7/4/13

Una elisense por los caminos de la novela


Reproducimos aquí  la entrevista a la escritora elisense Selva Almada, una entrerriana que muy joven se lanzó a caminar y se atrevió a desandar los senderos de la novela. Anduvo por Paraná y finalmente se radicó en Buenos Aires. Dos novelas la caracterizan en sus búsquedas: “El viento que arrasa” y la recién editada “El ladrillero”, ambas con reminiscencias de sus pagos refugiados entre los pliegues de las lomadas pero con vocación de “cualquier lugar”, como ese Quijote que nació en algún lugar de La Mancha y se hizo universal.
La entrevista es de Beatriz Sarlo, y publicada el 7 de abril en la edición dominical del diario Clarín con el título Litoral, sermones evangélicos y “personajes que podrían ser de cualquier lugar”.

“Nací, me crié y viví en Villa Elisa hasta los 17 años. A treinta kilómetros de Colón. Un lugar muy católico. Tengo mejores recuerdos de la infancia. En la adolescencia no la pasé bien, no tenía los mismos intereses, ir al boliche, a bailar, tener novio. De todos modos, era un pueblo bueno, bastante típico del interior de Entre Ríos. Después me fui a estudiar a Paraná, donde estuve hasta que, a los 27, me vine a Buenos Aires.”
–¿Qué estudiabas?
–Comunicación Social. Pero, cuando empecé a escribir ficción, me di cuenta de que tenía que hacer una lectura más ordenada, no sólo lo que me caía en las manos. Entonces me anoté en algunas materias del profesorado de literatura; me enganché, dejé comunicación y terminé el profesorado.
– ¿Qué bibliotecas tenías a mano de chica, en tu pueblo?
–Primero, la de la escuela primaria, con muchos de los clásicos juveniles, los Salgari, Alcott, Mark Twain, bueno, todos esos. Ya adolescente, me hice socia de la biblioteca popular del pueblo. Ahí leía un poco lo que me recomendaba la bibliotecaria, novelas y sobre todo best-sellers. Cuando empecé literatura en Paraná, me di cuenta de que yo siempre había leído mucho pero que no había leído a los autores correctos. Me decían: “Ah, ¿pero no leíste a Cortázar?”. Yo no había leído a Cortázar en la adolescencia y era como un “Auch! No, no lo leí”. Eso me hacía sentir insegura.
–Lo que yo veo es una comunidad de proyecto estético, básicamente con el primer Saer. ¿De dónde viene la literatura? Difícil saberlo. Pienso en “El viento que arrasa”. Dijiste que venís de “un pueblo muy católico”, ¿el predicador evangelista de esa novela de dónde salió? Esos “evangelios” que también son mencionados en tu segunda novela, “Ladrilleros”...
–En los últimos años que viví en mi pueblo recién empezaban a aparecer muy tímidamente los Testigos de Jehová o los evangelistas, rechazados porque era gente de allí mismo que se había convertido. En la Iglesia el cura regalaba unos stickers grandotes, que tenían una figura de Cristo y abajo decía: “En esta casa somos católicos”. Había que pegarlo en la puerta como advertencia para que ni siquiera se acercaran. Eso no pasaba en mi casa. Mi mamá es católica pero conocía a estas mujeres que se habían hecho Testigos de Jehová, entonces cuando venían, les abría la puerta, les escuchaba el discurso, les compraba la revista. Años después, conocí el pueblo de mi marido en el Chaco, cerca de la frontera con Santa Fe. Allí me llamó la atención lo contrario: la cantidad de templos protestantes (allá les dicen “evangelios” a todos) que convivían tranquilamente con la Iglesia Católica. En realidad, yo tenía pensada una serie de cuentos que iban a transcurrir en la ruta, había escrito el primero y cuando empecé el segundo, imaginé un hombre que viaja por su trabajo pero no es un viajante de comercio, porque ya había encontrado ese personaje en otros cuentos. Como estaba leyendo sobre todo a Flannery O’Connor, y sus cuentos están llenos de pastores, ahí decidí: un tipo que sea pastor itinerante, que venda biblias, dé sermones. Se me ocurrió situarlo en el Chaco porque ahí yo había tenido la primera experiencia de tantos evangelistas dando vueltas.
–Los sermones del reverendo los armaste con textos de las revistas evangélicas…
–Sí, de las revistas. Con la novela ya bastante encaminada, se me ocurrió agregar los sermones, porque quería salir del estereotipo del pastor chanta. Se me ocurrió reforzar al pastor por el lado de su mismo discurso y escribir sermones que lo representaran, sin usar la perspectiva del narrador, sino haciéndolo hablar al Reverendo. No tenía muchos elementos, no leí la Biblia, pero allí estaban esas revistas que habían dejado los Testigos de Jehová en mi casa de Villa Elisa. Los versículos que ellos citan me sirvieron como disparador para los sermones del Reverendo que yo quería escribir. Después en Buenos Aires, cerca de donde vivo, en Flores, me dieron los de un pastor coreano.

