27/3/16

Charlas de boliche

Por Rubén Bourlot

Una mañana luminosa el hombre estaciona su Ford A frente al almacén. Un caballo atado a un sulky dormita aburrido, sujetado a uno de los postes dispuestos al efecto. Los perros husmean en los alrededores y cada tanto arremeten, con una corta carrera, detrás de una de las tantas palomas que pugnan por su alimento diario entre las gramillas.
El hombre del Ford A ingresa al comercio y saluda a Marcial, uno de los hermanos Fusey, que atiende detrás del mostrador, y a los dos único parroquianos que con aspecto de amanecidos discuten acerca de… un bulón! El hombre se ofrece por si necesitan alguna cosa de Colón, adonde se dirige. Luego parte a la ciudad y retorna cerca del mediodía, donde encuentra los dos parroquianos, con varias cañas demás, que siguen discutiendo acerca… del bulón!
Los boliches, bolichos, bares y almacenes con despacho de bebidas suelen ser los lugares de encuentro, donde se tejen negocios, se intercambian los sucesos de la zona, y en el cual la vida transcurre entre charlas insubstanciales y anécdotas de lo más diversas. Y ahí siempre están las infaltables mesas para el truco o el chinchón, o el nueve (mientras no caigan los milicos).
Almacén Piñón a principios del siglo XX
Luis Luján, de Gualeguachú, pero nacido en Ceibas cuenta que en la plaza de la localidad hace unos años se instaló la primera radio de frecuencia modulada sobre una casa rodante. La emisora pasaba música con dedicatorias a pedido de los vecinos. A los parroquianos del Boliche de Luján o Ceibas City (así con ese nombre autóctono), de aburridos nomás, se les ocurrió inventar dedicatorias y acercárselas a la radio. Éstas eran a propósito cruzadas, de un marido a la esposa de otro y así sucesivamente, dando lugar a conflictos familiares que responsabilizaron al dueño de la radio. Alterados los ánimos un buen día los damnificados decidieron pasar a los hechos y terminaron incendiando la emisora. 
En Villa Elisa, una mañana de lunes, en un bar atendido por una mujer y con una clienta también mujer, se originó un interesante diálogo. Era la década de 1970, luego de una carrera de la entonces muy popular Fórmula Entrerriana, que se había disputado en el autódromo Salvia, cerca de San José. La parroquiana le pregunta a la bolichera: “¿escuchaste la carrera de ayer?”, a lo que la otra responde “sí, pero un ratito nomás, porque no relataba la Mona”. La interlocutora asiente y agrega: “y sí, no es lo mismo, si no relata la Mona. Es como la aspirina, si no es la Cafiaspirina parece que no te hace efecto”. La Mona es el apodo de Eduardo Pedro González, entonces popular relator de automovilismo de LT 26 la radio AM de Colón.
 Los sobrenombres
Almacén Iglesias incorporado a la toponimia
Según cuenta la tradición, José Hernández cuando vivió en Paraná solía frecuentar los bolichos que rodeaban el Mercado de La Paz. Ahí se granjeó el apodo de Matraca por el vozarrón que tenía. Cientos de apodos, esa costumbre bien entrerriana, nacieron en la abulia bolichera. En un bar de Villa Elisa un día escucharon que estaba pasando un avión, algo no tan habitual, y los clientes salieron a la puerta para observar el aparato, Uno de ellos con algún conocimiento de mecánica aguzó el oído y diagnosticó: “viene con el pistón pinchao…”, y le quedó para siempre el sobrenombre Pistón Pinchao. Luis Luján, en una lista de parroquianos del ya mencionado Ceibas City, nombra a “los itinerantes como Pastelón Traba, y otros que de tanto estar se mimetizaban en el ambiente y uno nunca sabía si estaban o se habían ido. Pulga Frita se plantaba en la puerta del boliche con su metro y medio de estatura y decía: ‘no he venido a armar contienda/ más si alguno me provoca/ le voy a tapar la boca/ con algo que no es pañuelo/ y va a rodar por el suelo/ igual que víbora loca…”
En un boliche de 1º  de Mayo seguramente se apodó a un vecino como Caja de Cambio, porque cuando abría la boca mostraba una generosa dentadura, similar a cuando se destapa una caja de cambio que muestra los dientes de los engranajes. El ingenio para hacer analogías no tiene límites.
A otro frecuentador de boliches y bares que solía demorarse en volver a su casa, tanto que siempre llegaba después del mediodía, mereció el sobrenombre de Garibotti, en alusión al locutor y periodista Luis Garibotti que por esos tiempos era corresponsal en Buenos Aires de una radio local que emitía un programa después del mediodía.
Pulpería Impini fundada en 1889
En los nombres de estos negocios predominan los apellidos de los propietarios, como los ya mencionados y otros con cierta fama que excede los límites comarcales como la pulpería Impini, en la zona de Larroque, el almacén Don Leandro de Hocker, el bar del Chino Locker en el ejido Colón, y Almacén Iglesias en el departamento Paraná que ya forma parte de la toponimia de la zona, o el antiguo almacén Piñón de Las Achiras, también conocido como El Carrizal. Otros nombres de fantasía se repiten en la geografía del estaño, como El Resorte, inspirado en el tradicional personaje de Luis Landriscina (Don Verídico), El Tropezón, en alusión a de los accidentes de los parroquianos excedidos de libaciones, Isidoro, inspirado en el reconocido personaje de historietas, o La Pantera Rosa, en San Cipriano, cuya alusión es más que obvia, entre otros.
Las humoradas cargadas corren como reguero, pero cuando se involucran los dueños a veces no caen bien en la clientela. Dicen que eso habría sucedido con el bar del Palma, por el apodo de su dueño, en 1º  de Mayo. El Palma tenía un grabador de esos de cinta abierta que por las noches, cuando se llenaba de clientes, lo ponía a funcionar, y al otro día, junto a un grupo más selecto, escuchaban las conversaciones. Por cierto que el rumor corrió entre los parroquianos que ante la eventualidad de ser grabados poco a poco se fueron retirando del lugar hasta dejarlo sin clientela.

Y ya “es hora de tomarse un kirse”, escuchado en el boliche de Boujón de Las Achiras, con el doble sentido de tomarse alguna bebida y retirarse.

