Por Rubén Bourlot
Una larga amistad
salpicada con el buen humor del poeta supieron cultivar Luis Sadi Grosso y
Adolfo Argentino Golz. Y en el transcurso de esa amistad desgranaron
prolongadas charlas y algunas de ellas fueron reunidas de una serie de
artículos de Golz en periódicos de Paraná.
Luis Sadi (¿o Sadí?,
no se ponen de acuerdo) Grosso nació en Paraná el 10 de octubre de 1921 y falleció en su ciudad natal el 8 de enero de 2008. Entre ambas fechas fue madurando el “poeta, ensayista curioso
de la palabra, ocasional periodista, dibujante circunstancial y guitarrista
poco conocido…”, escribe Golz en una crónica. Cuando Hernán Pirro ocupó el
cargo de Director de Cultura de la Provincia, lo convocó para conformar el área
de letras de su dependencia y gracias a la gestión de Grosso se debe la
creación del Premio Fray Mocho, entre otras iniciativas. Autor de Odas ínfimas,
Recuerdo de Paraná, Las estatuas, Libro de Venus. En 1992 MC Ediciones publicó
sus obras completas y en 2000 dio a la luz A la sombra del espantapájaros.
La amistad entre
Grosso y Golz —vínculo que se extendió a lo largo de décadas— se inicia a
mediados de la década del 50, cuando éste último jugaba en las divisiones
inferiores del Club Patronato, las que dejó para pasar a la Reserva del Club
Universitario. “En este club, el capitán y recio zaguero de la primera era
precisamente Luis Sadi Grosso”, dice Golz.
En esa época, aparte
del deporte, Golz cursaba la secundaria en el Colegio Nacional y oficiaba de
cronista deportivo en El Diario. Un día descubre en las páginas del matutino
una poesía firmada por un tal Luis Grosso. Le costó convencerse de que era el
mismo Grosso al que los delanteros rivales temían cada vez que entraban al
área. De allí en más la relación se volcó a otras temáticas vinculadas con las
letras y la cultura.
Golz recuerda que “Grosso
fue un hacedor de amigos, conocedor de la bohemia de otro tiempo, de noches
muchas veces alargadas hasta el amanecer, que supo compartir su andar con otros
grandes de nuestras letras como Juan L. Ortiz, Luis Alberto Ruiz, Reynaldo Ros,
José María Díaz, Rubén Turi, para citar unos pocos nombres de una larga lista
de recordados escritores.
“En las tantas charlas
que compartimos, un día le preguntamos si había sido feliz y contestó con
aquella copla: Fui feliz como ninguno, / como se suele decir, / porque siempre
al dividir/ en el dos encontré el Uno.
Grosso (izquierda) y Golz |
“Y añadió: - Siempre
hice lo que quise, incluso lo que no debía hacer..."
El humor fue siempre
el condimento que matizó la convivencia amistosa de estos dos hombres, uno que
ya partió y el otro que gasta suelas por las calles de Paraná para dar su
testimonio. El humor que plasma en esas décimas gauchescas. “- Mire, patrón, me
parece / que hay hacienda entreverada, / además está aumentada / y alguna no
pertenece; / a eso, y a lo que crece / hace rato que no lo veo; / habrá que
curar yo creo, / y marcar y ver a ver / qué hay que arreglar o vender… / - Va a
haber que parar el rodeo”. El humor compartido junto al mate o en una
trasnochada de guitarras y vino. En una recopilación que Golz publica en El
Diario de Paraná cuenta que en una oportunidad “habíamos ido con Mingo Nanni,
el matrimonio Grosso y Susana Martínez Lacabe a tomar mate al Club Náutico, fue
cuando a esta última se le ocurrió tomarle una fotografía. Al ver con
posterioridad la copia, Grosso la observó y dijo:
—Mira lo que asemejo,
tras de ser fiero parezco un desayuno campero. — ¿Por qué?—preguntó Mingo
Nanni. —Claro, puro mate...”
—Fijate vos, no hay
nada mejor que hablar macanas para que te tomen en serio, solía decir Grosso.
Otra que cuenta Golz.
“Sonó la campanilla del teléfono en la casa de Grosso y él atendió,
produciéndose el siguiente diálogo:
— ¿Hablo con la casa del
Sr. Grosso?— preguntó una voz de mujer.
—Mí casa no habla,
habla Grosso— (Silencio del otro lado)
—Mire señor Grosso, me
comentaron que usted es medio poeta...
—Pero no se preocupe,
la mitad que resta es igual a todos los hombres— contestó el poeta, con tono
tranquilizador. La mujer colgó”
En otra oportunidad “un
grupo de jóvenes lo visitaron porque estaban trabajando en una monografía sobre
poesía entrerriana y en un determinado momento del diálogo le preguntaron:
— ¿Qué nos puede
contar de esa poetisa Di Grosso?
— ¿De quién?—preguntó
francamente intrigado.
—Una mujer que tiene
varios libros publicados. Se llama Luisa Di Grosso. Al recordar la anécdota,
Grosso comentó: -Te das cuenta, me cambiaron de sexo así nomás, sin bisturí”
Y otra humorada relatada
por Grosso a Golz que sin dudas despierta la hilaridad. Una docente de
Literatura decide que los alumnos deben tomar contacto con los autores y le
pide a los chicos que confeccionen breves biografías sobre escritores locales. Uno
de los estudiantes decide entrevistar al nuestro poeta y se produce el
siguiente diálogo telefónico:
—Hola, ¿Hablo con el
escritor Luis Sadi Grosso?
—Sí, con él habla.
—Ah, bueno. Le habla
Pablo. La profesora me dijo para mañana tenía que llevar los datos de un poeta
entrerriano y yo lo elegí a usted.
—Muy bien, ¿qué datos
necesitas?
— Es cortito. Le voy
preguntando, a ver... ¿Dónde y cuándo nació?
—En Paraná, el 19 de
octubre de 1921.
—Ahá. ¿Qué libros
escribió y cuántos son?
Con infinita
paciencia, Grosso le fue enumerando los títulos.
—Ya está. Listo. Y
ahora la última,
— ¿Dónde y cuándo
murió?
Fuentes: Entrevista con Adolfo Argentino Golz,
septiembre de 2013. El
Diario Paraná, 23 de diciembre de 1997, 1º de junio de 1999 y 6 de enero de
2009. Revista Ser, Nros. 9/10, C. del Uruguay, 1970.
*Publicado originalmente en la revista Orillas.