–En “El viento que arrasa” esos sermones tienen un extraordinario poder. Que la hija del Reverendo siga adherida a su padre en ese viaje interminable por pueblitos y que el Reverendo conquiste a ese chico y lo arrastre con él tiene que ver con algo discursivo. Los sermones funcionan impulsando la ficción y no sólo como muestra de que así hablaba ese hombre. Sostienen la estructura argumental. Y, también, hacen a la rareza de tu novela en la literatura actual. No hay ironía, ni parodia, por ejemplo, en esa escena en que la madre del futuro predicador lo entrega a las aguas del río, como en un segundo bautismo.
–Sí, bueno, no sé si hay tantas novelas en donde haya pastores… –No sólo por eso, sino porque le meten a la novela una lengua rara, que impide toda identificación pintoresca o costumbrista.
–Claro, a fin de cuentas, los personajes podrían ser de cualquier lugar.
–En estos días apareció tu segunda novela, “Ladrilleros”. ¿La empezaste a escribir antes o después de “El viento que arrasa”?
–Después.
–Al leer “Ladrilleros” tuve la impresión de que venía de antes.
–No. Me habían contado una historia, que también trascurría en esa zona, sobre dos familias enfrentadas, ladrilleros que en un parque de diversiones se agarran a tiros y a cuchillazos, y muere un par de cada bando. Me gustó como arranque de algo y la empecé a escribir casi inmediatamente después de haber terminado El viento....
–”Ladrilleros” no se priva de nada, palizas, sangre, actos sexuales heterosexuales y homosexuales, tiene toda la acción posible para una literatura como la tuya, que es refinada y cauta. Por eso pensé: Selva, que vació de acción la novela anterior, que se negó a escribir lo que podía esperarse del encuentro de esos adolescentes en “El viento..”, que se decidió a decepcionar al lector en sus expectativas más convencionales (lo cual me parece formidable), y le dice: “Lo que usted está pensando no va a suceder”, bueno, Selva en “Ladrilleros” repone todo aquello que no se permitió en “El viento que arrasa”. Por eso la pensé como una novela que había empezado a ser escrita primero. Una novela que avisa: “Agarráte porque pongo todo”.
–Sí, me pasó un poco eso. Con El viento...todos suponen que va a pasar algo y no pasa nada.
Ladrilleros, ya desde la anécdota que escuché, era como una de tiros, tampoco es una de Tarantino la novela, pero tiene acción. Son dos pibes desangrándose y muriéndose después de haber peleado a cuchillo y, además, conté de dónde vienen esas muertes, ese rencor más antiguo que les llega de los padres y del odio o el amor que sienten por ellos. Los personajes eran tipos así violentos y pedían una narración más explícita. Pero hay una cosa más poética en las alucinaciones de los dos agonizantes. De todos modos, creo que, en el fondo, las dos novelas son parecidas y comparten la misma lengua.

18/3/13

Francisco de Finisterre


Por Rubén Bourlot
Un papa argentino, latinoamericano. Un jesuita. Una conjunción sorpresiva e inquietante. El papa venido de lejos, de la América hispana con una larga tradición católica. La comunidad de católicos más numerosa de la ecúmene. El catolicismo en nuestra América es uno de los elementos aglutinadores de la nacionalidad continental, una nacionalidad que se fragmentó a partir de los procesos emancipadores del siglo XIX. San Martín, Bolívar, Artigas, entre otros soñaron con mantener la unidad de los pueblos que emergían luego de tres siglos de dominación española. No pudo ser.
Hoy, dos siglos después, por primera vez un pastor de este lado del mundo llega a Roma, en un momento histórico de visibles cambios en Latinoamérica. No es casual.
No es casual que en medio de la crisis europea, no sólo económica y financiera, y del propio estado Vaticano, la elección recaiga sobre un representante del “fin del Mundo”. Son signos significativos que sobrepasan sobradamente a  la figura individual de Jorge Bergoglio.  Otro signo que puede señalar un nuevo tiempo en la Iglesia hacia su interior y hacia el Orbe es que el nombramiento haya recaído en un jesuita, la orden fundada por Ignacio de Loyola con fuerte arraigo y meritoria labor en América, diezmada después por las intrigas políticas europeas.
Es natural la espontánea alegría de los pueblos americanos frente a este suceso extraordinario. La esperanza de las mayorías no da lugar a especulaciones ni prejuicios. No por eso hay que esperar abruptos cambios de rumbos en una institución milenaria. La Iglesia es naturalmente conservadora.  A los cambios los produce muy lentamente. En esta característica reside su permanencia en el tiempo. Si no hubiera sido así ya no existiría más entre nosotros. No es la secta rebelde de los tiempos de Cristo, que combatía en absoluta minoría frente a la hegemonía religiosa de la época y podía permitirse echar airadamente a los mercaderes del Templo. 
Tampoco se le puede pedir que acepte cambios que vayan en contra de su doctrina y de su tradición milenaria.  Que incorpore las novedades, que más que cambios son modas, como le solicitan algunos grupos minoritarios autoproclamados voceros de la “opinión pública”. Sólo cuando la comunidad, como pueblo de Dios, hace suyo los cambios se puede pedir que las instituciones los incorporen. El rock, demonizado en un tiempo por la institución, hoy tiene a un cura rockero (el padre César) que le canta loas a nuevo Papa ( http://youtu.be/sHuMP4KAEew ).
Que un papa latinoamericano predique desde Roma es un poco invertir la ecuación histórica de la evangelización. Así como hace cinco siglos vinieron los pastores europeos a conquistar fieles a América, hoy podemos decir que el pastor Francisco va en busca de los fieles descarriados de la maltrecha Europa, no tanto en lo económico como en lo espiritual. Es el mundo emergente, tal vez la reserva poblacional y espiritual del Mundo, el que lleva el mensaje de las  buenas nuevas al mundo casi decrépito que se muestra como el del desarrollo económico.
Francisco, un papa jesuita con nombre de franciscano. Franciscano con la sencillez y la pobreza del santo de Asís. Pero también es el nombre de Francisco Solano, el misionero que predicaba a los indios con la guitarra y el violín como sus únicas armas.
Y para los detractores que hurgan debajo de las alfombras, en los bajos fondos para encontrarle las máculas al padre Jorge cabe mencionarle lo de la primera piedra y tal vez no quede ningún testigo, sólo la mujer adúltera. La pecadora. Hay que decirles que también de un oscuro pecador salió el santo Agustín, el africano. Hay que decirles que la piedra que desecharon los edificadores, ha venido a ser la piedra angular.  O como decimos los entrerrianos, el horcón del medio, el que sostiene toda la estructura.
Ojalá Francisco sea esa piedra angular que de vigor a un nuevo tiempo. Que, como decía Bismarck, sea tan grande como la ola que ruge bajo sus pies. 