Fuentes y bibliografía:
- Testimonios de Luis Luján
- weblogs.clarin.com/puebloapueblo/2010/03/10/el_boliche_de_lujn_o_ceibas_city/ 

15/2/16

La cuna de Urquiza

Por Rubén Bourlot y Omar Gallay

Todos los pueblos exhiben con orgullo el hecho de ser la cuna de personalidades destacadas. Así Yapeyú se anuncia como la patria chica del libertador San Martín, la colombiana Aracataca, se presenta como el lugar de nacimiento de García Márquez; San Juan muestra los vestigios de los primero pasos de Sarmiento; Caracas atesora la casa donde nació Simón Bolívar, y así podríamos seguir.
En Entre Ríos, una de las figuras más reconocidas de su historia, el general Justo José de Urquiza, que llegó a ser presidente de la Confederación Argentina, no tiene una ciudad o pueblo que refugie su memoria natal. No se trata de Concepción del Uruguay donde descansan sus restos mortales. El sitio donde se escuchó su primer llanto es un lugar no precisado del interior del departamento Uruguay, en el casco de una antigua estancia que perteneció a su padre, José o Josef de Urquiza.
Monolito sobre la Autovía José Artigas
Una investigación inédita nos acerca ciertas certezas sobre el sitio.
“De acuerdo a la mayoría de los historiadores, el Gral. Justo José de Urquiza nació en la Estancia San José, ubicada en El Talar del Arroyo Largo (hoy Urquiza) el 18 de octubre de 1801.
“Fue bautizado el 21 de octubre por el capellán fray Juan Claramonte, quien estaba a cargo del oratorio mandado construir en la estancia por su padre.
“En verdad este templo fue proyectado por Dn. Pedro Duval, anterior propietario, y del cual Dn. Josef  de Urquiza fuera administrador.
 “En oportunidad de la visita pastoral que hiciera al lugar el Obispo Benito Lué y Riega el 24 de mayo de 1804, recibió los oleos bautismales.”


Entre el Talar y los Corrales
El antiguo casco de la estancia San José desapareció con el tiempo, pero aún se conservan algunos indicios en la zona que comprende los límites de las colonias Las Achiras y Quinto Ensanche de Mayo. “A unos quinientos metros al sur del actual casco de la Estancia Villa Teresa, cruzando el arroyo Las Achiras, que a los pocos metros confluye en el arroyo Urquiza, junto con su similar El Cordobés que corre desde el norte, se encontraban unos corrales de un metro de alto hechos con piedras (areniscas) abundantes en la zona1, muy cercanos al antiguo oratorio, la casa familiar y de la población (personal de la estancia) que Dn. Josef hiciera edificar.
“Existen dos versiones sobre el lugar preciso donde el Organizador de la Nación dio sus primeros berridos. La tradición histórica lo ubica el en el paraje denominado ‘El Talar’ que comprendería una zona que otrora habría estado dominada por estos árboles, al oeste del actual puente sobre el arroyo Urquiza en la Autovía General Artigas (ex Ruta 14).
“La otra referencia, menos conocida pero con fuerte arraigo en la tradición lugareña, determina como lugar de nacimiento la casa paterna que se situaba en cercanías de los ‘corrales de piedra’.
“Refrenda esta última presunción, los recuerdos de la hermana del General, Dña. Flora del Carmen de Urquiza de Soler, que residiendo en Buenos Aires al momento de la inauguración de un monumento recordatorio a la vera de la ruta 14, en 1937, dice en un pasaje de la misiva que envió en adhesión al acto:
‘Mi intención al escribirle es relatarles un hecho que acudiendo a mi memoria, despierta dudas sobre si el Gral. Urquiza nació en el llamado “Talar” o en  “Los Corrales”. Era más o menos alrededor de 1860 y yo, niña aún, volvía de con mi padre de un viaje a la Colonia San José por él fundada. Habíamos concurrido a una fiesta de aniversario, habíamos estado en la casa de Peyret, habíamos visitado las granjas y recibidos grandes agasajos. Volvíamos a la ciudad del Uruguay en la volanta usual en esos años y al pasar por Los Corrales, hoy Villa Teresa, y donde existe de pie un antiguo corral de piedra, mi padre, señalándome la casa, me dijo, más o menos: ‘Ves, hija, ahí he nacido yo’. Esta referencia de mi propio padre, que recuerdo muy bien, me ha hecho dudar siempre sobre el sitio que la tradición a señalado como lugar de su nacimiento, “El Talar”, y he querido ponerla en su conocimiento, no para menguar el calor del homenaje, sino para aportar un antecedente que pueda abrir un camino nuevo a las investigaciones históricas del hecho’.
Casco de la estancia Villa Teresa
“En el mismo sentido, Dn. Marcelo Tito Sáenz Valiente, nieto del General Urquiza y que viviera hasta su muerte en Villa Teresa -propiedad heredada de su madre Teresa de Urquiza de Sáez Valiente, la cual la hubo comprado oportunamente a su hermano Cipriano de Urquiza quien la recibiera en sucesión-, explicaba a los visitantes que la casa de Dn. Josef se encontraba al sur de los corrales de piedra y que allí había sido el lugar de nacimiento de su abuelo. Por consiguiente, renegaba del emplazamiento que oportunamente se había hecho de un monumento recordatorio en la ruta 14, el cual llamaba a una falsa interpretación al rezar en su inscripción ‘sitio del nacimiento’”.

Los homenajes a Urquiza
En 1901, con motivo del centenario del nacimiento del Organizador, entre el 17 y el 20 de octubre se llevaron a cabo diversos actos de homenaje en Concepción del Uruguay, el Palacio San José, en la capital provincial y en el sitio probable de su nacimiento.
Los festejos en el sitio del nacimiento, Caras y Caretas 1901
“El acto central se realizó en arroyo Urquiza, en la ya derruida casa que perteneciera a los padres del General.
“Treinta carruajes y tilburis (2) partieron con ese destino bien temprano a la mañana. De igual manera lo hicieron jinetes y carretones que condujeron a señoritas, caballeros y niños.
“A pesar que las maestras estaban sufriendo una demora de seis meses en percibir sus sueldos, también se adhirieron al acontecimiento, dado que junto a sus alumnos de escuelas y colegios dedicaron y descubrieron la placa alusiva, la que fue acompañada por un ‘lacónico discurso’ por parte del alumno Parodié, de la Escuela Mixta.
“Se sirvió un almuerzo del cual participaron unos 300 comensales, entre autoridades y público en general.
“A las 5 de la tarde estuvo de regreso en Concepción del Uruguay la caravana integrada por  treinta y un carruajes y cincuenta jinetes.”

