27/5/25

La resignificación de los actos escolares y las fiestas patrias

 Rubén I. Bourlot

Desde hace unos 150 años las escuelas argentinas conmemoran las fechas patrias y recuerdan a los próceres con actos escolares que repiten un ritual "casi sagrado" que ni padres ni maestros se atreven a alterar, aunque en lo que los rituales tienen de particular como una expresión de símbolo de creencia social, están cambiando. La investigadora y especialista en educación Marta Amuchástegui explica que a través de los actos escolares "se sostiene la tradición" y los maestros buscan "formar la conciencia cívica y transmitir el amor a la patria".

Era el ideal de quienes comenzaron a edificar un estado nacional a partir de una población heterogénea, un aluvión inmigratorio que iba sumando nuevos actores de diversa procedencia que era necesario homogeneizar. El ideal de “educar al soberano”, “civilizar al bárbaro”, más que nada dirigido a la población criolla se chocaba con las nuevas capas de europeos “civilizados” que había que "argentinizar". De ahí la importancia de los actos patrios, tanto como la de enseñar a leer y escribir.

Con el paso del tiempo poco se modificó de esta estructura si le quitamos algún apoyo tecnológico del siglo XXI.  No podemos negar que estos rituales no hayan cumplido con una función y no la sigan cumpliendo pero no está demás pensar cómo actualizar esos espacios que escapan de los límites del aula y de los diseños curriculares para conmemorar acontecimientos del pasado y fechas memorables que inviten al debate de ideas y al pensamiento crítico. No se trata de cambiar un discurso hegemónico por otro. Hasta no hace mucho se solía exaltar sin lugar a disensos la figura de un Cristóbal Colón “descubridor” de América que fue reemplazado por la figura del “indio bueno” idealizado sin demasiada apertura para la discrepancia. 

Repensar los actos escolares para darle una dinámica que revise conceptos cristalizados, ideas trasplantadas de la cultura europea a nuestras tierras, y haga de los actos un espacio más atractivo, participativo, para los chicos y jóvenes del siglo XXI.

 

Actores

En un acto conmemorativo de hechos históricos no podían faltar todos los actores, no solo los principales o que se consideran así. Hasta hoy se repiten hasta el cansancio la mención a los miembros de la Primera Junta en los actos del 25 de mayo, decorado con algún soldado Patricio, la consabida dama antigua como una mujer ricamente vestida, los infaltables French y Berutti repartiendo cintitas (celestes y blancas), morenos  y morenas vendiendo velas y empanadas sin dejar en claro que eran esclavos probablemente realizando esas tareas para sus amos. No aparecen ni los campesinos de los alrededores, ni las comunidades indígenas, ni los pueblos de las demás provincias que aún no se habían enterado de los que sucedía en las cuatro manzanas que rodeaban el Cabildo de Buenos Aires.

En Entre Ríos podemos realizar un recorrido de los actos escolares revisando los programas escolares que se guardan en los archivos e, incluso, los que se publicaban en los diarios. En los mismos observamos que su desarrollo no difiere demasiado de los actuales. Con la apertura que incluye la entrada de la bandera nacional (la de Entre Ríos se agregó después), la entonación del Himno Nacional (la marcha de Entre Ríos es posterior), las palabras del o la docente, una poesía recitada de memoria, los bailes tradicionales, alguna dramatización tomada de la revista La Obra (el caballito de batalla de toda maestra) y el final de fiesta con el agasajo a los presentes con chocolate y bizcochos de panadería recién horneados.

 

Con cohetes y bombas

De una rendición de fondos de la escuela de Curtiembre (departamento Paraná), para el festejo del 25 de mayo de 1897, observamos que se había adquirido para la ocasión papel azul y blanco, pelotas, 5 docenas de cohetes, mates con bombilla, cintas argentinas y punzó, pañuelos entre otros insumos. En un programa que publica el diario local en la primera década del siglo XX se describe la conmemoración del 25 de Mayo en Pueblo Brugo donde participaba toda la comunidad: “El 25 a la mañana saldrá una gran manifestación de la escuela a cuyo frente irán las autoridades nacionales y provinciales de este punto y los alumnos de la escuela hasta la plaza donde cantarán el Himno Nacional.”

Otro programa de la Escuela Infantil Nº 1 de Estaquitas da cuenta de los actos del 9 de Julio. Por la mañana, “a la salida del sol, disparos de bomba; a las 9 Himno Nacional cantado por los alumnos; discurso pronunciado por el director Sr. Valentín Cabrera; Los congresales de Tucumán, declamación por el niño B. Ventura, y A San Martín, por el niño Manuel Cabrera. Para la noche se programaba una Velada literaria que, entre otras actividades preveía la representación de La clase del 95 por “dos niñas y un niño”, un monólogo a cargo del niño Julio R. Cabrera y varias representaciones breves que documentan el esmero puesto en la preparación de los actos.

 

En carro a la plaza

Francisco Francou en su libro El faro de la cuchilla -valiosas memorias sobre la educación en la zona de Villa Elisa- nos ilustra sobre las fiestas patria en los últimos años del siglo XIX. “Es digno de hacer constar aquí -escribe Francou-, toda la buena voluntad y acatamiento de nuestra soberanía nacional, que siempre tuvieron las colectividades extranjeras que poblaron nuestra villa y colonia.”

“En los años 1896 y 1897, por orden de la Inspección, los maestros de la campaña con el mayor número posible de niños, tuvieron que reunirse en Colón, para festejar el 25 de Mayo.” Los niños de las colonias con sus maestros y padres, en caravanas de carros “colono”, atravesaron los gredosos caminos rurales para llegar puntuales a las 10 de la mañana del 25 en la plaza de la ciudad.

“Los alumnos iban lo más arreglados que podían, luciendo con orgullo en sus pechos, la Escarapela Argentina.” En el lugar participaron de los actos formales y luego fueron obsequiados con “masitas y caramelos”. Pero todo no fue tan bien en 1897 cuando a la vuelta se desató una copioso y fría lluvia azotando a los niños que viajaban en vehículos descubiertos. “desde esa fecha -dice Francou- los padres no quisieron exponer nuevamente a  sus hijos a tantas contingencias desagradables y resolvieron no concurrir más a Colón.”

13/5/25

Yayo Grassi, el cocinero amigo de Francisco: “Me gusta que los paladares bailen con música propia”

 Rubén I. Bourlot

A modo de humilde homenaje al Papa Francisco una entrevista que le realizara a su amigo Sereno Oscar Yayo Grassi el 20 de marzo de 2020 y publicada en la revista Ramos generales Nº 4, junio de 2020.

Sereno Oscar Yayo Grassi está radicado en Washington D.C. (Estados Unidos) en donde administra un negocio de gastronomía, “lo que yo llamo una ‘boutique catering’”, dice. Pero su historia está involucrada desde muy joven con el hoy Sumo Pontífice, cuando el padre Jorge Bergogoglio dictaba cátedras en el Colegio de la Inmaculada de Santa Fe. Desde esa época cultiva su amistas con el Papa Francisco. “Begoglio nutrió mi placer por la literatura; sustentó mi infrenable curiosidad por la lectura y piloteó mis primeros vuelos por la escritura”. 

-¿Dónde nació y cursó la escuela primaria?

-Nací en Paraná. Mi escuela primaria fue el Colegio La Salle en la calle Santa Fe.

-¿Qué actividades realizaban sus padres?

-Mi padre, Sereno Grassi, junto a sus dos hermanos, Eduardo y Selena, era el dueño de la Sodería Grassi Hnos., que estaba ubicada en calle Enrique Carbó.

-El secundario ¿lo cursó en la Inmaculada de Santa Fe?

-Parte del secundario lo cursé en Santa Fe. Para ser más preciso, mis últimos tres años de bachillerato, en el Colegio de la Inmaculada Concepción.

-¿Qué recuerdos tiene del padre Jorge en sus años de alumno de la Inmaculada? 

-Los recuerdos que tengo del Cura Bergoglio, “Carucha” como le decíamos con afecto sus alumnos, están muy íntimamente relacionados con la formación de mi carácter, mis gustos artísticos, mis conocimientos sobre literatura, filosofía y cine, y la formación de mi personalidad. Pero sobre todo, Begoglio nutrió mi placer por la literatura; sustentó mi infrenable curiosidad por la lectura y piloteó mis primeros vuelos por la escritura. 

