5/1/09

La solapa, un duende entrerriano

Por Rubén Bourlot

En Entre Ríos existe un duende, conocido como La Solapa, muy mentado en las zonas rurales. Se trata de un mito popular que tiene distintas representaciones. Santos Tala en su conocida canción la describe como “Toda vestida de blanco… Con su sombrero grandote”(1). En Nogoyá se lo ha caracterizado como una especie de águila que atrapa y se lleva a los niños que encuentra solos a la hora da la siesta, especialmente en los días de verano.
En efecto, este duende suele atemorizar a los niños, que amparados en la impunidad de la tradicional siesta entrerriana, particularmente en el verano, salen al campo a hacer de las suyas: cazar pájaros con la honda, pescar o zambullirse en algún arroyo con todos los riesgos que implica, sumado al sol implacable de la primera tarde veraniega. “Gurisito entrerrianito / no andés trotiando a lo iguana …Revisando los niditos”, recomienda Santos Tala. Y seguramente, el mito se crea como una forma de proteger a los gurises de estos incidentes.
Fabián Gustavo Reato caracteriza a este duende como “una vieja vestida de negro y con una bolsa de leña cargada”.(2) En Santa Fe también se lo encuentra bajo la forma de un duende pequeño, tiene la altura de una bola, y piel de color amarillo intenso.

(2) Reato, Fabián, ¿Quién le tiene miedo a la solapa?, revista El Aguará, abril de 1992

28/12/08

El Ferrocarril y el campo

Por Juan Carlos Cena* (extraido de "Villa Crespo Digital ")



El ferrocarril una cuestión nacional en el marco del 60º aniversario de su nacionalización
Ya no atraviesa los campos,
tampoco se oye el fragor,
de esa mole impresionante,
movida por el vapor. S
ólo queda en la memoria
el silbato de los trenes, v
acío de pasajeros,
silenciosos los andenes.
…………………………… Marta Ofelia Manna (*)