2/3/13

Sobre los Carnavales de Entre Ríos: impresiones y reflexiones.



Reproducimos las valientes y mesuradas consideraciones del padre Leandro Bonnín, vicario de la Parroquia Nuestra Señora de la Piedad de Paraná, publicadas en su blog, acerca de un asunto sin dudas sensible a intereses variados. El espectáculo del carnaval en Entre Ríos genera una intensa actividad turística y moviliza intereses económicos. Es natural que reaccionen hasta de manera furibunda ante una legítima opinión. Y furibundos también son varios de los comentarios que disienten con la posición de Bonnín. No obstante es necesario aclarar, como surge del texto en cuestión, que una cosa son lo tradicionales carnavales de barrio, los corsos de pueblo donde todos participaban en jornadas de alegría y sana diversión, y muy otros los espectáculos “con formato Río de Janeiro”, donde unos son los actores y la mayoría del pueblo meros espectadores. Muy lejos están de lo que canta Serrat: Vamos subiendo la cuesta /
que arriba mi calle / se vistió de fiesta. / Y hoy el noble y el villano, / el prohombre y el gusano / bailan y se dan la mano / sin importarles la facha.

“Parvus error in principio magnus est in fine”
Yo, que hace varios años dejé de estudiar latín, traduzco esta frase de Santo Tomás de Aquino (en el prólogo del “De ente et essentia”) así:
“Un pequeño error en el principio es grande en el final” (esa es la más literal)
“Un pequeño error en los inicios es grande con el paso del tiempo” (aquí traduzco principio no en sentido filosófico sino cronológico, principio temporal, que Tomás me disculpe esta adaptación)
O más en criollo aún:
“Lo que empieza mal, aunque al principio parezca chiquito, luego se transforma en una tragedia”
Esto es solo una introducción para compartirles este artículo de un diario de Gualeguaychú (http://www.eldiaonline.com/gualeguaychu-exploto-el-descontrol-tambien/ y algunas reflexiones:
En la nota y en los comentarios se puede observar la claridad con que se narran las “consecuencias” del Carnaval de Gualeguaychú.
Les pego dos comentarios, uno que narra lo sucedido y el otro que muestra la “lógica” a la cual hice mención anteriormente:
“Vergonzoso lo que se vivió en Gualeguaychú, era libertinaje, todo lo que tuvimos que vivir durante la temporada, por favor hagan algo para el próximo año yo no quiero esta clase de turismo, no tengo porque bancarme hombres haciendo nudismo y teniendo sexo en la calle, orinando en cualquier lado, manoseando a las chicas nuestras, gritándole ustedes son de Gualeguaychú son unas hortivas porque no se prestaban al juego de ellos”
Y más adelante otro responde:
“Que tengan sexo en la calle no me jode, menos si son lesbianas, además nuestro show, “el carnaval del país” muestra un montón de minas en bolas, ¿que nos hacemos los extrañados?”
Perdón por la expresión grosera. Pero es clarito: según este comentarista desprejuiciado, el “sexo libre”, el “sexo en la vereda”, entre personas de cualquier condición, es algo que no debe extrañar a quienes aceptan un montón de “chicas desvestidas” (digámoslo con elegancia).
Es decir, siguiendo mi razonamiento: la gente se asusta del gran error en el final, pero aceptó naturalmente el “pequeño” error en el principio.
¿Cuál es el “pequeño error en el principio”?
Creer que los carnavales –sobre todo el que se realiza CON FORMATO RÍO DE JANEIRO- son inocentes.
Creer y sostener que es un “evento cultural” más. Una diversión entre tantas otras.
Yo opino (con toda seguridad de mi parte) que eso es falso. Es falso, con meridiana claridad, si aceptamos la cosmovisión cristiana, y si creemos que en hombre hay una naturaleza y unos fines innatos.
Y cito, para apoyar mi afirmación, el artículo que pueden leer en Wikipedia ( http://es.wikipedia.org/wiki/Carnaval). Enciclopedia que nadie tildará de puritana, creo yo.
Allí se dice, en el encabezado:
“A pesar de las grandes diferencias que su celebración presenta en el mundo, su característica común es la de ser un período de permisividad y cierto descontrol. En la noche del Carnaval todo  vale”
El Carnaval (sobre todo, vuelvo a decirlo, CON FORMATO RÍO, el que se está sosteniendo en Gualeguaychú desde hace años, y prolifera, desgraciadamente, en cada rincón de la provincia) es una fiesta pagana, donde se exaltan todos los excesos, donde el descontrol es la lógica.
Descontrol que quizá al principio se disimule o se muestre en “cuentagotas”, pero que progresivamente abandona su “guarida” y se transforma en el eje, en el hilo conductor de la fiesta. Como pueden leer en cualquier nota sobre los carnavales con más años, se considera este tiempo como un tiempo de “vale todo”. Y cuando se dice todo, es todo.
El Carnaval CON FORMATO RÍO (aclaro esto porque no me estoy refiriendo a otros carnavales, ni a las murgas y otras expresiones afines) es hoy, sobre todo, una exaltación de la lujuria, del deseo sexual.
Es una forma de manipulación de la belleza del cuerpo de la mujer, hiperexpuesta a la mirada de todos. Es, entonces –lo afirmo con toda certeza- una forma de violencia de género. Es una forma de “usar” los cuerpos para el goce egoísta de los sentidos y del corazón corrompido del varón. No respetando la nobilísima dignidad de la mujer y el sentido antropológico profundo de su corporeidad.
Hace un par de años, el “puritano” diario Página 12 publicaba que una organización feminista hizo una denuncia contra Tinelli por la “violencia simbólica” contra la mujer que se daba en sus programas.  La responsable de ese movimiento decía así: “A las mujeres se las trata como a objetos y eso es ilegal. Hablamos de la imagen de un conductor que elige poner primeros planos de los cuerpos de las mujeres casi desnudos y que sea eso lo que hace negocio, que cosifique, que nos ponga en lugar de objetos”
