15/4/14

Bicentenario entrerriano

Por Rubén Bourlot
(Publicado originalmente en la revista Orillas el 6/4/2014 -Diario La Calle, El Diario y 360 Semanario)
Este 2014 es el bicentenario de nuestra provincia que, para los que gustan de números redondos, aparentemente está pasando inadvertido. Y son tres fechas claves las que marcan este acontecimiento: 22 de febrero, 23 de abril y 10 de septiembre.
 Convenio que reconoce la autonomía de Entre Ríos
Tres década antes, a fines del siglo XVIII, Tomás de Rocamora sostuvo en su conocido informe al virrey Vértiz que “será la de Entre Ríos (...) la mejor Provincia de esta América”, dándole un nombre, y lo graficó en un mapa que dejó para la posteridad.
Las intenciones de Rocamora no prosperaron. Llegó a fundar tres de las cinco villas que se había propuesto, en tanto Paraná y el oeste entrerriano siguieron bajo jurisdicción del ejido del cabildo de Santa Fe. Recordemos que por esa época el Litoral estaba integrado a la intendencia de Buenos Aires. 
Recién en el año 14 del siguiente siglo se configura Entre Ríos como provincia a través de una sucesión de acontecimientos. El más conocido es el decreto del Director Supremo Gervasio Antonio de Posadas, firmado el 10 de setiembre de 1814, como consecuencia de la imposibilidad de Buenos Aires de aplastar la rebelión artiguista en el campo de batalla. Posadas propuso al Consejo de Estado separar de la gobernación intendencia de Buenos Aires a Entre Ríos y a Corrientes, erigiéndolas en dos gobernaciones-intendencias. El citado decreto fija las respectivas jurisdicciones, y en el caso de nuestra provincia, dispone que su capital sea Concepción del Uruguay. Los investigadores discrepan en este punto, tanto que hace unos años un artículo publicado por el diario Sucesos de Concepción del Uruguay reverdeció una polémica de décadas entre historiadores de Paraná y la Histórica.
Decreto de Posadas creando
la provincia
El artículo, debido a la pluma del periodista Aníbal Gallay, afirma que “en 1964 (…) muchos entrerrianos estaban esperando que se celebrara el 150 aniversario de la creación de la provincia. Sin embargo no se percibía nada. Mientras tanto los hermanos correntinos se preparaban para celebrarlo como correspondía. (…) El sesquicentenario pasó absolutamente desapercibido. No hubo actos de ninguna naturaleza. ¿Qué sucedía? Algo bastante simple: el asesor en materia histórica de la Gobernación era el prestigioso profesor Facundo Arce, uno de los más fervientes impugnadores del decreto de Posadas. Y Facundo Arce estableció que Entre Ríos no había sido creada el 10 de septiembre de 1814, de modo que en 1964 no había sesquicentenario que valga. Del lado uruguayense quien polemizó con Facundo Arce sobre esta cuestión fue el profesor Urquiza Almandoz, cruzándose una serie de publicaciones”. Días después, el propio Facundo Arce replicó estos argumentos reiterando su posición sostenida en la década de 1960. 
No obstante, sostenemos que el decreto del centralista Posadas no fue otra cosa que una medida tomada ante la presión del movimiento artiguista, que en los hechos había consagrado la autonomía de Entre Ríos.
En enero de 1814, producida la ruptura entre el directorio y Artigas, Posadas manda a Eduardo Kaunitz Barón de Holmberg con 400 soldados y artillería a Entre Ríos. Éste nombra comandante general de la provincia a Hilarión de la Quintana, que estaba en Concepción del Uruguay. La intención directorial era detener la influencia de Artigas, que como mancha de aceite se iba desplazando hacia el oeste de la región.
El 20 de febrero el comandante de la Villa de Paraná, teniente coronel Eusebio Hereñú reconoce a Artigas como Protector de los Pueblos Libres, desconociendo la dependencia del gobierno de Santa Fe y establece de hecho la autonomía de la provincia. Hereñú sustituye a Andrés Pazos por José Gregorio González como alcalde de primer voto del Cabildo de Paraná.

El Combate del Espinillo

El 22 de febrero de 1814 las fuerzas de Holmberg se encuentran con la férrea oposición de los artiguistas al mando de Otorgués y Hereñú, que lo derrotan en campos próximos al arroyo El Espinillo, cinco leguas al este de Paraná. En esta oportunidad también se hace flamear la bandera de la Liga Federal que hoy identifica a nuestra provincia.
Un mes después, el 23 de abril, Artigas suscribe con los enviados de Posadas, fray Mariano Amado y el comandante del Regimiento de Cívicos de Santa Fe Francisco Antonio Candioti, un convenio mediante el cual se declara “por si mismos independientes los pueblos de Entre Ríos desde la Bajada del Paraná y proclamando universalmente su protector el ciudadano jefe de los orientales José Artigas (…)”. En el artículo cuarto del acuerdo se advierte que “esta independencia no es un independencia nacional; por consecuencia ella no debe considerarse como bastante a separar de la gran masa a unos ni a otros pueblos, ni a mezclar diferencia alguna en los intereses generales de la revolución”.
Entre Ríos pasa a ser desde entonces uno de los Pueblos Libres de la Liga Federal artiguista hasta 1820, reconocida su autonomía como provincia o pueblo libre pero sin la facultad de autodeterminación. Lo que vendría después, como el citado decreto de Posadas, será la ratificación de este acuerdo, aunque amañado para desnaturalizar su verdadero sentido. No hay dudas que para nuestra provincia, el 23 de abril es la fecha fundacional, de la cual este año cumple su bicentenario.