Antes de abordar el tema sobre el ferrocarril y el campo, me ha parecido valioso transcribir parte de este poema Tren de Pueblo y un trozo de la carta de un amigo de Estación Basavilbaso porque juntos ilustran, sin proponérselos, toda una pintura tolstoiana sobre la relación entre el ferrocarril y el campo:
"Estimado Juan Carlos: espero se encuentre bien, yo ya no se que pensar de este mi bendito país, primero el tren bala, no hay sentido común, ahora el campo no la sociedad rural. Basavilbaso es un pueblo de colonias, con esto, a los chacareros los acaban, no se olvide que la primera cooperativa agrícola del país y de América que sigue funcionando acá es: "La Cooperativa Agrícola Lucienville". Cuando cerraron el ferrocarril no nos transformamos en un pueblo fantasma, gracias a que estábamos rodeados de pequeños y medianos productores que le siguieron dando vida al pueblo, a pesar de todas las crisis que pasaron.
Un abrazo, Mario Prelat.
El ferrocarril fue diseñado y construido en el marco de un Estado agro-exportador. Desde ese mismo momento y en el devenir de su desarrollo y expansión, los ferrocarriles establecieron con el campo una fuerte relación. Los pueblos nacieron a la vera de las estaciones. Se fueron construyendo caseríos alrededor de apeaderos, paradores, desvíos, luego avenidos en estaciones, con el tiempo y las cosechas el caserío creció, se llenó de pobladores ascendiendo de tal manera que algunos se transformaron en ciudades, y en paralelo, el ferrocarril creció, construyendo galpones, corrales, plantó árboles, empotró un pluviómetro, y en la punta del andén, erecto un tanque o situó una cisterna de agua. Mensualmente llegaban los ferroviarios que trabajaban en el Departamento Servicio de Agua. Limpiaban tanques o cisternas, los clorinaban, tomaban muestras, verificaban su potabilidad y para así confeccionar el mapa nacional de las napas subterráneas que surtían esos pozos. Otros, reparaban las bombas de bombeo, caños y mangas. El ferrocarril proveía de agua potable al poblado, también regaba sus calles polvorientas.Casi todos los pueblos estaban partidos al medio. El ferrocarril y sus playas eran las causales de esa partidura. A veces, los talleres o depósitos de locomotoras prolongaban los patios enrielados de maniobra y la división se alargaba. Una pasarela cruzaba esa playa de maniobra uniendo al pueblo.En ese mismo radio, en hileras todas iguales, se edificaron casas bajas con un patio que se vinculaba con el cuadro de la estación (espacio de paso a nivel a paso a nivel), habitaban las cuadrillas de vías y obras y señalamiento. Más allá los dispensarios médicos y la oficinas de la Sociedad de Socorros Mutuos. Todos ellos, junto al personal de la estación, eran habitantes de ese pueblo o ciudad enclavada en el campo. Todos los hijos de todos iban a la misma escuela. Todos eran tributarios en la construcción de esa comarca. Todos construyeron ese lugar en el mundo. Ese era el lugar de cada uno y de los otros, aunque migrara a otros lugares por razones particulares. Todos se ínter influenciaban, y en ese cruce se amalgamaba el nacimiento de una identidad particular, la del lugar. Todos regresaban de vez en cuando a ese lugar. Todos se entrecruzaban en los retornos, aunque fueran breves.Mixtura de ferroviarios, campesinos, comerciantes, maestros y maestras, templos varios y religiones varias, clubes y sociedades de fomento, señoras y señores, y no podían faltar el médico, el veterinario y la partera. Y la pincha culos. La que ponía inyecciones. Conocía todas las nalgas del poblado. Toda una agente de información, de máxima excelencia. Temible reproductora de chismes. Pero la relación fundamental, carnal diría, cotidiana, era entre los campesinos, chacareros, peones de campo, lecheros, trabajadores rurales, cosechadores golondrinas, arrieros, maestros rurales, entre otros y los ferroviarios que transitaban la geografía acarreando los productos del campo y de las industrias regionales. Relación que fue independiente de los dueños de las primeras líneas férreas y los terratenientes y del Estado.Todas estas relaciones fueron destruidas por la paralización, destrucción y saqueo de los Ferrocarriles Argentinos y la posterior expulsión de 85.000 ferroviarios.
Comenzaba la diáspora ferroviaria.Toda la estructura ferroviaria se vaciaba. No había donde estar. Este éxodo ferruca fueron las primeras manifestaciones de vaciamiento poblacional, cuya consecuencia directa política y social fue la aparición de casi 870 pueblos fantasmas. La paralización de los ferrocarriles trajo la desconexión territorial y la ruptura de la vertebración de las economías regionales que se habían constituido cuando los ferrocarriles se nacionalizaron.Fue ese pueblo y su zona de influencia la que se desabitó, luego de décadas de construcción y cimentación dejó de producir por la ausencia del transporte ferroviario y la comunicación que el ferrocarril otorgaba. Ya no llegan más los trenes aguateros ni los trenes con su vagón postal, se cerraron las estaciones con sus estafetas transportando noticias buenas y de las otras, se calló el telégrafo y los teléfonos. Los bretes (corrales donde se cargaba el ganado en los vagones jaulas) están con sus maderas podridas o astillosas de secas. Los trenes sanitarios que hicieron retroceder a las enfermedades como el chagas, la tuberculosis, la lepra, vacunando masivamente a nuestros paisanos, están parados. No circulan más los trenes que fletaban la empresa ferroviaria para que junto con la Secretaría de Agricultura pasaran a la ofensiva en la lucha contra la langosta y otras plagas, más los trenes de auxilio que partían en ayuda de las zonas inundadas o que padecían sequías llevando pasturas. Los trenes aguateros que hicieron retroceder la sed, regando el país, están oxidados. El campo y los pueblos se quedaron sin agua potable. Se secaron los tanques y las estaciones de bombeo se detuvieron. Se cerraron 40 policlínicos ferroviarios, desaparecieron de la faz de la geografía enrielada, hospitales y dispensarios que atendían solidariamente a hombres y mujeres del campo y ciudadanos del pueblo, se clausuraron, no eran rentables. La vida no era rentable.Las ambulancias ferroviarias que atendían a ferroviarios en estaciones alejadas y a pobladores rurales no circulan más. La que utilizaba el doctor Arturo Illia, cuando trabajaba como médico ferroviario, está en el Museo de Cruz del Eje.Las playas de las estaciones ferroviarias, lugar de carga y descarga de los productos del campo, hoy son pastizales y en otros, la soja las invadió sin permiso. Galpones construidos por Ferrocarriles Argentinos para resguardar la cosecha y productos del lugar, para conservarlas de la intemperie y las inclemencias del tiempo, hoy son, en algunos casos, hogar colectivo de los desamparados del campo, peones rurales, cosechadores desocupados, porque la soja prepotente invadió el territorio y les quitó el trabajo de sembradores y cosechadores, poceros, podadores, regadores, entre otros oficios. Esa mano de obra desocupada, hoy, es el sobrante del mundo campesino, la soja no los necesita. Galpones, silos, corrales, bretes, bebederos para el ganado, todo ha sido abandonado y saqueado. Todo es desolación y tristeza.En antiguos ayeres, esos galpones eran regados, barridos y decorados para los fines de año, se festejaba la terminación de ese año que estuvo lleno de jornadas laborales: el jefe de estación presidiendo como dueño de casa, cambistas, auxiliares, catangos (peones de vías), telegrafistas, ferroviarios, campesinos, peones rurales, arreadores, domadores, maestras, maestros, curas y ateos, comisario y milicos, el gerente del banco y el de correos, médico y partera, las fuerzas vivas; gringos, turcos, gallegos, polacos, y así, señoras y señores del campos y del tren.Todos galponeando en el tinglado ferroviario, todos juntos cada fin de año, y fiestas patrias, festejando el haber velado todos juntos la siembra y la cosecha bajo ese mismo cielo.Vínculos y apegos de una sociedad campesina-ferroviaria que los ciudadanos urbanos desconocen.Vínculos y apegos producidos por el campo y el ferrocarril. Se abandonaron los cementerios donde los vínculos y apegos antiguos