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21/9/14

La dragona Montenegro ¡Para esto he venido!

Por Rubén I. Bourlot


Las mujeres en la historia de Entre Ríos aun no tienen la visibilidad que se merecen, en parte por los mismos motivos que se da en distintos ámbitos donde el papel de la mujer estuvo y aún está relegado al ámbito privado, alejado de los espacios de decisión. Pero si de manera fortuita emerge una figura protagónica, el tiempo y el desinterés de los historiadores va borrando sus huellas. Poco es lo que se sabe de personalidades como Tadea Jordán la madre de los caudillos Ramírez y López Jordán, a pesar que no fue solamente una mujer ama de casa. De la famosa Delfina, si bien no era entrerriana fue protagonista de sucesos provincianos, casi nada se conoce. Otro caso es el de Juana Montenegro, la Dragona, que estuvo en los entreveros cuando los porteños pretendían meter una cuña en estas tierras cobijadas bajo el protectorado artiguista. Es 1814 cuando el Directorio crea la provincia y manda gobernadores intendentes, rechazados por los entrerrianos. Y la Dragona encuentra una fama fugaz combatiendo del lado de los porteños.

 

El Paso de Belén

El 29 de septiembre de 1814, en el Paso de Belén, situado sobre el río Uruguay, en las cercanías de Mandisoví, se produce el enfrentamiento entre el caudillo artiguista José María Chirico o Chiribao y las fuerzas directoriales que respondían al gobernador intendente José Blas Pico.

Una jugosa crónica de Manuel F. Mantilla relata los pormenores del combate.1

Al rayar el día de una mañana, triste y lluviosa del mes de setiembre de 1814, hallóse campado a inmediaciones del Paso de Belén el Coronel José María Lorenzo con ciento veinte dragones, una pieza de a cuatro y treinta milicianos de Gualeguaychú a las órdenes del Comandante Samaniego.

Según la crónica

los artiguistas ocupaban el pueblo de Mandisoví al mando de José Miguel Chiribao haciendo de aquel punto el centro de sus operaciones (…)

El gobernador intendente de Entre Ríos, teniente coronel Blas José Pico, marchó sobre ellos con toda la división de su comando, y tras una jornada forzada ocupó el pueblo el 28 de setiembre de 1814. Los perturbadores del orden lo habían abandonado al saber su aproximación, llevándose a todos los habitantes, como las tropas de Artigas sabían hacerlo, a punta de lanza y a filo de sable.

Las sospechas de Pico sobre la dirección de los anarquistas, eran vagas; felizmente, capturó un espía de ellos y por él supo que se encontraban en el Paso de Belén. Inmediatamente dispuso que el segundo jefe de la división, teniente coronel José María Lorenzo, fuera a batirlos con ciento veinte dragones, una pieza de a cuatro y treinta milicianos de Gualeguaychú encabezados por el comandante Gregorio Samaniego.

La columna expedicionaria se había puesto en marcha la víspera al entrar el sol y llevaba orden del Coronel José Blas Pico, Gobernador Intendente de Entre Ríos, de batir en ese paraje a los artiguistas que al mando de José Miguel Chiribao infestaban con cuadrillas y partidas de bandoleros parte del territorio fronterizo a Corrientes, interceptando las comunicaciones de ambas provincias.

En ella iba, acompañando a su esposo, un dragón, Juana Montenegro, una de esas mujeres que no abandonan a su prenda querida en las mayores rudezas de la vida, verdaderas heroínas del amor y ángeles de consuelo y de caridad a la vez en medio del fragor de los combates para cuantos caen derribados por el plomo. No compartía de las fatigas de su esposo en clase de soldado, como no lo hacían ni lo hacen sus iguales; era simplemente su ayuda para descargarle de todas las atenciones propias de su sexo. Pero, de varonil carácter, hacía siempre ostentación de un sable ceñido sobre la pollera, que nunca había desnudado pero que guardaba para los casos inesperados y extremos.

Silvia Razzetto de Broggi dice que Juana es la esposa de un soldado del Escuadrón de Dragones de Gualeguaychú.2

Al verla seguir la expedición – continua Mantilla-, cuando sus compañeras quedaban en el pueblo, los soldados, siempre traviesos y pifiones (sic), le hacían farsas y burlas. Ella no se ofendía: era corrida en jaranas soldadescas:

— ¿A qué viene? ¡Qué feo va a disparar!  La víctima será el marido, que por defendería se hará matar.

Tales y parecidos flechazos recibía y contestaba, diciendo de vez en cuando: — ¿A qué vengo?  Ya verán. . . ya verán a lo que vengo.

Durante la marcha llovió abundantemente, pero el agua no detuvo la operación. Escampó a las tres de la mañana, quedando siempre amenazante el tiempo.

A las cuatro se halló Lorenzo a cien pasos del lugar donde le decía el espía que se encontraba el enemigo: un monte espeso. Era oscuro todavía. Esperó que aclarase.