Fuentes:
· Sucesos, C. del Uruguay, 14/10/79.
· Sucesos, edición dominical, C. del Uruguay, 21/10/79.
· Archivo Artigas, Tomo XIV, Montevideo, 1976.
· Registro Oficial de la República Argentina, T. 1, Bs. As, 1882

13/3/14

Cuando Francisco conoció a María


Por Rubén Bourlot
(Publicado originalmente en El Diario de Paraná)

La villa de la Purísima Concepción del Uruguay es un poblado desparramado que los vecinos insisten en llamar Arroyo de la China. Y a esa villa, casi en el ocaso de la segunda década del siglo XIX, llega ella, María o María Delfina, o La Delfina a secas según los historiadores. Poco es lo que los catedráticos pueden saber de esta legendaria mujer, porteña para algunos, portuguesa, lo más probable, para otros. Unas pocas líneas en un acta de defunción dan cuenta de ello. Lo demás es leyenda.
El otro protagonista, Francisco para los vecinos de la villa, para sus soldados; Pancho según los historiadores. El hijo de Tadea Jordán y José Ramírez. 
Un día cualquiera. El sol mañanero acaricia el rancho flamante que asoma su penacho pajizo entre los arbustos; uno de los tantos que salpican las chacras de la villa donde sobreviven las familias de refugiados orientales. Juan de Souza y su esposa Pilar llegaron al lugar tras la prolongada marcha para escapar de las contiendas entre imperiales y anarquistas, entre indios misioneros y fazendeiros, entre los ejércitos del barón de la Laguna y las montoneras de Artigas. Pero el fragor de la metralla los sigue como una sombra. De la frontera a Purificación, después Paysandú y finalmente el arroyo de la China.
Para los soldados de la división acantonada en las cercanías, no ha pasado desapercibida la retahíla de mujeres que habita la morada y suelen acercarse a fisgonear. Unas féminas ya entrando en la adolescencia y otras mayores excitan del apetito de los hombres. La prominencia de un embarazo avanzado certifica que más de una ha traspasado la frontera del ingenuo avistaje.
Temprano, a la mañana, el campamento se pone en movimiento. Algunos soldados terminan de ensillar sus cabalgaduras, otros recogen pertrechos y tiendas. Ha llegado la hora de marchar a otra patriada. 
Las vecinas revolotean por el campamento. Se despiden con promesas de retornos que nunca se han de cumplir; otras más pragmáticas, se disponen a seguir el derrotero de los dragones entrerrianos a la par de las veteranas cuarteleras que acompañan al ejército.
Francisco, montado en su azulejo, lo supervisa todo. Avanza a trotes cortos y escarceos. 
De pronto se ausenta para revisar la espesura que bordea el arroyo Vera - siempre es bueno ser prudente ante la posible presencia de vichadores -, cuando hace su aparición una bella adolescente. Ella está ahí, acercándose sobre el zaino de pelo lustroso que devuelve el reverbero de las olitas del arroyo, de las gotas de rocío posadas sobre las hojas de las cortaderas. Su pelo se agita libre, desflecado, entretejido con las hilachas de la brisa, humedecida por la bruma que mana del arroyo. Su mirada es indiscreta, atrevida, juguetona. Él la mira inquieto, con desconcierto. Las miradas se entrelazan. Miradas curiosas que se van enredando como ramales de fibra de caranday. La trenza se convierte en una soga que los va atando como cordón umbilical. Ella tira de la cuerda; él esquivo, incómodo, va cediendo de a poco, paso a paso como un niño que arriesga sus primero trancos, como un pichón que se balancea sobre la rama antes de experimentar el primer vuelo. 
- Eu finalmente ver um general se sua tropa - dice ella con voz pequeña y acento portugués.
- Comandante Francisco Ramírez - replica y su voz brota firme, imperativa, como si arengara la tropa. Pero en su interior algo comienza a derretirse, a derramarse ante esa presencia, ante esa circunstancia imprevista. Y después se sucede un aleteo, primero como una contraseña encubierta, insinuada, después despabilada, perceptible en el agitar de su pecho de soldado.
- No siempre un general está obligado a estar con su tropa - agrega y su voz suena menos rígida y más acorde a ese escenario redondo oculto por la ubérrima galería que forman guabiyúes, espinillos y seibos que crean un microclima hospitalario, acogedor y umbroso.
Ella se sienta sobre la montura, no como amazona sino como dama aunque no es dama. Siempre fue un “muchachito” que bellaqueaba con otros muchachitos de su aldea, mezclada con los gauderios. Así aprendió, de pequeña, las artes de la equitación. Pero se sienta como una dama y sonríe como una dama a ese hombre caballero vestido como caballero. El caballero vestido como caballero se siente seguro de sí aunque por dentro una tropilla avanza a galope tendido conmoviendo la pradera de su pecho. Y el corazón aletea de lo lindo bajo los pliegues del poncho rojo punzó, tan rojo como la pasión que comienza a nacer.
- ¿Francisco é o seu nome? – interroga ella.
- Ya me conocés, parece - dice él.
- ¡Claro! Desde a instalação do acampamento que está espionando. Eu moro no rancho Souza...
- Ni revoloteo que han armado las Souza entre la tropa...
- Eu não sou Souza. Eu vim com eles, quando o êxodo...
Y se van por el sendero que se abre entre espinillos aromosos. Ella sobre la montura de su potro. Él caminando, llevando a su azulejo de las bridas. Dos siluetas que abandonan la escena, se alejan y empequeñecen a la distancia. Sus voces se pierden entre la fronda, se funden con el murmullo matinal.
Después de aquel primer encuentro María vuelve a su rancho, con sus hermanas postizas, expectantes, ya enteradas de las buenas nuevas. Ningún secreto puede durar más que unas horas porque el correveidile es el entretenimiento más popular de esta época en el interior de las provincias, donde la nada es la mercadería más abundante y cualquier suceso que estremeciera apenas las alas de una mariposa se convierte en una noticia sensacional.
Aunque quisiera disimularlo, el leve rosicler que pugna por amanecer en los pómulos morenos de María delata su estado de ánimo.
Así habría comenzado todo entre Francisco y María. Lo de la tragedia de Arroyo se lo dejamos a los historiadores.

11/3/14

Los pieds noirs de La Paz

Por Rubén Bourlot
(Publicado originalmente en la revista Orillas)