descansaban. El yuyal los fue cubriendo sin discriminación.Vínculos y apegos que se paseaban los domingos por el andén esperando al tren de pasajeros, Lugar donde se tejían y destejían amores y desamores en la plataforma de la vida dominguera, y así. Ese día y a esa hora el pueblo se emperifollaba. La estación se engalanaba, se mixturaban los aromas y los alientos.Vínculos y apegos en las fiestas patrias: misa, banda de música y desfile, carrera de sortija, doma, asado con cuero, discursos y más discursos.Vínculos y apegos de los trabajadores, a través de La Fraternidad (sindicato de los maquinistas), y Unión Ferroviaria (empleados y trabajadores ferroviarios), en los 1º de mayo, en el día del ferroviario y el de la nacionalización de los ferrocarriles, junto a docentes, empleados, trabajadores rurales, doctores, señoras y señoras.Al tiempo vino lo que vino. De no creer. Al ferrocarril lo fueron parando, se fueron espaciando los trenes aguateros, se ausentaban los trenes sanitarios, de la solidaridad, los trenes regionales mixtos (cargas, encomiendas y pasajeros) se cortaban las comunicaciones y las ayudas. Se seccionaban las vinculaciones. El ferrocarril se fue ausentando, los policlínicos y dispensarios ferroviarios de las Sociedades de Socorros Mutuos, con más de cien años de prestaciones, dejaban de prestar servicio. Los galpones se vaciaban y los silos se oxidaban, el tanque de agua de la estación Abandono se secaba, arribaba y se estacionaba en el andén el Tren de las Congojas, todo comenzó a ser dejadez y decidía. ¡Poco importaban los vínculos y apegos del lugar! No eran rentables.Así, de esa manera a través de esas fuertes ausencias se fueron cortando los lazos y afectos entre los habitantes del campo, las zonas rurales y el ferrocarril.Los trenes que acarreaban los productos del campo se detuvieron, como los convoyes cerealeros que coordinaban su traslado con la Junta Nacional de Granos. Se suspendieron los trenes block que fletaba el F.G. Belgrano con verdura, frutas, legumbres, productos perecederos que partía desde Salta, recogiendo en Tucumán y Jujuy sus productos, con horario de trenes pasajeros hasta Retiro. Tardaba 24 horas, y era equivalente a 60 camiones. Los detuvieron, la competencia con el auto transporte automotor era muy fuerte, a eso hay que sumarle la diferencia del flete que orilla en un 35 a un 40 por ciento. Todo es doblemente gravoso, hay que parar los trenes aunque se perjudique el campo. Los trenes que partían desde Mendoza con vino para exportar en forma masiva, también, fueron anulados. Lo mismo que los trenes fruteros del Valle de Río Negro con vagones ventilados. Y así con otros servicios de cargas y pasajeros.Hoy, todo es un páramo nacional. Sólo se han salvado los pueblos como dice Prelat, "donde hubo colonias o cooperativas de los pequeños chacareros". Pero ya nada es igual. Falta algo, y ese algo es ese vínculo entre el campo y el ferrocarril. Los pueblos se deshabitaron y los campos se volvieron tierra yerma sojera. Ya no hay ni pájaros ni lagartijas, el glifosato y el agente naranja los exterminó.No entender la sensación y la relación de pertenencia que siente el hombre del campo por la tierra, es no entender a la madre que lo parió.No entender la diáspora ferroviaria que se produce por el cerramiento de los ferrocarriles, es no entender al país.No entender los vínculos y apegos del ferrocarril con el campo es no entender parte de este país federal.No haber comprendido la importancia que tenía el Sistema Integrado de Transporte Ferroviario, de Industria y Comunicaciones, callar y aplaudir su cierre es toda una miopía social masiva, cómplice, casi, una traición a la patria..Ante todo esto debemos preguntarnos ¿Cómo recuperamos esos vínculos y afectos de los pueblos perdidos? ¿Cómo se recuperan estos poblados cuando esta sociedad está tan fragmentada y solamente piensa desde el Puerto? ¿Cómo se construye una sólida organización que permita generar políticas de Estado y poder así recuperar los ferrocarriles para la nación? Donde participen ferroviarios, usuarios, habitantes de los pueblos desamparados, campesinos, estudiantes, intelectuales, sindicatos, organizaciones populares, clubes, cooperativas. ¿Cómo hacemos?, cuando se privilegian los intereses electorales por sobre los principios que tienen que ver con el Patrimonio y la Soberanía Nacional. ¿Cómo hacemos cuando los oportunistas se quieren subir al tren de la recuperación, cuando en las décadas de los 80 y 90 guardaron un saludable silencio? ¿Cómo hacemos o que hacemos, con la mediocridad reinante y servil que reina en el campo político que abarca un radio de 360º, cómo? ¿Cómo hacemos cuando alegremente algunos sesudos intelectuales opinan del campo, cuando confunden un girasol con una margarita gigante?Solo recuperaremos los afectos y vínculos nacionales perdidos cuando recuperemos los ferrocarriles, la energía, las comunicaciones, entre otros, en el marco de un proyecto de país que sea soberano e independiente. Para eso debemos erectarnos como sociedad, e ir en busca de la solidaridad perdida, volver a ser respetuosos con el otro, con los otros, aunque piensen diferente, pero no como consigna o frase hecha, sino en la realidad cotidiana y la práctica viva. Porque la destrucción de los apegos y vínculos nacionales no ocurren por casualidad. Es parte de una política nefasta que se fue implementando en forma sistemática y permanente.Después de romper esos vínculos y apegos vino el vaciamiento político e ideológico y luego la derrota y la diáspora de los pueblos y la destrucción del movimiento obrero. En vez de seguir siendo una nación-continente nos transformaron en una nación-archipiélago, y desde ese momento se enseñoreó la fragmentación. Se estructuró todo un proyecto político para que seamos un país dependiente con la complicidad de cipayos y vendepatrias.Por todo esto, porque el conflicto del campo es un problema que incube a la nación, porque las realidades nacionales, esas que son del interior profundo nos incumben, porque la ciudad puerto y hegemónica ha eclipsado la vida de lo que se denomina el interior del país.Hoy el campo aparece con todo un contexto social, político, económico y cultural desconocido para el hombre y la mujer de la ciudad.Como en aquellos tiempos de la conformación de la Nación, hoy la realidad de la dependencia arrecia y se choca con la vocación de ser libres y soberanos. Está en los espacios más recónditos del entramado social, de todos los que fuimos derrotados en la lucha por un verdadero proyecto de país. Por eso, el ferrocarril hoy es una necesidad que se aúna a la realidad del campo. Porque en este inmenso territorio nacional, la mercancía puede ser transportada para todos, como en otras épocas, con fletes más económicos y seguros.Los proyectos nacionales, las políticas de Estado necesarias para un país soberano e independiente sólo se logran con la participación de los actores sociales involucrados.Lo hemos dicho en cientos de ocasiones, no valen proyectos nacionales pseudo revolucionarios como el denominado Tren Bala, esa obra faraónica sólo beneficia a unos muy pocos, los de siempre. Y no unirá la geografía económica de Buenos Aires-Rosario-Córdoba, sino viajarán los nuevos ricos subsidiados que gozarán de privilegios mientras los pueblos del interior seguirán sin ferrocarril.Así como se necesitan reales políticas agropecuarias, se requieren políticas de transporte en general y del ferrocarril en particular, se necesitan políticas industriales, de desarrollo nacional y de participación popular y desarrollo de las economías regionales.Las cajas, los dineros centrales sólo sirven para amaniatar, como coerción y falta de decisión de la voluntad popular.Como final solamente argumentar, o no dejar de mencionar que la monstruosa deuda externa ha trepado a cifras siderales, en forma proporcional la deuda interna, las encuestadoras más cercanas al actual gobierno nos hablan de una pobreza de más del 30 por ciento, con una canasta básica de 1.300 pesos, importe que no acceden millones de asalariados.En los sesenta años de la nacionalización de los ferrocarriles argentinos, no podemos estar al margen de esta problemática actual.


