Por Rubén Bourlot
Recientemente se presentó el libro Los rostros invisibles de nuestra historia. Indígenas y africanos en Concepción del Uruguay de Àngel Harman en una edición auspiciada por la Vicegobernación de la provincia de Entre Ríos.
El autor, profesor de Historia, nacido en Rosario del Tala que pasó, como tantos, por la histórica Fraternidad, realizó toda su carrera docente en la amable provincia del Chaco, donde tantos entrerrianos hicimos las primeras armas.
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Presentación realizada en el Club Social de
Concepción del Uruguay |
Con sus jóvenes 25 años se involucró en un proyecto editorial: Río Uruguay en Blanco y Negro y publicó su primer trabajo acerca de las inquietudes que lo movieron a investigar la problemática de los olvidados que conviven con nosotros: “Los aborígenes reclaman sus derechos como hombres” fue el artículo editado en una revista colombiana.
Si bien su vínculo laboral estaba en el Chaco, nunca rompió los lazos con la provincia de origen ni con su pueblo natal. El bicentenario de Rosario del Tala lo motivó para llevar adelante investigaciones sobre su origen.
Y volvemos al tema que siempre estuvo latente en sus preocupaciones: la invisibilidad de grupos humanos sometidos por los sucesivos procesos de poblamiento en nuestra provincia: los indígenas, habitantes originarios de estas tierras, y los africanos, sólo tenidos en cuenta mientras sirvieron de mano de obra esclava para los procesos productivos.
“Los rostros invisibles de nuestra historia. Indígenas y africanos en Concepción del Uruguay” traza un panorama que intenta descubrir una parte sustancial de nuestra identidad como pueblo. Y lo que se plantea para Concepción del Uruguay se puede extender a toda provincia.
Este trabajo prueba, aunque no lo parezca para el observador desprevenido, que tenemos mucho de indio y de negro. Que la bruma de los tiempos no logra ocultar emociones, sentimientos, modos de pensar y de hacer que marcan una identidad propia gracias a esas presencias ancestrales. Y pone en relieve algunas cuestiones interesantes como es la de la antigüedad del poblamiento entrerriano. Que no existan hasta hoy pruebas materiales no significa que desde muy antiguo no hayan trotado por nuestras lomadas grupos humanos, aprovechándose su la abundante flora y fauna para sobrevivir.
Las crónicas suelen sostener que los indios entrerrianos desaparecieron a fines del siglo XVIII tras la batalla de la Matanza contra los minuanes por parte de la expedición militar enviada por el gobernador de Santa Fe, Antonio de Vera y Mujica.
El eje del trabajo es precisamente revelar la persistencia de esos pueblos indígenas y africanos en los siglos XIX y XX.
La presencia de charrúas, minuanes y guaraníes en la ciudad y sus alrededores es más significativa de lo que se pensaba. De los registros parroquiales y censales que tan minuciosamente analizó el autor se puede determinar que en el siglo XIX un porcentaje importante de la población uruguayense era de origen indígena. Especulamos que aún un número significativo podría encontrarse sin figurar en los censos o sin bautizar.
Del primer censo mandado a levantar por Ramírez en 1820 surge que de los 1.223 habitantes de la villa de Concepción del Uruguay, 113 eran de origen guaraní, es decir el 10 % de la población.
Otro dato interesante son las ocupaciones de esto habitantes. Había peones, labradores, carpinteros y hasta 3 músicos.
Treinta años después, en el censo de 1849 se registran 215 personas de origen guaraní, la mayoría provenientes de los pueblos de las misiones.
Con respecto a los habitantes de origen africano residentes en la zona, que fueron traídos en el período colonial como mano de obra esclava, en los censos aparecen con el apellido del amo. Así sucede con los hijos de los esclavos que poseía el matrimonio de Josef de Urquiza y Cándida García, padres el general, todos bautizados con el apellido Urquiza.
El autor rescata, además, el papel protagonizado por negros y mulatos en los ejércitos entrerrianos. En 1814 se registra una Compañía de Pardos en Punta Gorda, y hacia 1817 la Compañía de negros del Arroyo de la China.
Hacia 1842 aparecen unos 180 negros del Arroyo de la China, reclutados por el general Paz en su invasión a la provincia.
Con esta prolija recopilación, confrontada con datos más reciente rescatados de la historia oral, se demuestra que la población de Concepción del Uruguay, y por extensión de nuestra provincia, tiene una composición mucho más compleja de la que se suponía, donde la relevancia del origen europeo se ve diluida por la persistencia del componente originario de charrúas, guaraníes y otras etnias, y la mestización con sangre de origen africano.