Alguna vez hubo una colonia de pieds noirs (pies negros) en el departamento La Paz. Fue un emprendimiento de mediados de la década del 60, de cual quedan pocos rastros, salvo algunos apellidos diseminados en la ciudad cabecera del departamento. En la zona los mayores aún recuerdan a los francoargelinos que sin dudas conmovieron la calma del verano paceño de 1964.
La historia de esta inmigración está vinculada con la guerra de independencia de Argelia que se desarrolla entre 1956 y 1962. Una guerra que el gobierno francés no estaba convencido en librar pero fue impulsada por los descendientes de colonizadores franceses residentes en Argelia, precisamente los pieds noirs. Acabada la conflagración y acordada la independencia con la firma del tratado de Evian, los argelinos hostilizaron a los residentes franceses y los obligaron a abandonar el país, con tanta mala suerte para éstos que tampoco fueron aceptados en Francia. Eran unos verdaderos indeseables.
El presidente municipal de La Paz, Osvaldo Lamboglia (a la derecha) 
dialogando con los argelinos 
Mujeres y niños francoargelinos de paseo 
Un francoargelino cazando liebres
Así fue como el gobierno francés procuró ubicarlos en algún lugar en el mundo y surgió el acuerdo con la Argentina, de larga tradición en el cobijo de migrantes. El proyecto fue elaborado por el Consejo Agrario Nacional y preveía la formación de colonias de francoargelinos en Salta, Formosa, Entre Ríos y otros lugares. El grupo traía consigo un promedio de 30.000 dólares por familia en concepto de útiles de labor, adquiridos a través de un crédito pagadero en cinco años otorgado por el gobierno francés. Este a su vez proveería a lo largo de un año la suma de 13.000 pesos argentinos, también por familia, para gastos de mantenimiento. Los elementos antes citados incluían tractores, cosechadoras, pulverizadores, etc. Con ellos venía personal especializado en agronomía. Se consideraba este plan como una colonización modelo. 
La edición del diario La Nación del 22 de marzo de 1964 refleja con notas gráficas el asentamiento de los primeros colonos en un sitio cercano a La Paz, denominado El Saucecito - un predio de unas 21.000 hectáreas - que muestra a los argelinos en un campamento, realizando algunas tareas previas para preparar “el lugar donde se va a erigir la pequeña ciudad destinada a albergar a los colonos”.
Se estima que “llegaron ciento cincuenta familias de pieds noirs a Argentina, con un promedio de dos o tres niños por unidad familiar, lo cual representa un total aproximado de entre setecientas cincuenta y ochocientas personas. Los primeros arribaron hacia 1960 y siguen llegando, cada vez menos, hasta aproximadamente 1970”, cuenta Agustín Osvaldo Revelant Lamboglia.
Los funcionarios nacionales de la época destacaban que “la corriente migratoria hacia nuestro país se ve dificultada por Canadá quien presta importante asistencia a los colonos que incluyó la entrega de 400 granjas y viviendas”. Reinaba un optimismo que resultó, finalmente, exagerado. 
La experiencia comunitaria pronto fracasó porque los pieds noirs no lograban constituir una comunidad homogénea. Lo que los había unido al principio, era su condición de rechazados en Francia y una identidad de muy forzada de pieds noirs, mote que le habían adjudicado los árabes de Argelia. Y para completar este panorama sombrío hay que añadir la falta de experiencia de trabajo agrícola de los recién llegados, la mayoría empleados y funcionarios del gobierno colonial. Además, junto con estos grupos se infiltraron miembros de la OAS, una organización secreta terrorista que solía atentar contra los funcionarios franceses proclives a la independencia argelina.
Una crónica sobre los colonos que llegaron a Formosa pone de relieve que “ellos trajeron sus propios agrónomos, ante su desconocimiento del mundo de la producción rural, ya que nunca habían sido campesinos. Habían sido una suerte de señores coloniales”. No era como preconizaba el diario La Nación ya citado: “La tierra… Han vuelto a ella. En otra latitud, con otro marco, pero es el mismo y hondo y dulce sentimiento de la posesión fecunda el que los vincula a la tierra…”.
La mayoría se alejó de los lugares asignados e inició una reconversión para ejercer actividades comerciales en centros urbanos. Algunos apellidos resuenan aún en la comunidad de La Paz como recuerdo. Pero la mayoría de los vecinos no sale de su asombro cuando uno le pregunta por los pieds noirs.


Fuentes: Testimonios de Julio Blanche y Agustín Osvaldo Revelant Lamboglia. Diario La Nación, 22 de marzo de 1964. Los Hechos Políticos del Siglo XX, Ed. Hyspamérica, Vol. 8, 1982. Isabel Santi, Evocando la emigración a la Argentina de los franceses pieds noirs de Argelia, en http://alhim.revues.org/389: 16 septiembre 2013.

Imágenes tomadas del diario La Nación.

19/2/14

Historia del cooperativismo entrerriano: Sociedad Cooperativa La Clerical

Por Ricardo César Bazán (Tec. Sup. en Cooperativismo)

Cuenta el compendio de cooperativas de 1921 que la Cooperativa La Clerical “fue fundada en la ciudad de Paraná el 14 de Octubre de 1920 a las 10 Horas en el salón de actos públicos del Seminario Conciliar, por iniciativa del clero entrerriano con motivo de la semana social celebrada por el mismo, en la primera reunión se designo a monseñor doctor Abel Bazán y Bustos como presidente provisorio y como secretario al Pbro. José Dobler, los fundadores de “La Clerical” fueron lo mas destacado del clero y civiles de reconocida reputación intelectual , como así también modestos vecinos de Paraná, ellos eran: José Finocchi, Carlos A. Arigós, José Joannas, José Dobler, Abel Bazán y Bustos, Nicolás De Carlo, Juan R. Alvarez Prado, Damián Errecart, José Leonelli, José Eberlé, Pedro Blason, Francisco del Maso, Ramón Elgart, Francisco Pausich, Andrés Sabater, Pedro Alumni, Estanislao Tipek, José Amill, Ángel P. Armelín, Juan Schneider, Nicolás D. Ángelo, José Noctker, Jorge Schrolder, Pedro Weber, Camilo Vázquez, Ángel Taquela, Manuel Baños, Juan Vilar, Jorge Jacob, Juan Jacob, Pedro Tibiletti, Manuel Boedo, Bartolome Grella, José Spugnardi, Miguel de Goucci, Joaquín Fernández, Julián Martínez, Indalalecio Cuena, Juan Grigolato, Elías Roselló, Juan B. Monti, Pedro D. Tibeletti, Gaspar Schaab, Luis Izaguirre, Juan Kropp, Miguel Seib, Conrado Heit, Ignacio Heit y Jorge Schoenfeld.
Mons. Bazán y Bustos
Por Superior Decreto de fecha 17 de noviembre de 1920 fueron aprobados los estatutos, como se detalla a continuación y reconocida como persona jurídica.
Art. 1- Se constituye en Paraná la ‘Sociedad Cooperativa Limitada “La Clerical’, con duración de noventa y nueve años a partir de la aprobación de sus estatutos.
Art. 2- La Sociedad se propone: a) Fomentar entre sus socios la ayuda mutua y la defensa solidaria de sus intereses morales y materiales: b) Estimular el ahorro; c) Abaratar la vida: d) Proporcionar crédito a sus socios: e) Organizar entre dichos socios el seguro de vida y el vitalicio.
Art. 3- De conformidad con su carácter estrictamente mutualista la sociedad excluye de su actividad toda operación de especulación y lucro. 
Su primer Consejo Directivo estuvo constituido por las siguientes personas: Presidente, Pbro. Doctor José Finocchi; vice Presidente doctor Dobler; secretario Pbro. Francisco Pausich; tesorero Pbro. doctor José Spugnardi; Vocales: doctor Juan R. Álvarez Prado, Manuel Baños, Pbro. Juan Martínez.”
Edificio del ex Seminario
Junta de Vigilancia: Monseñor Nicolás de Carlo y doctor Carlos A. Arigós. Sindico, doctor Juan Vilar.
David M. Merener cita en una conferencia pronunciada en 1951 al referirse a las cooperativas formadas en Entre Ríos que se habían reunido en congreso la “Cooperativa Agrícola Israelita de Basavilbaso”con ”La Comuna” del Circulo Obrero y con “La Clerical”, a pesar de que no habiendo normas en ese entonces que las encausaran ni ley que determinara su forma de actuar, y que los principios de Rochdale no habían sido interpretados por igual, lo que se comprobaba con el análisis de sus estatutos y en la propia denominación que se daban.
El salón de actos públicos del Seminario donde se fundó la cooperativa, nos ilustra el Profesor de Historia Alberto Ferreyra Casco que es hoy el actual edificio ocupado por la Universidad Nacional de Entre Ríos ubicado en calle La Rioja y Urquiza.