*Autor de:
- El Ferrocidio (2da edición)
- El Guardapalabras, memoria de un ferroviario.
- El Cordobazo, una rebelión popular.-

- Crónicas del Terraplén (cuentos)
Miembro Fundador del Mo.Na.Re.FA

10/12/08

¿Un estado judío en Entre Ríos?

Por Rubén Bourlot

En el siglo XIX, en la comunidad judía europea cobró fuerza el movimiento sionista que pretendía lograr un asentamiento geográfico para sus miembros dispersos en el mundo. Concretamente, aspiraban constituirse en un estado judío (Israel) sobre un territorio propio. Una de las alternativas era la recuperación del territorio palestino, por esa época ocupado por el imperio turco. No todos los judíos, desplazados durante siglos por distintos territorios, acordaban con esta solución, pero una importante corriente propiciaba el retorno al territorio de sus orígenes.
Entre los promotores del proyecto se encontraban los ricos empresario judío de Europa occidental (Inglaterra y Francia) preocupados por la problemática de los miembros de la colectividad residente en los territorios de la Rusia zarista y otros países del este europeo, que debido a las persecuciones pretendían migrar hacíale occidente europeo. Por ello se idearon planes de colonización en los territorios palestinos y en América, fomentados por compañías como la Jewish Colonization financiada por el Barón Hirsch. En este contexto el movimiento sionista propuso una alternativa al asentamiento palestino, la posibilidad de crear un estado judío en América, más concretamente en el Litoral Argentino, donde se estaba formando un núcleo de colonias de ese origen: las colonias de Entre Ríos. Así lo proponía en 1897 Teodoro Herlz: “Dos países tienen que ser tomados en cuenta (para ese objeto): Palestina y la Argentina” y agegaba “La República Argentina tendría el mayor interés en cedernos una porción de su tierra”. ( T. Herlz: “El Estado Judío”) Este proyecto se cristalizaría “bajo el protectorado de las potencias europeas si a éstas les parece plausible el asunto”.
La iniciativa quedó latente pero cada tanto la idea cobraba vida, como en 1933 cuando el dirigente del Partido Comunista Argentino, Rodolfo Ghioldi, propuso otorgarle autonomía nacional a “las colonias judías en ciertas zonas de Entre Ríos”, según un boletín interno de la agrupación. Tras la finalización de la Segunda Guerra Europea, y la consecuente persecución y matanza de miles de judíos por parte del nazismo, se constituyó el Estado de Israel en territorios palestinos. El proyecto argentino pasó al olvido, con excepción del anecdótico proyecto Andinia surgido en la década del ’60.

4/11/08

Un bachillerato sindical para adultos

Por Rubén Bourlot

El bachillerato acelerado para adultos “Profesor Maximio Victoria”, de Paraná, Entre Ríos, fue habilitado por un decreto del 21 de octubre de 1976, pero tiene una prehistoria que a lo largo de los años se fue perdiendo.
El bachillerato se creó originalmente mediante el decreto número 648 del 17 de marzo de 1975 bajo la denominación Bachillerato para adultos con orientación sindical “José Ignacio Rucci”, en virtud de un convenio firmado entre el gobierno de la provincia y la delegación regional de la Confederación General del Trabajo de la República Argentina. Era el primer bachillerato para adultos de la provincia con el agregado de su original orientación sindical. Entre los contenidos del plan de estudios mencionamos asignaturas como Conducción sindical, Historia del sindicalismo, Derecho laboral y otras específicas de la orientación.
El plan se aplicó con la primera promoción, ya que el 24 de marzo de 1976 el país ingresó a la oscura etapa del Proceso de Reorganización Nacional, y el gobierno de facto decidió modificar la estructura de la institución con el acostumbrado cambio de nombre. Así nació el bachillerato “Profesor Maximio Victoria”.