Bergoglio era un maestrillo extraordinario, sumamente intelectual, pero a la vez profundamente humano: “Espiritualidad y humanismo no son antagónicos” me dijo en una oportunidad en que los dos discutíamos a Teilhard de Chardin, “son complementarios, son como  las superficies del anillo de Möbius”. Tremendo conocedor y amante del cine, fue el primero que nos expuso al cine existencial, mostrándonos películas de Ingmar Bergman, cuando teníamos ¡16 años! Después de más de medio siglo,  recuerdo perfectamente el profundo desasosiego que me provocó “El Séptimo Sello”. La búsqueda inútil y redundante por un dios totalmente aislado de su “creación”, que nunca se manifiesta vivo, solo en la máscara de la muerte, marcó fuertemente mis desafíos religiosos.

Cuentos originales

-Un cuento suyo fue elegido por Bergoglio para publicar el libro “Cuentos originales”, prologado por nada menos que Borges. ¡Habrá sido una experiencia extraordinaria! ¿Recuerda cuando se presentó en Paraná?

-En realidad son tres mis cuentos en “Cuentos Originales”. Este librito fue el producto de la visión, la tenacidad y la fe extraordinaria que Begoglio tenía en nosotros, sus alumnos. En sus clases de literatura, estudiábamos, por supuesto, a los clásicos –a Cervantes, Echeverría,  Hernández, Macedonio Fernández, Güiraldes…- pero analizábamos, es decir: leíamos y escribíamos monografías sobre los contemporáneos. Porque, como nos decía él, “los clásicos son la base de nuestra literatura, pero cuando ustedes salgan de aquí, van a leer a Borges, a Lorca, a Sábato, a Cortazar, a Neruda…, y por eso tienen que familiarizarse con ellos”.

Así fue que convenció a Borges que viniera a darnos una clase sobre literatura gauchesca… ¡Cosa de locos! ¡Hacer venir en colectivo desde Buenos Aires a Santa Fe al viejo para darnos una cátedra de un día! Al día siguiente, el cura Bergoglio le comentó a Borges que algunos de sus alumnos habían escrito unos cuentos cortos y que significaría mucho para nosotros si él quisiera escuchar unos pocos (este ejemplo de su confianza en nosotros es uno de las cualidades que mas valoro en él). Borges, por supuesto, asintió  –después de todo se trataba de literatura, y ya estaba acostumbrado a que le leyeran-.  Al finalizar de la lectura, Borges le comentó a Bergoglio lo impresionado que estaba con la calidad de los cuentos que acababa de escuchar. Le dijo que merecían ser publicados, y se ofreció a escribir el prólogo. 

Demás está decir que la experiencia de conocer a Jorge Luis Borges, escucharlo hablar de literatura gauchesca, tener con él una charla de igual a igual y al final sentarnos a su alrededor, mientras escuchaba, con concentrada intensión, nuestros primeros balbuceos literarios, ¡fue extraordinaria! (a veces me pregunto: ¿qué habrá pasado por la mente de Borges, mientras nos escuchaba?).

Pero la osadía de Bergoglio no terminó allí, porque también trajo a las escritoras María Esther de Miguel, quien enriqueció nuestra visión de la literatura del interior, sobre todo de Entre Ríos; y luego a María Ester Vásquez, quien nos enseñó a leer y a descifrar las claves de la escritura borgiana en los signos del poema “Everness”. 

Recuerdo cuando “Cuentos Originales” se presentó en Paraná, en el Ateneo de El Diario, con la maravillosa Sofía Acosta. 

- ¿Siguió manteniendo vínculos con Bergoglio? ¿Los sigue manteniendo?

-No inmediatamente después que terminara mi bachillerato. En realidad pasaron muchos años, y un día vi en las noticias algo sobre el Cardenal Primado de Argentina. Me pareció asombroso que el curita de mi juventud hubiese llegado tan alto. No porque él no fuera capaz, sino porque se me hacía imposible entender como Carucha había vencido sus propias resistencias. Lo que es extraordinario en su historia es que jamás hizo lobby para alcanzar las numerosas etapas que poco a poco lo acercarían más al Pontificado.

Lo visité en la Sede del Arzobispado en Buenos Aires, junto a la Catedral, en el año 2008. Yo sabía que después de mi visita Bergoglio tenía que ir a celebrar una misa en alguna parte. Pensando que le estaba sacando tiempo, en un momento le dije, idiotamente: “Jorge, no quiero sacarte más tiempo, sé que tenés que irte y tu chofer debe estar esperándote”. Me miró con una sonrisa divertida y me dijo: “¿Chofer? No, Obdulio, yo no tengo chofer. A mí me gusta tomar el subte, y a veces camino, y a veces van a buscarme en auto a la estación. Esta es la única forma en puedo charlar con la gente y enterarme de sus problemas y de sus inquietudes”.

- ¿A qué se dedicó luego de egresar del Colegio de la Inmaculada?

- Fui a Córdoba, a estudiar Medicina en la Universidad Católica. Abandoné Medicina cuando me di cuenta que nunca llegaría a ser un buen médico, y me fui a estudiar Sicología en Milán. Abandoné Sicología cuando me di cuenta que nunca llegaría a ser un buen sicológo. Entonces me metí en la escuela de Moda…y supe en seguida que llegaría a ser un buen experto.

El cocinero en Washington

-¿Cuándo y dónde se radicó fuera del país?

-Vine a los Estados Unidos en junio de 1978. Llegué aquí justo el día de mi cumpleaños. Fue un re-nacimiento simbólico. Pienso que mi primer nacimiento fue un incidente geográfico; en cambio, treinta años más tarde, nací por decisión propia.

-En algún momento se dedicó a la actuación ¿Puede explayarse?

-Yo ya hice teatro amateur en Paraná y luego en Córdoba. Cuando llegué a Washington DC me puse en contacto con dos teatros que producían obras del repertorio español y latinoamericano. Los dos directores de estos teatros son argentinos. Con ellos hice varias obras. Pero mi mayor orgullo es el de haber dirigido el estreno nacional en Estados Unidos de “El Público”, la obra póstuma de Federico García Lorca. Fue 1998, en celebración del centenario del nacimiento del poeta.

-¿Cuándo inició su actividad gastronómica?

-No sé… ¿cuando tenía 8 años, tal vez? Sí recuerdo que una de mis fascinaciones tempranas fue descubrir la relación entre el fuego y el desarrollo del sabor… Mi hermana, mi hermano y yo tuvimos la ventaja increíble de que Amalia, mi madre, gozara cuando estábamos en la cocina con ella. Ella nos llamaba para que la viéramos cocinar y para que la “ayudáramos”. 

-¡No sé como lo hacía! Yo necesito estar solo cuando cocino, de tal modo que diseñé mi cocina aquí con dos partes bien demarcadas: la zona “laboral”, que todos mis amigos respetan, y la zona “social” en la que son libres de hacer lo que quieran. Mi madre era una magnífica cocinera (mi padre también), pero observándola a ella fue que aprendí a amar la cocina y a gozar el trajín de cocinar.

-¿Qué emprendimientos gastronómicos tuvo y tiene actualmente?

-Mi compañía de catering es muy pequeña, lo que yo llamo una “boutique catering”. Pero me empeño en tener clientes con los que establezco, además, una relación de amistad. Es algo maravilloso conectarse con la gente a través de la comida. A la mayoría de mis clientes les hago eventos desde hace más de 15 años. Me considero afortunado que el catering se haya transformado en mi trabajo. Mis días están llenos de retos de crear sabores nuevos… no me puedo quejar, ¿no?

-Puede explicar su estilo de cocina. ¿Cuáles son los platos que prefiere cocinar?

-A lo mío no lo llamaría un “estilo”… sería demasiado pretencioso: cocino lo que a mí me gusta y como a mí me gusta. Si tengo que cocinar un lomo de cerdo, por ejemplo, busco y leo 10 o 15 recetas y de todas ellas aprendo y saco un poco y así creo mis propios sabores. Me gusta cocinar todo lo que traiga alegría a la mesa, todo lo que haga a los amigos más amigos; me gusta que los paladares bailen con música propia, y que al ritmo lo pongan las especias, las texturas y los colores…Y también me gustan los desafíos: por ejemplo, tengo un matrimonio a los que les hago su fiesta de navidad desde hace 12 años. Son una pareja de aventureros que viajan todos los años a lugares distintos del planeta. El desafío es que el menú de cada fiesta refleje la comida del país que visitaron ese año. Así, por ejemplo, tuve que meterme, leer y aprender cocina mexicana, italiana, japonesa, española, rusa… Y es muy divertido cuando ellos dos y yo nos sentamos a planear la comida.

Los ñoquis de Amalia
"Sabiendo que Begoglio vendría a Paraná, mi madre lo invitó a cenar a mi casa. Mami le pregunto qué le gustaría comer:

"'¿Usted hace ñoquis? Entonces me gustaría comerme unos ñoquis' ¡Y mami le hizo los ñoquis! Cuarenta y tres años después, cuando visité al Cardenal Bergoglio en Buenos Aires, él mismo sacó el tema: “Nunca volví a comer ñoquis como los de Amalia”, me dijo. En realidad, yo tampoco. Los ñoquis de Amalia no tenían igual."