¿Alguien puede percibir alguna diferencia sustancial con lo que ocurre todos los veranos en las calles de nuestras ciudades?
Progresivamente los límites se han ido “corriendo”. Cada vez era necesario “mostrar” más, como casi “única” forma de progresar y atraer. Así nuestras pantallas de televisión a toda hora, y los sitios de internet de los diarios, están inundados de cuerpos de mujeres semidesnudas, como algo completamente natural.
Así se han ido “naturalizando” lo excesos, en todas las direcciones. Termina pareciéndonos natural que nuestros jóvenes no puedan divertirse sin alcoholizarse, que ciertas drogas estén presentes en todas las edades y condiciones sociales. Total, vale todo. Y cuando “vale todo”, vale todo para mí. Total, el prójimo, los demás, el bien común, no importan. De tal forma que la “lógica del descontrol”, divertida al principio, termina afectando necesariamente el tejido y la paz social. Porque la lujuria es lo contrario del amor y del compromiso que fundan una familia, porque el descontrol en el alcohol y las drogas y la “exaltación de la joda” son lo contrario de la disciplina, del espíritu de superación y sacrificio que forjaron nuestra patria.
Seguramente alguien pensará: "qué exagerado este cura, debe tener un problema", o algo así. "No todos los que vamos a los carnavales llegamos a estos excesos" seguro pensarán otros, y es verdad. Pero la progresiva aceptación de lo degradante va haciendo que todo sea relativo. Hay pocos hechos tan tristes como ver personas ancianas, que han llevado una vida bastante ordenada y limpia, han ido perdiendo poco a poco todo criterio moral. "Eso no es culpa del Carnaval": claro que no, pero repito, cuando uno acepta una lógica, poco a poco la traslada a los diferentes ámbitos de la vida. En personas que han vivido otros estilos, puede notarse menos. Pobres los niños y jóvenes que nacieron y crecieron en ella..
Obviamente, nadie está obligado a pensar como yo. Ni estoy juzgando a nadie en particular. Sólo Dios sabe qué grado de responsabilidad hay en cada persona que realiza cada acción, muchas veces sin saber que está mal, muchas veces con la conciencia deformada por malos ejemplos y consejos.
Sí estoy interpretando, desde mi visión humana y cristiana, un acontecimiento que cada día parece crecer, sin que nos demos cuenta de sus riesgos. Y que, objetivamente, va expresando y fomentando cada vez más el proceso de degradación moral de nuestra sociedad.
Pero como sé que algunos por ahí me leen, sobre todo algunos católicos, quisiera decir: un cristiano no puede participar de esta fiesta pagana. Un cristiano debe oponerse con todas sus fuerzas a la lógica del descontrol y de la lujuria que impera en estos eventos. Un cristiano no puede cooperar de ninguna manera en la realización de estas fiestas. Nuestro testimonio en favor la belleza de la pureza y del carácter sagrado de la sexualidad, hoy más que nunca, nítido, claro, luminoso.
Les recuerdo dos textos de San Pablo, uno del cuarto capítulo de la carta a los Colosenses:
“Por lo tanto, hagan morir en sus miembros todo lo que es terrenal: la lujuria, la impureza, la pasión desordenada, los malos deseos y también la avaricia, que es una forma de idolatría.” (Col 4, 5)
Y el otro del capítulo quinto de la carta a los Gálatas
“Se sabe muy bien cuáles son las obras de la carne: fornicación, impureza y libertinaje, idolatría y superstición, enemistades y peleas, rivalidades y violencias, ambiciones y discordias, sectarismos, disensiones y envidias, ebriedades y orgías, y todos los excesos de esta naturaleza. Les vuelvo a repetir que los que hacen estas cosas no poseerán el Reino de Dios.”
En Brasil, donde hace varios años que estas cosas ocurren, algunos grupos de cristianos –sobre todo jóvenes- dedican los días de Carnaval a realizar retiros espirituales y jornadas de Adoración al Santísimo en reparación por las ofensas a Dios y por la profanación de los templos del Espíritu Santo que son los cuerpos de los bautizados.
¿Llegará un día en que nosotros, católicos de Argentina, nos demos cuenta con esa misma claridad, y obremos en consecuencia?


13/2/13

Los itinerarios del tren


Se acaba de editar el disco interactivo Los itinerarios del tren, en el marco del programa Identidad Entrerriana, Consejo Federal de Inversiones. El trabajo consta de una guía de las localidades que crecieron alrededor de las estaciones ferroviarias involucradas en el proceso de recuperación del ferrocarril. Desde la segunda mitad del siglo XIX se fueron sumando estaciones ferroviarias, y a partir de la gobernación de Eduardo Racedo – 1883-1887 – se autorizó la fundación de pueblos adyacentes a las estaciones lo que implicó un fuerte impulso a la radicación de pobladores. Este proceso continuó durante las primeras décadas del siglo XX.
A partir de 1960, y en particular en la década de 1970-1980, se produjo el abandono y desactivación del sistema ferroviario, proceso que continuó en la década de 1990. La mayoría de las localidades perdieron su identidad ferroviaria, muchas quedaron incomunicadas, se empobrecieron y perdieron habitantes.
Este proyecto pretende contribuir a la recuperación de la identidad de las localidades, difundir su cultura, actividades productivas y recursos turísticos con las nuevas herramientas que aporta la tecnología actual.
También se puede acceder al trabajo en línea a través de www.itinerariosdeltren.com.ar


