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30/8/10

Precisiones: ¿Cuándo comienza la Historia?

Por Rubén Bourlot
Es hora de establecer algunas precisiones sobre la terminología histórica que por convicciones, por convenciones o por simple comodidad se sigue utilizando pero que merecen revisiones. Una idea, que nos viene de la modernidad europea, está relacionada con la división de los tiempos históricos que intenta organizarlos en periodos a partir de un momento que se consigna como en inicio de la Historia. Pero ¿cuándo comienza la historia?, ¿con el homo sapiens?, de ninguna manera. La historia, dicen se inicia con la escritura, pero ¿Cuándo? Hace unos 6.000 años en Asia con el hallazgo de algunas tablillas con escritura cuneiforme. ¿Y lo anterior? Bueno, eso es prehistoria.
No nos creemos esto. Eso es un criterio muy acotado a la visión de algunos historiadores, a las limitaciones para rastrear la historia de la humanidad y descubrir que tal vez la escritura en muy anterior, solo que no hemos hallados los testimonios. Pero, además, por qué acotar a la escritura el concepto de ser histórico. ¿Acaso en hecho de carecer de escritura le quita la entidad de cultura histórica?
El hombre, como género humano, desde el momento que aparece como ser racional que transforma el entorno natural para satisfacer sus necesidades construye cultura, por lo tanto es un ser histórico. Dice Friedrich Behn: “La ciencia de los principios de la cultura es una disciplina histórica”.
Es decir que la prehistoria es la etapa que los historiadores no comprenden pero de ninguna manera, un tiempo determinado en la evolución de la humanidad. El autor citado sostiene que “el fin de la ciencia prehistórica es convertir la prehistoria en historia”.
Si hace unos 10.000 años o mas grupos trashumantes trotaban por las costas del Uruguay cazando y pescando con jabalinas y arpones, ya había historia en Entre Ríos. Dejemos la prehistoria para los tiempos de los dinosaurios.
Escribió Víctor Badano: “La cultura es inherente a la condición humana. No es posible concebir al hombre sin cultura, pues cuando ya aparece sobre la superficie de la tierra posee capacidad creadora”.

5/4/10

Nuestra Historia vista desde “allá”

Por Rubén Bourlot
Los nuevos contenidos establecidos para la materia Historia que se dictan en los secundarios para adultos en la provincia de Entre Ríos (Argentina) demuestran que en las últimas décadas nada ha pasado por la cabeza de los planificadores del Consejo de Educación. Las transformaciones curriculares de fines de la década del 80, que con sus errores supusieron un avance con respecto a los contenidos y metodologías vigentes, son ignoradas por los nuevos programas que retornan a la tradicional visión eurocéntrica de la Historia. Los tres años en que están compendiados los seis del nuevo secundario recorren la marcha de los acontecimientos históricos desde la antigüedad oriental: Egipto, Palestina, Persia, Etc. y avanzan por las culturas greco-romana, el medio evo europeo y la modernidad, hasta llegar a los tiempos contemporáneos. Todo observado desde algún mangrullo situado en las alturas de los Alpes o los Pirineos. Pareciera que el vetusto Grosso o el Astolfi, donde abrevaron la historia generaciones de argentinos, fueran a reeditarse. ¿Y donde se sitúa la América, nuestra América, en este contexto? Según los diseños curriculares la “visión del hombre y la construcción de la sociedad desde las distintas cosmovisiones históricas” ubican la historia de América como un apéndice, un mero episodio menor de la comedia histórica del denominado “Viejo mundo”. Sólo un agregado marginal. El “poblamiento” de América comienza con la llegada de los europeos. ¿Y antes qué? Estas tierras feraces serían un desierto como lo sostenían en el siglo XIX quienes pretendían apropiarse de las extensiones patagónicas. No se tiene en consideración que en nuestra América nacieron y se desarrollaron magníficas civilizaciones a lo largo 30 ó 40 mil años, y sin la ayuda de Europa. La etapa denominada “colonial” se estudiaría en el marco de “la construcción de los imperios ultramarinos”, según la nueva estructura curricular. Otra visión desde “allá”.
Tampoco se contempla el estudio de la historia local, las microhistorias que conservan la memoria de nuestra aldea y permiten comprender, desde lo inmediato y palpable, el mundo. Por qué no reflexionar acerca de los acontecimientos que a lo largo de dos siglos enriquecen la historia de nuestra Entre Ríos. Por qué dejar de lado a nuestros chanáes y charrúas que con su hidalguía nos podrían enseñar mucho más que los centuriones romanos. Pareciera que nuestros diseñadores curriculares no leen a hombres esclarecidos como José Martí que decía: “La historia de América, de los incas acá, ha de enseñarse al dedillo, aunque no se enseñe la de los arcontes de Grecia. Nuestra Grecia es preferible a la Grecia que no es nuestra. Nos es más necesaria. Injértese en nuestras repúblicas el mundo; pero el tronco ha de ser el de nuestras repúblicas. Y calle el pedante vencido; que no hay patria en que pueda tener el hombre más orgullo que en nuestras dolorosas repúblicas americanas”. Sin dudas la colonización pedagógica sigue calando hondo, y no sería excesivo plantear darnos un baño de Jauretche y Scalabrini Ortiz cada tanto para desaprender las enseñanzas de ultramar.
En los nuevos contenidos poco se habla de indios, pero quienes nos desempeñamos en la tarea concreta de enseñar, haciendo uso de nuestra libertad de cátedra, hablaremos de indios, conscientes que cuarenta siglos nos interpelan. Porque así también lo recomendaba el maestro Simón Rodríguez: “En lugar de pensar en medos, persas, en egipcios, ¡pensemos en los indios!”.

