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20/1/17

La hija del misionero

Por Rubén Bourlot

“Mientras vivimos en Paraná, casi todo el tiempo éramos los únicos norteamericanos”, dice Martha Baskin, hoy residente en Florida (EUA). Vino cuando su padre,  Fay Askew Baskin misionero norteamericano de la congregación Evangélica Bautista, fue destinado a desarrollar el culto en Paraná. Martha testimonia su paso por estas tierras: “Yo nací en Buenos Aires, en el Hospital Británico, pero a los dos años, en enero del 1944, lo trasladaron a mi papá a Paraná y vivimos en el barrio Gazzano, en una calle que aún no tenía nombre (…). En Julio de 1956, repentinamente nos volvimos a los EEUU.  Yo estaba en el segundo año del secundario”. 
 Templo Bautista cinco esquinas en construcción, 
junto a la antigua Terminal
En Paraná la imagen del templo de la Primera Iglesia Evangélica Bautista recibe al viajero que ingresa a la ciudad por calle Almafuerte, junto a la antigua terminal y al monumento al Gaucho. La congregación, radicada en 1920,  es una de las tantas que salpican el territorio entrerriano, producto de las múltiples corrientes inmigratorias. Los distintos grupos arribaron a la provincia trayendo su bagaje de costumbres, tradiciones y creencias religiosas.
El padre de Martha fue quien impulsó la construcción del templo de la iglesia hacia 1955. “Mi papá construyó ese edificio – cuenta- en el 1954-5.  El edificio es típico de cómo se ven las iglesias aquí (en EE. UU.)”.
La infancia de Martha Askew, tal como figura en la documentación escolar de la época,  transcurrió en Gazzano, entonces una remota barriada “alejada del centro” de la capital provincial. Asistió a la escuela Juan Gregorio de Las Heras ubicada sobre avenida Pedro Zanni. “Todavía tengo el libro de lectura donde aparece con la letra de pibita de 8 años, ‘1950, año del libertador, General San Martín’. Un año muy interesante en Paraná con todos los desfiles en honor al libertador, con las visitas de Evita…”
Calificaciones de Martha Askew, segundo grado, 1950. 
Escuela Las Heras de Paraná
Martha recuerda a sus padres, ambos ministros de la iglesia bautista. “Mis padres eran del estado de Alabama en el sur de los Estados Unidos.  Los dos nacieron en el 1914, así que fueron a la universidad el mismo año.  En esos entonces, casi ni sin radio, ni por supuesto televisión, etc. y todos los chiches que tenemos nosotros ahora (…), lo más interesante que había era ir a la iglesia bautista o metodista y oír los cuentos que traían los misioneros que habían ido a la China o a otros países lejanos. Los dos, cuando tenían como 15 años, decidieron que querían ser misioneros. Consecuentemente, cuando se encontraron en la universidad bautista del estado de Alabama, con el propósito de llegar a ser misioneros, decidieron casarse y seguir sus estudios en el seminario de Nueva Orleáns.  Aprendieron francés y querían ir al medio Oriente donde se hablaba francés.  En el 1941 estaban prontos para ir, con los baúles en  el muelle de Nueva York, cuando cerraron el mediterráneo. La asociación que empleaba a mis padres los mandó a la Argentina.  Y, ahí nací yo.”
Martha Baskin
Martha se permite una reflexión acerca de la misión de sus padres: “no estoy de acuerdo con eso de que gente vaya a otro país a decirle cómo deben vivir – dice -, pero mis padres eran producto de su región, de su tiempo y sinceramente creían que lo que debían hacer era convertir a la gente para que crean lo mismo que les habían enseñado a ellos.  Yo, en cambio, entre las dos culturas, las dos religiones – que en ese entonces, no sé ahora, se enseñaba religión católica en la escuela y venía el cura una vez al año a ver si éramos buenos cristianos/católicos – soy un poco de todo.”


Las visitas de Evita
Dentro de las experiencias que vivió Martha en Paraná recuerda el paso de Eva Perón en una de sus visitas de 1950. “Ella volvía al puerto pero en vez de seguir una ruta directa, había tomado una calle ‘indirecta’.  Nosotros habíamos dejado el auto muy lejos y yo me quejaba de tener que caminar tanto.  Evita pasó a unos 3 metros de mi. ¡Electrificante! Iba despacio, con las manos alzadas, tal como en las fotos que uno ve de ella. Nunca, pero nunca lo voy a olvidar”.
Hoy Martha reside en Estados Unidos; una temporada en Winter Park, Florida, y otra en la casa de las montañas de Carolina del Norte, durante el verano.  “Me encanta la historia, y lo que he vivido – cuenta -.  Aquí, allí, en Paraná, y también en Alemania que nos tocó vivir ahí durante la guerra de Viet am cuando mi marido tuvo que hacer su turno como médico en el ejército de los EEUU.  Todo eso de vivir así me ha dado una cierta de perspectiva de la vida de la cual disfruto mucho. Yo también fui docente. Para no perder el idioma estudié y enseñe como se dice aquí ‘español’ por varios años después de la universidad.  Me encanta enseñar. He perdido mucho del idioma castellano pero recientemente he tratado de volver a leer más en castellano, que me gusta mucho, la historia y la literatura.”

Fuentes: 
Entrevistas vía internet
Fondo Educación, Archivo General de Entre Ríos

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