadora
· Con la parte hueca hacia arriba: CULO(l). Era perdedora
·En forma vertical, se le llamaba "31" y era considerada no admitida, Cualquier otra posición en que cayera la taba no era válida. Además participaban varios apostadores, que jugaban al tiro de quien ello elegían. Normalmente las apuestas eran por dinero, pero también se llegaba a apostar otros bienes o pertenencias.
El canchero, banquero o coimero era el que recibía las apuestas Podían apostar los jugadores al tiro, y los asistentes a cada competidor. El sistema era así: un jugador jugaba una suma de dinero al tiro, si salía suerte ganaba; si en cambio la taba caía de "culo", perdía automáticamente; pero si caía de costado, le tocaba el tiro al adversario lógicamente se tiraba hasta que uno ganaba.
Las últimas reuniones que se recuerdan fueron organizadas en el domicilio de don Celso Delaloye, aproximandamente en 1971.
Extraído de Gallay, Omar. “Narrativa histórica de la colonia San Cipriano”.
La taba es el hueso astrágalo del vacuno, al cual se prepara colocándole un enchapado, generalmente de bronce en sus extremos superior e inferior. El primero posee una oquedad, al que se denomina "culo" y la otra es lisa, que recibe el nombre de "suerte".
Se jugaba entre dos personas y se preparaba un campo de juego quo se caracterizaba, especialmente, por un terreno blando y un poco húmedo llamado "cancha". Esta cancha se dividía en dos partes, mediante raya bien marcada. A partir de esa línea cada jugador debía tomar un/l distancia de alrededor de 6 metros (en algunos casos 7 metros) de manera enfrentada y lanzar la taba hacia el lado contrario. Si no sobrepasaba 1/1 línea, se repetía el tiro.
La Taba podía caer en diferentes posiciones:
· Con la parte lisa hacia arriba: SUERTE. Era ganadora
· Con la parte hueca hacia arriba: CULO(l). Era perdedora
·En forma vertical, se le llamaba "31" y era considerada no admitida, Cualquier otra posición en que cayera la taba no era válida. Además participaban varios apostadores, que jugaban al tiro de quien ello elegían. Normalmente las apuestas eran por dinero, pero también se llegaba a apostar otros bienes o pertenencias.
El canchero, banquero o coimero era el que recibía las apuestas Podían apostar los jugadores al tiro, y los asistentes a cada competidor. El sistema era así: un jugador jugaba una suma de dinero al tiro, si salía suerte ganaba; si en cambio la taba caía de "culo", perdía automáticamente; pero si caía de costado, le tocaba el tiro al adversario lógicamente se tiraba hasta que uno ganaba.
Las últimas reuniones que se recuerdan fueron organizadas en el domicilio de don Celso Delaloye, aproximandamente en 1971.
Extraído de Gallay, Omar. “Narrativa histórica de la colonia San Cipriano”.