Rubén I. Bourlot
El 22 de junio de 1889, al
promediar el día, mientras paseaba por la calle Esmeralda de la Capital Federal,
tal vez yendo a visitar a su amigo Dámaso Salvatierra, el caudillo entrerriano
Ricardo López Jordán cayó asesinado de un balazo de pistola en la cabeza.
El homicidio sorprendió a
propios y ajenos. En su sepelio numerosos oradores hicieron uso de la palabra.
Osvaldo Magnasco, comentando el trágico episodio, dijo que él era el "fin,
casi literario diríamos, sino fuera insolente, de una existencia que llena toda
una época provincial y que representa, en la esfera más amplia de la Nación,
algo así como el fin de una tradición y de un sistema fatal, pero inherente siempre
a los períodos de formación".
El asesino resultó ser Aurelio
Casas, hijo de un sargento mayor llamado Zenón Casas, que declaró haber
procedido en acto de venganza por atribuir a la víctima la responsabilidad
personal del degüello de su padre, en el departamento Colón, durante la
revolución de 1873, mientras arreaba unas vacas para venderlas en Buenos Aires.
Dice Aníbal S. Vásquez que esta versión de ser exacta no sería lógica, porque
pareciera poco probable que “ardiendo Entre Ríos por sus cuatro costados,
agitado y convulsionado al punto que la Nación envió tantos soldados como a la
guerra del Paraguay, todo un sargento mayor del gobierno, estuviera entregado,
ajeno a la hecatombe, a pacíficas transacciones ganaderas.”
Y agrega: “Reitero mi pedido a
V.S. Que expida órdenes para ser reducido a prisión, sin más trámites, el
asesino de mi padre, el tres veces rebelde, el degollador Ricardo López Jordán y su digno secuaz, el indio Martín,
ejecutor de mi padre (…)” con lo cual no
queda claro a quién acusa del asesinato, si a López Jordán o a Martín.
Como era de presumir el juez no
hace lugar al pedido de prisión de un amnistiado por la ley Nº 2.310 promulgada
por el presidente de la Nación que anulaba todos los delitos por los cuales fue
condenado y declaraba prescriptas las acusaciones de Dolores Costa de Urquiza
por el asesinato de su esposo Justo José de Urquiza. Movido por el deseo de
venganza Casas terminó pasando a la acción y ejecutando su “sentencia” por mano
propia ese 22 de junio con una pistola Lafouchez, de fuego central, de dos
cañones y de calibre 12, de la cual salieron los dos tiros.
Retorno a la querencia
Tras su regreso al país López
Jordán se había radicado en Buenos Aires pero previamente retornó a su
provincia para realizar una gira donde recibió el afecto de la población. Llegó
a Paraná a principios de 1889 para entrevistarse con el gobernador Clemente
Basavilbaso, y posteriormente a Concepción del Uruguay, requerido por
familiares, amigos y correligionarios. Viajó en tren el 6 de febrero de 1889 en
la línea recientemente inaugurada. Allí fue recibido jubilosamente por una
nutrida comitiva, y pronunció el discurso de recepción el Dr. Mariano Martínez,
según refiere el periódico Uruguay del 9 de febrero de 1889.
Días después la Comisión
Ejecutiva del “Club de Recepción” entregó al general López Jordán tres
medallas, una de oro, otra de plata y la última de cobre, que llevan en el
reverso el lema: “Las Señoras de la Concepción del Uruguay y al General Don
Ricardo López Jordán” y en el anverso la imagen de su busto y el lema: “Al
patriotismo, al hombre humanitario, al valor”. En la nota que acompañaba a las
medallas se lee: “Al depositar en manos del Señor General esta expresión de
aprecio y de justicia, nos cabe la satisfacción de saludarlo con protestas de
nuestra consideración y estima.” Firman la misma Mariano Martínez, M. Álvarez,
Félix E. Martínez, Benito Pándelos, Isaías A. Olivera, Juan B. Martín, Juan Rallo,
Juan Melian, Juan Lasarte, Teófilo Ungarria, Federico Provenza, Gregorio
Barrera Vega, Andrés Masramón e Isaías Olivera.
También interesa conocer los
nombres de las señoras que “costearon las medallas” para comprender un poco más
del espíritu de una época: Clementina de Canderbert, Rosa C. de López,
María de Tahier, María de
Chabananau Levri, Cándida N. de Painceryra, Petrona N. de López, Teodora L. de
Salvatierra, Dolores C. de Céspedes, Dolores C. de Ruiz Moreno, Petrona P. de
Panelo, Carmen P. de Gilbert, Rafaela Calventos, Manuela Calventos, María
Calventos, Domitila Calventos, Luisa S. de Casanova, Ana de González, Francisca
G. de Doca, Isabel G. de Martínez, Virginia C. de Misson, Alfonsina N. de
Calvo, Indalecia C. de Sagastume, Francisca de Echayde, María de Reys,
Eustaquia G. de Díaz. La documentación citada se encuentra en el archivo del
Museo Histórico “Martiniano Leguizamón” de Paraná.
Traslado de los restos de López Jordán
El 21 de noviembre de 1994, los
restos fueron nuevamente reubicados en un mausoleo erigido en la plaza Enrique
Carbó, obra de Néstor Medrano donde se encuentran actualmente. “Durante el acto
(…) – describe una crónica periodística - efectivos del Ejército, la Fuerza
Aérea, Prefectura naval Argentina, Gendarmería Nacional, Policía Federal y
Policía de Entre Ríos depositaron la urna (cubierta con la bandera nacional)
con los restos del general Ricardo López Jordán en el interior del monumento
especialmente erigido (...)”.