6/5/25

La primera universidad pública de los entrerrianos

Rubén I. Bourlot


El 10 de mayo de 1973 era creada la Universidad Nacional de Entre Ríos (UNER).  Su establecimiento debe enmarcarse en el denominado "Plan Taquini" que había instalado dieciséis universidades nacionales entre mayo de 1971 y mayo de 1973. La intención de este proyecto era redimensionar las universidades existentes, sobre todo las localizadas en los principales centros urbanos, así como propender a la regionalización del sistema universitario.

Pero el proyecto de la UNER venía de muy lejos y era la concreción de intensas gestiones de la comunidad entrerriana, en donde tuvieron un papel protagónico los vecinos de Concepción de Uruguay, que a lo largo de más de un década acariciaron el anhelo de una universidad propia.

Una década atrás se había conformado el Movimiento Pro Universidad Nacional de Entre Ríos y en agosto de 1964 -informa un diario (La Acción de Paraná)- sus promotores se entrevistaron con el senador nacional Antonio Tardelli para expresarle su complacencia por a presentación en el Senado del proyecto de ley de creación de la casa de estudios.

Este intento se frustró y el sueño de la universidad propia se postergó por varios años.

Tras la promulgación de la Ley Nº 20.366, en septiembre de ese año, se nombró rector organizador al doctor Miguel Ángel Marsiglia.




29/4/25

El INTA y los clubes juveniles rurales

Rubén I. Bourlot


El 4 de diciembre de 1956 se creaba el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) mediante un decreto del gobierno de facto denominado pomposamente “Revolución Libertadora”. Los artículos y fundamentos de su creación remarcaban la importancia de “impulsar, vigorizar y coordinar el desarrollo de la investigación y extensión agropecuaria y acelerar con los beneficios de estas funciones fundamentales la tecnificación y el mejoramiento de la empresa agraria y de la vida rural”. Años después, al calor de la institución y apuntando a los jóvenes comenzaban a organizarse con clubes juveniles 4A.

En esos tiempos los gobiernos que sucedieron al derrocado presidente constitucional Juan Domingo Perón ponían énfasis en desmontar el sistema de planificación económica diseñado durante los gobiernos peronistas y en “modernizar” el sistema productivo amparados en la ola desarrollista que soplaba en América Latina propiciado por la CEPAL (Comisión Económica para América Latina) y luego la Alianza para el Progreso impulsada desde Wáshington.


Apuntar a la juventud

La modernización de la producción agropecuaria se iba a desarrollar a través de la incorporación de las variedades híbridas tanto en la agricultura como en la producción avícola que eran procesos de selección genética realizadas por compañías norteamericanas que ahora irían a ser promovidas por los asesores del INTA y otros organismos. También preveía ayuda técnica para promover el desarrollo tecnológico, la elevación de la producción y la productividad agrícola. Pero esto no era suficiente para lograr que el productor abandonara sus prácticas tradicionales.

Los agricultores adultos, sin embargo, no aceptaban fácilmente las nuevas enseñanzas propuestas por los técnicos de los servicios de extensión y prefe­rían continuar trabajando con los conocimientos y tecnologías de sus esferas de acción. Las alternativas para solucionar ese problema fueron la ampliación de la enseñanza agrícola y la creación de clubes de jóvenes para formar a los futuros agricultores.” Escribe un autor. Para lograrlo apuntaron a los hijos e hijas de los productores mediante la réplica de un modelo de organización de la juventud rural que funcionaba en EEUU: los clubes 4H. Estos se constituían en espacios de sociabilidad, como nicho para com­partir conocimientos, de perfeccionamiento de las habilidades de liderazgo, de aprendizaje de las técnicas de organización social, de planeación y con­ducción de reuniones, así como de organización de los pensamientos y de las formas adecuadas de expresarlos. Y era verdaderas instituciones de aprendizaje continuo de la juventud que por aquella época no asistían al sistema de la enseñanza formal.


Los clubes 4A y Hogar rural

En la argentina, a fines de la década de 1960 los clubes 4A (Acción, Amistad, Ayuda y Adiestramiento) comenzaron a organizarse en la órbita del INTA a través sus respectivas agencias de extensión. Los mismos estaban a cargo de extensionistas y asesores que iban por los pueblos y colonias incentivando la formación de grupos. Su funcionamiento se sostenía a partir de reuniones periódicas, generalmente quincenales que convocaban a los jóvenes en alguna escuela, club y otro sitio público. Un extensionista recuerda que “los capacitábamos en materia agronómica y los estimulábamos a elaborar proyectos. Debíamos elevar las capacidades económicas, culturales y educacionales de la población juvenil rural en sus lugares de pertenencia (…)” pero “no sólo hacíamos un trabajo técnico. También incorporábamos actividades sociales: teatro, baile, cine, excursiones. Había que motivar esa mirada. El primer paso era generar confianza. Utilizábamos su lenguaje, términos conocidos, y los hacíamos sentir importante en lo que hacían.” (Herman Zorzin, extensionista de Venado Tuerto, Santa Fe).

En Entre Ríos los clubes se desarrollaron alrededor de las agencias de extensión de las tres Estaciones Experimentales del INTA (Concordia, Paraná y Concepción del Uruguay). Como lo manifiesta el citado Zorzin en las reuniones se brindaban charlas técnicas, proyección de filmes para mostrar el desarrollo de cultivos, técnicas de laboreo y funcionamiento de la maquinaria. También se distribuía material informativo, revistas especializadas y la publicación oficial 4A Noticias. En ese tiempo la llegada al campo de los medios de comunicación eran escasos. La radio era el predominante y algunos periódicos que circulaban por correo. Por esa época internet era como una fábula de Julio Verne. También se asesoraba a la juventud que pretendía emprender alguna actividad distinta a la de sus padres como la producción hortícola o la apicultura. No se dejaba de lado, como se menciona más arriba, la función recreativa. Cada tanto se organizaban proyecciones de cine, encuentros deportivos, encuentros familiares con juegos y demostraciones.

Pero no todo quedaba en los clubes 4A que estaban orientados a los varones, aunque no estaba vedado el ingreso de jóvenes mujeres. Para ello también funcionaban de manera paralela los clubes Hogar Rural con actividades que se consideraban “femeninas” como el aprendizaje de elaboración de dulces y conservas, mejoramiento de las viviendas y todo lo que tuviera relación con la vida hogareña. Un autor nos ilustra sobre el tema. “Los Clubes del Hogar Rural participaron activamente para la difusión de mejoras en las condiciones de vida en el agro. Se destacaron las consignas que apuntaban al mejoramiento del hogar, con indicaciones sencillas acompañadas por imágenes y textos que explicaban cómo acondicionar dormitorios y cocinas; qué tipo de productos consumir y en qué época del año eran aconsejables para seguir una alimentación saludable. Consejos de costura, primeros auxilios, puericultura, administración del hogar y servicios sanitarios, eran algunos de los temas sobre los cuales versaban los fascículos.” (Maximiliano Ivickas Magallán, El Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (1956-1966).

En la agencia de extensión del INTA Concepción del Uruguay durante muchos años los asesores César Seró e Inés Martinetti recorrían los polvorientos caminos de su jurisdicción para asesorar a los jóvenes de los clubes en una de las características Estancieras IKA.

Pero como no todo es para siempre y sin haber agotado su valiosa función para fomentar la radicación de la juventud en las zonas rurales, otro gobierno de facto en 1976 resolvió que ya no servían a sus propósitos iniciales y dejó caer el proyecto a la par que vació las agencias de extensión expulsando de su seno a un importante número de técnicos. Los jóvenes rurales entraron en un proceso de orfandad, muchos emigraron a las ciudades, y el INTA poco a poco dejó de “ir al campo”. Se transformó en un organismo de transferencia de tecnologías para unos pocos. 

Hoy (2025) el INTA está en jaque y lo mismo sus agencias de extensión. Es parte de su responsabilidad que los productores del campo y su asociaciones gremiales hagan oír su vos en defensa de una institución a la que le sacaron el jugo mientras les sirvió. Que no dejen morir la gallina de los huevos de oro.