10/12/12

Las batallas de López Jordán

Mapa de las tres campaña de Ricardo López Jordán contra la intervención del gobierno federal a Entre Ríos, entre los años 1870 y 1876

28/11/12

Un museo para Teresa

Por Jorge Riani (El Diario, Paraná)
Reproducimos una nota de Jorge Riani, publicada en El Diario de Paraná, acerca de esta extraordinaria mujer entrerriana, pionera en varios aspectos, oriunda de Concepción del Uruguay.
Teresa Ratto se recibió de bachiller en 1895 y fue la primera mujer en alcanzar ese título en el país. Luego se graduó como médica y militó en causas feministas. En su ciudad natal, los exalumnos del Colegio del Uruguay anunciaron que crearán un museo en su memoria.
La vida de Teresa Ratto fue apasionante. Su fugaz paso por la Tierra le otorga mayor mérito a su trascendencia. Fue la primera mujer que se recibió de bachiller en el país. La primera médica de Entre Ríos –segunda en el país, después de su amiga inspiradora Cecilia Grierson–. Militó en el primer centro de estudiantes argentino. Trabajó incansablemente en atender a los enfermos de una epidemia de las que asolaban a la humanidad hasta los primeros años del siglo pasado. Fue jefa de Vacunación de la Asistencia Pública de Buenos Aires y participó de la fundación del Centro de Universitarias Argentinas, donde canalizó gran parte de su batalla feminista. Todo eso alcanzó a hacerlo antes de que la muerte la sorprenda tan joven: a los 29 años Teresa Ratto daba su último suspiro para convertirse en historia, en leyenda, en inspiración. 
En esos años en que ser argentino era ser hijo de inmigrantes europeos, Teresa Ratto nació en Concepción del Uruguay. Sus padres eran genoveses y se instalaron en la histórica ciudad entrerriana hacia 1870, donde formaron una familia con 15 hijos. “Teresa había egresado como maestra de la Escuela Normal en 1892, a los quince años, con premura y decisión en esa estampa quizás algo frágil pero de voluntad férrea”, escribió Laura Erpen en un notable ensayo, recientemente impreso, y que tituló Tostadas dulces con mermelada de durazno y manteca. “Fue maestra –agrega el estudio– pero no se contentó sólo con eso: quería ser médica. Servicio, filantropía, profesión, estudios, autodeterminación, libertad, se unían y complementaban en alegre concierto”. 

HOMENAJE. Por esa característica tan particular como noble que tienen los concepcioneros de vivir la historia, en su ciudad Teresa Ratto no es una desconocida. Trabajos como los de Laura Erpen o Pablo y Américo Schvartzman contribuyen a mantener viva la memoria en la figura de esta extraordinaria mujer joven a quien nada le fue fácil y mucho menos regalado. 
De hecho, una de sus primeras batallas fue que la acepten en las aulas del histórico y hasta ese momento exclusivamente masculino Colegio del Uruguay. Teresa Ratto encontró enormes trabas en la sociedad machista de entonces para ingresar a estudiar algo que no sea maestra, que ya lo era, desde los 15 años. Pero como en toda sociedad culta –así lo era aquella Concepción del Uruguay– no faltaron tampoco algunas mentes luminosas que supieron entender la trascendencia de ciertas decisiones a contramano de las costumbres y el orden establecido. 
Uno de esos hombres fue el educador reformista y progresista José Zubiaur, que batalló junto a Teresa para que se le abran las puertas del Colegio del Uruguay a esta mujer insistente y decidida. Llegaron hasta el ministro de Educación de la Nación y lograron el propósito. 
Por esa misma devoción laica que se tiene por Teresa Ratto, una comisión de ex alumnos del Colegio del Uruguay ha comenzado a soñar con crear un museo que atesore los objetos que pueblan el mundo de la médica pionera, pero que esté también imbuido de su espíritu revolucionario. Porque Teresa fue una revolucionaria de su tiempo. 
Sin dudas que para su loable empresa, los ex alumnos del Colegio del Uruguay deberán contar con la pasión y colaboración de la sobrina de Teresa Ratto, que lleva su mismo nombre. “Soy la que mantengo vivo su recuerdo hasta tanto llegue también mi partida. Vivo sola sin ‘soledad’, en la casa que hizo mi abuelo en 1874, donde Teresa nació, tuvo su consultorio y falleció”, escribió en una carta manuscrita con impecable caligrafía la Teresa Ratto (sobrina) a este cronista, a propósito de una nota que se publicara en EL DIARIO el 13 de febrero de 2011. 
El vestido de gala, el maletín de cuero, las fotografías de egresada como bachiller en 1895 y como médica en 1903, instrumentales médicos, la tarjeta de invitación a la comida de agasajo por el título universitario obtenido, la placa de bronce, tarjetas personales con ornamentación en relieve son solo algunos de los objetos que pueblan el mundo de Teresa Ratto. El mundo inanimado de las cosas, pero también vivo y siempre vigente que logran las figuras inspiradoras. Como la de Teresa Ratto.

20/11/12

El regreso de la Nº 1



Mucho hemos hablado de la histórica gaseosa Nº1, bebida creada en Concepción del Uruguay y de la cual se ha esperado siempre su regreso. José Ascona, hombre de Basavilbaso que adquirió la fórmula en el año 1972, confirmó en la mañana de Radio 9 el retorno de la Nº1.



