Una reescritura de un artículo con rememoraba los diez años de la muerte de Ramos, y que fue publicado por algunos medio de Entre Ríos.
Hace dos décadas, el 2 de octubre de
1994, moría Jorge Abelardo Ramos. Escritor, historiador y político, encabezó
una singular corriente ideológica y política de alcances latinoamericanos.
Junto a una generación de pensadores, políticos e historiadores, identificados
bajo diversos rótulos, realizaron un notable esfuerzo para intentar reescribir
la historia y la memoria de la sociedad argentina y latinoamericana, debiendo
para ello crear categorías de análisis propias, con el objeto de escapar a la
inercia de los postulados importados de la vieja Europa. Así podemos mencionar,
dentro de esta generación a Raúl Scalabrini Ortiz, Juan José Hernández Arregui,
Norberto Galasso, Alberto Methol Ferré, Arturo Jauretche, Rodolfo Puiggrós, Fermín
Chávez, entre otros. El pensamiento de Ramos se enraizaba con los enunciados
del olvidado Manuel Ugarte, un socialista heterodoxo de principios del siglo
XX, que pregonaba la unión de los países de América Latina en la senda de
Simón Bolívar. [1]
Hombre de acción, se caracterizó por no
medir las consecuencias a la hora de manifestar su pensamiento. Como dijo en
estos días el papa Francisco, no temía ir contra la corriente. Fundó partidos
políticos, editoriales, revistas y brilló en cuanta tribuna le permitiera
canalizar sus ideas, con un discurso incisivo, directo, matizado de giros
literarios, no exento de un ácido humor.
Jorge Abelardo Ramos en 1979, en una entrevista con Ricardo Rodríguez y Aníbal Gallay |
Escritor prolífico y con notable técnica
literaria que hizo decir al editor Arturo Peña Lillo, que si se hubiera
dedicado a la literatura podría haberse emparentado con García Márquez o Alejo
Carpentier. En 1949 dio a luz América
Latina, un país, un intento de escribir la historia hispanoamericana desde
el punto de vista de los propios protagonistas.[2]
Consciente de que no hay nada que envejezca más que un libro de historia,
posteriormente reescribió su obra, revisándola y publicándola en la década de
1960/70 bajo el título de Historia de la
Nación Latinoamericana. Su obra se articula alrededor de la idea de que “América Latina es una
nación no constituida. Como somos una nación fragmentada, estamos dominados por
las potencias antinacionales y, en particular, por Estados Unidos” [3]
En la década de 1960-1970 publicó su otra
obra clave: Revolución y
contrarrevolución en la historia argentina, una serie de cinco volúmenes,
donde sobresale el primer estudio histórico sistemático del peronismo.
Originalmente el volumen correspondiente al periodo de los gobiernos de Juan
Domingo Perón se denominó La era del
bonapartismo, aludiendo a categorías de análisis marxista. Más tarde lo
rebautizó como La era del peronismo,
en un esfuerzo por elaborar una categoría original, atemperando las influencias
del pensamiento marxista, para explicar ese movimiento que fue objeto de
múltiples estudios a partir de su irrupción en 1945. “El bonapartismo en un
país colonial se caracteriza por el poder personal que se ejerce por encima de las clases en pugna,
haciendo el papel de árbitro entre ellas”, definía Ramos. [4]
Ramos también se atrevió a incursionar en
el análisis literario desde una perspectiva socio - política, dando a luz Crisis y resurrección de la literatura
argentina. Como siempre sus conclusiones despertaron la polémica y
obligaron a repensar lo que se consideraba una síntesis definitiva. Algo
similar a lo sucedido con Los profetas
del odio de Arturo Jauretche. El análisis del Martín Fierro, de la obra de Borges y de Martínez Estrada es una
invitación a nuevas lecturas, desde puntos de vista hasta ese momento no
explorados. Decir que la obra de Hernández no es sólo la máxima obra poética
nacional, sino un verdadero tratado de historia y política, fue un baldazo de
agua fría que conmovió los cenáculos literarios y políticos.
Durante la década de 1960 y la primera
mitad de la iniciada en 1970, lo tuvo como el historiador de consulta obligada
por los jóvenes que despertaban a las preocupaciones sociales y políticas. La
serie Revolución y contrarrevolución...,
fue reeditada en varias oportunidades, en formato económico, que competía en
ventas con las más afamadas novelas de la corriente del realismo mágico, como Cien años de soledad de García Márquez.
Es ese periodo fundó el partido Frente de Izquierda Popular, con el cual logró
consolidar el intento de elaborar una doctrina política de carácter nacional
que se entroncaba con lo más elaborado de la doctrina de Perón, con el
pensamiento de los marxistas americanos y del nacionalismo llamado popular, por
oposición al nacionalismo conservador.
Con el FIP, en coincidencia con el
operativo de retorno de Perón y con la ebullición de la juventud que se
interesaba vivamente por la política, logró captar una importante franja de
adherentes que pretendían apoyar al renaciente peronismo pero desde un punto de
vista crítico. Difícil era insertarse en el campo nacional junto al peronismo
pero sin las limitaciones del pensamiento de Perón en su carácter de “nacionalista popular burgués que se propuso
desarrollar el capitalismo argentino” [5],
que tal vez no estaba dispuesto a avanzar abiertamente hacia un modelo socialista
autóctono. Difícil era insertarse en la ola de la juventud estudiantil de clase
media que viraba hacia la izquierda, sin caer en la dinámica de la lucha armada
elitista. Difícil encontrar la inserción planteando el socialismo nacional o
“criollo” diferenciado de los postulados esquemáticos del marxismo ortodoxo del
Partido Comunista o del entusiasmo de los grupos pro guevaristas que impulsaban
la revolución armada si tener en cuenta la voluntad del pueblo. No obstante,
por primera vez esta posición logró constituirse como partido y participar con
identidad propia en procesos electorales. Inclusive sobrevivió a la oscura
noche que se comenzó con la muerte de Perón y se consolidó con la dictadura
militar 1976 - 1983. La reapertura constitucional encontró a la corriente de la
izquierda nacional con la bandera intactas y con acontecimientos nuevos para
analizar, como fue el pasado Proceso militar y la recuperación de las Malvinas y
el consecuente enfrentamiento abierto contra el colonialismo inglés. Nuevos
desafíos del cual el pensamiento de Ramos resultó original y airoso.
[1]
Ravano, Gabriel Hernán, Jorge Abelardo Ramos (1921-1994) Notas sobre un escarpado viaje entre
el marxismo y el nacionalismo, en Marxists Internet Archive, 2002
[3] Pandolfi,
Rodolfo, Entrevista a Jorge Abelardo Ramos, Revista
Confirmado, 29 de febrero de 1972, en www.elhistoriador.com.ar
[4] Ramos, Jorge Abelardo, La
lucha por un partido revolucionario, Ed. Pampa y cielo, Bs. As. 1964, p. 15.
[5] Pandolfi, R. Ibíd.
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