27/4/25

Laudato Si: “Hermana nuestra madre tierra”*

 Rubén I. Bourlot

 


San Francisco de Asís le cantaba al hermano sol, a la hermana luna, a la madre tierra. “En ese hermoso cántico – dice el Papa Francisco - nos recordaba que nuestra casa común es también como una hermana, con la cual compartimos la existencia, y como una madre bella que nos acoge entre sus brazos: « Alabado seas, mi Señor, por la hermana nuestra madre tierra, la cual nos sustenta, y gobierna y produce diversos frutos con coloridas flores y hierba »

Aquí desgranamos algunos párrafos de la encíclica de Francisco dada a conocer en 2015 que nos habla del cuidado de la casa común pero que se explaya sobre los problemas del mundo de hoy, más allá de lo atinente al cuidado del ambiente natural.
Nos habla del hombre contemporáneo cada vez más individualista y ajeno al entorno. Una humanidad que se encierra entre artificios por ella creados e ignora la naturaleza que la rodea.
“Por eso - no dice el Pontífice -, entre los pobres más abandonados y maltratados, está nuestra oprimida y devastada tierra, que « gime y sufre dolores de parto »
 
“Olvidamos que nosotros mismos somos tierra. Nuestro propio cuerpo está constituido por los elementos del planeta, su aire es el que nos da el aliento y su agua nos vivifica y restaura.” Nos está diciendo que lo que olvidamos es ese vínculo inseparable entre nosotros y nuestra pachamama, como lo entendían en la cosmovisión incaica.
Y desliza un verdadero programa para gobernar las naciones: “Toda pretensión de cuidar y mejorar el mundo supone cambios profundos en « los estilos de vida, los modelos de producción y de consumo, las estructuras consolidadas de poder que rigen hoy la sociedad ».  El auténtico desarrollo humano posee un carácter moral y supone el pleno respeto a la persona humana, pero también debe prestar atención al mundo natural y « tener en cuenta la naturaleza de cada ser y su mutua conexión en un sistema ordenado».”

Un huerto sin cultivar
El modelo franciscano nos interpela: “la pobreza y la austeridad de san Francisco no eran un ascetismo meramente exterior, sino algo más radical: una renuncia a convertir la realidad en mero objeto de uso y de dominio.
“Por eso, él pedía que en el convento siempre se dejara una parte del huerto sin cultivar, para que crecieran las hierbas silvestres, de manera que quienes las admiraran pudieran elevar su pensamiento a Dios, autor de tanta belleza. El mundo es algo más que un problema a resolver, es un misterio gozoso que contemplamos con jubilosa alabanza.”
Cómo no asumir que ya el santo de Asís, hace casi mil años,  pensaba en lo que hoy conocemos como reservas naturales, parques nacionales o los extensos humedales que son tan necesarios para que la vida continúe.

El Papa no niega que haya cambios y que estos sean inherentes a la vida misma, pero “si bien el cambio es parte de la dinámica de los sistemas complejos, la velocidad que las acciones humanas le imponen hoy contrasta con la natural lentitud de la evolución biológica. A esto se suma el problema de que los objetivos de ese cambio veloz y constante no necesariamente se orientan al bien común y a un desarrollo humano, sostenible e integral. El cambio es algo deseable, pero se vuelve preocupante cuando se convierte en deterioro del mundo y de la calidad de vida de gran parte de la humanidad.”
Y los cambios veloces de las últimas décadas están ligadas a los avances tecnológicos y en particular a la cultura digital que a la par de ofrecer soluciones inimaginables hace medio siglo nomás, también significan una deshumanización de las comunidades puesto que, dice Francisco: “la tecnología que, ligada a las finanzas, pretende ser la única solución de los problemas, de hecho suele ser incapaz de ver el misterio de las múltiples relaciones que existen entre las cosas, y por eso a veces resuelve un problema creando otros.

La cultura del descarte
Bien dice el papa argentino, que uno de los grandes problemas actuales ligados también a la problemática ambiental, se relacionan con “la cultura del descarte, que afecta tanto a los seres humanos excluidos como a las cosas que rápidamente se convierten en basura.
“Todavía no se ha logrado adoptar un modelo circular de producción que asegure recursos para todos y para las generaciones futuras, y que supone limitar al máximo el uso de los recursos no renovables, moderar el consumo, maximizar la eficiencia del aprovechamiento, reutilizar y reciclar.”
Es consciente que todas estas problemáticas no tienen la repercusión que se merecen y las soluciones adecuadas porque “muchos de aquellos que tienen más recursos y poder económico o político parecen concentrarse sobre todo en enmascarar los problemas o en ocultar los síntomas, tratando sólo de reducir algunos impactos negativos del cambio climático.

El tesoro del agua
Más que los yacimientos de oro, de diamantes, riquezas suntuarias que mueven millones, el tesoro más preciado y útil para la vida humana es el agua potable. Nos dice Francisco que “un problema particularmente serio es el de la calidad del agua disponible para los pobres, que provoca muchas muertes todos los días. Entre los pobres son frecuentes enfermedades relacionadas con el agua, incluidas las causadas por microorganismos y por sustancias químicas. La diarrea y el cólera, que se relacionan con servicios higiénicos y provisión de agua inadecuados, son un factor significativo de sufrimiento y de mortalidad infantil.
Y avanza en su reflexión sobre una cuestión que hoy está más que vigente en los modelos económicos mercantilistas que se apropian de los bienes naturales, los que nadie fabricó, para explotarlos abusivamente. La tierra, el primer recurso natural privatizado a partir de la instauración del derecho a la propiedad, el subsuelo, los recursos pesqueros, los bosques, los espacios aéreos y hoy el agua (tal vez mañana el aire). “Mientras se deteriora constantemente la calidad del agua disponible – dice -, en algunos lugares avanza la tendencia a privatizar este recurso escaso, convertido en mercancía que se regula por las leyes del mercado. En realidad, el acceso al agua potable y segura es un derecho humano básico, fundamental y universal, porque determina la sobrevivencia de las personas, y por lo tanto es condición para el ejercicio de los demás derechos humanos.
Producto de la explotación de la naturaleza y de la tecnología genética para mejorar las especies vegetales y animales, cada vez la biodiversidad es más acotada. “Cada año desaparecen miles de especies vegetales y animales que ya no podremos conocer, que nuestros hijos ya no podrán ver, perdidas para siempre. La inmensa mayoría se extinguen por razones que tienen que ver con alguna acción humana.
“Posiblemente nos inquieta saber de la extinción de un mamífero o de un ave, por su mayor visibilidad. Pero para el buen funcionamiento de los ecosistemas también son necesarios los hongos, las algas, los gusanos, los insectos, los reptiles y la innumerable variedad de microorganismos.
No es ajeno a la lucha cotidiana que observamos en nuestros países para evitar el abuso en el uso de plaguicidas, insecticidas y fungicidas que afectan seriamente al propio ser humano, al ambiente y contaminan los recursos naturales con substancias ajenas al ecosistema. “Muchos pájaros e insectos que desaparecen a causa de los agrotóxicos creados por la tecnología son útiles a la misma agricultura, y su desaparición deberá ser sustituida con otra intervención tecnológica, que posiblemente traerá nuevos efectos nocivos.
“Mencionemos, por ejemplo, esos pulmones del planeta repletos de biodiversidad que son la Amazonia y la cuenca fluvial del Congo, o los grandes acuíferos y los glaciares. No se ignora la importancia de esos lugares para la totalidad del planeta y para el futuro de la humanidad. Los ecosistemas de las selvas tropicales tienen una biodiversidad con una enorme complejidad, casi imposible de reconocer integralmente, pero cuando esas selvas son quemadas o arrasadas para desarrollar cultivos, en pocos años se pierden innumerables especies, cuando no se convierten en áridos desiertos.”

La ecología de las multinacionales
No ignora Francisco que no siempre las entidades que promueven la defensa de los recursos naturales son bienintencionados. Sabemos que muchas organizaciones no gubernamentales reciben jugosos subsidios de empresas interesadas en apropiarse de los recursos de manera sutil, y otras que responden a intereses vinculados a una moderna versión de la división internacional del trabajo, que pretenden mantener a países periféricos como productores de materias primas y consumidores de manufacturas que se producen en las naciones industrializadas. Escribe el Papa que “un delicado equilibrio se impone a la hora de hablar sobre estos lugares, porque tampoco se pueden ignorar los enormes intereses económicos internacionales que, bajo el pretexto de cuidarlos, pueden atentar contra las soberanías nacionales.
“Existen « propuestas de internacionalización de la Amazonia, que sólo sirven a los intereses económicos de las corporaciones transnacionales »”, cita el texto aprobado por la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe, Documento de Aparecida (29 junio 2007).