El Pardito

Composición anónima que solía interpretar un tal Calderón y, hacia 1907, Próspero Pin y Héctor “Tito” Claá, según consigna Francisco Horacio Francou en su libro "El alma de mis pagos". Estos versos interpretados al ritmo de milonga hacen referencia a la colonia Las Achiras localizada en el departamento Uruguay, Entre Ríos y a un suceso ocurrido en el antiguo almacén de Antonio Piñón que existía en el lugar a principios del siglo XX.

Durmiendo estaba la siesta,
a su mujer recordó;
le dijo: mujer despierta,
que tengo que hablar con vos.

Te diré lo que me deben
y lo que les debo yo,
cosa que si yo me muero,
quiero que lo sepas vos.

Mujer aprontame ropa,
que quiero ir a pasear,
a la costa e las Achiras,
y a “El Carrizal” a pelear.

La mujer aprontó ropa,
y él su facón afiló,
y montando en su caballo,
pa “El Carrizal” agarró.

Llegó a lo de don Antonio,
a eso de salir el sol;
“buenos días”, don Antonio,
“buenos días”, te de Dios.

¿Que andas haciendo Pardito?
tan al aclarar el día,
¿No sabés que el capitán,
para vos ha puesto espía?

No importa que el capitán,
ponga espía para mi,
si yo salí a las Achiras,
o al Carrizal a morir.

Ya se arriman toditos,
a la puerta, pa escuchar,
y oyen la voz del Pardito,
que dice: “diez pesos mas”

Ya se corrieron las voces,
dieron parte al capitán
que estaba el pardo mentado
jugando en “El Carrizal”

“Salí pa fuera Pardito,
preso, te vengo a buscar,
que si las armas no rindes,
la vida te va a costar”.

“¿Que dice mi capitán?...
“¿Que dice?... ¿ Que se le ofrece?”;
“pues yo no rindo mis armas,
aunque la vida me cueste”.

Desde el marco de la puerta,
se hicieron una topada,
como los dos eran diestros,
ni uno ni otro se hizo nada.

A las dos o tres topadas,
era ya cosa importante.
El Pardito lo llevaba,
al capitán por delante.

Mira el capitán y dice:
“muchachos... ¿cual son sus miras?,
“viendo que me lleva mal”
“¿qué hacen que no le tiran?”

Le contestan los soldados:
“en las buenas ocasiones,
“ahí se aprende capitán,
a ganar bien los galones”.

Y le tomaron los puntos,
¡Pobre!... daba compasión,
vino una bala perdida,
le traspasó el corazón.

Y le dice el capitán:
“tu eres el Pardo mentado”
“a las diez muertes que has hecho”
“a las once la has pagado”.

Y le contesta el Pardito,
en su sangre revolcado:
“no es hazaña capitán,
con armas aventajadas.

Y aquí se acaba el compuesto,
de este Pardito mentado,
que se anduvo divirtiendo,
tierra en tierra, pago en pago.

16/9/08

Reflexiones acerca de la región “gaucha” o “gaúcha”