Material Consultado:
Ofelia Sors, Paraná-Dos siglos y cuarto de su evolución urbana, 1730-1955.
David M. Merener-El movimiento cooperativo en Entre Ríos (1951)
Abel Bazán y Bustos-Correspondencia y Archivos Arzobispado de Paraná
Compendio-“Las Cooperativas de la Provincia de Entre Ríos”. (1921)
Libro de Oro de Paraná-Archivo María Lourde Cura.
Foto de Seminario y de Monseñor Abel Bazán y Bustos.

14/2/14

Los Scalabrini

Por Rubén Bourlot (publicado originalmente en la revista Orillas)

El apellido Scalabrini tiene fuertes vínculos con nuestra provincia. Un Scalabrini cruza los mares y se afinca en estas tierras en la segunda mitad del siglo XIX para buscar fósiles de mamíferos. El otro la visita cada tanto para medir tierras.
Pedro Scalabrini trae en sus alforjas italianas las ideas novedosas de la época en el continente europeo, el positivismo comteano. Pronto se hace un lugar en la comunidad intelectual de la provincia, se incorpora a las cátedras de la Escuela Normal de Paraná y se constituye en un pensador influyente.
Raúl, que es Scalabrini pero también Ortiz, se va a Buenos Aires para cursar estudios de agrimensura.
Pedro deja en Paraná su legado intelectual y una colección de fósiles que será el germen del museo de Ciencias Naturales de la Provincia, fundado junto a Juan Bautista Ambrosetti. Pedro escarba la tierra; Raúl la mide.
Casado con una paranaense, Ernestina Ortiz, Pedro se traslada a Corrientes para continuar su labor educativa. En la provincia taragüí nace Raúl, en 1898.
Al frente del Consejo General de Educación de Entre Ríos, Pedro promueve una reforma de los planes de estudio en las escuelas normales para que se le dé mayor cabida a las materias de historia y geografía argentina, instrucción cívica e idioma y literatura nacional. Todo un adelantado este Pedro. De esa madera brota Raúl.
Raúl, el agrimensor, pronto se vincula con la intelectualidad de Buenos Aires, donde se establece. Además de medir tierras - lo que le otorga el sustento económico - se dedica al periodismo, a la filosofía y a las letras. El premiado ensayo El hombre que está solo y espera, de 1931, constituye un éxito editorial que lo consagra en los principales círculos literarios de la metrópolis. Los diarios y revistas más importantes no ahorran espacio para comentar la producción intelectual de este prometedor prosista de Corrientes y Esmeralda.
La década del 30, la infame, despierta en Raúl otras preocupaciones: política, economía e historia. Participa de la revolución irigoyenista de 1933 que tiene repercusiones en nuestra provincia junto a Gregorio Pomar, Arturo Jauretche, los hermanos Kennedy y otros, lo que le vale su detención. En 1934 se casa con una paranaense de reconocida familia: Mercedes “Mecha” o “Memé” Comaleras, y debe hacerlo esposado y acompañado por la policía, antes de partir al exilio. De retorno de Europa empieza a descubrir la trama de la dependencia del país y el papel de Gran Bretaña en la economía nacional. Traba amistad con los hermanos Julio y Rodolfo Irazusta, entrerrianos, nacionalistas y fundadores del revisionismo de nuestra historia. Acompaña al grupo que en 1935 funda FORJA (Fuerza de Orientación Radical del la Joven Argentina). A partir de ahí comienza la saga de publicaciones donde analiza la situación del país desde un punto de vista original: Política Británica en el Río de la Plata, Los ferrocarriles, factor primordial de la independencia nacional, El petróleo argentino, entre otros varios trabajos. Cuando estalla la Segunda Guerra Europea, desde su modesto diario Reconquista sostiene la posición de neutralidad de la Argentina frente la apabullante propaganda pro intervencionista a favor de Inglaterra y sus aliados.
El Scalabrini que hurga en las raíces de nuestra dependencia diluye al escritor mimado de Buenos Aires y ornado por los oropeles de la crítica literaria de los grandes diarios. Arturo Jauretche dice que ahí se inicia “la conspiración del silencio” para el escritor y periodista.
Acompaña desde los primeros instantes la emergencia del peronismo junto al futuro gobernador de Entre Ríos, Héctor Maya. Ambos vienen de la militancia forjista. Nunca ocupa cargo público alguno no obstante su influencia intelectual dentro del nuevo proceso político al que define como “el subsuelo de la patria sublevada”. Desde el llano fogonea la recuperación de los ferrocarriles y publica en 1946 Los ferrocarriles deben ser del pueblo argentino; toda una definición. Se dice que a partir de esas posiciones nacionales, y fundamentalmente de su adhesión al peronismo se enemista con la familia Comaleras de Paraná.
Tras el golpe de 1955, escribe en la legendaria revista Qué donde sigue con su prédica indeclinable y en 1958 se encuentra al frente de la publicación auspiciada por el nuevo gobierno que encabeza Arturo Frondizi. A los pocos meses, cuando el gobierno suscribe los polémicos contratos petroleros, renuncia y deja constancia de su posición en un artículo titulado "Aplicar al petróleo la experiencia ferroviaria".
Fallece el 30 de mayo de 1939, triste y olvidado. Arturo Jauretche despide sus restos en el cementerio "…Tú sabes que somos vencedores…vencedores en esta conciencia definitiva que los argentinos han tomado de lo argentino. Por eso hemos venido, más que a despedirte, a decirte: ¡Gracias, Hermano!"


