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17/7/17

Urquiza, el normalista

Por Rubén Bourlot

Para el imaginario popular y para todo el andamiaje histórico construido desde el liberalismo, Domingo Faustino Sarmiento es considerado el “padre del aula”, el maestro por antonomasia, el fundador de escuelas, el que trajo a las maestras de maestras para edificar el normalismo en el país. Tal vez porque era un hábil publicista, polemizador y experto en el autobombo, supo construirse ese perfil que nadie se atreve a poner en tela de juicio.
Cada 11 de septiembre se exalta la figura del sanjuanino a pesar de las diatribas que se lanzan desde el revisionismo histórico, que no hacen mella en su rostro hosco y pétreo. No hay que quitarle méritos, a los 15 años fue maestro y con el tiempo llegó a presidente.
Para ser justos, la educación argentina sentó sus bases en el siglo XIX gracias al esfuerzo, la dedicación y la obsesión de personalidades que no siempre son puestas a la par del autor de Facundo. O por encima. No hay que olvidar que Nicolás Avellaneda como ministro de Instrucción Pública de Sarmiento fue el ejecutor sus proyectos, y luego como presidente continuó esa labor. Posteriormente participó activamente del  Congreso Pedagógico Sudamericano de 1882 y más tarde elaboró la ley de universidades. Y Juana Manso, esa gran educadora, amiga de Sarmiento, también sembró el país de escuelas. Y qué decir de las dos presidencias de Julio Argentino Roca, el impulsor del Primer Congreso Pedagógico, de la sanción de la ley de educación 1.420, que  tuvo vigencia por un siglo y el mismo que propuso durante su segunda presidencia, por medio de su ministro de Instrucción Pública - Osvaldo Magnasco -, readecuar profundamente las escuelas, rectificando muchos de los postulados de la ley original. Este último intento no pudo concretarse pero fue una interesante iniciativa de trocar la escuela universalista, enciclopédica y verbalista por instituciones de formación profesional y técnica que respondieran a las características y necesidades de cada región del país.

El normalismo de Urquiza
En Entre Ríos la figura de Justo José de Urquiza cobra relevancia nacional si analizamos su acción a la luz de una nueva interpretación del papel que tuvo con respecto a la educación. Se le reconoce el carácter de fundador del Colegio del Uruguay, el primer colegio laico de nivel secundario del país, pero en segundo plano queda la extensa labor que no se limitó a la fundación de un colegio. Las misma obsesión de Sarmiento pero tal vez anticipándose en tratar de instalar instituciones para formar maestros, de impartir educación vinculada a la producción como la incorporación de “chacras” anexas a las escuelas rurales y la instalación de una escuela pública para mujeres, una novedad en la primera mitad del siglo XIX. Pero lo que nos interesa subrayar es la idea que daba vueltas por su mente de instalar escuelas normales en Entre Ríos en la década del ’40, dos antes de que se fundaran los establecimientos impulsados por Sarmiento.
Fragmento de la carta de Galán a Urquiza
Como lo señala Antonino Salvadores en su historia de la instrucción pública, en 1948 Urquiza proyectó la instalación de dos escuelas normales, en Paraná y Concepción del Uruguay, que no pudo llevar a cabo por la falta de profesores. Recordemos que Sarmiento tuvo que contratar docentes de Estados Unidos para la instalación de las escuelas normales.
Sobre este proyecto hace mención el ministro general José Miguel Galán en una carta a Urquiza del 27 de octubre de 1848. En la misma le informa acerca del alquiler de la casa de Antonio Castro para el funcionamiento del frustrado Colegio de estudios preparatorios de Paraná. Y acota que “convencidos de que para obtener los importantes resultados que Ud. se promete de un decidido empeño por la educación pública, es necesario que ella sea uniformemente metodizada en todas las escuelas de la provincia: para conseguirlo debemos poner el mayor esmero en el establecimiento de la Escuela Normal de esta ciudad y la del Uruguay (…) Y agrega que “según los informes que me han dado el cura Vidal y el presbítero Erausquin no se podrá hallar un sujeto más a propósito para metodizar las dos escuelas normales que el presbítero Don José Delgado actual preceptor de la Escuela de Gualeguaychú.”
Si bien el proyecto no llegó a concretarse, recordemos que no es casual que las dos primeras escuelas normales del país se instalaron en Entre Ríos, la de Paraná en 1871 y la de Concepción del Uruguay en 1873.
Alumnas de la Escuela Normal de Uruguay en 1909
Entre otros aciertos, Urquiza tuvo la intuición de rodearse de eficaces colaboradores para la tarea educativa. En 1849 nombró nada menos que a Marcos Sastre como Inspector General de Escuelas quién redactó el reglamento de escuelas y escribió el libro “Anagnosia” para la enseñanza de la lectura. El coronel Manuel Urdinarrain también fue un activo colaborador en materia educativa que en 1948 organizó la enseñanza primaria en el departamento Uruguay. Con la creación del Colegio del Uruguay llegaron a Entre Ríos docentes de notable jerarquía como Alberto Larroque,  Jorge Clark, Vicente H.  Montero, Juan Manuel Blanes, Martín Ruiz Moreno, Lino Churruarín, Carlos Tomás Sourigues, Pablo G. Lorentz, Alejo Peyret, entre muchos otros.

Fuentes:
-       Salvadores, Antonino, Historia de la instrucción pública en Entre Ríos, Gobierno de Entre Ríos, Paraná, 1966.
-       Archivo General de Entre Ríos, Hacienda, Instrucción Pública.
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