Barrios cerrados y patrimonio cultural
La preocupación de Francisco también se desliza hacia la problemática de las aglomeraciones urbanas cada vez más caóticas y superpobladas. Como consecuencia quienes poseen mayores recursos económicos tienden a apropiarse de los espacios más adecuados para construir sus viviendas, e incluso hacerlo en barrios cerrados, separados del resto de la comunidad.
“En algunos lugares, rurales y urbanos, la privatización de los espacios ha hecho que el acceso de los ciudadanos a zonas de particular belleza se vuelva difícil. En otros, se crean urbanizaciones «ecológicas» sólo al servicio de unos pocos, donde se procura evitar que otros entren a molestar una tranquilidad artificial.
Finalmente acotamos esta interesante reflexión sobre el patrimonio cultural material e inmaterial que debiera ser preocupación central de los gobiernos. “Junto con el patrimonio natural – dice Francisco -, hay un patrimonio histórico, artístico y cultural, igualmente amenazado. Es parte de la identidad común de un lugar y una base para construir una ciudad habitable. No se trata de destruir y de crear nuevas ciudades supuestamente más ecológicas, donde no siempre se vuelve deseable vivir. Hace falta incorporar la historia, la cultura y la arquitectura de un lugar, manteniendo su identidad original. Por eso, la ecología también supone el cuidado de las riquezas culturales de la humanidad en su sentido más amplio. De manera más directa, reclama prestar atención a las culturas locales a la hora de analizar cuestiones relacionadas con el medio ambiente, poniendo en diálogo el lenguaje científico-técnico con el lenguaje popular.”
Estos algunos párrafos glosados de este riquísimo documento que merece ser difundido, estudiado y aplicado.

 *Publicado originalmente en la revista Ramos Generales. N° 4. 2020

21/4/25

El catolicismo en los procesos de emancipación americana y el artiguismo*

Rubén I. Bourlot


Historiar la presencia de la iglesia católica en la región y en toda nuestra América significa rescatar uno de los procesos fundantes de nuestra comunidad actual, recatar el alma identitaria de lo que somos hoy. Por ello es válida preguntarse por qué cuando se lleva la historia a las aulas, a la historia enseñada, hay una tendencia a irse por los extremos. De una visión histórica liberal que soslaya las cosmovisiones religiosas, salvo para enaltecer a personajes que resultan funcionales a esa línea de interpretación, a un revisionismo posmoderno que se preocupa por divulgar la leyenda negra sobre la conquista espiritual de América. Pero un “revisionismo” bien entendido no puede soslayar la inclusión del papel de la iglesia católica en los currículos de la historia enseñada.

Estamos convencidos que el componente religioso de un pueblo es el elemento esencial de su cultura. En este caso nos referimos al catolicismo que a partir de la irrupción de Europa en nuestra América se constituyó en uno de los elementos cohesionadores de lo americano. Por las venas del mestizaje, de nuestra “raza cósmica” como decía José Vasconcelos, corre la sangre del cristianismo sincretizado, de la lengua castellana, de los ideales hispánicos que se fusionaron y enriquecieron con lo indígena y constituyeron un nuevo ser con altos ideales humanísticos.

Por ello, el gran equívoco que significó haber constituido un puñado de estados fragmentados en lugar de la gran nación latinoamericana es una de las tareas pendientes que nos dejaron los Libertadores.

Al decir de Darcy Ribeiro: "El drama actual del desarrollo de América Latina reside en gran medida en el divorcio entre sus tres élites intelectuales fundamentales: la clerical, la militar y la universitaria. Hasta que no haya convergencia entre esas tres élites, no habrá vigor para la independencia de América Latina”


En tanto Alberto Methol Ferré, el notable historiador, teólogo, amigo del Papa Francisco y su estrecho colaborador, sostiene que “El círculo cultural latinoamericano tiene su raíz en la Iglesia Católica: por esto los movimientos nacional-populares no caen en el anticlericalismo oligárquico del siglo XIX”. Y más adelante contrasta: “Sin duda puede hablarse de un círculo histórico-cultural latinoamericano en cuya base existe el ethos católico, así como en Estados Unidos existe el ethos protestante”

Jorge Abelardo Ramos por su parte, en el Meeting de Rimini desarrollado en 1984, argumentaba que “Los españoles mezclaron su sangre con los aborígenes de la Vieja América. Por medio de tal formidable fusión, nació en cuatro siglos una nueva raza cultural, étnica y política, una sociedad mestiza, criolla, de inmigración cristiana y de paganismo cristianizado, algo muy peculiar que no resultó ser en definitiva ni la América original ni la Europa colonizadora, sino una creación histórica nueva, lanzada hacia el azaroso destino de procurarse una identidad nacional.”

No quedan dudas acerca de la influencia del pensamiento católico en los procesos de emancipación americana, en particular las ideas de Francisco de Vitoria y Francisco Suárez, que a mi entender tuvieron una vinculación más profunda que las ideas jacobinas. La conocida expresión de Artigas en el congreso de Abril de 1813: “Mi autoridad emana de vosotros y ella cesa por vuestra presencia soberana” se enraíza directamente con el principio de la soberanía popular esgrimido por Suárez y la idea de retroversión de la soberanía a su titular, el pueblo.

Sería imposible comprender nuestra historia sin integrar la dimensión religiosa y el papel de la Iglesia en el desarrollo de la civilización hispanoamericana.

La iglesia fue fundadora de villas y ciudades como lo hacían las autoridades civiles. Así en cada pequeño centro poblado levantaba un oratorio, una capilla, aglutinaba pobladores y cuando cobraba cierta importancia lo convertía en parroquia. Sobre este tópico, Rodolfo Puiggrós sostiene que las órdenes religiosas “fueron los más metódicos, racionales y perseverantes agentes del tipo de colonización hispana”. Y a la vez fue nombradora de un nuevo paisaje de topónimos. Pero fue nombradora con un criterio de sincretismo y así los nombres fusionan la dimensión religiosa con lo autóctono: Nuestra Señora del Rosario con el guaranítico Paraná, la Purísima Concepción con el indígena Uruguay, San José de Gualeguaychú, San Antonio de Gualeguay, Asunción del Paraguay.

Sin dudas, lo más notable de esa conjunción entre lo americano indígena o preexitente a la ocupación europea y el cristianismo es la experiencia de la misiones jesuíticas entre los guaraníes. Esa enorme tarea de armonizar cosmovisiones, hallar puntos en común y acelerar un proceso civilizatorio notable, se vio frustrada precisamente por la Europa retardataria que expulsó a la Compañía. No obstante gran parte de la tarea se salvó y permanece hoy no solo en la ruinas de los pueblos misioneros sino en la identidad de esta vasta región que hoy comprende a tres países.


Artiguismo y religiosidad

Artigas nació en un ambiente católico: en 1764, en el Montevideo colonial. El entorno cultural que rodeó el nacimiento de Artigas era católico. Según un autor (Pedro Gaudiano, Artigas católico, Universidad Católica, Montevideo 2002, 396 pp.). Artigas pertenecía a una familia cristiana, católica, y hoy diríamos “comprometida” o “practicante”. Artigas se educó en el colegio del convento San Bernardino de los padres franciscanos de Montevideo. Y aquellos franciscanos maestros de Artigas fueron los grandes ideólogos de la revolución.

Los maestros de Artigas se habían formado en la Universidad de Córdoba, en Argentina. Allí se estudiaban las doctrinas del jesuita español del siglo XVI Francisco Suárez.

Con esos antecedentes Artigas supo comprender la religiosidad de su pueblo como un componente esencial de la cultura. En particular esta comprensión los llevó a estrechar lazos con las comunidades indígenas, como fue el caso de los guaraníes misioneros formados por los jesuitas en la doctrina cristiana. Todo el pensamiento artiguista está atravesado por los valores del cristianismo. Su sistema político, como dijimos influido por Suárez y también Francisco de Vitoria, se valió de esos sacerdotes que conformaron su secretariado: Monterroso, Larrañaga, Solano García entre otros.

“A comienzos del siglo XIX los sacerdotes tenían un predicamento muy grande sobre la población de la Banda Oriental. La mayoría absoluta de los clérigos adhirió al movimiento revolucionario y oficiaron como ‘propagandistas’ del mismo. Las autoridades españolas dejaron sendos testimonios de la eficacia de esta prédica y los males que causaba a la Corona.” (Sansón, 262)

En tanto Ana Bianchi sostiene que “la preocupación de Artigas por la Iglesia era política, pero de una naturaleza que no difería de la que sustentaron los ilustrados españoles hasta 1808: colaboración con el régimen.” (Bianchi, 188). No obstante que “la mentalidad imperante atribuía a la religión una función cohesionadora” y “no escapó a la visión estratégica de Artigas -dice Sansón, no se puede reducir la iniciativa a estos términos porque implica desconocer sus sentimientos profundos.”