Con la primera claridad adelantó Samaniego con sus milicianos. No veía enemigos. Para llamar la atención de ellos y conocer su paradero hizo disparar unos tiros al penetrar en el bosque.

Los artiguistas, que estaban próximos, en número de más de doscientos armados de lanza, sable y fusil, cayeron sobre él y detrás de él salieron de su guarida, trabándose el combate en terreno limpio con todas las fuerzas de Lorenzo. Minutos después de producido el choque, cayó un fuerte aguacero que imposibilitó el uso de las armas de fuego, quedando en virtud de ello con superioridad los anarquistas, por su número.

— ¡Carabina a la espalda, sable en mano y a la carga!, fue entonces la voz de mando que dio Lorenzo a su tropa, y se lanzó con ímpetu sobre el enemigo.

Juana Montenegro desnudó también su sable, y, colocada al lado de su esposo, se entreveró en la pelea, ágil, entusiasta y valiente como el dragón mas renombrado del regimiento. Deshechos y derrotados los artiguistas, ella siguió encarnizada la persecución a través del monte, donde quedaron girones de su pollera, volviendo al campo de la acción de los últimos, con un fusil arrancado personalmente a un enemigo y que entregó orgullosa a Lorenzo como trofeo de su valor.

- Para esto vine - dijo en seguida con orgullosa altanería a los soldados, que la aplaudían y vivaban.

 

El reconocimiento de Dragona

La actuación de la brava dragona no queda en el anonimato porque su jefe, el coronel Lorenzo, le trasmite al intruso gobernador sus hazañas: “al lado de su marido, atacó sable en mano peleando como un  soldado y después de la acción presentó el  fusil  tomado al adversario”, y éste se dirige Supremo Director del Estado, Gervasio Antonio de Posadas, para dar

cuenta de la acción ganada a los de Artigas en el Paso de Belén por las tropas a su cargo, al mando del teniente coronel D. José María Lorenzo y la bizarría con que la mujer del Dragón, Juana Montenegro avanzó sable en mano como los soldados.3

Como corolario Posadas suscribe un decreto concediendo premios a los que intervinieron en el combate y reconociéndole a Montenegro condición de dragona:

a consecuencia del parte dado por el gobernador intendente interino de Entre Ríos, don Blas José Pico en 29 de septiembre último sobre el triunfo de las armas de la patria ganado en el mismo día en el paso de Belén, acordó el supremo director del Estado con esta fecha lo que sigue.

«Apruébanse las providencias del gobernador intendente interino de Entre Ríos: dénsele las gracias a nombre de la patria, igualmente que a los valientes guerreros en la acción de las armas del paso de Belén: expídanse los despachos de un grado inmediato a su clase al teniente coronel don Blas José Pico, y oficiales que se distinguieron en aquélla, igualmente que el de teniente coronel efectivo de ejército al graduado de la misma clase don José María Lorenzo. Y en consideración al mérito que especialmente ha contraído Juana Montenegro batiéndose con el enemigo con un esfuerzo superior a su sexo al lado del soldado dragón su esposo, vengo desde luego en mandar que dicha Juana Montenegro pase revista en el expresado regimiento desde el día del ataque, y se le abone por toda su vida el haber de Dragón, dándosele especialmente las gracias por su heroico valor. Hágase saber en cuadro esta suprema resolución y publíquese en la Gaceta Ministerial para satisfacción de los interesados.»

Una rúbrica de su excelencia, Javier Viana, secretario.4

De ahí en más la Dragona pasa a formar parte ese ejército de mujeres perdidas entre las brumas del anonimato.

 

Referencias:

[1] Mantilla, Manuel F., (1888), Narraciones, Buenos Aires, Imprenta Europea. También está glosada por Elvira Reusmann de Battolla, (1910), en Páginas inmortales: el libro de oro de la mujer americana: episodios, anécdotas, acciones históricas, citado por P. Grenón S. J. compilador, (1931), Documentos históricos, T. 21, Secc. Patriótica N° 4, Patriotas cordobesas, Córdoba, Archivo de Gobierno.

2 Broggi, Silvia Razzetto de, Juana Montenegro, en https://sites.google.com/site/gualepedia/grupo-iten-gualeguaychu/mujeres-de-gualeguaychu/juana-montenegro. Acceso: 1-9-2017.

3 Archivo Artigas, Tomo XVII, (1980), Campaña contra el gobierno de Buenos Aires, 1814 –1815, pp. 470/471.

4 Transcripto de: Gazeta Ministerial del Gobierno de Buenos-Ayres, (26 de octubre de 1814), núm. 127, pág. 671, en Biblioteca de Mayo, (1963), Tomo XIV, Pág. 12837. 

Bibliografía complementaria a la referenciada:

Sosa de Newton,  Lily, (1980), Diccionario biográfico de mujeres argentinas, 2ª Ed., Buenos Aires., Plus Ultra.

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