Fuentes:
Orsi, René, Jauretche y Scalabrini Ortiz, Ed. Peña Lillo, 1985

13/1/14

Los sombreros de Filomena

Por Rubén Bourlot (Publicado originalmente en Orillas)

Recuerdo a la abuela Filomena tejiendo trenzas de oro inclinada debajo de la galería. A lo lejos se escucha el bullicio de la gurisada y más allá el arrullo de las palomas entre el follaje de las casuarinas. En su cabeza también luce una larga trenza blanca envuelta en un rodete. La abuela Filomena cultiva un arte traído por los inmigrantes europeos desde las lejanas montañas de Suiza, el sudeste de Francia y de los valles piamonteses: la confección de sombreros de paja de trigo que se va trasmitiendo de generación en generación. Hoy este oficio es una actividad casi desparecida. Ya no tiene un fin utilitario. Se conserva como actividad en algunos reductos artesanales, revalorizada por el turismo creciente. La propia UNESCO reconoce la tejeduría en paja de trigo como expresión cultural a preservar. Asimismo en el Perú, en la localidad de Catacaos, el sombrero de paja, y los conocimientos y prácticas asociados al tejido del mismo, han sido declarados Patrimonio Cultural de la Nación. Todo un ejemplo para imitar en nuestras tierras para que el oficio no se pierda.
En el campo, hace ya décadas, es casi un mandato que en cada hogar una mujer se dedicara a tejer sombreros para toda la familia y para los vecinos. Sombreros para los hombres y la mujeres, pequeños y grandes. Las mujeres que trabajan, junto a los hombres, en las tareas de la cosecha usan esos enormes sombreros para proteger la piel de los rayos del sol. Junto con las polainas en las piernas, ayudan a conservar sea piel de nácar, estéticas de otros tiempos cuando todavía no reina ese bronceado extremo que obsesiona a los jóvenes y no tan jóvenes de hoy. 
Filomena, llegado noviembre, se encarga de recoger las gavillas de trigo en el momento justo antes que llegue al punto máximo de maduración evitando la quebradura de los tallos, para luego secarlas a la sombra. Después viene el remojo de las plantas en agua templada durante unas horas, o mejor durante toda la noche, colocando un peso encima para que no floten en la superficie, hasta que se vuelvan blandas y flexibles. Y con esa materia prima más paciencia y habilidad realiza largas trenzas que va enrollando hasta darle la forma al sombrero, fijadas con certeras puntadas. Y cuando ya el número de sombreros es suficiente, y agotada la materia prima, usa sus habilidades manuales en la elaboración de multicolores ramos de flores de papel como para no perder la práctica.

La hermanas Morel Vulliez tejiendo sombreros
Un testimonio, de mediados de la década del 1970, no informa de la actividad que llevan a cabo las hermanas Elva y Edelma Morel Vulliez en la colonia 1° de Mayo, departamento Colón, cuyo trabajo en paja de trigo merece la consideración de los más exigentes jurados en festivales y ferias artesanales de la provincia y del país. Son cuantiosos los premios que atesoran, como un 1° Premio en la Feria Artesanal de Rosario de 1971, 1º Premio en la Feria del Festival de Cosquín de 1970, tres primeros premios en Villaguay, 1º premio y distinción en la Feria del Paraná de Santa Fe, 1º Premio en la Feria de Artes populares Entrerrianas en la Paz, 1º Premio en Paso del Salado, Santa Fe y distinción del Fondo Nacional de las Artes. 
Comentan las hermanas Morel Vulliez que trabajan con hasta 25 tipos distintos de trenzas que van desde el número de tres hasta las 22 hebras. Con las doradas fibras elaboran todo tipo de sombreros y también capelinas, portalápices, pantallas, costureros y hasta ramos de flores. 
La conocida cumbia “Un sombrero ‘e paja”, del autor santafesino Chico Novarro y popularizada por los Wawancó y bailada hasta el cansancio en la década del 60 rinde homenaje a este accesorio.
Si a lo lejos vez venir un sobrero ‘e paja y se ve / la canoa llega y se ve a un hombre remando, / si a lo lejos vez venir una guayabera y se ve / la canoa llega y se ve a un hombre remando soy yo, / que con regalos vengo yo a visitar (…)
Y seguramente la abuela Filomena, más allá de las casuarinas, seguirá tejiendo sombreros de paja, para no perder la costumbre.