Y ya en su exilio paraguayo lo vemos a Artigas rezando el rosario junto a sus vecinos, en su mayoría guaraníes, como lo menciona su hijo José María cuando lo visitó:

“Aquellos vecinos de Ibiray –escribe-, aquellos pobres que tanto quieren y veneran a mi padre, se reúnen con él para rezar el rosario, cuando el toque de oraciones de las campanas distantes llega hasta ellos de la Asunción, los vi todos los días en el mismo sitio. Mi padre hacía coro; los demás arrodillados en torno suyo, contestaban las oraciones, muchos de ellos, la mayor parte, en guaraní. En concluyendo, todos se retiraban a sus casas, después de saludar, uno a uno, con veneración al viejo, éste entraba a paso lento en su rancho, y se acostaba muy temprano.” (Sansón, 271)


Tomamos por caso la fundación de Purificación, un campamento militar que hacía las veces de capital de la Liga de los Pueblos Libres, donde Artigas Artigas estableció una escuela y requirió para ésta a un religioso cuya doctrina franciscana facilitó la adhesión de su orden a la revolución. El propio nombre de “Purificación” nos delata la concepción religiosa, tan vez por inspiración del cura Monterroso. Lo mismo podemos decir de la fundación de Carmelo puesto bajo la advocación de la Virgen del Carmen.

No significa que propiciara un gobierno teocrático o algo similar. Al contrario, al parecer en los proyectos constitucionales y en la Instrucciones del Año XIII pone énfasis en la libertad religiosa: en el artículo 3º indica que se “Promoverá la libertad civil religiosa en toda su extensión imaginable.” En tanto que el artículo 2º del Proyecto de Constitución de la Provincia Oriental de 1813 dice: “Toca igualmente al derecho y al deber de todos los hombres en sociedad, adorar públicamente al Ser Supremo al Gran Creador y Preservador del universo, pero ningún sujeto será atropellado molestado, limitado en su persona, libertad o bienes, por adorar a Dios en manera y ocasión le agrade… con tal de que no perturbe la paz pública, ni embarque a los otros en un culto religioso de la Santa Iglesia Católica”.

Aquí seguramente entra a jugar la relación de Artigas con las jerarquías eclesiásticas y el patronato en competencia con las facultades que reclamaba el gobierno de Buenos Aires. Artigas reclamaba para sí la herencia virreinal del privilegio de patronato para nombrar autoridades religiosas, igual que lo requería Buenos Aires. Varios son los oficios de Artigas protestando por la intervención de Buenos Aires en el nombramiento de sacerdotes en la provincia Oriental. Como ejemplo consignamos la orden dada al presbítero Dámaso Larrañaga (cura de la Iglesia Matriz de Montevideo desde el 28 de abril de 1815) en diciembre de 1815 para que “no acepte a ningún cura nombrado por Buenos Aires”.

¿Quiénes fueron los religiosos que adhirieron a la causa artiguista?

Una sucinta nómina nos dará una idea de su presencia en el entorno del caudillo.


Dámaso Larrañaga

Sacerdote, sabio naturalista, escritor, personalidad política de su tiempo. Fue delegado en Buenos Aires, ante la Asamblea General Constituyente de 1813, y actuó luego en el Congreso de Capilla Maciel. Colaboró con Artigas y fue el fundador de la Biblioteca pública en 1816 (formada en gran parte con una donación de la biblioteca privada del padre Pérez Castellano). Luego se enemistó con el caudillo y tras su exilio, en 1821 tomó parte en el Congreso Cisplatino, en cuyo seno votó la incorporación de esta Banda a Portugal.

Asimismo, en 1821 Larrañaga fundó la Sociedad Lancasteriana destinada a implantar ese método de enseñanza. La escuela lancasteriana funcionó en una sala del Fuerte hasta fines de la dominación brasileña. En 1824 fue designado Vicario Apostólico.


José Benito Monterroso

Monterroso fue su asesor y su escribiente en el gobierno de Purificación. Había nacido en Montevideo en el año 1780 y era el mayor de seis hermanos, entre quienes se contaba Ana Monterroso, esposa del jefe de los 33 orientales, general Juan Antonio Lavalleja.

Estudió en Montevideo, con los franciscanos y luego se ordenó sacerdote en Buenos Aires el 30 de julio de 1799.

Se dedicó inicialmente a la docencia y en 1803 asumió la cátedra de filosofía en la Universidad de Córdoba. En 1807, siempre radicado en Córdoba, se hizo cargo de la cátedra de Teología y adquirió un prestigio de ilustre doctor que su actuación política posterior llegaría a borrar casi totalmente.

Profesó como fraile franciscano, pero luego abandonó todos sus cargos y acompañó a Artigas como secretario, siendo autor de sus proclamas. Muchos le atribuyen la paternidad de las instrucciones de los diputados orientales a la asamblea del año XIII. Tras el exilio de Artigas en el Paraguay se unió al proyecto del caudillo entrerriano Francisco Ramírez fundador de la efímera República de Entre Ríos en 1820.


José Leonardo Acevedo

El padre Acevedo acompañó a Andresito en toda su vida de campaña. El líder guaraní cristiano le llamaba "mi compañero".

Era oriundo de Córdoba e ingresó al convento franciscano de esa provincia donde fue ordenado sacerdote en 1812. Se inició como cura en la Villa de Mandisoví, Entre Ríos y se vincula al artiguismo a través de Domingo Manduré. Luego es nombrado capellán de las tropas artiguistas de Entre Ríos que estaban al mando de Francisco Ramírez. Finalmente se vincula con Andrés Guacurarí oficiando como secretario.

Fue detenido en 1819 por el ejército portugués a orillas del Río Uruguay y conducido a prisión en la Ilha das Cobras de Río. Amnistiado en pésimas condiciones de salud volvió a la Banda Oriental en 1822, el mismo año que Andresito moría en prisión.


Fray Solano García

En Concepción del Uruguay (Entre Ríos), y bajo la protección del Comandante artiguista José Antonio Berdum, encontramos al cura Fray Solano García, párroco de la Inmaculada Concepción, que fundó una escuela privada y gratuita donde se aplicaba -por primera vez en América- la metodología lancasteriana. También es conocido Solano García por la impresión de las conocidas barajas artiguistas con consignas de propaganda revolucionaria.


Otros curas

En otros religiosos que prestaron servicios con Artigas podemos mencionar José Valentín Gómez, cura vicario Florida y Santiago Figueredo, cura vicario de Canelones; Mateo Vidal, diputado ante la Asamblea del Año XIII, José Manuel Pérez, Manual Antonio Fernández, José Valentín Gómez, Tomás Gomensoro, José María de la Peña, Juan José Ortiz, León Porcel de Peralta, Manuel Amenedo Montenegro, José Benito Lamas y Juan Francisco Larrobla, entre otros.

*Publicada originalmente en la revista Huella (2021). N° 2. Paraná.

Bibliografía

- Bianchi, Diana, Educación y cobertura escolar en el contexto del pensamiento ilustrado, en Frega, Ana, Islas, Ariadna, (2001), Nuevas miradas sobre el artiguismo (comp.), Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación de la Universidad de la República, Montevideo.

- Sansón, Tomás, la religiosidad de Artigas, en ibíd.

10/4/25

Una película filmada en el palmar entrerriano: "Lauracha" con Amelia Bence

Rubén I. Bourlot


El territorio entrerriano fue escenario de filmaciones en los tiempos de esplendor del cine nacional. Los paisajes elegidos para rodar las principales escenas de “Lauracha” fueron los del palmar colonense y tuvo como protagonista a una locomotora que surcaba las vías del tramo que unía Concordia con Concepción del Uruguay. Finalmente fue estrenada el 11 de octubre de 1946.

Ofelia de Elía de Bertolyotti recuerda en su Historia de 1° de Mayo (departamento Uruguay): "En los bellos paisajes del Palmar de Colón, se rodó la película ‘Lauracha’ que protagonizó Amelia Bence. En esta película actuaron muchos peones de los obrajes cercanos y habitantes de Ubajay. Cuando los encargados del cine pasaron la película, tuvieron que repetirla durante una semana en matiné y de noche. Los que participaron en la película no se conformaron con verse una vez y tan rápido." Uno de esos vecinos extras que se recuerdan es don “Cundicho” Cáceres.

La citada proyección se hizo en un galpón de Ubajay según testimonia una vecina del lugar.

Hoy es una obra muy difícil de hallar y solo rescatamos para esta crónica un fragmento de cinco minutos donde se pueden apreciar escenas en el Palmar. Comenta Mirta María Colazo, vecina del lugar, que se filmó en los alrededores de la estación de Ubajay. Incluso hicieron tomas de algún parroquiano desprevenido que circulaba por el lugar, como David “Duveley” Hejt sorprendido cuando viajaba en su sulky.