Por Rubén Bourlot

La matriz cultural guaranítica charrúa, con influencia lingüística guaraní: lengua general desde antes de la irrupción hispano-lusitana configuró una región cultural conformada por el Paraguay, sur del Brasil, y el litoral argentino-uruguayo. Posteriormente la acción jesuítica sobre la población guaranítica consolidó aquella tendencia y se extendió hacia Santa Fe y Córdoba.
La creación del Virreinato del Río de la Plata, la política centralizadora de la casa de Borbón gobernante en la metrópolis española y la expulsión de los padres jesuitas en las postrimerías del siglo XVIII produjeron un quiebre en las relaciones intrarregionales. Se produce una situación de tensión entre el interior y los puertos de Buenos Aires, Montevideo y los centros metropolitanos del Brasil. Durante el proceso de independencia se produce el desenlace con el enfrentamiento entre los caudillos locales, con Artigas como figura prominente que consolida un espacio político que resiste el poder centralista de Buenos Aires, Montevideo y las metrópolis del Brasil. Ese espacio se institucionaliza brevemente con la creación de la Liga Federal (Córdoba, Santa Fe, Entre Ríos, la provincia Oriental, Corrientes y las misiones occidentales y orientales: Río Grande y Santa Catalina.)
Los estados del sur del Brasil eran reivindicados como herencia del virreinato del Río de la Plata y como parte integrante de las Provincias Unidas luego de la independencia. Es situación se mantuvo hasta la época de la Confederación bajo la hegemonía de Rosas.
En Río Grande y Santa Catalina hubo varios intentos de confederación con el Río de la Plata, motorizados por los autonomistas republicanos, también llamados farrapos, que se oponían a la hegemonía del centralismo imperial. En 1835 se produjo la denominada Revolución de los Farrapos liderada por el coronel Bento Goncalves de Silva, un estanciero de Río Grande.
Acerca de la conformación del Brasil, Oliveira Viana sostiene que confluyen tres historias diferentes: La de los sertones con su tipo social, el sertanejo, en el norte; la de las matas, con el matute, en el centro; y en el sur la de las pampas con el farroupilhas y el gaucho como representantes característicos.1 El sur se constituyó en una verdadera zona de frontera poblada sucesivamente por bandeirantes, azorianos portugueses y españoles provenientes del sur.2
Los rebeldes tomaron Río de Janeiro, proclamaron la república de Río Grande e iniciaron las tratativas para lograr su confederación con la Argentina. El movimiento contó con los auspicios de los orientales Lavalleja y Oribe, y de Juan Manuel de Rosas.
La iniciativa no prosperó porque la diplomacia británica operó para promover la creación de un estado independiente denominado Federación del Uruguay, con la incorporación de la Banda Oriental, Entre Ríos y Corrientes. Se pretendía consolidar el estado intermedio que se había proyectado cuando se firmó la paz entre Brasil y Argentina en 1827 que creó la República Oriental del Uruguay.
Finalmente, el contraste de las tropas de la Federación, comandadas por Fructuoso Rivera, derrotadas por Oribe en la batalla de Arroyo Grande (territorio de Entre Ríos) dio por tierra las aspiraciones autonomistas a fines de 1842.
Para la época de la fundación de la república (1889), el Río Grande del sur se constituye en una de los centros propulsores por ser una “región nueva, penetrada de las ideas comtistas, sin preconceptos políticos, con la influencia de las repúblicas del Plata, con una tradición republicana heredada de la República de los Farrapos ofrece una verdadera pléyade de hombres públicos que pregonan denodadamente contra la monarquía. Silveira Martius y Tulio de Castilho son sus mayores hombres”3
Cada país siguió su desarrollo en forma independiente, y a principios del siglo XX un atisbo de volver a plantear la integración con la firma del tratado ABC entre el barón de Río Branco y el presidente argentino Roque Sáenz Peña. La idea es retomada por el presidente Perón que logra firmar un acuerdo con el presidente chileno Ibañez en 1953. El gobierno del Brasil, presidido por Getulio Vargas también coincidía en el proyecto pero no estaba en condiciones de tomar esa determinación frente al jaqueo de la oposición, influida por la política aislacionista y expansiva de Itamaraty. El mismo Vargas es un hombre del sur, de Sao Borja, que brinda su decidido apoyo al Barón de Río Branco cuando promuevó una solución de buenos vecinos frente al conflicto suscitado con la República Oriental de Uruguay por la posesión de la laguna Merim.
En la década de 1980 se dan los primeros pasos de la integración del Mercosur.
La matriz cultural que nace en tiempos prehispánicos se proyecta hasta nuestros días en la idiosincrasia de los pueblos asentados en la extensa región que se prolonga desde Córdoba hasta el Río Grande que conforma un verdadero hinterland. Gauchos rioplatenses y gaúchos riograndenses son la muestra del entretejido que trasciende las fronteras políticas y subyacen por debajo de los discursos oficiales.
Es por ello que la integración regional no puede limitarse a un mero esquema de mercado ampliado como hasta ahora lo insinúa el Mercosur.
La integración debe crecer desde los pueblos, con políticas que retomen lo que está dado y lo promuevan. “Probemos el otro camino que nunca se ha probado para ver si, desde abajo, podemos ir influyendo en forma determinante para que esas uniones se realicen”, planteaba el entonces presidente Juan Domingo Perón en 1953.4

Citas
1 Montalvo, Ricardo J., Getulio Vargas y la unidad brasileña, M. Gleizer editor, Bs. As., 1939, pp. 11/13.
2 Ibid. pág. 109.
3 Ibid. pág. 97.
4 Methol Ferré, Alberto, Perón y la alianza argentino-brasileña, Edic. Del corredor bioceánico, Córdoba, 2000, pág. 69.

19/8/08

Panaderia Del Pueblo -1858

Primera empresa cooperativa del país
Por Ricardo César Bazán*

En Paraná hace 150 años abría sus puertas la primera empresa cooperativa del país, la Panadería del Pueblo. Sobre la misma el historiador entrerriano el Dr. Cesar Blas Pérez Colman en su libro Paraná 1810-1860 cita que en la ciudad de Paraná, en el año 1858 comenzó a funcionar una panadería cooperativa , que contaba con numerosos asociados.
Durante la investigación que realizamos en los archivos del Dr. Oscar Ricardo Tavani Pérez Colman encontramos que dicha panadería se llamo Asociación Panadería del Pueblo. El periodista Daniel Tirso Fiorotto deduce que esta empresa fue fundada en 1855 dado que un aviso publicado en el periódico El Nacional Argentino en 1858 dice lo siguiente:
Teniendo en cuenta estos datos (2 º trimestre del 4º periodo administrativo) la fundación de esta empresa fue en 1855, sostiene Fiorotto.
En la búsqueda que llevamos a cabo en la Hemeroteca del Congreso de la Nación hallamos que la cooperativa se reunía en el Club Socialista, el Club se hallaba ubicado en calle Urquiza, dicho sitio se encontraba en lo que hoy es el predio que ocupa el Banco Credicoop y la Cooperativa Institucional.
En el trabajo de investigación hemos encontrado un edificio que por comentarios de su actual residente (los datos fueron trasmitido en forma oral hace muchos años por una persona de 90 años que vivió en la zona) el mismo podría ser de la época de la Panadería Del Pueblo, hemos visualizado sus hornos (dos) que están en el subsuelo y lo que fue la parte de la caballeriza que se le daba el pasto a los caballos, también se encuentra un orificio por donde se ponía la leña.
Cuando se fundo la cooperativa (1855) presidía entonces la Confederación Argentina, con Capital en Paraná, el general Justo José de Urquiza. Hacia solo dos años que se había jurado la constitución nacional.