1 Una de estas construcciones se conservó originalmente hasta la década de 1970, en que fue destruida por estar formando parte de un importante banco de piedra arenisca, el cual fue explotado para la extracción del material para la construcción de caminos, más precisamente de la cercana Ruta Nacional Nº 14.
2 Carro de dos ruedas y dos asientos, con capota, tirado por un solo caballo.
  
Fuentes:
- Diario La Juventud – 27/octubre/1901
- Revista Caras y Caretas, Bs. As., 1901

8/1/16

Los malogrados

Por Rubén Bourlot

Las postrimerías de la década de 1930 son los “años de la peste” para la política entrerriana. No sólo porque hacia ese último año caería el gobierno constitucional de Hipólito Irigoyen, sino porque varios representantes del radicalismo fallecieron justo cuando habían logrado acceder a cargos de relevancia.
El primero fue Francisco Beiró, electo vicepresidente de la República, acompañando la fórmula de Irigoyen para asumir su segunda presidencia. Una crónica de la época, publicada en el diario paranaense La Acción, informa que “singular impresión ha causado en los círculos políticos del país, el fallecimiento del vicepresidente electo (…) acaecido en Villa Devoto (Buenos Aires)”. Horas antes de su muerte, en su lecho de enfermo le manifestó a su hermano Carlos “ché, esto me toma de sorpresa”. Era el 22 de julio de 1928.
Beiró había nacido en Rosario Tala, estudiado en el Colegio del Uruguay y se recibió de abogado en Buenos Aires, en 1901, donde tuvo destacada actuación forense y política. Ahí representó al vecindario en el Concejo Deliberante, cuyo cuerpo presidió y luego se le eligió diputado nacional. Ministro del Interior de Irigoyen en su primera presidencia, en 1926 fue proclamado candidato a gobernador por su provincia natal. En 1928 fue elegido vicepresidente de la República integrando la fórmula encabezada por don Hipólito Irigoyen.
La muerte del vicepresidente electo pero sin haber asumido originó una serie de contratiempos ante el silencio legal sobre la acefalía. En los diarios de la época se sucedieron los debates acerca de si el Colegio Electoral, que era en ese momento el sistema previsto para la designación del poder ejecutivo, debía nombrar al reemplazante o llamar a una nueva elección.

La fórmula malograda
El rosario de hechos desgraciados no terminó aquí. En 1931 una sucesión de imponderables terminaron con la vida de los flamantes gobernador y vice la provincia.
El 1° de octubre de 1930 asumen el mando gubernamental los radicales Herminio J. Quirós, acompañado en la fórmula por Cándido Uranga. Ambos estuvieron un corto lapso en el gobierno. Uranga falleció el 8 de mayo de 1931 afectado de una angina de pecho y con 54 años. Meses después, antes de cumplirse un año en el ejercicio del gobierno, falleció en Paraná el gobernador Quirós, el 11 de septiembre de 1931. Habían sido sus ministros Eduardo J. Salgado y Carlos J. Gatti.
En los comicios llevados a cabo el 1° de junio de 1930 se elige la fórmula gubernativa Quirós-Uranga por la Unión Cívica Radical antipersonalista. El escrutinio provisional de las elecciones de electores para gobernador y vicegobernador de la Provincia dio a la fórmula radical antipersonalista, integrada por Herminio J. Quirós y Cándido Uranga, 48.230 votos y seis círculos electorales y a los candidatos del radicalismo irigoyenista, Enrique F. Mihura y Domingo Dasso, 44.119 sufragios y tres círculos electorales.
Tras un conflictivo proceso poselectoral, el Colegio Electoral se reunió el día 24 de septiembre y eligió gobernador y vice a la fórmula Quirós – Uranga.
Herminio J. Quirós, nació en Colón en 1873 destacándose como un eminente hombre público y destacado jurista. Actuó como secretario de Leandro N.  Alem, de Bernardo de Irigoyen y logró una diputación nacional.  Fue un decidido impulsor del parque que lleva su nombre en su ciudad natal, además de impulsar numerosas obras para embellecer y fomentar la educación y el progreso general de la localidad que lo vio nacer.
El 11 de septiembre de 1930 lo sorprende la muerte, en un sanatorio de Paraná, como consecuencia de una peritonitis aguda. Tenía 58 años. Sus restos fueron velados en la Casa de Gobierno, luego trasladados a la Catedral paranaense para la ceremonia religiosa y finalmente llevados a la estación del ferrocarril acompañados por una multitud, para ser embarcado rumbo al cementerio de la Recoleta en Buenos Aires. En 1934 se procedió al traslado de Quirós a su ciudad natal donde se construyó un mausoleo para su descanso definitivo.
Ante la acefalía del Poder Ejecutivo, ocuparan interinamente el cargo de gobernador el Presidente Provisorio del Senado, Dr. Atanasio Eguiguren (11 de septiembre a 14 de septiembre de 1931), el Presidente de la Cámara de Diputados, Ing. Alfredo H. Giandana (14 de octubre hasta 12 de noviembre de 1931) y el Presidente Provisorio del Senado, Dr. Carlos Irigoyen (12 de noviembre a 28 de diciembre de 1931).
En la última fecha asume el nuevo gobernador electo Luis L. Etchevehere que reinicia el mandato de cuatro años, hasta 1935.

Bibliografía:
- Gianello, Leoncio, Desde la revolución de setiembre 1930 hasta la deposición del presidente Castillo (1943), en Enciclopedia de Entre Ríos, Arozena Editores, T. III, Paraná, 1978.
- La Acción de Paraná el 24 de julio de 1928
- El Diario de Paraná, de 13 de septiembre de 1931

- Conte Grand, Carlos E. Herminio Juan Quirós - 1873 – 1931. Un ejemplo de vida, Colón, 2013.