Años después, en 1971, se filmó en el palmar colonense “Balada para un mochilero” con la actuación de José Marrone.

Como lo testimonia el texto transcripto el cine en los pueblos y pequeñas localidades era todo un suceso. Y más como en este caso que la filmación se llevó a cabo en la localidad con “extras” de la zona.

Laurachas es una película de la época del blanco y negro que fue dirigida sucesivamente por Ernesto Arancibia, Arturo García Buhr, Enrique Cahen Salaberry y Antonio Ber Ciani según el guion de Hugo Mac Dougall sobre la novela de Otto Miguel Cione que se estrenó el 11 de octubre de 1946 y que tuvo como protagonistas a Amelia Bence, Arturo García Buhr, Nelo Cosimi, Ilde Pirovano y Malisa Zini. Como se puede observar, filmada parcialmente en Entre Ríos, tuvo un rodaje complicado en el que terminaron interviniendo cuatro directores. Según las crónicas de la época, a principios de la década, la producción cinematográfica había entrado en crisis a partir del estallido de la guerra en Europa y la consecuente escasez de celuloide provocada por el bloqueo norteamericano como respuesta a la neutralidad del país ante el conflicto.

“Se trata de una película de época con gran despliegue -comenta el reconocido crítico Claudio España- dirigida por Ernesto Arancibia y Amelia Bence como primera figura pero como se atrasó el rodaje Bence se tuvo que ir de Pampa Film donde se filmaba a los estudios San Miguel donde había firmado un contrato. Se fue Arancibia y Arturo García Buhr, que integraba el elenco, fue el encargado de continuar el rodaje. García Buhr era muy buen director y actor. Pero luego le dieron la película a Enrique Cahen Salaberry para que tratara de terminarla. Y otro director, Antonio Ber Ciani, también puso la mano y Amelia Bence volvió para terminar sus escenas. Y hasta dicen que como un actor del elenco había muerto (sería Nelo Cosimi) fue contratado Pepe Iglesias para que tratara de doblar la voz del actor que había filmado las escenas si terminar de grabar sus diálogos”.


EL ARGUMENTO

Según las críticas se trata de una verdadera joya del cine argentino, en donde libro, protagonistas y escenarios eran de una gran calidad, y sus historias, sin perder el tinte local -estancias argentinas en este caso- tocaban los dilemas universales humanos.

En síntesis el filme es una historia dramática, de ambiente rural, donde una mujer de fuerte carácter, muy bella pero arrogante y seductora se encuentra con un visitante audaz, seguro de sí mismo, interesante y que no parece caer en sus redes amatorias. En el trascurso de la historia el hombre terminará enamorándose pero al final la abandona y se desata la tragedia.


EL LIBRO

La novela “Lauracha: la vida en la estancia” de Otto Miguel Cione Falcone que da origen al argumento, fue publicada en Buenos Aires en 1906 con singular éxito entre los lectores que mereció varias reediciones.

“’Lauracha’ no solo es la pintura de ‘la vida en el campo’ -prologa Leopoldo Thévenin en la tercera edición de 1911- (…), es, además, la psicología de una mujer extraordinaria y la historia de un amor que, en sus exaltaciones más extremas, llega primero a la crueldad y acaba por fin en la muerte (…). Toda la poesía de los campos, todo el misterio de su soledad y su silencio encontraron en estas páginas un eco.”

El autor de la novela nació en Asunción del Paraguay pero desde niño se radicó en Uruguay. Fueron sus padres Pascual M. Cione y Ángela Falcone, ambos nacidos en Italia. Utilizó el seudónimo "Martín Flores" para publicar artículos en varios diarios del país de adopción, entre ellos La Mañana. Fue crítico teatral de El Plata, El País, El Diario, Crítica e Idea Nacional. Muchas de sus obras dramáticas fueron representadas en varios países de América y Europa. Otras fueron adaptadas para otros formatos como el cine; este es el caso de Lauracha.

Fue cónsul de Uruguay en Concordia, Argentina, y Director de la Biblioteca Central de Enseñanza Secundaria del Uruguay en 1937.


EL GUIONISTA

El autor de la adaptación de la novela es Hugo Mac Dougall, un escritor, periodista y guionista muy reconocido en la época y no solo en nuestro país. En 1947 se casó con Nora Lagos, bisnieta de Ovidio Lagos fundador del diario La Capital de Rosario. La propia Nora en 1953 accedió a la dirección del diario otorgándole una impronta particular que le valió la persecución. Pero esta es otra historia.

Viviana Mac Dougall, descendiente de la familia, nos aporta datos sobre Hugo cuyo apellido real era Macías hijo de Margarita Mac Dougall que se casó con José María Mascías oriundo de Reus, Tarragona, España. Nació el 9 de diciembre de 1901 en Buenos Aires y falleció en la misma ciudad el 15 de mayo de 1976.

Su abuelo fue Hugh Mac Dougall, un escocés que emigró a Argentina casado con Janet Douglas y se radicó en 1825 en la provincia de Entre Ríos. Fue propietario de varias estancias ganaderas en el departamento Gualeguay, tuvo 18 hijos según algunas referencias genealógicas, y falleció en la zona el 28 de mayo de 1884. 

 

Escenas del filme


 

9/4/25

De nuestra industria perdida: Un camión que era un avión

 Rubén I. Bourlot

En 1986 comenzaba en Paraná el proyecto de construcción de un camión con un novedoso diseño realizado por Oreste Berta y detalles de avanzada como era un novedoso freno de discos y computadora de a bordo. Al año siguiente se inició la fabricación con una buena repercusión en el mercado. Al cabo de una década, por diversos factores, se dejó de producir.

La experiencia del camión Feresa es una de las tantas frustraciones de la industria automotriz argentina. En nuestro país esta industria, como muchas otras que hubieran terminado de modelar un desarrollo distinto al agroexportador, nunca terminó de arrancar. Hubo varios intentos como los planes estatales de las décadas del ’40 y ’50 que iniciaron la producción, desde automotores hasta aviones, con el aporte de un importante capital tecnológico y posibilidades de abastecer el mercado interno y latinoamericano. Japón lo hizo en su momento, también Corea del Sur – un país pequeño, dividido y jaqueado por la guerras - y hoy la India. Pero en Argentina no fue posible. Los primeros pasos dados entre 1945 y 1955 se frustró por la interrupción del proceso político con el golpe de estado de 1955 que derrocó al peronismo.

También desde las iniciativas privadas se llevaron adelante proyectos de desarrollo muy auspiciosos como la fabricación de cosechadoras automotrices, motocicletas, automotores y tractores. Con el viento a favor de políticas de estado que protegían la industria tuvieron un éxito momentáneo hasta que el cambio hacia el aperturismo fomentando la competencia salvaje con productos importados las hizo caer. Algunas empresas sobrevivieron reconvirtiéndose en importadoras.

Un avión

En 1986, en la ciudad de Paraná (Entre Ríos) una empresa metalúrgica apostó nuevamente a la producción de un vehículo utilitario que tuvo buena repercusión. Se trataba de un camión de cuatro toneladas de carga con un moderno diseño de su cabina salido de la creatividad de Oreste Berta – el mismo que diseñó el recordado Torino -. Bajo la denominación de FERESA AV 120 y con el lema “Un avión en la ruta” se lanzó al mercado con una buena repercusión.

En ese año se elaboró el proyecto y al año siguiente concluyen el prototipo que se lo somete a pruebas a lo largo de 150.000 kilómetros con resultados muy satisfactorios. Posteriormente se realizan otros dos prototipos y comienzan los trabajos para la producción seriada en la planta que la empresa poseía en el Parque Industrial General Belgrano de la ciudad de Paraná.

Detalles técnicos

El FERESA estaba equipado con un motor Perkins de 6 cilindros y chasis de tipo escalera remachado, para sistema pesado, con formato rectilíneo.

La cabina, era de tipo monocasco, frontal de PRFV (poliéster reforzado de fibra de vidrio), rebatible a 57 grados, de concepción aerodinámica, con gran ángulo de visibilidad, volante de dirección con distintas posiciones y panel de instrumentos completo con indicadores ópticos.

Era el único camión de producción nacional, equipado con frenos a disco en las ruedas delanteras y traseras. Como equipamiento opcional, se incluía una computadora de a bordo, también producida en Paraná, destinada a servir de ayuda al conductor, indicando en forma auditiva y visual la aparición de alguna falla. Por medio del teclado se podían obtener datos útiles de marcha, como ser: consumo instantáneo, autonomía, tiempo transcurrido desde el arranque del motor, velocidad promedio, temperatura exterior, etc. Mediante funciones de alarma anunciaba falta de presión de aceite en el motor, exceso de temperatura, nivel inadecuado del líquido de freno, control de freno y antirrobo con el motor detenido.