*Tec. Sup. en Cooperativismo, periodista, investigador.
Foto de los hornos: autor Santiago Fiorotto

11/8/08

El heroico Gaucho Rivero

Por Rubén Bourlot

La figura del entrerriano Antonio Rivero, más conocido por el apelativo de “gaucho” fue negada por la historia de la Academia Nacional de la Historia, que sostiene su condición de mero bandido, en un dictamen de mediados de la década del ´60, basado en la documentación de origen inglés. Más precisamente en la instrucción que se realizó con el objeto de procesar a Rivero por su rebelión cuando Gran Bretaña se apoderó de las Malvinas en 1833. De la misma surgiría que el gaucho de origen entrerriano, posiblemente nacido en Concepción del Uruguay, se habría alzado contra la patronal de la estancia donde trabajaba, cometiendo una serie de asesinatos y saqueos, motivado por la falta de pago de su sueldo. Ese mismo dictamen fue el que impidió que el actual puerto Argentino (Stanley para los ingleses) pasara a denominarse Rivero cuando las tropas argentinas recuperaron transitoriamente las islas en 1982.
Pero no es ocioso interpretar que el nombre Gaucho Rivero trasciende los anaqueles de las bibliotecas y los cenáculos de la historia oficial para pertenecer a la memoria popular, y sabemos que la memoria popular también tiene valor testimonial porque de ella podemos auscultar los retumbos de una verdad. Como se ha dicho, la documentación escrita es escasa y parcial. En su mayoría se trata de cartas, informes y diarios de los protagonistas que fueron víctimas de la acción de Rivero y que no tuvieron la intención de otorgarle entidad de beligerante sino de simple delincuente. Pero de esa documentación, si sabemos leer, surge claramente que su actuación tuvo un carácter reivindicativo. Esta interpretación está avalada también por investigadores de prestigio como Martiniano Leguizamón Pondal o José Luis Muñoz Aspiri.
Rivero era peón de una estancia de Luis Vernet en el momento de producirse la usurpación de las Malvinas por parte de Gran Bretaña, el 3 de enero de 1833. Instalados los ingleses reemplazan la bandera argentina por la suya y se apoderan de todos los bienes, incluidas las propiedades de Vernet. Las relaciones entre los nuevos patrones y los peones (14 personas) desde el principio fueron tensas y la mecha que encendió el conflicto fue la negativa de la proveeduría, ahora en manos inglesas, de recibir los bonos con que Vernet pagaba los sueldos. Los ingleses exigían abonar en monedas de plata. En la noche del 26 de agosto estalló la rebelión que no se limitó a manifestarse ante los administradores de la estancia. Los conjurados se dirigieron hacia la comandancia situada en Puerto Soledad (hoy Argentino) y en el camino se encontraron con el capataz Juan Simón que intentó resistirse y fue muerto por Rivero. Posteriormente tomaron la comandancia y sustituyeron la bandera inglesa por la celeste y blanca. Los ingleses y franceses que habitaban el lugar (unos 17) huyeron a refugiarse en los islotes cercanos. En tanto Rivero y su grupo se hicieron fuertes y permanecieron en el lugar hasta el 10 de enero de 1834. Este hecho constituye un verdadero acto de soberanía que siente un precedente más en nuestro reclamo por el territorio irredento.
La llegada de refuerzos británicos obligó a desalojar Soledad. Los gauchos se internaron en la isla y resistieron hasta el 14 de abril cuando fueron apresados y derivados a Inglaterra. El gobierno inglés abrió una instrucción para procesarlos pero el Almirantazgo consideró más conveniente devolverlos a su lugar de origen. En 1835 los liberaron en Montevideo, perdiéndose sus rastros. Según Leguizamón Pondal, Rivero participó en la batalla de la Vuelta de Obligado, el 20 de noviembre de 1845, contra los mismos enemigos.
Pareciera que el hecho de recuperar por unos meses la capital de las Malvinas e izar la bandera argentina en reemplazo de la enseña pirata no es suficiente argumento para recordar a nuestro Gaucho Rivero, según algunos historiadores.

Bibliografía consultada:
Muñoz Azpiri, José Luis, “Historia Completa de las Malvinas”. Bs. As., Oriente, 1966, T. III, pág. 432.
Leguizamón Pondal, Martiniano, “Derechos de la Argentina en las Islas Malvinas basado en autores ingleses”. Bs. As., Academia Nacional de Ciencias, Nro. 39, 1939, pp. 417/431.
Leguizamón Pondal, Martiniano, “Toponimia criolla en las Malvinas”. Bs. As., Raigal, 1956, pp. 47/66.

¿Dónde están los restos de Ramírez?