20/12/15

Los orígenes de la Cooperativa Tambera Paraná (Cotapa)

Por Ricardo Cesar Bazan (T.S.Coop-Investigador)

Cuenta el libro “Historia elemental de Entre Ríos” aspectos de la actividad lechera en la provincia durante el gobierno del Dr. Carlos Contín (1963-1966) destaca que “La producción lechera recibió el apoyo oficial. Se promovió el consumo de leche pasteurizada para garantizar la salud de la población” y continua diciendo “Los productores agrupados en cooperativas tamberas garantizaban la provisión del producto”.
“(...) El tambo tuvo un progreso importante a partir de la constitución de cooperativas tamberas como Cotagú de Gualeguaychú en 1961 y COTAPA de Paraná en 1965”.
La historiadora Ofelia Sors en su obra “Paraná después del túnel subfluvial” cita que “considerando a la lechería como una nueva industria y atendiendo a la importancia de su explotación, el gobierno de Entre Ríos promulgó en 1968 la Ley N° 4685 de promoción de la lechería creando así las condiciones legales para favorecer el desarrollo de la producción tambera y posterior industrialización de la leche”.
“De esta manera surgió la planta industrializadora de Paraná (CO.TA.PA. Cooperativa Tambera Paraná)”.
Elaboración de leche en polvo en la planta de Cotapa
Agrega Ofelia Sors que “la planta central de CO.TA.PA. está levantada sobre un terreno cedido por la Municipalidad de Paraná en 1964. La ordenanza de entonces establecía a cambio del predio las exigencias siguientes: CO.TA.PA. debía comercializar la leche higienizada y enfriada en tachos de 50 litros y antes de los cinco años enviarla al mercado pasteurizada y envasada. Tales requisitos fueron cumplidos en solamente tres años, continuando el crecimiento de la empresa tras sucesivas etapas”.
Pedro Aguer, en una entrevista realizada por el periodista Daniel Tirso Fiorotto, cuenta los antecedentes del cooperativismo tambero y recuerda las reuniones que realizaban en la casa de su padre, Gumersindo Aguer, en Paraná o en la casa que tenía en La Picada Bernardino Horne. Cita que “se hacían reuniones con la iniciativa de tamberos tradicionales como Fontana, los Barón, Roskop, Argelino, Toloy, y de cooperativistas como el ingeniero Dorfman, y don David Merener, con el apoyo de las escuelas Alberdi, Las Delicias, Colegio Adventista del Plata, hace más de 40 años “.
Sobre CO.TA.PA. destaca que “el objetivo se logró, se creó la cooperativa, se cambió el reparto domiciliario con tracción a sangre, la leche empezó a ser leche pasteurizada para Paraná, el excedente se industrializó, el tambero ya no tuvo que tirar la leche que le sobraba en las épocas de mucha producción”(...)

“El tambero cambió el ordeñe a mano por la mecánica, se pasó del corral en medio del barro al tinglado, mejoró la higiene en todo sentido, se trabajó la genética de los planteles, se incorporó la reproducción artificial, se dejó de ordeñar con ternero al pié, se trabajó la pradera con pasturas específicas para la producción, se crió el ternero en guacheras, se realizó la cría y terminación de las vaquillas, las futuras vacas lecheras, en forma cooperativa”. 

6/12/15

De Basavilbaso a las estrellas

Por Rubén Bourlot

“Sin embargo aún pasará mucho tiempo antes que la gente se dé cuenta de la  utilidad de darse unos baños de multitud y de callejeo…”, leía con voz firme en el mediodía de radio Splendid de Buenos Aires este párrafo de un aguafuerte de Roberto Arlt. Promediaba la década del 1970 y la conductora radial no sabía que esas podían ser sus últimas palabras frente a un micrófono.
Casa donde vivió Blackie
Nació como Paloma Efron pero fue conocida como Blackie. Vino a este mundo en 1912, en una colonia llamada Rosh Piná, que estaba entre las localidades de Las Moscas y Villa Dominguez, una de las tantas que sembró a fines del siglo XIX la Jewish Colonization Association en Entre Ríos. Luego su familia se trasladó a la colonia Novibuco I (cerca de Basavilbaso). Sus primeros años transcurrieron en una humilde vivienda, casi un rancho, en medio del campo. Hija de un maestro y de una madre bibliotecaria. Cuando contaba con cinco años, la familia se trasladó a Buenos Aires y ahí ya empezó a soñar con pintar el mundo y llegar a las estrellas. A los 17 esa Paloma empezó a desplegar sus alas. Las primeras experiencias en el mundo del arte y la comunicación las hizo con la música: el jazz, el negro espiritual, el góspel y todas las expresiones de los negros esclavizados de los Estados Unidos. A partir de ahí fue Blackie. Y cantó la música de esos negros que luchaban por su libertad e identidad.
Fue pionera en todos los géneros que cultivó. Todo lo que tocó lo transformó con su creatividad. Alguien la calificó como “la imaginación al poder.” En 1934 se presentó y ganó un concurso organizado por Jabón Federal en Radio Stentor. La premiaron por su interpretación de “Stormy Weather” (gran éxito de su admirada Ethel Waters) y poco después pasó a integrar la orquesta Los dados negros. Fue la primera mujer en interpretar profesionalmente la música negra. En 1937 partió al país del norte para empaparse con el fenómeno, en donde traba relación con algunos de los personajes más importantes del jazz (Louis Armstrong, Duke Ellington, Count Basie y Ella Fitzgerald, entre otros) y del cine. En la Universidad de Columbia estudia antropología y música primitiva.
Blackie junto a Atahualpa Yupanqui
De vuelta a Buenos Aires se incorpora a la actividad teatral, al cine y a los negocios del espectáculo. Entre sus logros como representante de artistas se cuenta la venta en Hollywood del guión de la película “Los martes orquídeas”, escrito por su entonces esposo y que hizo famosa a Mirtha Legrand. También estudió piano, solfeo y música con Carlos Vega, el musicólogo argentino. No era una improvisada.
Siempre había un objetivo más en su vida para alcanzar. Se casó con el periodista y guionista Carlos Olivari con quien convivió durante una década. De pronto se encontró desempeñándose como periodista gráfica en la entonces prestigiosa revista El Hogar. Llegó a dominar cinco idiomas, lo que le facilitó su labor de notable entrevistadora.
Tapa de la revista Sintonía
Con la aparición de la televisión, se metió de lleno a inventar novedosos formatos, de éxito innegable y calidad incuestionable que hoy le harían una frondosa sombra a los adefesios de Tinelli y a los más pretenciosos formatos del periodismo televisivo del siglo XXI. Empezó cantando en el programa Tropicana Club y luego se hizo cargo de la dirección del primitivo Canal 7. Programas como Cita con las estrellas, Derecho a réplica, Odol pregunta, Volver a vivir, y los más pasatistas como Yo me quiero casar… que conducía Roberto Galán y Titanes en el ring tuvieron su sello en las décadas del 50 y 60.
También en la radio fue una voz inconfundible junto a otros innovadores como Hugo Guerrero Marthineitz y Enrique Alejandro Mancini. Acuñó las frases “La gente quiere ver a la gente”, “Vamos, ánimo” y “Con amor y con respeto”. Ciclos como Diálogo con Blackie, por Belgrano y luego Continental, La  tarde con Blackie por Continental y Splendid estuvieron entre los más escuchados de la radio.
Se recuerdan los grandes reportajes a las figuras de la política y el espectáculo como Golda Meir, Salvado Dalí y Federico Fellini, entre muchos otros y las presencias en sus programas de artistas como Nat King Cole, Lionel Hampton, Harry James, Ives Montand y Louis Armstrong.
En 1976 retornó a la televisión como conductora del ciclo La mujer, que se emitía por Canal 9.
Nací en Entre Ríos, en un pueblito soleado y tranquilo: Basavilbaso. Uno de los tantos lugares poblados por los gauchos judíos.”, decía con orgullo.
Murió muy joven para lo mucho que aún tenía que dar al arte de comunicar. A los 65 años, el 3 de septiembre de 1977.