26/11/13

El hombre de la vacuna

Por Rubén Bourlot
Publicado originalmente en revista Orillas, 21/71/2013


Un notable hombre de ciencia es el doctor Scholein Rivenson nacido hacia 1918. Y es el inventor de una innovación en las vacunas para la fiebre aftosa.
En la década del 30 parte desde su Pastor Britos natal, esa pequeña localidad del departamento Gualeguaychú arrimada a la estación del ferrocarril que hoy agoniza, para estudiar veterinaria en la Universidad de Buenos Aires. Para realizar ese sueño de inmigrantes: mi hijo el doctor. Hijo de una familia originaria de Rusia con ascendencia judía que se afincan en Entre Ríos para ver realizados sus sueños proyectados en sus hijos.
En 1938 obtiene en ansiado título y logra su primer trabajo en una cooperativa agropecuaria de Bovril. Entre 1946 y 1950 se desempeña como veterinario regional del Ministerio de Agricultura y Ganadería. En lugar de refugiarse en la cómoda rutina de controlar pariciones prefiera enfrentar el riesgo de investigar cosas nuevas. A partir de 1950 inicia sus trabajos relacionados con la Fiebre Aftosa, al incorporarse al Instituto Nacional de Fiebre Aftosa, enfermedad que azota los rodeos vacunos de la época, y hasta no hace muchos años. En 1956 se incorpora al recién creado Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) donde propicia la creación del Centro de Investigaciones de Ciencias Veterinarias. 
Desde el nuevo centro de investigaciones continúa con el desarrollo de la nueva vacuna contra la enfermedad. Así diseña y pone a prueba la vacuna antiaftosa con coadyuvante oleoso que lleva su nombre. A diferencia de la versión anterior esta vacuna requiere menos frecuencias de aplicaciones y brinda protección a los terneros de madres vacunadas. Pero no se queda con eso sino que impulsa planes de lucha contra la enfermedad en distintas regiones del país que supervisa personalmente.
En 1976 inicia el plan piloto de vacunación con resultados notables. A partir de esta experiencia se generaliza la práctica en todo el país y finalmente, en 1997, con la aplicación de la vacuna oleosa polivalente, la Argentina es declarada “país libre de aftosa con vacunación”. Se pone fin a 120 años de sobresaltos por las amenazas de embargos a las carnes argentinas sospechadas de trasmitir la enfermedad. 
La trayectoria de Rivenson gana reconocimiento en distintos ámbitos, entre otros obtención de la medalla de oro otorgada por la Organización Internacional de Epizootias en 1988 "a quien ha producido avances importantes en Medicina Veterinaria".
Pero como no sólo de vacunas vive el hombre, Riverson, además de los dos centenares de informes científicos, escribe sus búsquedas filosóficas. En 2000 publica “La revolución lúcida: Misterio y despertar del hombre”, un ensayo donde “luego de varias décadas de intensas búsquedas, de agudas intuiciones, de hondas reflexiones e indagaciones, Rivenson ha expresado en esta obra su pensamiento cosmovisional, su credo filosófico implícito en la dimensión de la Sabiduría”, enuncia su prologuista. Sus preocupaciones éticas y filosóficas las hace conocer también en artículos y conferencias como la disertación sobre bioética en oportunidad de su incorporación como Académico de Número a la Academia Nacional de Agronomía y Veterinaria [en 1999] donde sostiene, entre otros asuntos, que “si bien las investigaciones del genoma humano son de gran ayuda, uno de los riesgos que entraña es la manipulación genética en la medida que no respete la vida del embrión humano. Esto plantea un profundísimo conflicto ético y moral. Por esta razón, es necesario legislar sobre las aplicaciones genéticas en base a los derechos humanos, las libertades fundamentales y la dignidad humana”.
Pero no todas son flores en la vida de este empecinado descendiente de gauchos judíos. En las postrimerías del siglo XX, ya anciano, predica casi en un desierto de audiencia para que las autoridades no se duerman en los laureles y no dejaran de vacunar. El logro de declarar el país libre de aftosa no implica abandonar la práctica. Ya anciano clama, olvidado por las nuevas generaciones y los gobiernos que mandan a los científicos a lavar los platos, por un magro reajuste de su jubilación. Fallece en 2001 a los 83 años. Aún la provincia que lo vio nacer está adeudando el justo homenaje, al menos post mortem.

29/9/13

Historia de la Cooperativa S.I.T.T.A.L

Por Tsc. Ricardo Cesar Bazán.
La siguiente transcripción pertenece al libro “Historia del Colectivo en Paraná- 1934-1986” de Don Alnidar Timoteo Bornissen (1), referida a la constitución de la cooperativa S.I.T.T.A.L. (Servicio Integral de Trabajo de Transporte Automotor Limitado).
                            
Hasta el 1° de Mayo de 1966, los colectiveros para hacer sus reparaciones, lavado y engrase y demás servicios a los colectivos, incluso guardería, andaban dispersos en diferentes talleres. Yo tenía un galpón en el cual cabían 20 colectivos. Este galpón lo fuimos haciendo poco a poco con ayuda de mi padre, con el cual éramos socios en los colectivos, en un terreno de 1400 metros cuadrados que compré en el año 1942 en $5000 con entrega de $2000 y 30 cuotas de $ 100 mensuales sin interés. Con mi padre teníamos 7 colectivos, los demás lugares los alquilaba a otros colectiveros que lo ocupaban para hacer reparaciones y para guardería. También tenía venta de combustible, lubricantes, y algunos repuestos.
En el año 1965, el Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos, organizó un viaje a Europa para Consejeros de las Cajas de Créditos, para que estos estudiaran los adelantos de las cooperativas de los países que visitaran. De la Caja de Créditos Paraná fueron Tranquilino Pereyra, Alberto Costa y Miguel Brunstein, que era secretario de la Caja de Créditos.
A Miguel Brunstein, A.T.A.P.E.R., le encomendó que también viera las innovaciones y forma de trabajo en el transporte automotor, algo serviría para bajar los costos de explotación.
Al volver, Miguel trajo la inquietud de que debíamos formar una cooperativa de servicios integrales para el mantenimiento de los colectivos. Esto fue bien recibido por los colectiveros, especialmente de las líneas N° 2 y N° 4, pero pasaba el tiempo y no teníamos la posibilidad de comprar o conseguir un local adecuado. Pasado ya casi un año tomé una decisión: ofrecí a los colectiveros mi local, con transferencia gratuita para el uso de todo lo instalado - surtidores, tambores y bombas de aceite, herramientas, gato para gomería, guinche para sacar motores, etc., cobrándole por alquiler del galpón $70 mensuales. El 30 de abril de 1966 el negocio era mío; el 1° de Mayo era de S.I.T.T.A.L. En este local S.I.T.T.A.L. estuvo hasta 1970, porque ya habíamos podido comprar un terreno en calle 3 de Febrero y hacer galpones con todas comodidades: lavado, engrase, mecánica, gomería, con las fosas necesarias y oficinas, y también provisión de repuestos o accesorios a los socios.

