(Publicado originalmente en la revista Orillas)
Alguna vez hubo una colonia de pieds noirs (pies negros) en el departamento La Paz. Fue un emprendimiento de mediados de la década del 60, de cual quedan pocos rastros, salvo algunos apellidos diseminados en la ciudad cabecera del departamento. En la zona los mayores aún recuerdan a los francoargelinos que sin dudas conmovieron la calma del verano paceño de 1964.
La historia de esta inmigración está vinculada con la guerra de independencia de Argelia que se desarrolla entre 1956 y 1962. Una guerra que el gobierno francés no estaba convencido en librar pero fue impulsada por los descendientes de colonizadores franceses residentes en Argelia, precisamente los pieds noirs. Acabada la conflagración y acordada la independencia con la firma del tratado de Evian, los argelinos hostilizaron a los residentes franceses y los obligaron a abandonar el país, con tanta mala suerte para éstos que tampoco fueron aceptados en Francia. Eran unos verdaderos indeseables.
El presidente municipal de La Paz, Osvaldo Lamboglia (a la derecha) dialogando con los argelinos |
Mujeres y niños francoargelinos de paseo |
Un francoargelino cazando liebres |
Así fue como el gobierno francés procuró ubicarlos en algún lugar en el mundo y surgió el acuerdo con la Argentina, de larga tradición en el cobijo de migrantes. El proyecto fue elaborado por el Consejo Agrario Nacional y preveía la formación de colonias de francoargelinos en Salta, Formosa, Entre Ríos y otros lugares. El grupo traía consigo un promedio de 30.000 dólares por familia en concepto de útiles de labor, adquiridos a través de un crédito pagadero en cinco años otorgado por el gobierno francés. Este a su vez proveería a lo largo de un año la suma de 13.000 pesos argentinos, también por familia, para gastos de mantenimiento. Los elementos antes citados incluían tractores, cosechadoras, pulverizadores, etc. Con ellos venía personal especializado en agronomía. Se consideraba este plan como una colonización modelo.
La edición del diario La Nación del 22 de marzo de 1964 refleja con notas gráficas el asentamiento de los primeros colonos en un sitio cercano a La Paz, denominado El Saucecito - un predio de unas 21.000 hectáreas - que muestra a los argelinos en un campamento, realizando algunas tareas previas para preparar “el lugar donde se va a erigir la pequeña ciudad destinada a albergar a los colonos”.
Se estima que “llegaron ciento cincuenta familias de pieds noirs a Argentina, con un promedio de dos o tres niños por unidad familiar, lo cual representa un total aproximado de entre setecientas cincuenta y ochocientas personas. Los primeros arribaron hacia 1960 y siguen llegando, cada vez menos, hasta aproximadamente 1970”, cuenta Agustín Osvaldo Revelant Lamboglia.
Los funcionarios nacionales de la época destacaban que “la corriente migratoria hacia nuestro país se ve dificultada por Canadá quien presta importante asistencia a los colonos que incluyó la entrega de 400 granjas y viviendas”. Reinaba un optimismo que resultó, finalmente, exagerado.
La experiencia comunitaria pronto fracasó porque los pieds noirs no lograban constituir una comunidad homogénea. Lo que los había unido al principio, era su condición de rechazados en Francia y una identidad de muy forzada de pieds noirs, mote que le habían adjudicado los árabes de Argelia. Y para completar este panorama sombrío hay que añadir la falta de experiencia de trabajo agrícola de los recién llegados, la mayoría empleados y funcionarios del gobierno colonial. Además, junto con estos grupos se infiltraron miembros de la OAS, una organización secreta terrorista que solía atentar contra los funcionarios franceses proclives a la independencia argelina.
Una crónica sobre los colonos que llegaron a Formosa pone de relieve que “ellos trajeron sus propios agrónomos, ante su desconocimiento del mundo de la producción rural, ya que nunca habían sido campesinos. Habían sido una suerte de señores coloniales”. No era como preconizaba el diario La Nación ya citado: “La tierra… Han vuelto a ella. En otra latitud, con otro marco, pero es el mismo y hondo y dulce sentimiento de la posesión fecunda el que los vincula a la tierra…”.
La mayoría se alejó de los lugares asignados e inició una reconversión para ejercer actividades comerciales en centros urbanos. Algunos apellidos resuenan aún en la comunidad de La Paz como recuerdo. Pero la mayoría de los vecinos no sale de su asombro cuando uno le pregunta por los pieds noirs.
Fuentes: Testimonios de Julio Blanche y Agustín Osvaldo Revelant Lamboglia. Diario La Nación, 22 de marzo de 1964. Los Hechos Políticos del Siglo XX, Ed. Hyspamérica, Vol. 8, 1982. Isabel Santi, Evocando la emigración a la Argentina de los franceses pieds noirs de Argelia, en http://alhim.revues.org/389: 16 septiembre 2013.
Imágenes tomadas del diario La Nación.