Fuentes:
VV. AA, Tierra de promesas, Ediciones Nuestra Memoria, 1995
Ulanovsky, Carlos y otros, Días de radio, Emecé, Bs. As., 2004
“Blackie: una vida en blanco y negro", documental dirigido por Alberto Ponce, 2012
http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/las12/13-7713-2012-12-21.html
http://primerapagina93.blogspot.com.ar/2012/12/paloma-efron-blakie.html
http://www.telam.com.ar/nota/46116/

3/12/15

El sillón de Urquiza

Por Rubén Bourlot

Un lugar común, en particular utilizado por el lenguaje de los medios llamados “nacionales” - es decir de Buenos Aires -, es denominar el “sillón de Rivadavia” al asiento del presidente de la Nación. Y a la institución presidencial misma. Una crónica que escribió Prudencio Bustos Argañarás en la Voz del Interior manifiesta que “cuando el presidente de la Nación concurre a la Catedral de Buenos Aires con motivo de algún acto de carácter oficial, ocupa un asiento conocido como ‘el sillón de Rivadavia’.”
Sello postal con la imagen de Rivadavia
El origen de esta expresión es más bien oscuro, tanto como el personaje a que alude. Ese tal Rivadavia del sillón no es otro que el vanagloriado Bernardino Rivadavia, elevado al procerato por sobre muchos otros buenos patriotas gracias a los historiadores que construyeron el relato histórico liberal desde una visión centralista porteña.
Rivadavia fue titulado Presidente de la Nación en 1826, entre gallos y medianoche, ante el seguro fracaso en el intento de imponer una constitución unitaria. Más bien se asemeja a una presidencia de facto. Como dice Argañarás, la legislatura de Córdoba lo llamó irónicamente “El presidente de la ciudad de Buenos Aires”. La “presidencia” rivadaviana se prolongó por poco más de un año, entre febrero de 1826 y junio de 1827, cuando se vio obligado a renunciar como consecuencia de las escandalosas negociaciones de paz con el Brasil, llevadas a cabo por su ministro Manuel José García. 
¿Cuál sería el argumento de quienes sostienen esta zoncera? (Jauretche lo sabría explicar mucho mejor). Que Rivadavia inauguró el ciclo de las presidencias de la Argentina, que fue el “primer presidente” y que su escultura se encuentra emplazada Galería de los Bustos de la Casa Rosada. Argumentos muy endebles. Es muy otra la verdad histórica.

El primer presidente
En 1826 faltaban décadas para que el país lograra su organización constitucional y por lo tanto consagrara la institución presidencial. El país en ese momento era un caótico conjunto de provincias si una autoridad nacional reconocida. Guste o no, a partir de 1831, tras la firma del Pacto Federal de ese año, se reconoció como autoridad nacional al gobernador de Buenos Aires, Juan Manuel de Rosas. Pero hubo que esperar hasta 1853, cuando la constitución sancionada en Santa Fe estableció que “El Poder Ejecutivo de la Nación será desempeñado por un ciudadano con el título de Presidente de la Nación Argentina”.
Busto de Urquiza en Villa Elisa
Al año siguiente se llevó a cabo la primera elección presidencial que recayó en el entrerriano Justo José de Urquiza. Por lo tanto cuando se hace referencia a la institución presidencial debiera decirse “el sillón de Urquiza”, aunque éste estuviera circunstancialmente instalado en la capital provisoria de la Confederación que fue Paraná.
El mueble en sí carece de significación puesto que el aposento donde hoy se sienta el o la presidente no es el original al que alude la leyenda. Se dice que Rivadavia cuando renunció se llevó a su casa todo el mobiliario que utilizó durante su gestión, inclusive el famoso sillón donde sentaba sus reales. Y según parece, cuenta la tradición, lo hizo para cobrarse los servicios prestados a la patria.
Gustavo Gabriel Levene, en su Historia de los presidentes argentinos escribe que “no existe un sillón que habiendo pertenecido a Rivadavia continúe ostentando la categoría de mueble que en la Casa de Gobierno sigan usando los jefes de Estado de la Argentina.
“Existen sí algunos sillones que Rivadavia usó cuando era gobernante. Uno de ellos al asistir, siendo ministro de la Provincia, a la ceremonia inaugural de la Universidad de Buenos Aires y volvió a ocuparlo en ocasiones sucesivas en que repitió sus visitas a la naciente Institución. Después quedaría en la Universidad como sillón de los Rectores de la Universidad, hasta que envejecido, tomaría el camino del Museo Histórico.
Sillón utilizado por el presidente Derqui
“Otro sillón de elevado respaldo, coronado por un sol radiante dorado a fuego, con su asiento y brazos de apoyo forrados en celeste terciopelo, según la tradición habría sido obsequiado por Rivadavia al Cabildo Eclesiástico, al abandonar el gobierno. Y después de hacerlo usado Rivadavia en alguna ceremonia religiosa de fuste, sigue en la catedral de Buenos Aires y desde los tiempos de Mitre lo han ocupado durante las ceremonias religiosas todos los presidentes argentinos.”
Como una ironía, en el Museo del Bicentenario, inaugurado en 2011, se encuentra el Sillón presidencial utilizado por el presidente Santiago Derqui entre 1860 a 1861. Y es el más antiguo sillón de mando utilizado por un primer mandatario, precisamente instalado en Paraná, capital provisoria de la Confederación. Tallado en el respaldo el mueble ostenta el Escudo de la Confederación Argentina.
A la zoncera del “primer presidente” se debe agregar esa otra con que se machaca a los alumnos de la secundaria, aún hoy. La de las “presidencias históricas”, en referencia a las encabezadas por Bartolomé Mitre, Domingo Faustino Sarmiento y Nicolás Avellaneda, esquivando ex profeso a la de Urquiza, que para los historiadores y sus repetidores - los profesores - no sería “histórica”. Tampoco las que vinieron después.