Por Rubén Bourlot

El 10 de julio de 1821 se produjo la desaparición física de Francisco Ramírez. Su muerte heroica y romántica a la vez le imprimen a su figura un aura de leyenda. Pero el derrotero de la tragedia no terminó con su vida en los confines de la geografía cordobesa, donde fue ultimado tras haber salvado la vida de su amada Delfina.
Los restos del caudillo entrerriano continuaron un tortuoso camino hasta un destino aún hoy incierto. El cuerpo presuntamente fue abandonado en el mismo campo de batalla, cerca de San Francisco del Río Seco, al norte de Córdoba. La cabeza, en tanto, fue tomada como trofeo de guerra y ofrecida al vencedor, el gobernador santafecino Estanislao López, que la envió a la capital de su provincia para que fuera exhibida en un lugar público, dentro de una jaula. Existe constancia de que el suegro de López, el protomédico Manuel Rodríguez, le practicó un tratamiento para preservarla y así poder presentarla en público. Hasta aquí lo consignado por la documentación oficial disponible. Por la información periodística de la época sabemos que estuvo expuesta en una de las arcadas del Cabildo, ante la imposibilidad de hacerlo en el frente de la iglesia matriz debido a la oposición de las autoridades eclesiásticas. Finalmente el cráneo tuvo un destino aún no develado totalmente. Por información de los cronistas de la época tenemos noticias que por iniciativa del gobernador López, ante recomendaciones de representantes de la Iglesia -tal vez con intervención del influyente padre José Amenábar-, se dispuso su cristiana sepultura en un cementerio de la ciudad. A este respecto las versiones son disímiles. Hay quienes sostienen que fue sepultada en el cementerio de la Iglesia de la Merced - por esa época el templo que actualmente se denomina Nuestra Señora de los Milagros, perteneciente a la Compañía de Jesús-, otros aseveran que fue en el interior del mismo templo -costumbre muy arraigada hasta entrado el siglo XIX-. También existe la versión que sostiene que el sitio de la sepultura fue un cementerio que hubo en la ruinas de una antiguo convento de los mercedarios -actualmente se encuentra la sede de EMAÚS-, y otra orientada al cementerio que poseían los padres dominicos. Tal dispersión de la información no cuenta con el respaldo de ninguna documentación oficial.
Entre 1998 y 1999 se llevó a cabo una investigación, auspiciado por el gobierno provincial y el Consejo Federal de Inversiones, para recopilar información y profundizar la búsqueda del sitio donde se sepultó su cabeza. Lamentablemente importantes fuentes documentales no fueron halladas, entre ellas los libros contables que llevaban los padres mercedarios, cuando el convento jesuita estuvo bajo su administración.
Para salvar el vacío de documentación escrita, se recopilaron testimonios orales basados en tradiciones populares y la versión de un descendiente del protomédico Manuel Rodríguez. De acuerdo al relato de esta persona, la cabeza de Ramírez permaneció expuesta en un pica, en medio de la plaza principal de Santa Fe, hasta que Rodríguez le recomendó al gobernador López la necesidad de darle sepultura. Así fue que durante una noche de 1821, el propio protomédico Rodríguez y un sacerdote, que sería el mercedario encargado del convento, la quitaron de su sitio y la sepultaron en “la parte de atrás del altar de la iglesia de la Merced” -hoy Nuestra Señora de los Milagros-. La información de este suceso cobró carácter de secreto de familia que fue trasmitido al hijo primogénito de Manuel Rodríguez, con la recomendación de que fuera comunicado por aquel a su primer hijo varón. Quién brindó el secreto al equipo de investigación es una persona mayor, soltero y sin hijos a quien dejarle este dato tan largamente atesorado.
El cúmulo de noticias trasmitidas oralmente, cotejadas con las informaciones brindadas por los historiadores y cronistas de la época muestran coincidencias interesantes. El historiador santafecino Ramón S. Lassaga dice que fue la cabeza de Ramírez fue enterrada en “la iglesia Merced”, en tanto el cronista Urbano de Iriondo nos informa que la sepultura se llevó a cabo en el cementerio de “la iglesia de la Merced”, diferenciándolo del cementerio de la “Merced vieja”, al cual alude en otra parte de sus escritos cuando se refiere al antiguo cementerio que hubo en las cercanías de la sede de EMAÚS. La historiadora entrerriana Beatriz Bosch asegura que fue sepultada “en el fondo del templo de los padres mercedarios”. En esta línea de investigación se analizó la evolución de la construcción de las edificaciones y la posibilidad de existencia de tumbas o criptas en el sitio señalado. También se tuvieron en cuenta testimonios de mediados del siglo XIX que mencionan la búsqueda de presuntos “tesoros” ocultos debajo del altar o del piso de la sacristía del templo, y los trascendidos sobre túneles o construcciones similares que atravesarían el subsuelo. Con el objeto de corroborar estas versiones se practicó un estudio mediante prospección geoeléctrica que determinó la existencia de indicios de huecos en el subsuelo del patio adyacente de la iglesia, debajo del piso del presbiterio y de la sacristía. El interrogante que se pretendió responder es si habría sido posible sepultar los restos de Ramírez en un sitio previamente acondicionado y secreto que impida cualquier intento de rescate o profanación.
Queda para la posteridad continuar la búsqueda de nuevos aportes documentales y la posibilidad de practicar una excavación para determinar la existencia de los restos, y procurar su traslado la ciudad que vio nacer y forjar uno de los caudillos más influyentes de los albores de la historia patria.
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