Publicado en El Diario, Paraná, 2/4/2010

11/8/08

El radioteatro en Entre Ríos

Por Rubén Bourlot

Hace más de 60 años, hacía su aparición el radioteatro, ese mundo de magia y fantasía que compartìa el dial de las radios argentinas en las décadas del 30 y del 40
Uno de los elementos básicos de la transmisión radial es el uso de la imaginación. De esta fuente inagotable sacaba su fuerza el radioteatro. En la provincia de Entre Ríos también los oyentes se reunían en familia, todos los días a la hora del almuerzo, o por las tardes, a la hora del mate, paralizando sus labores, y se pegaban al receptor para seguir las historias de sus personajes favoritos: el León de Francia, el gaucho Mate Cosido o la Rubia Mireya.

El 45. Llega la pasión.
Los tres centros emisores: LT 14, LT 15 y LT 11

Con la instalación de las radios locales a partir de 1945, comenzó un proceso de mayor acercamiento de las compañías con el público entrerriano que conocía el radioteatro a través de las radios de Buenos Aires, Rosario y del Uruguay. Al instalarse las primeras radios en la Provincia el género hizo pie mediante las compañías que provenían de Rosario y Buenos Aires para realizar temporadas en las emisoras locales como las que se formaron al calor del nuevo medio. Las representaciones teatrales de las obras se multiplicaron ocupando también otros espacios distintos a las salas de teatro y de cine.
En 1945, en Paraná y Concordia se inauguran LT 14 y LT 15 respectivamente, integrantes de la Primera Cadena Argentina de Broadcasting con cabecera en Radio Belgrano. Posteriormente, en 1951 nació LT11 de Concepción del Uruguay, integrando la Red de emisoras Splendid.
La radio de Paraná tempranamente incorporó el radioteatro como componente central de su programación. En 1945 se emitían Alma de piedra, auspiciada por sedería La Cumbre, Santa y Rumbos desconocidos de Luis M. Gran con el auspicio de tiendas La Pampa.
Entre los primeros directores de compañía locales se mencionan a José Luis Olivero y Martha Dorgan, esta última actriz y libretista. También se lo menciona como uno de los pioneros a Horacio Sosa, que fuera conductor de programas y director artístico de LT14. Sostiene Magistrelli que “el primer radioteatro que se hizo en Paraná, lo hicimos nosotros. Lo dirigía un señor Horacio Sosa. Hicimos tres o cuatro obras cuyo nombre no me acuerdo. Una era El boyerito de la cara sucia [la obra de Omar Aladio]. Después hicieron El León de Francia donde ahí yo no quise: hacía las cosas que me gustaban y las cosas que no me gustaban no las hacía [...].”
Cristina Elizalde (nombre artístico de Nélida Ester Scetta), una de las primeras locutoras de LT 14 era también actriz y directora de obras de radioteatro infantil que, según testimonia Adolfo Golz, escribía Arnaldo H. Cruz. Elizalde, como La tía Cristina, conducía la audición "Rincón de los niños" por LT 14 en donde se introducían las dramatizaciones actuadas por los niños. Una publicación de 1947 dice de Elizalde que "ha sabido ser una 'locutora' persuasiva y brillante, y a quién los avisadores han preferido más de una vez: ha sabido ser una 'animadora' de jerarquía, en cuya intervención se percibía fácilmente su contagiosa simpatía, la constante animación de su espíritu y el colorido de su presentación oral. Y ha sido también la 'actriz' inteligente y apasionada; la actriz de cuya plasticidad temperamental, sacaron partido, todos los libretos y todas las situaciones radioteatrales".
El elenco infantil de "Rincón de los niños" también representaba obras en los teatros, como se informa en la revista Guía de 1950. En la misma se anunciaba la presentación en el escenario del Teatro "3 de Febrero" del "poema escénico musical" Rosas en la nieve, de María Alicia Domínguez y Armando Schiuma, inspirado en la vida de Santa Teresita del Niño Jesús.