Este es el enlace donde se puede escuchar el anuncio del retorno de la popular gaseosa, que sale a competir con las grandes marcas multinacionales.
http://radio9digital.net/web/?p=11288

27/9/12

PIRNA: un plan a la medida de los avicultores


Por Rubén Bourlot
En 1974, alentado por los nuevos aires institucionales, con la recuperación de la democracia, el gobierno de Entre Ríos implementó el Plan Integral de Reconstrucción y Nacionalización Avícola (PIRNA)  que pretendió, junto a las cooperativas, mejorar las condiciones de trabajo de los avicultores, específicamente a los productores de pollos parrilleros, y ofrecer un precio justo. Conocido también como Plan Avícola Provincial intentaba defender al productor avícola pequeño y mediano, dándole un horizonte de seguridad con financiación y asesoramiento, mediante equipos técnicos, apoyo en la comercialización y un margen de rentabilidad razonable. A principios de la década de 1970 el sistema de producción avícola se encontraba en un proceso de cambios por los cuales los frigoríficos planteaban la producción mediante la modalidad de integración. El avicultor recibía los pollitos y los insumos para la crianza y cobraba un monto por pollo entregado terminado. De esta manera iban desapareciendo los productores independientes que ya no encontraban donde colocar su producción.
Se decía en la época que a la avicultura no sólo se la debía valorar desde el punto de vista estrictamente económico, que representaba un porcentaje muy alto del producto bruto provincial, sino como un factor social. La producción avícola significaba el arraigo de la familia rural en una época que Entre Ríos se caracterizaba por sus altos porcentajes de emigración rural y expulsión de la población fuera del territorio provincial. “El Plan Avícola incluye a la avicultura como parte de un programa de recuperación del minifundio, donde van a intervenir principalmente actividades intensivas y donde también están ligados planes de colonización – declaraba el entonces Subsecretario de Industria y Comercio, González Languasco -. El plan va mucho más allá de la avicultura, tiene connotaciones directas con el pequeño productor y con la familia campesina, que en estos años se quedó enfrentando la adversidad, defendiendo su permanencia en la tierra”.
El plan pretendía involucrar a organismos, instituciones y empresas vinculadas a la actividad, entre los que se mencionaban a las Ligas Agrarias, cooperativas, frigoríficos, fábricas de alimentos balanceados, incubadores, transportistas, el INTA, SELSA, Junta Nacional de Carnes, Banco de la Nación, Banco de Entre Ríos, entre otros. El objetivo era lograr una producción de un millón y medio de pollos mensuales con financiamiento del Banco de la Nación entregado a los productores. La compra de la producción estaba a cargo de un organismo gubernamental.
Pero los propósitos tan plausibles no estuvieron, aparentemente, acordes con las expectativas. A los pocos meses de implementado el plan se conocieron los primeros cuestionamientos y desajustes entre los sectores involucrados. Desde el cooperativismo reclamaban por la falta de pago de la producción en los términos acordados y por la demora en levantar los pollos terminados de las granjas. Una de las medidas adoptadas con el propósito de favorecer el valor agregado local fue la prohibición de sacar de la provincia los pollos vivos, pero esto provocó una sobreoferta que los frigoríficos locales eran incapaces de absorber.
Los productores testimoniaban su preocupación a través de entrevistas en la prensa, como Pablo Thea, del departamento Uruguay, que observaba la mala calidad de los alimentos y las dificultades para encarar las inversiones que les exigían  para mejorar  las instalaciones. Los productores Daniel y Victorio Boujón ponían el acento en las dificultades para conseguir pollitos bebé a través del plan. Otro avicultor, Julio Kachinisky, también cuestionaba la falta de cumplimento de los pagos en fecha y la calidad del alimento balanceado.
Desde las Ligas Agrarias Entrerrianas, el delegado  Orlando Lepratti también observaba como un obstáculo las exigencias de inversión que eran imposibles de cumplir para los pequeños productores. También era evidente que los hombres de campo eran remisos a tomar los créditos ofrecidos para ese fin ya que nadie los mencionaba en las entrevistas.
Sin dudas que la desconfianza del avicultor, la falta de experiencia y eficiencia por parte de los sectores involucrados y alguna que otra mano dada por los grupos de poder vinculados a las grandes empresas del sector fueron limando las posibilidades de éxito del plan. Finalmente, con tras el golpe de estado de 1976, el PIRNA se canceló definitivamente.