Bibliografía:
Prudencio Bustos Argañarás, El “sillón de Rivadavia”,  suplemento Temas, La Voz del Interior, el 20 de agosto de 2006.
Levene, Gustavo Gabriel, Historia de los presidente argentinos, Bs. As., Sánchez Terruelo Editor, 1992.

30/11/15

A la hora del mate cocido

Por Rubén Bourlot

Hace más de medio siglo un emprendedor de Seguí inventó un novedoso mate cocido instantáneo que revolucionó el consumo de la zona de influencia. “El producto tuvo mucha aceptación y se comercializó bien por los canales del momento, sin supermercados, solamente en despensas barriales, distribuido por otra empresa ideada por mi padre, a la que puso mi nombre ‘Diana Distribuidora’”,  afirma Diana Schiro.
Una jornada en la fábrica Noryal y Cía.
El mate es la bebida popular de los argentinos, y el mate cocido su hermano plebeyo. El mate de bombilla, bebida de los pueblos de las provincias desde tiempos inmemoriales, y de las orillas de las grandes ciudades, logró en los últimos años ocupar un lugar en los sectores “medios” y “altos” de ciudades como Buenos Aires. No sucede lo mismo con esa otra infusión que conocemos como mate cocido, que compite en desventaja con el café, el té y otros brebajes. Nuevas presentaciones, nuevas bebidas derivadas de la ilex paraguariencis se pusieron a prueba en el mercado con resultados discretos.
“El mate había sido una necesidad en los viejos tiempos de la pampa libre; luego fue un vicio amable en las conversaciones lentas. En 1930 es de rigor como alimento casi exclusivo, con el bizcocho con grasa”, describe Abelardo Ramos en su libro Revolución y contrarrevolución en la Argentina.
Hace años, en el Chaco un viejo militante político y abogado, Carlos Díaz, solía convidar a los amigos con un refresco casero elaborado en base a mate cocido y otras hierbas en un quijotesco intento de que la gente empezara a adoptar una bebida en reemplazo de las clásicas colas elaboradas por compañías multinacionales. Y vaya ironía, hace una década, la conocida multinacional de las bebidas cola puso en el mercado un producto llamado Nativa, en base a yerba mate que terminó en un rotundo fracaso.

A la hora de tomar la leche
Pero en los tiempos que la firma Noryal de Seguí sacaba a la venta su mate cocido instantáneo, los chicos no se perdían los capítulos del radioteatro infantil Tarzán y Tarzanito “a la hora de tomar la leche”, auspiciado por un conocido chocolate. Pero sabido es que en muchos hogares, en particular los más humildes, se escuchaba a Tarzán tomando la leche con mate cocido.
Norberto Rafael Schiro junto al gobernador Uranga
En 1945 se constituye la empresa Noryal, una sociedad familiar conformada por Norberto Rafael Schiro, Alejo Hugo Lucey y Nelly Edit Lucey de Schiro, que años después adquieren un molino harinero para dedicarse a la industrialización de leche en polvo. El entusiasmo de los emprendedores tropezó con serias dificultades para lograr la adquisición de equipamiento en el exterior.  Para mantenerse en pie optaron por la elaboración de quesos, dulce de leche y otros subproductos.  
“En el año 1953 acompañé a mi padre en un largo viaje a Europa que tuvo como primera estancia relacionada con NORYAL,  la visita a la Feria Campionaria di Milano – comenta Diana Schiro -, donde se obtuvo amplia información sobre industrias en general y sus productos.  Más adelante visitamos en Holanda y Dinamarca varias fábricas de leche en polvo con sistema spray, donde mi padre se nutrió de importante información y se conocieron los primeros envases ‘tetrapack’ que llegaron mucho más tarde a Argentina.” 
Para cubrir la necesidad de nuevas inversiones, tuvieron que ampliar la sociedad. Ingresaron a la empresa Carlos Armando Schiro, Juan Zacarías Milanich y Augusto Dahl Larsen, ingeniero suizo-alemán que puso en funcionamiento el nuevo equipamiento. Utilizaban el sistema spray, una novedad en la época que permitía obtener leche en polvo de máxima calidad, muy superior al método roller 
que utilizaba Nestlé, en su planta de Nogoya. Esto les posibilitó vender el producto a empresas Lederle, Squibb e incluso Nestlé, que lo envasaban con sus marcas.
Con la maquinaria instalada además de la deshidratación de leche, obtenían una variedad de
productos como el mate cocido, mate cocido con leche, cacao con leche, polvo para helado con varios sabores, huevo en polvo y malta en polvo.
Luego se asociaron con la firma Vizental para elaborar huevo en polvo, lo que generó más de 300
puestos de trabajo, en su mayoría eran mujeres, con un significativo impacto para el pueblo.
Varios de sus productos se exportaban a países europeos como Holanda, Bélgica y Alemania.

Mate cocido soluble
El novedoso mate cocido soluble procesado por la firma Noryal se vendía con la marca Presmat, envasado en frascos de vidrio, elaborado con yerba mate comprada en molinos de Misiones. 
Interior de la fábrica Noryal Cía.
Era un producto distinto al mate cocido en saquitos que conocemos ahora. Se presentaba como un polvo instantáneo que se diluía en la taza de agua o leche caliente, como el café soluble. Recordemos que no hacía tiempo que una conocida firma de Suiza, en 1940, había lanzado a nivel mundial el café soluble instantáneo con singular suceso.
A pesar de la aceptación del producto por parte de los consumidores, “enfrentó las limitaciones de su época por la falta de vías de comunicación adecuadas, las restricciones para las importaciones, y - creo muy importante - la cultura, el gusto, los hábitos de la población que necesitaban de más tiempo para adoptar los nuevos productos. Igualmente, los productos Noryal se consumieron por muchos años y la calidad de los mismos siempre fue reconocida”, argumenta Diana Schiro, que también fue socia de la empresa. 
La empresa pionera poco a poco fue reduciendo su actividad hasta desaparecer hacia 1970. Actualmente el edificio está ocupado por la Escuela Técnica Nº 68 “Prof. Facundo Arce”.

