“Índice sintético de la toponimia entrerriana”, es una obra que representa un valioso aporte de investigación sobre poblaciones y accidentes geográficos de la provincia.
El volumen, fruto del trabajo realizado por el geólogo Juan Carlos Bertolini y el historiador Bourlot, se presenta este viernes a las 21:00 en el Archivo Histórico de Entre Ríos (Alameda de la Federación 222), en el marco de la Noche de los Museos.
Toponimia es, según define el diccionario de la Real Academia Española, el conjunto de los nombres propios de lugar de un país o de una región. Por extensión es la rama de la onomástica que estudia el origen de los nombres propios de lugar, así como el significado de aquellos vocablos que le dan origen.
Pero la toponimia puede resultar mucho más. Según cómo se aborde, también resulta una puerta de ingreso a un mundo fascinante ligado a la historia, la geografía, personalidades y otras temáticas. De allí que resulte asimismo una una ciencia que estudia los nombres de lugar, tanto los de las divisiones administrativas y de las entidades de población como las de los accidentes geográficos.
De ese modo esta rama del estudio de los nombres es una excusa para profundizar el conocimiento de un territorio determinado.
Así lo han entendido el historiador y docente Rubén Bourlot y el geólogo Juan Carlos Bertolini, autores de un vialioso trabajo: el Indice sintético de la toponimia entrerriana. Se trata de una publicación de interés para que el público en general pueda conocer el territorio de la provincia.
El trabajo, se presenta el próximo viernes a las 21 en el Archivo Histórico de Entre Ríos (Alameda de la Federación 222), en el marco de la Noche de los Museos.
El volumen es fruto del, trabajo de investigación llevado a cabo por los autores con el aporte del Consejo Federal de Inversiones y la participación del Archivo General de la provincia de Entre Ríos como contraparte del proyecto denominado Toponimias de Entre Ríos, síntesis y actualización.
Bourlot y Bertolini se proponen suplir la carencia en la provincia de una toponimia actualizada y unificada. “Hasta el momento de iniciar la tarea sólo existían estudios y publicaciones parciales sobre aspectos toponímicos que comprendían diversos tópicos, desde el significado de los vocablos provenientes de lenguas indígenas que nombran los lugares, orografía e hidrografía, hasta índices de estaciones ferroviarias”, explicaron los autores a EL DIARIO.
El libro reúne en sus 264 páginas la información de todas las poblaciones y accidentes geográficos que se encuentran referenciados en el Mapa Oficial de la provincia, elaborado por la Dirección de Catastro.
Antecedentes
La tarea de Bertolini y Bourlot se suma a otros trabajos similares sobre la cuestión. Entre ellos pueden mencionarse Significado de la nomenclatura de la estaciones ferroviarias de la República Argentina, de Enrique Udaondo, editado en 1942, que trata sólo de nombres de estaciones.
También existe un título referencial en el campo de estos estudios, se trata de Toponimia de Entre Ríos. La tierra, el hombre y los hechos, de Francisco Ibañez, publicado en 1971, que se enfoca específicamente en los topónimos naturales. A estos se suma el Diccionario Geográfico Argentino del Instituto Geográfico Militar, en edición de 1954 y Toponimia aborigen de Entre Ríos, de Josefa Luisa Buffa, que refiere exclusivamente a los nombres de origen indígena.
Más recientemente se realizaron investigaciones de toponimia parciales, entre ellas la de Damián Gustavo Rondán, Toponimia del departamento Paraná, de 1994 y actualizada en 2004.
En la lista se agregan Hacia una Toponimia Normalizada, de Cristina Moretti, presentado en 1993; Toponimia de Entre Ríos, fundación de ciudades, de Margarita Grimaux de Gil; y la toponimia inserta en la Historia de Entre Ríos, de César Blas Pérez Colman, trabajo publicado en 1936.
Sueño cumplido
Para Bertolini, la realización de esta obra “es catalizar un sueño personal que traía de mi época de estudiante universitario”.
“Por sus características creo que es único en el país por la calidad y lo completo del mismo”, añadió el geólogo paranaense –graduado en 1978 en la Universidad Nacional de Córdoba- que comenzó a esbozar este proyecto durante la década del 70 y que trabaja en Entre Ríos desde fines de ese período.
“Cuando vine a trabajar, como referencia teníamos el libro sobre toponimia de Ibañez, pero nosotros queríamos sumar y hacer algo aún más completo”, apuntó.
Por su parte, para Rubén Bourlot se trató de concretar un trabajo que, con este nivel de generalidad, es el primero que se lleva a cabo en varias décadas. Es decir que la actualización es uno de los valores de esta investigación.
“En este caso, el recorte que hicimos fue la de nombres vinculados a la carta de Entre Ríos de 2004, que es la más recientes que se ha publicado en el país”, precisó el historiador.
El proyecto se aprobó en el CFI –previo aval de la provincia- en 2013. “Trabajamos durante algo más de un año y el el trabajo se concluyó, pero no llegó a publicarse. Este año, con el aporte del CFI y de la Secretaría de Cultura se completó la publicación del trabajo en este volumen que presentaremos el próximo martes en el marco de la noche de los Museos”.
Características del trabajo
Los autores concretan una propuesta de clasificación de los topónimos, vinculándolos a cursos de agua, la vegetación, el relieve, la ocupación de la tierra, la colonización agrícola, los recursos naturales y las lenguas indígenas.
También aporta una Evolución de los nombres genéricos de lugares poblados
Para cada población se ha dedicado una breve reseña histórica de su fundación y las razones de su nombre y, eventualmente, sus sucesivas denominaciones. Cada uno de los lugares indicados tiene las coordenadas geográficas lo que permite ubicarlo con precisión en un mapa virtual y poder apreciar la zona a través de sitios en internet dedicados a la cartografía y visualización geográfica.
El trabajo de investigación y la presentación de la información tiene un carácter ordenado, científica y técnicamente aprobado a nivel internacional lo cual le otorga solidez y seriedad.
“Está tomada como base la metodología toponímica de España, ya que ellos tienen muchos estratos acerca de la historia de un nombre en una misma localidad”, explicó Juan Carlos Bertolini.
A ello se añade en la parte final una sección dedicada a estadística, que permite apreciar la frecuencia con que se emplearon los nombres, que elementos la gente empleaba para nombrar los lugares. El primer lugar en la lista lo ocupan elementos naturales, flora y fauna.
Luego hay una fuerte incidencia de elementos religiosos, ligados a la inmigración europea.
“Sauce es el nombre que más se repite en el recorte que realizamos”, precisó Bourlot.
Publicado en El Diario, Paraná, 29/11/2016