Por Ángel J. Harman©
Las agencias de noticias informaron que entre los días 6 y 7 de marzo del presente año, cerca de cuatro centenares de empresas argentinas concretaron negocios o avanzaron tratativas con pares de Angola, durante la Misión Comercial Multisectorial que encabezaron el canciller Timerman y el secretario Moreno. Asimismo, durante las reuniones entre representantes del INCAA con el Instituto Angolano de Cine, se sentaron bases para acuerdos de coproducción y ya se ha confirmado la realización de un día de homenaje al cine argentino en el Festival Internacional de Cine de Luanda. También se han llevado a cabo reuniones con distribuidores locales con la intensión de acercar nuestro cine a las salas angoleñas.
Estas noticias auspiciosas nos obligan a ampliar nuestros conocimientos –por cierto, escasos- sobre las culturas africanas y su aporte a nuestro patrimonio genético y cultural.
Un poco de historia
En nuestro caso, diversos grupos étnicos de origen angoleño fueron incorporados como esclavos durante la época colonial y primeros años poscoloniales. Este grupo de lengua bantú ya estaba presente en Buenos Aires desde el siglo XVII y ya en época independiente, hacia 1827, la “nación angola” tenía un sitio en la actual calle Independencia, en donde realizaban diversas actividades sociales, como los “tambos” o “tangos” y guardaban elementos religiosos y musicales.
Otros grupos angoleños presentes en Buenos Aires eran: los calumbu, los benguela, los lubolo(1).
El nombre de Banguela se adjudica a un pueblo, y también a una ciudad y una región de la costa de la ex colonia portuguesa de Angola, situada entre Loanda y Mozambique.
En Buenos Aires, los benguela o bangela, constituyeron una asociación en el año 1822 y solicitaron autorización para danzar en las calles de la ciudad, “comprometiéndose a no hacerlo en la Plaza de la Victoria ni en las cercanías de la Fortaleza”. Poseían dos sitios de reuniones: uno en la actual calle México y otro en la calle Chile.
Según ha escrito Néstor Ortiz Oderigo, en el candombe se practicaba un “toque” tamborístico denominado “benguela”, caracterizado por su tempo rápido, violento e impetuoso (2).
Por su parte, los lubolo eran originarios de la zona de influencia bantú del África (Angola y el Congo). En Buenos Aires se organizaron hacia el año 1826 en que fueron aprobados sus reglamentos y poseían un local en la actual calle Independencia.
Arte angoleño |
Si bien la música de los grupos bantúes se sustentaba en instrumentos de percusión, los lubolo se destacaban como grandes músicos, sobre todo en la ejecución de violines de dos cuerdas, y la marimba curva (3).
En nuestra ciudad
Es probable que algunos individuos de origen angoleño ya estuvieran presentes en la villa de Concepción del Uruguay desde los primeros tiempos de su fundación, aunque no se hacía la identificación étnica, sino que en las partidas de bautismo o de casamiento sólo se anotaba el origen “africano” o “negro”.
Luego, al levantarse el censo de la República de Entre Ríos en 1820, casi todos los africanos han sido anotados como nacidos en “Guinea”, término que los afro-lusitanos usaron como genérico de “negro” o de “esclavo”, y que designaba a los hombres nativos de todo el golfo de ese nombre, así como a muchos procedentes de otros lugares del continente africano.
Candombe, de Pedro Fígari |
Sólo en el Censo provincial ejecutado en 1849 se dejó asentado con un poco más de precisión el origen. Si bien en la mayoría de los casos sólo se identifico a individuos como nacidos en África, en otros, hemos podido identificar algunos originarios de Guinea, Congo, Mina, Banguela, Angola, Bobolo o Lubolo, y Mozambique. Entre los nativos de Angola figuraban: José Antonio Comonos, cabo de infantería, radicado en el primer cuartel de la ciudad.
De origen Lubolo o Bobolo: Pedro Mererero; de Banghela: María Alvin, que vivía en el primer cuartel con Lorenzo López; Pancho Artigas, “sembrador”, en el cuarto cuartel. En este cuartel, ubicado al sureste de la ciudad, partiendo a pocas cuadras de la Plaza General Ramírez hacia el riacho Itapé, estaban edificadas la mayoría de las viviendas habitadas por africanos y afrodescendientes.
Marimba |
Para esa época, -mediados del siglo XIX- quedaban pocas personas en la condición de esclavos; muchos en cambio, figuraban como “conchabados”, “sirvientes”, labradores, hortelanos, peones, jornaleros, lavanderas, y en menor número, costureras, cocineras, sombrereros, techadores, cortadores de maderas, curtidor, etcétera. Hay que destacar que había 36 hombres en las milicias, que estaban incorporados a los batallones “Urquiza” y “Entrerriano, entre otros.
Por lo general, estos descendientes de africanos se reunían los sábados en alguna casa ubicada a pocas cuadras de la plaza para celebrar los candombes, con gritos que eran acompañados por el toque de los tamboriles.
En la actualidad, sólo queda un tenue recuerdo de la presencia de africanos en nuestra ciudad. Sin embargo, nadie podría negar hoy la importancia social, económica y cultural que éstos significaron en la conformación de nuestras sociedades.
Tanto los aportes angoleños como los de otros grupos etno-culturales africanos deben ser estudiados y conocidos a través de los programas educativos provinciales. De ese modo, se ampliarán los lazos que nos deben unir con los países de África.
©2012
1 La denominación “angola” es genérica y se aplicaba a las diferentes naciones integradas por grupos etnoculturales pertenecientes a los bantúes. [Cfr. ORTÍZ ODERIGO, Néstor, “Orígenes etnoculturales de los negros argentinos”, en Revista Historia, Nº 7, setiembre - noviembre de 1982, p. 102
Otros grupos pertenecientes al tronco lingüístico bantú, eran: agunga, basundi, mayormbe o bayombe, a éstos de los conocía como mondongues o mondongos, , cabinda, loango, luanda, bombona o monbona (embona),los miunñanche, mozambique, muñanbani, munchagua, monyola o mongolo, moros, etc.
2 ORTÍZ ODERIGO, Néstor, “Orígenes etnoculturales de los negros argentinos”, en Revista Historia, Nº 7, setiembre - noviembre de 1982, p. 103
3 RODRÍGUEZ MOLAS, Ricardo, “Presencia de África Negra en la Argentina (Etnias, Religión y Esclavitud)”, en Desmemoria Re-vista de Historia, Nº 21/22, Buenos Aires, enero-junio de 1999, pp. 33-70