Por Rubén Bourlot
Alta figura, bigotes
abundantes, decir pausado. Don Jorge nació en Rosario y se hizo entrerriano por
el canto. La costa del Uruguay lo atrapó entre espinillos y ceibales. Pueblo
Liebig, Colón, Paysandú, Concepción del Uruguay, vieron crecer su pluma de
poeta y cronista. Periodista de alma, fue sembrando sus tribunas de papel “machacando
sobre el mismo clavo” como supo decir cuando insiste sobre temas que son sus
desvelos. La poesía impregnada de entrerrianía refleja sentires volcados en ríos
de tinta, y en el aire a través de su voz contundente: “claro, altivo y
vertical”. La poesía es su destino y un
retablo que es muestrario del paisaje de su provincia adoptiva.
Recuerdo su figura
patriarcal inclinada sobre la Rémington, dejando correr los dedos sobre el
teclado, escribiendo sus crónicas de un tirón, sin respiro ni tachas. Prosa
perfecta de un periodista de raza.
Cada tanto don Jorge
Enrique Martí nos sorprende con un nuevo vástago, una nueva cuenta engarzada
para engalanar el canto entrerriano.
Nació en Rosario en
1926, se hizo “fraternal” para estudiar en el Colegio del Uruguay, Luego
dirigió la prestigiosa Sociedad Educacionista La Fraternidad. La revista de los
internos, el Chécale, lo tuvo entre sus protagonistas. En Buenos Aires estudió
Filosofía y Letras. Trabó amistad con el ambiente literario capitalino, y con
Ricardo Rojas en particular. De vuelta a los pagos enterrianos publicó Panambí,
Antigua Luz, Entre Ríos y Canciones, Entrerriano por el Canto, Rapsodia
Entrerriana, Retablo, entre otros.
Recuerdo su figura
patriarcal al frente de nuevos proyectos, en la radio con Roberto Román, en la
redacción timoneando el semanario cultural Sucesos dominical, donde anidaban
las letras entrerrianas que cobraban vuelo agitando alas de papel.
Hoy Don Jorge nos deja
un flamante tesoro a descubrir entre las páginas de su Cancionero Colonense del
Siglo y Medio para glorificar a la ciudad que lo cobijó jubilosa.
De nuevo en su voz
resuena ese “Claro, altivo y vertical, /alto de nube y de cielo, / con esa
actitud de vuelo / del pájaro y del puñal, / libre por toda señal / y
entrerriano por el canto, / en mi guitarra levanto / los rumores provincianos /
porque me tiembla en las manos / la tierra que quiero tanto (…)”.