Debo aclarar que en S.I.T.T.A.L. están con todo lo necesario para reparaciones y guardería Transporte Mariano Moreno S.C. líneas N° 2, 7, 8, y Transporte Urquiza S.R.L. línea N° 4. Las demás empresas tienen sus comodidades en cada empresa.
La cooperativa tuvo un socio muy bueno, gran colaborador: la Empresa Central El Rápido S.A. que hacía el mantenimiento de sus ómnibus en la cooperativa, cargaban combustible, lubricantes, etc. y tenían una fosa para uso exclusivo de su mecánico. Esto fue hasta el año 1985 que se trasladaron a su local propio en calle Fray Mamerto Esquiú.
También se asociaron y ocupaban sus servicios las empresas de servicios interurbanas: El Tigre, E.T.A.C.E.R., El Entrerriano, Fioravanti y otras más. La Cooperativa tenía muchos asociados particulares que cargan combustibles, lubricantes, lavado, engrase, etc.
S.I.T.T.A.L. funcionaba muy bien hasta que algunas empresas, principalmente una constructora que firmaba las boletas y pagaba semanalmente, se atrasó. La empresa constructora quebró y le dejo una gran deuda a S.I.T.T.A.L.
Esto lo tuvimos que solucionar con un crédito otorgado por la Caja de Créditos Paraná a largo plazo y bajo interés.
En la entrevista que tuvimos con consejeros de la Caja citada, el presidente Sr. Krevisky dijo que una cooperativa no podía permitir que otra cooperativa fuera a remate. S.I.T.T.A.L. cumplió perfectamente con el pago de esta deuda.
El primer Consejo de Administración, fue formado con los siguientes socios: Presidente: Eduardo M. Sattler, Vice: José Jorge Lentini, Secretario: Miguel Brunstein, Pro-Secretario: Ermelio Ludi, Vocales: 1°. Jorge Ceparo, 2°.César Magnín, 3°. Antonio Grippaldi, 4°. Carlos Borrás, Síndico Titular: Alnidar T. Bornissen, Síndico Suplente: Federico Viola.
También fueron presidente: Antonio Novello, José Jorge Lentini y Alnidar T. Bornissen.
Los primeros empleados fueron: Emilio Magnín (encargado); Bartolomé Vignola, Miguel Clara, Valerio Pitavino (mecánicos); Abel Jorge Gianichini (lavador y engrasador); Corona (chapista gomero, pintor, electricista), y José Miguel Brunstein (administrador general).


(1)Don Alnidar Timoteo Bornissen nació un 22 de Agosto de 1913, en Colonia Celina, Distrito Tala, (Paraná Campaña).A los 21 años, el 15 de setiembre de 1934, iniciaron con su padre y hermanos la línea de colectivos de Plaza 1° de Mayo, Gazzano, Base Aérea y San Benito. Fue el primer presidente de la Caja de Crédito Paraná Coop. Ltda. (1962). Tuve la dicha de conocerlo personalmente en sus últimos días en la residencia para personas mayores en calle La Paz de la Ciudad de Paraná. Por ahí volvían a su memoria algunos recuerdos; me contó que una vez estando en la Caja de Créditos Paraná Coop. Ltda.  se acercó una empleada doméstica que tenía empeñada la máquina de coser en el Banco Municipal y tenía que pedir un préstamo para poder retirarla porque la usaba para trabajar, la señora era de escasos recursos por lo que le consultó al Gerente Osvaldo Gasparín y le preguntó si le otorgaban el crédito, lo que Gasparín le dijo que sí, Bornissen le dijo ¿y si no nos puede pagar?, a lo que Gasparín contestó: lo pagamos nosotros.

10/9/13

Volver a las chacras

Por Rubén Bourlot

La colonización agrícola iniciada a mediados del siglo XIX se lleva a cabo con inmigrantes europeos y en pocos casos con criollos. Ese proceso inmigratorio que se da principalmente en Santa Fe y Entre Ríos permite el acceso a la propiedad de la tierra en pequeñas concesiones que le posibilitan al productor vivir con su familia. Se constituyen establecimiento de tipo “granja mixta” donde se alterna con el cultivo de cereales, la cría de pequeños y grandes animales, el cultivo de una huerta, árboles frutales. Como consecuencia se produce un notable incremento de la población rural. Distinta es la situación de los inmigrantes de los aluviones posteriores – la inmigración golondrina que luego se afinca en la región pampeana – que se convierten en aparceros de los grandes terratenientes y su tarea se circunscribe exclusivamente en la producción de granos para la exportación. Esto desalienta la diversificación de cultivos y la implantación de árboles frutales y otro tipo de explotaciones agropecuarias puesto que el chacarero no es dueño de la tierra. Cada tanto, con la finalización de los contratos parte de las familias de aparceros se traslada a las grandes ciudades en busca de oportunidades (Rosario o Buenos Aires).
Esta situación provoca coyunturas de tensión con lo sucedido en la primera década del siglo XX con el Grito de Alcorta, cuando los chacareros se levantan en protesta por los precios de los alquileres y las condiciones de los mismos.
Otra etapa que marca cambios cualitativos en la producción rural es la sanción del Estatuto del peón de campo en 1944. Mejoraron las condiciones del trabajador rural con la garantía de un salario, pero también produce un cambio favorable en las explotaciones ya que los propietarios empleadores se ven obligados diversificar la actividad para aprovechar al peón mensualizado.
El despoblamiento del campo, fenómeno del siglo XX, se inicia precisamente por la falta de posibilidades de acceder a la tierra, por la subdivisión de las propiedades por la herencia, la falta de capital para ampliar los predios. Los hombres de campo se van trasladando a las ciudades, para trabajar en las fábricas y otras actividades urbanas Los propietarios prefieren vender la propiedad y probar suerte en las ciudades donde tienen acceso a una vida más confortable y mejores perspectivas a sus hijos: estudio por ejemplo. Pero muchos terminan sobreviviendo en barrios de emergencia.
Los planes de colonización van perdiendo impulso y los últimos con cierto grado de masividad se dan en la década del 60 pero sin demasiadas adecuaciones a los nuevos sistemas de producción.
Hoy, con los cambios en la tecnología, los nuevos requerimientos del mercado, los avances genéticos el campo se ha transformado en un espacio vital para muy pocos. Quienes carecen de capital venden o arriendan y se van a vivir a las ciudades. Los que explotan el campo tampoco viven en el lugar. Son propietarios o contratistas que tiene sus residencias en ciudades o barrios privados. Sólo algunos sectores productivos como la cadena avícola, con sus bemoles, garantiza la permanencia de la población rural, y en parte la actividad tambera. No obstante, la avicultura también va en camino a desplazar mano de obra con la creciente automatización de las instalaciones que busca una mayor rentabilidad sin atender a las necesidades sociales. Lo mismo puede suceder con los tambos y otras explotaciones.
La producción rural en la actualidad está “colonizada” por contratistas, pooles de siembra y empresas integradas, altamente concentradas, sostenida por capitales de los más diversos orígenes y muchas veces dudosos, que convierten la ruralidad en un extenso desierto verde. Falta por lo tanto la escala humana.
Es por ello que se necesita pensar, en una perspectiva de medio siglo hacia el futuro, o más y plantearse cambios de paradigmas. Los problemas actuales más acuciantes de la mayoría de los países son la urbanización cada vez más insalubre e inviable en materia de infraestructura,  el despoblamiento rural, la sobreexplotación del suelo con el consecuente agotamiento de su fertilidad, la saturación de tóxicos para combatir malezas y plagas, la destrucción del medio natural: bosques, ecosistemas, la desaparición de la biodiversidad, el reemplazo de especies naturales por organismos genéticamente modificados. La tecnología puesta al servicio del lucro de un cada vez más reducido grupo de actores no ofrece soluciones a las cuestiones planteadas. Los sistemas productivos a partir de la crianza intensiva de animales bajo el modelo de “fábricas” logran un incremento exponencial de la producción pero sacrifica la calidad natural del producto. Está probado que el bienestar del animal impacta positivamente sobre la calidad de los subproductos que se obtienen: los corrales de engorde (para los anglófonos feedlots), la avicultura en jaula y otras técnicas que mantienen a los animales encerrados, inmóviles y alimentados con dietas artificiales son la contracara de una producción amable con la naturaleza y por ende saludable. Por otra parte este tipo de instalaciones provocan un impacto contaminante en el entorno y reducen considerablemente la ocupación de mano de obra.
Hasta el momento la producción natural (orgánica), diversificada y rotativa es poco viable por la falta de capacitación, concientización,  y por los costos, según las reglas del mercantilismo actual. Se tiende a plantear discursos extremistas que niegan los avances tecnológicos, como son lo que llevan adelante determinadas organizaciones ambientalistas. Las experiencias utópica de aldeas tipo hippies no son viables ni económica ni socialmente. Pero por otro lado la tecnología, reiteramos, está puesta al servicio de un mercado deshumanizado. Y los centros de desarrollo, tanto privados como públicos, dirigen la investigación en ese sentido.