Un bajo coeficiente de penetración aerodinámico le permitía un reducido consumo de combustible. Podía alcanzar una velocidad máxima de 125 kilómetros por hora. La caja de cinco marchas le posibilitaba mantener una velocidad crucero de 100 kilómetros, sin mayores esfuerzos para el impulsor.

A lo largo de una década se comercializó el vehículo en la región hasta que por falta de apoyo poco a poco fue perdiendo puntos de venta, sumado a las políticas de apertura del mercado implementadas de la década del ’90 que favoreció la llegada de rivales de diversas latitudes, cesó su fabricación.

Cómo hizo Corea del Sur

A comienzos de los años 60, Corea era una nación dividida y empobrecida. La República del Sur inició un plan quinquenal para promover la economía que reservó un lugar privilegiado para la industrialización y la motorización del país. Se prohibió la importación de automóviles completos y se facilitó el ensamblado de kits reduciendo, hasta casi su eliminación, los aranceles a la importación de piezas. Sin apoyo tecnológico y con una industria precaria, los pioneros tendrían que limitarse a establecer sus bases y negociar el ensamblado de productos extranjeros.

Así en 1967 nacía el primer “coche coreano”, que no era otra cosa que un Ford Cortina ensamblado por Hyundai. Pero gracias, una vez más, al proteccionismo del gobierno, fabricantes locales como Hyundai comenzaron a establecer sinergias con los grandes grupos automovilísticos internacionales y también a beneficiarse de su know-how y a adquirir multitud de tecnologías.

Hyundai cerró su alianza estratégica con Ford y años más tarde Daewoo haría lo propio con General Motors tras fabricar kits de Toyota. Mientras tanto Kia, que aún no era dependiente del Hyundai Motor Company, ya estaba en negociaciones con Mazda. Aun así el elevado costo de las piezas y el cierre a la importación con muchas fronteras, hacían que los productos coreanos fueran demasiado caros, por no hablar de su ínfima calidad.

Pero las bases de la industria de Corea del Sur, tal y como la entendemos hoy en día, ya se habían sentado. A finales de los años 70 la producción superaba las 200.000 unidades y más de un 90% de los coches que se comercializaban en la nación habían sido fabricados en casa. Hyundai ya había lanzado el que de verdad era el primer coche coreano, el Pony, y había iniciado las exportaciones en Ecuador y más tarde en Canadá, aunque no sería hasta 1986 cuando aterrizarían en los Estados Unidos y comenzarían a llevarse todos los elogios posibles por su bajo coste. Lo suyo no fue llegar y besar el santo, pero casi.

1/4/25

Entrerrianos por las Malvinas

 Rubén I. Bourlot


El 2 de abril de 1982 la recuperación del territorio de la Islas Malvinas constituye la gesta más importante del siglo XX y es uno de los hechos políticos que marcan un antes y un después en la historia de la nación.

La batalla por las Malvinas que se desata tras la intervención de la armada de Gran Bretaña constituye un nuevo episodio de nuestras luchas por independencia definitiva de la patria, que se inicia a principios del siglo XIX.

Y los entrerrianos no estuvieron ausentes a lo largo de los dos siglos de conflictos. El primero fue el guaraní Pablo Areguatí, aquerenciado en Mandisoví, que en 1824 fue nombrado comandante militar de la isla Soledad.

El incidente malvinero de 1982 fue el desenlace de una serie de acontecimientos que se inician en 1833 cuando el reino de Gran Bretaña se apodera por la fuerza de esta porción del territorio nacional.

De nuevo un entrerriano es protagonista. El gaucho Antonio Rivero se alzó ante la ocupación y levantó bien alto la bandera argentina en esas inhóspitas tierras hasta que Rivero y sus gauchos son tomados prisioneros. En 1836, un decreto de la Sala de Representantes de la provincia insta al gobierno nacional -el encargado de la Confederación Juan Manuel de Rosas- a exigir al gobierno británico el reconocimiento de “los incuestionables derechos que tiene la República a las Islas Malvinas, y en su consecuencia, se obligue a desocuparlas, e indemnizarlas a esta República de los perjuicios que ha recibido por su violenta ocupación”.


Reclamo permanente

A partir de ahí, y a lo largo de un siglo y medio, se sucedieron reclamos diplomáticos, resoluciones de las Naciones Unidas y la solidaridad de cientos de países del mundo, a los que el Reino Unido hizo caso omiso.

En las décadas de 1960/1970 las relaciones con el país usurpador pasaban por una especie de primavera que alentaba un principio de negociación. Pero, tras la asunción del gobierno conservador de Margaret Thatcher se cerraron todas las posibilidades de una solución diplomática y se inició la escalada que terminó el 2 de abril de 1982 con la reintegración al suelo patrio de las Malvinas por parte de las fuerzas armadas.

La recuperación y el posterior enfrentamiento armado, provocó la adhesión unánime del pueblo argentino que se volcó a las plazas y demostró su solidaridad con los combatientes. El Diario, en su edición del 10 abril muestra notas gráficas con la gran movilización del pueblo de Paraná.


Contar cuentos en Malvinas

También en Paraná José Luis Navarro, un hombre ya mayor, chileno de nacimiento y de extensa trayectoria en el teatro, el circo y el radioteatro, abrazaba la causa con las armas que tenía. En una carta dirigida al Comandante de la Segunda Brigada de Caballería Blindada de Paraná se ofrece “con mi arte y mi profesionalidad, dispuesto, si es necesario a ir a la Islas Malvinas aunque más no sea a tocar la guitarra o contar un cuento, porque también soy cuentista (…)” Nunca obtuvo respuesta. El comandante estaría para cosas más importantes.

Por su parte muchos sectores intelectuales del país, políticos que despertaban de entre las sombras de la tiranía, banqueros y muchos empresarios se mostraban dubitativos, temiendo que nos íbamos a “descolgar” del poderoso Occidente, que nos íbamos a ir del Mundo.

La prensa fluctuaba entre las noticias sensacionalistas, el triunfalismo superficial, y la crítica solapada a la “decisión inoportuna” o a la “aventura militar” del gobierno de entonces.

En tanto en Malvinas, el gobierno argentino nombraba a su capital como Puerto Rivero, designación que fue cambiada días después por Puerto Argentino, ante la reacción de la cúpula de la Academia Nacional de la Historia que emitió un dictamen lapidario negando la trascendencia a la actuación del panza verde Rivero.

Durante el transcurso del enfrentamiento contra la Task Force británica se produjeron episodios de heroísmo de nuestros combatientes y la acción de las fuerzas armadas argentinas les provocaron serios daños que la pusieron al borde de la derrota, solo superada con la oportuna ayuda de los Estados Unidos. Las tropas argentinas provocaron al invasor una considerable pérdida de barcos y de aviones, y aún hoy hay dudas acerca de las bajas que reconocen los ingleses: 255 muertos y 777 heridos.

Unas 24 naves de la escuadra naval de la corona británica recibieron los proyectiles argentinos. Siete embarcaciones fueron hundidas, cinco resultaron fuera de combate y otras doce quedaron con averías de consideración.

El gobierno de entonces, un régimen de facto que se decía aliado al mundo “occidental”, omitió hacer la guerra por todos los medios para profundizar el daño al enemigo. No embargó los activos económicos de propiedad británica y de sus aliados radicados en el país, no suspendió el envío de las remesas del pago de la deuda externa de entonces a los países beligerantes ni expropió las grandes extensiones de tierras propiedad de súbditos de la reina británica.

Un párrafo aparte merece la etapa de la llamada “postguerra” cuando se comenzó a descreditar este acontecimiento. La campaña de desmalvinización pretendió ocultar deliberadamente los hechos. El retorno de los combatientes se hizo a las sombras, sin homenajes, sin el debido reconocimiento a los actos de heroísmo y con acusaciones infundadas en la mayoría de los casos, a la oficialidad que tuvo la responsabilidad de conducir las acciones en el campo de batalla. La fecha del 2 de abril fue borrada del calendario de días conmemorativos.

Con los años vino el reconocimiento a los combatientes, pausado y a regañadientes. Fueron 34 los entrerrianos que ofrendaron su vida en las turbas australes, y los que sobrevivieron al final lograron ser considerados como veteranos. Calles y otros lugares públicos de ciudades y pueblos de la provincia llevan hoy los nombres de los combatientes.

Para publicar en este blog enviar los artículos a bourlotruben@gmail.com. Son requisitos que traten sobre la temática de este espacio, con una extensión no mayor a 2500 caracteres y agregar los datos del autor. Se puede adjuntar una imagen en formato jpg.
---------------------------------------------------------------