19/9/12

Historia del cooperativismo entrerriano: Cooperativa Saladeril


Por Ricardo César Bazán
Tec. Sup. en Cooperativismo

Cuenta la recopilación histórica de Concordia que la Cooperativa Saladeril se constituyó en el año 1923. La iniciativa fue de varios hacendados de la provincia de Entre Ríos a los cuales luego se plegaron muy pronto otros de Corrientes.
Cita la recopilación antes mencionada que “su fin primordial era industrializar los ganados de sus asociados y obtener con ello una mejor defensa de los precios de los animales, que hasta ese entonces estaban librados a arbitrios impropios, de entidades extrañas”.
El funcionamiento de la cooperativa sirvió para regularizar la salida de ganados de diversas categorías y clases.
Cooperativa Saladeril y Frigorífica Concordia S.A.L.
Al cumplirse los propósitos de sus fundadores se decidió la construcción del establecimiento propio, y de esta manera aumentar la capacidad industrial, llegando también a la elaboración del tasajo, la preparación de carnes conservas y aprovechar la totalidad de los subproductos.
La fábrica fue levantada a orillas del río Uruguay, entre los arroyos Yuquerí Grande y Chico, teniendo una capacidad para la industrialización de 1.200 animales diarios.
El primer presidente de lo que se llamó Cooperativa Saladeril y Frigorífica Argentina Concordia fue el  señor Benito Legern, quien dirigió sus destinos por varios años.
Cooperativa Saladeril y Frigorífica Argentina Concordia S.A.L.
Establecimiento de su propiedad, en construcción.
Octubre 1926
Menciona también la recopilación en la página 109 lo que fue un establecimiento anterior que se llamó El Saladero Grande, y que Don Eduardo Nebel había alquilado las instalaciones de aquel establecimiento a la recién constituida Cooperativa de Ganaderos, quienes llevaron allí sus faenas de haciendas durante varios años.
Debido a la buena marcha de la misma, fue necesaria una ampliación, por lo cual la Cooperativa de ganaderos se instaló en la zona del Yuquerí y fue la base del frigorífico de ese nombre.
El Saladero Grande al que la cooperativa alquiló sus instalaciones fue fundado por Don Hipólito Lesca, ciudadano de origen Vasco. Dicho saladero tuvo su época de apogeo entre los años 1904 y 1914. El cronista H.E. Aramburo del periódico “La Calle” afirmaba en una nota aparecida el 27 de septiembre de 1969 que El Saladero Grande había llegado a ser un verdadero emporio de trabajo y quizá el principal de la ciudad de Concordia.
Cooperativa Saladeril y Frigorífica Argentina Concordia S.A.L.
Octubre 1926
Las instalaciones del saladero se levantaban en el actual Barrio Nebel, estando compuesto el mismo por varios galpones de madera y techo de cinc y pisos de material.
 Continúa diciendo la publicación antes mencionada que  “Se supone que el edificio cubierto y cerrado correspondería a lo que fue la fábrica de extracto de carne, con instalaciones de calderas a vapor, independientes de las grandes calderas y las llamadas tinas de hierro, donde -con el vapor- se cocinaban los esqueletos de los animales.
Sobre el río, casi, se elevaba otro galpón, el que se conocía como “La Tonelería”, pues allí se armaban los cascos de roble que llegaban de Europa. El agua era extraída directamente del río, por medio del bombeo con una máquina de vapor, alimentada por las calderas principales.
El muelle de madera, al que llegaban los barcos y chatas para carga o descarga, se comunicaba directamente con la parte central del saladero por medio de una vía, con un desvío”.
A continuación cito datos estadísticos de la época, relacionada con la actividad mencionada en esta nota:

SALADEROS Y FÁBRICAS DE CONSERVA - PROVINCIA DE ENTRE RÍOS
Establecimientos                                      Localidad
Compañía “Liebigs” Ltda.                        Fábrica Colón
Establecimientos Argentinos Bovril Ltda.  Santa Elena
S.A. Pastoril e Industrial M. Freitas          Concordia
Sociedad Cooperativa Saladeril Argentina Concordia
Saladero Alzúa                                         Gualeguay
Saladero San José                                    Gualeguay
S. A. Abastecimiento Urbano Saladeril Frigorífico  Gualeguaychú

TASAJO ELABORADO Y EXPORTADO POR LOS SALADEROS DE LA PROVINCIA - AÑO 1925
Establecimientos                               Localidad     Kilos      Valor M$N.
S.A. Cooperativa Saladeril               Concordia 6.491.527   4.009.250.69
S.A. Pastoril Industrial “M. Freitas    Concordia   914.997       532.768.73
S.A. Abasto Urbano Salad. Frig.      Gchú.          711.552       451.625.05
S.A. Salad. S. José (E. Etchebarne) Gualeguay    121.074         35.213.02
Totales                                                             8.239.110   5.028.857.49
  
Fuentes:
Libro de Oro de Paraná (1826-1926) Archivo María Lourdes Cura.
Recopilación histórica de Concordia- Grafelco-Edic.

13/9/12

¿Dónde está López Jordán? (Parte II)


Por Jorge G. Villanova
El jordanismo, encarnación del federalismo más extremo, se encuentra espantado. Observa en los últimos años de Urquiza una renuncia a los postulados del partido Federal. Sacarlo del medio parece ser la única oportunidad para devolver a la provincia su lugar de preeminencia entre sus hermanas. Eso creen al menos.

"Vengo a tabear de nuevo con mi pueblo
pero de amores fuertes, no de chala:
vengo a pintar mi pena en una bala.

Hay hombres que se venden como anillos
y que le vienen como anillo al dedo
al unitario que pagó su credo.

Hay hombres que disparan cuando hay fuego
y están enfermos para la pelea
porque adentro ya tienen manea.

Hay un hombre en Montiel recién volteado:
lo manearon de aquí los setembrinos
cuando él durmió su corazón alzado.

Voy a tabear de nuevo con mi raza,
con mis amigos de tendón celoso,
con mi pueblo chasqueado, con mi casa.

Voy a calzar mi amor americano
como a un pozo de huesos insondables
donde nadie ha llegado con su mano.

Trotando voy hacia mi corazón.
Y le garanto, amigo, que esta tarde
medio toruno me dejó Pavón.

Voy a hablar con soldados montaraces,
con hombres de pereba y esos otros
con ojos negros como mangangases.

Dicen que el hombre les llovió del cielo,
que ya no asusta dicen los salvajes;
pero si él se vendió, yo no los pelo..." 1,