La Escuela Facundo Arce
Escuela Técnica Facundo Arce
La historia de la técnica comienza hacia finales de 1986, cuando por iniciativa de un grupo de vecinos presentaron al Consejo General de Educación la propuesta de establecer una institución educativa que ofrezca a los jóvenes de la localidad orientación hacia la formación técnica, para evitar que tengan que emigrar a otras ciudades. Le hicieron llegar sus inquietudes al entonces intendente Romaín Ciarrocca, quien se hizo eco de las mismas y acompañó el proyecto. En ese marco, el 10 de febrero de 1987, el municipio elevó una nota al presidente de Consejo General de Educación, solicitando la creación de una escuela técnica en la localidad y ofreciendo para tal fin, el edificio “Noryal” en el cual se contaba con el espacio adecuado para dar inicio a la misma. En ese mismo año se firmó la resolución respectiva que oficializaba el proyecto.

Bibliografía y fuentes:

- “Parte de nuestra rica historia: el primer mate cocido deshidratado en el Mundo se fabricó en Seguí”, en http://seguinforma.com.ar/2014/06/21/parte-de-nuestra-rica-historiael-primer-mate-cocido-deshidratado-en-el-mundo-se-fabrico-en-segui/
- Ramos, Jorge Abelardo, Revolución y contrarrevolución en la Argentina, Vol. IV, 5° ed., Plus Ultra, Bs. As., 1973.
- Testimonios de Diana Schiro, enero de 2015.

26/10/15

Pujato, el hombre de los hielos

Por Rubén Bourlot (publicado originalmente en Orillas)

“En mayo de 1982, cuando la flota británica se hallaba próxima a las Malvinas, un viejo general retirado de 79 años se presentó al comando del ejército con un dramático pedido: se ofrecía como voluntario para pilotear un vetusto avión repleto de explosivos contra algún buque enemigo. Su nombre era Hernán Pujato.”
En Cien años de soledad, esa novela fantástica de García Márquez, el protagonista Aureliano Buendía recordaba “aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo”. En la tropical Macondo el hielo era toda una novedad. Hernán Pujato en tanto ya conocía el hielo de las mañanas de invierno escarchadas de su Diamante natal. Por cierto que eso no le bastaba, quería conocer el hielo de verdad, ese eterno que lo atrapó para siempre.
Pero ¿quién era ese hombre en desde su Diamante natal se fue al hielo y muchos años después quiso volver a las frías turbas malvinenses?
Dice Alejandro Bertotto en un artículo que Pujato “significó a la vida antártica argentina lo que Savio fue a la siderurgia nacional o Mosconi al desarrollo de nuestros hidrocarburos.”
Pujato nació en Diamante, el 5 de junio de 1904, hijo de José Diego Pujato y Martina García. Egresó del Colegio Militar de la Nación el 24 de julio de 1924. Como hombre de las tropas de montaña adquirió la aptitud de Cóndor Dorado.
Ya con la decisión de rumbear para el sur, estando como agregado a la embajada Argentina en La Paz, Bolivia, preparó un proyecto de Plan Antártico que lo presentó al entonces Presidente Juan D. Perón cuanto éste realizó un viaje al país altiplano.
El plan Estratégico de Pujato pretendía incorporar efectivamente los territorios antárticos a la soberanía argentina como lo había hecho con los territorios del sur casi un siglo atrás Julio Argentino Roca. Su plan incluía la instalación de una serie de bases polares, la creación de un instituto específico para atender los asuntos del continente helado (lo que sería después el Instituto Antártico Argentino -I.A.A.-), la adquisición de una unidad específica (el que sería el Rompe Hielos San Martín) y un plan para instalar población permanente en el territorio, incluyendo familias con chicos.
Los perros polares en la Base Belgrano
Perón acepté de buen grado la iniciativa y le brindó los medios para comenzar.
Así, Pujato, en 1949, es comisionado a los Estados Unidos y Groenlandia para realizar cursos de supervivencia en frío extremo, iniciando así su preparación para operar en tan altas latitudes. Hizo el curso con el ejército sueco y allí compró con su propio bolsillo una jauría de perros Huskys siberianos para la campaña antártica.
De vuelta al país le queda la ardua tarea de prepara la logística para emprender lo que era una verdadera aventura.
El Dr. Jorge Julio Mottet, segundo jefe de la 1ª Expedición Científica Argentina a la Antártida Continental (1951) cuenta que  “al coronel Pujato le tocaría enfrentarse con (o contra) la intrincada malla de la inevitable burocracia. Contábamos con el apoyo presidencial, pero eso no era una garantía de solución para todos los problemas ni la varita mágica que pudiera transformar una montaña en un valle (…)
“Al recurrir al Ministerio de Marina – continua Mottet-, la disposición de colaborar con la empresa fue puesta de manifiesto por las primeras reacciones de las más altas autoridades de esa repartición, que así cumplían con el deseo del Presidente. Sin embargo, a esa altura la Fuerza de Tareas Antárticas tenía comprometida su capacidad de bodega para la campaña que ya comenzaba.”
Tampoco la fuerza no dio una respuesta concreta a las necesidades operativas de la expedición y pusieron de por medio una serie de trabas de índole burocrático que sin dudas manifestaban el poco espíritu de colaboración para con la empresa.
“Los días iban pasando y nosotros necesitábamos soluciones inmediatas que no se producían – acota el autor citado -. Por el contrario, y a pesar de que el ministerio ofreció la cooperación de todas sus direcciones generales, los inconvenientes se iban apilando y el tiempo se acortaba.”