Volver…
Es hora de ir pensando en cambios de paradigmas. La tierra como los yacimientos de minerales, petróleo, el agua, los ríos y mares, y  el aire son recursos naturales cuya propiedad no debe tener el mismo tratamiento que la propiedad de un bien manufacturado por el hombre. La tierra es un recurso natural que no lo produjo la mano del hombre por lo tanto su ocupación o propiedad debe estar limitada a una función social. Este es el primer paso para llevar adelante reformas profundas que lleven a una nueva “colonización” rural. Si así lo pudieron hacer en el siglo XIX, no es utópico pensar en nuevas maneras de producción a escala humana, con el aporte de los adelantos tecnológicos a su servicio.
Se debiera plantear una distribución de los recursos, en este caso de las tierras, para reinstalar familias de productores en unidades de superficie de extensión razonable, que hagan sustentables las actividades. Para hacer posible estos cambios se necesita de la planificación de acciones desde el estado, y a largo plazo. Hay que prever planes de capacitación y adiestramiento a través de escuelas agrotécnicas, e INTA y otros organismos, una convocatoria amplia para la migración garantizándole a los interesados todas las posibilidades y las comodidades similares a las que gozan en las grandes ciudades: acceso a la comunicación, esparcimiento, fuentes de energía como electricidad y gas, posibilidades de capacitación y estudios. Con las nuevas tecnologías, las fronteras entre la ciudad y el campo tienden a desparecer.
Se podrían radicar familias, esa es la idea, en las parcelas o en centros de población adyacente a los campos, similares a las aldeas de los alemanes del Volga, que permitan concentrar servicios y facilitar la vida social. Esos lugares, además podrían ser centros de comercialización y de manufacturación de la producción, integrados al circuito comercial mediante una red caminera adecuada, inclusive redes ferroviarias.
También se necesitará cambiar los mecanismos para incorporar maquinaria y tecnología, ya que la inversión necesaria no podría ser soportada por los productores en forma individual. Es por ellos que se deben buscar alternativas asociativas, como las cooperativas, para adquirir la maquinaria y administrarla para uso común. Algo así lo pensaba hace medio siglo Bernardino Horne, cuando proyecta los contratos para la utilización comunitaria de tractores y otros implementos.
Otra cuestión a resolver con este nuevo sistema es la utilización de productos químicos para combatir plagas y maleza, inclusive para la fertilización. Hay que buscar alternativas de manejo incluyendo el control mecánico para evitar la contaminación con sustancias riesgosas y que como valor agregado, incorpore mano de obra. Un ejemplo puede servir para ilustrar. En la zona de colonia 1º de Mayo, un agricultor solía tener su chacra, que sembraba con lino o trigo, totalmente libre de malezas a través de su paciencia y precisión de cirujano para eliminarla manualmente. Tenía el hábito de recorrer diariamente el sembrado con una azada al hombro y con eso era suficiente. Si se aplica ese sistema a escala, con incorporación de trabajadores que realicen una tarea similar, se podría llevar adelante una agricultura mucho más limpia, diversificada y más independiente de las compañías monopólicas que producen químicos y patentan semillas modificadas genéticamente. El sistema no sólo serviría para los cultivos, sino para limpiar los campos de pastoreo y los de ganadería bajo monte. Pensemos en cientos de trabajadores ocupados en las tareas de las chacras mixtas bajo un régimen laboral de estabilidad para lo cual es necesario combatir los sistemas de contratistas y las falsas “cooperativas” de contratación de trabajadores golondrinas. Para ello desde el estado se debe proporcionar el acceso a la vivienda y al bienestar a estos trabajadores, inclusive contribuir a sostener el costo laboral para fomentar la contratación por parte del productor.

No pensamos en una colectivización al estilo stalinista ni nada semejante sino es la necesidad de ir pensando alternativas para un futuro no tan lejano, en donde se  considere al hombre como el verdadero destinatario de la riqueza que él mismo produce y la naturaleza como un recurso al servicio de la sociedad en su conjunto. Parafraseando a la canción “la tierra me la han prestado y tengo que devolverla…”
Para publicar en este blog enviar los artículos a bourlotruben@gmail.com. Son requisitos que traten sobre la temática de este espacio, con una extensión no mayor a 2500 caracteres y agregar los datos del autor. Se puede adjuntar una imagen en formato jpg.
---------------------------------------------------------------