...dicen que borronea el poeta Fermín Chávez, ¿o es el mismo Ricardo López Jordán, que no entiende derrotas propias y ajenas cuando no son derrotas? O entiende que existe la derrota pero no es la de las armas, que es otra, mucho más profunda. Es la de un hombre, la de un partido, una provincia, o un país, o lo que es peor la de un proyecto que se escapa, que ya no será. Tal vez no entiende de los nuevos tiempos de campos llenos de vacas, ovejas y alambrados, de ferrocarriles y de mercancías británicas, del por qué ese progreso no lo incluye a él ni a sus pares. Ni por qué arrasarán a sangre y fuego las provincias internas, y por qué caerán sus amigos Peñaloza y Varela. Sí, sabe quiénes son ellos y sabe quién es él, y por eso no los pela.
Escribe Susana Cogno: "La historiografía y literatura liberal, para negarle al gaucho y al trabajador del presente la capacidad de enfrentar opositores políticos con plena conciencia de su destino como clase y componente de la Nación, crearon el mito romancesco de los gauchos tomándolos como personajes pintorescos, alejándolos de los compromisos y luchas por un proyecto de nación soberano contra las élites de la oligarquía. Así intentaron sacar del debate la marginación de la que son objeto por parte del proyecto unitario y liberal" 2.
Y entonces, si tomamos esta definición por cierta, caen todos. Desde Artigas, pasando por Ramírez, López, Quiroga, Peñaloza, Varela y, por supuesto, López Jordán. ¿Y quién era Ricardo López Jordán?: "Fue un luchador de la causa federal, un auténtico militante de esa causa. Y no era ningún ignorante, fue profesor en el Colegio Nacional de Concepción del Uruguay. En la parte militar, se conservan las actas de los exámenes" 3.
En la misma línea, Aníbal Vásquez agrega: "Él era el caudillo de la nueva causa; pero no el caudillo ramplón, grosero e inculto que presume la gente desaprensiva, sino aquel que había definido sus capacidades y aptitudes civilistas en la Cámara de Diputados de la Confederación, en la Presidencia de la Legislatura local, en la integración de las mesas examinadoras del Colegio Histórico del Uruguay, en el ejercicio interino y reiterado del gobierno de la provincia" 4.
Después de las insurrecciones, la cárcel y el exilio, "lo mataron en Buenos Aires, en la calle Esmeralda al 500, por un enviado de los hijos de Urquiza. El asesino llamado Aurelio Casa utilizó una infamia, diciendo que Jordán había matado a su padre, y al padre de Casa lo habían matado sus propios partidarios, por traidor" 5.
A principios de los años 90, durante el siglo pasado, el entonces presidente Carlos Menem, decidió repatriar los restos del brigadier Juan Manuel de Rosas como parte de una política de unidad nacional. Un tema que se presuponía espinoso. En verdad, salvo algunas pocas voces, nadie puso reparos.
Una de las consecuencias del hecho fue la instauración del método 'repatriemos a todos', que continuaron los corifeos de Menem. Así, Entre Ríos, con su gobernador Jorge Busti a la cabeza, decidió que ya era hora de que los restos de Ricardo López Jordán descansen en la provincia. Así se hizo, y el antiguo general -o lo que quedaba de él- fue a descansar al cementerio de Paraná. En realidad, el lugar correcto donde hubiera correspondido depositar sus restos, hubiera sido Concepción del Uruguay. Pero tal vez esto hubiera sido demasiado irritante para el sentimiento urquicista que aún se mantiene en La Histórica.

"EDICTO: El Gobierno del Pueblo de la Provincia de Entre Ríos y la Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires comunican a los familiares de quien en vida fuera el Gral. Ricardo López Jordán y a los titulares de la bóveda formada por los lotes 7/9, tablón 7, de la Sección 18, del cementerio de la Recoleta, donde se encuentran inhumados los restos de dicho prócer, que los mismos serán trasladados el día 21 de junio de 1990 a la Provincia de Entre Ríos. Le otorgan cinco (5) días corridos para formular las oposiciones del caso, de lo contrario se procederá a su traslado en la fecha indicada. 16/6/1990" (6).
Por supuesto, pasado el tiempo de los actos rimbombantes y especulativos, sucedió lo que debía suceder: los mismos que intentaron un acto hueco y vacío de contenido -no incluimos aquí a Fermín Chávez-, en pos de sus propios intereses políticos, le dieron el golpe de gracia al pensamiento legítimo y revolucionario del caudillo autonomista:

"López Jordán
Señor director: En la edición de La Nación del 12 de julio hemos podido leer la carta del único nieto con vida del caudillo entrerriano Ricardo López Jordán, el señor Jorge Eduardo López Jordán, y enterarnos de la voluntad de sus ancestros de dejar que sus restos descansen en Buenos Aires. Voluntad que evidentemente fue desoída por las autoridades entrerrianas.
¿Qué dirá López Jordán nieto si un día resolviera venir a Paraná para conocer la nueva morada de las cenizas de su ilustre abuelo? No la hallaría. Aquí ha pasado al anonimato.
Ninguna autoridad acompañó la cureña con los restos en el trayecto que va del palco de actos centrales hasta la necrópolis. Una vez allí, fue depositado en un mausoleo anónimo y finalmente trasladado al panteón de la familia Martínez de Forte, sin que se colocara en su exterior referencia alguna. Si no hay quien guíe a quienes desean visitar la tumba, es imposible hallarla. (...) Apagados los ecos del acto político en el que reiteraron discursos dos precandidatos de la interna entrerriana, el general López Jordán descansa anónimo... Y quizás olvidado en poco tiempo más".
Luis Egidio Jacobi, periodista, Yrigoyen 1213, Crespo, Entre Ríos 7.

Publicado originalmente en www.miercolesdigital.com.ar, acceso: 31 de Agosto de 2012

Citas y fuentes
1- Fermín Chávez, 'López Jordán regresa de Pavón', en Crisis Nº 25, Buenos Aires, Mayo 1975, Pág. 47.
2- Susana Cogno, 'Caudillos y montonera', Uno, Paraná, 9-9-2001.
3- Fermín Chávez, 'Hablando bien claro', Reportaje de Aníbal Vicentín en Análisis Nº 624, Paraná, 29-7-04, Pág. 28-9.
4- Aníbal Vásquez, 'Periódicos y periodistas de Entre Ríos', Dirección de Cultura de Entre Ríos, Paraná, 1970, Pág. 103.
5- Chávez, Hablando...
6- La Nación 16-6-90.
7- La Nación 29-7-1990.
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