Un milagro de verano

Ante los contratiempos, Pujato decidió cortar por lo sano y prescindir de los servicios de la Armada.  Es así que dispuso que su segundo, el citado Mottet, explorara la posibilidad de hallar una embarcación de alguna empresa naviera privada para que los transportara. Y así comenzó, en pleno enero, una travesía contrarreloj por los vericuetos de las compañías instaladas en Buenos Aires. Mottet cuenta que hizo las averiguaciones por teléfono o trasladándose a las oficinas en el único medio de movilidad con que contaba: sus dos piernas. Caminó, halló indiferencia y algún “No” rotundo. Hasta que se produjo lo que él llama “milagro”. “Mi novia Marbelle y yo llegamos a la última en la lista de posibilidades, la Compañía Naviera Pérez Companc – cuenta en su libro Reminiscencias –“. En las oficinas de la compañía fueron recibidos por los empresarios Carlos y Jorge Pérez Companc que, explicado los propósitos del pedido, respondieron afirmativamente y le ofrecieron uno de los barcos de la flota con todo lo necesario para la travesía y totalmente gratis.
“Corría el 16 de enero de 1951 y el barco debía zarpar con rumbo a Bahía Margarita, al sur del círculo polar, no más allá del 12 de febrero. ¡Faltaba menos de un mes! Quedaba todo por hacer con respecto a los arreglos para la navegación de una motonave que no estaba capacitada para una aventura de esa naturaleza.”
Pujato en la Base Belgrano en construcción
Exactamente el 12 de febrero partieron al sur, a bordo del buque “Santa Micaela”, rumbo al Círculo Polar.  El viaje resultó exitoso y el 21 de marzo queda inaugurada la Base San Martín, en Bahía Margarita, debajo del Círculo Polar Antártico. Fue la primera base polar científica continental argentina y en ese entonces la más austral del mundo.
Después Pujato creó el Instituto Antártico Argentino (IAA), fue su primer director, fundó las Bases San Martín y Belgrano y fue titular de ambas.
Preocupado por contar con un medio de trasporte, consiguió en Alemania un buque a un costo muy favorable, logró que se lo adquiriera y se transformó en el Rompehielos San Martín, primer buque antártico argentino.
El 20 de diciembre de 1954, zarpa en el Rompehielos Gral. San Martín, con una expedición que llega hasta la costa más austral del Mar de Weddell, estableciendo además, un récord de navegación austral.
Como parte de su proyecto, Pujato tenía planificado acceder al Polo Sur por tierra, pero la revolución Libertadora lo impidió al pasarlo injusta y arbitrariamente a retiro,
En 1965, le toca al general Jorge Edgard Leal completar la hazaña de realizar la primera Expedición Terrestre al Polo Sur, conocida como “Operación 90”.
Pasaron los años, Pujato, ocultado entre los pliegues de la politiquería y los golpes de estado, vivió casi olvidado, largo y tendido. En 1982 tenía aún el valor de ofrecerse para una nueva patriada en Malvinas. Y en 2003 finalmente falleció, el 7 de Septiembre. Tenía 99 años.

Bibliografía:
Mottet, Jorge Julio C., "Reminiscencias", ed. Edivern,  Buenos Aires, 2003.
Ricardo César Brumatti, en http://diamantinas.blogspot.com.ar/2009/06/general-re-hernan-pujato-pionero-de-la.html
Bertotto, Alejandro, en http://www.malvinense.com.ar/antartida/0509/0509_15.htm

22/10/15

Olguita Cinto, la “chispita rutilante"

Por Rubén Bourlot (Publicado originalmente en Orillas)

Un pequeño suelto publicado en la revista Chispas de Paraná, en 1945, informa de la actuación de la “precoz actriz” Olguita Cinto en el radioteatro “Evocación” que se emite en la radio LT 15 de Concordia. Son tiempos sin la imagen de la televisión, cuando las obras melodramáticas ganan los titulares de la revistas de espectáculos. En Entre Ríos, el año 45 marca el inicio de la radiodifusión local y con ella de los radioteatros con actores y actrices del lugar.
Caracterizada como soldadito
Olga Cinta Barnada era, como se decía en la época, una niña prodigio. Hacía sus primeras armas en la danza y también recitaba. Era natural que fuera convocada por las compañías radioteatrales pioneras para integrar sus elencos.  Además de Evocación, participó de varia obras más, como Zacha… El gitano, la obra de Luis Pozzo Ardizzi, con la compañía de Ricardo Sandoval, con la cual salía de gira por los clubes y teatros de la zona y de Salto, Uruguay.
Un programa del Club Ferrocarril, de 1945, anuncia la presentación de la obra Caperucita Azul, comedia dramática de Isidoro Rossi – sí, el mismo que es autor de la Marcha de Entre Ríos – que tenía en el papel principal de Caperucita a Oguita Cinto.
El Diario de Concordia la califica en una nota como la “Chispita rutilante” de LT 15, y comenta la gira de la embajada artística de Concordia auspiciado por la radio que incluye a la “precoz artista Olguita Cinto Barnada, cuyas encantadoras aptitudes hace tiempo deleitan a los públicos que se renuevan en el teatro del Ferro.
“Olguita Cinto Barnada tiene mucho ángel en su carita de serafín travieso. El capullito de su cuerpo, de armoniosa plasticidad, es una euritmia viva e inquietante…” Y continúa con un rosario de halagos.
Envuelta en un trajecito militar, suele hacer las delicias del público bailando El Soldadito, “bailecito de fantasía” como se anuncia en un diario.
En el Radioteatro de LT 15 en 1945 
Otro artículo de El Heraldo la califica como “precoz y dual artista, lo mismo actúa con soltura, compenetración y naturalidad en la interpretación ya sea poética o en la comedia, come en el arte de Tersipcore, cuyas piernas se transforman en su alma que se desborda generosa y prodigiosamente en los distintos movimientos que parecieran ser el pentagrama donde la emoción del baile va trazando sus gamas sensitivas y descriptivas…”
Unos años después la encontramos en otro programa del club Ferrocarril en su papel de cantante y bailarina clásica y popular, que incluye varias interpretaciones, entre otras cantando y bailando el muy difundido tema de la época La Raspa. En 1952, un anuncio de un festival del cine Odeón, invita a verla cerrando la velada, donde “compuso un Capricho Italiano, de P. Tchaicovsky, digno de sus conquistados prestigios en la interpretación de tales danzas”, relata la nota publicada por el diario El Litoral.
Su intensa y promisorio actividad artística se interrumpe con su traslado a Buenos Aires a mediados de la década del ’50.
“A los 17 ó 18 años, no recuerdo bien, ella vino para la Capital Federal – cuenta su hija María Fabiana Fernández -.  Aquí terminó sus estudios, se recibió de maestra e hizo los profesorados de educación física y danzas folklóricas.
“Se casó con mi padre el 8 de febrero de 1963 y tuvo 3 hijos de los cuales soy la mayor.
Bailarina clásica
Si bien su carrera artística quedó en Concordia, jamás se arrepintió de ello ni se sintió frustrada por tal cosa; todo lo contrario. Abrazó la docencia y el folklore con pasión pero mayor fue la pasión que puso en su familia”
Otra de sus hijas, Daniela, fue la que siguió los pasos de su madre en el ámbito del arte y los medios*.
Olga, la recordada Olguita que se subía a una silla para pronunciar los diálogos del radioteatro en la entonces radio Concordia, falleció en Buenos Aires el 28 de enero de 2011.

* Es bailarina y trabajó como movilera de Nico Repetto y en comedias musicales de Pepe Cibrián, en Calle 42 junto a Violeta Rivas y en Chicago el musical, entre otras. También en televisión con Reina Reech, "Reina en Colores", y Hugo Midón en “Vivitos y Coleando".
Fuentes: testimonios y archivo personal de Mariana Fabiana Fernández.
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