A fines de la década de 1950 actuó en la radio de Paraná la compañía de Domingo Gago, conocido por su personaje “El negrito Faustino”, creado por Audón López. En 1959 "La compañía juvenil de Domingo Gago" ponía en el aire, a través de LT 14, La pasión de Juan Moreira de Héctor Bates, con la actuación de "la estrellita Syrley Rivas" y un elenco compuesto por Marta Montero, Osvaldo Martínez, Rudy Margot, Héctor Guzmán, María Elisa Linares, Fernando Martín, José V. Navarro y José Luis Navarro. Gago con su compañía actuaba en radios de Rosario, LT 9 de Santa Fe y LV 2 de Córdoba.
LT 15 de Concordia también tuvo radioteatros en la década de 1940. Una revista de la época informa que en 1945 se irradiaba el radioteatro Evocación donde actuaba Olguita Cinto, precoz actriz de 7 años. Para 1947 llegó a Concordia la compañía de Tato de Serra, reconocido también en el ámbito del teatro y del cine nacional. Otro de los pioneros en Concordia fue Luis Solano (Luis Solano Quesada), actor de origen peruano que trabajó durante varias temporadas en la ciudad con una compañía formada por actores del teatro independiente local. El relator J. J. Portillo asegura que "la compañía más destacada de Concordia fue la de Luis Solano Quesada, un marino peruano muy anciano que formó una compañía de radioteatro en Concordia. Fue el pionero en nuestra ciudad. Muy poco conocido es este tema. Se radicó en Concordia - vivió en calle Rivadavia y Alberdi -, y él fue el primero que impuso el radioteatro con una compañía propia de Concordia". Luis Solano había integrado, en Buenos Aires, la compañía de Lola Membrives.
El radioteatro infantil estuvo presente en los primeros tiempos de la radio concordiense. En la década de 1950 se emitía Las aventuras del capitán Tabito, cuando dirigía la radio Rubén Aldao, que años después tendría una destacada labor en emisoras de Capital Federal. "Era un programa de ficción similar a La pandilla Marylín", dice Oscar Cisterna, uno de El primer elenco de radioteatro de LT 11 de Concepción del Uruguay se formó con un grupo de actores locales, y se denominó "El radioteatro del Hogar", dirigido por Teodoro Galotto. Dice una de las actrices que integró ese primer elenco, María Marclay, que cuando se fundó la emisora como filial de la Red Splendid, trasmitía, entre otros, el radioteatro de las diez de la noche con Oscar Casco e Hilda Bernard. Fue así que en la radio decidieron tener un elenco propio que estuvo conformado por la citada Marclay (con el seudónimo de Susana Durán), Adriana Galván (esposa del reconocido locutor de la radio Tito Bonus), María del Carmen Minatta, con el seudónimo de Mónica del Río, Cecilio "Coco" Martínez, Juan Carlos Naveira, Alberto Errecart con el nombre artístico Alberto Luque y la juvenil Iris Yunque, seudónimo de Mary Charriere. Los relatos estaban a cargo de Federico Lombardo, Rosalía Charriere y Celso Villanueva. Técnico operador era Oscar Lupis.
En 1950, José Olivero encabezaba el elenco de radioteatro de LT 14, acompañado por la primera actriz Margot Villar, que ponían en el aire radionovelas de Juan Carlos Chiappe; entre otras Y ella esperaba, Lucía, la Federala y Lisandro Fierro, el tropero en el horario de las 17. En la crónica que anunciaba esta última obra se la caracterizaba como “de hondo contenido dramático cuya acción transcurre en la época de Federales y Unitarios”. Otros actores que acompañaban a Olivero eran Elias Sbott, Marita Frutos, Guillermo Fonseca, Juanita Rey, Aldo Bregant y Celia Ocampo. Gladis Medina era la relatora, Manuel Fernández Avendaño estaba a cargo del sonomontaje y Aníbal Luis Gandino era el técnico en sonidos.
El relator de la compañía era el locutor de LT14 Aldo Bregant que también cosechaba los elogios de una crónica de la época por su actuación teatral en el escenario del Teatro 3 de Febrero. Bregant fue protagonista en la obra teatral La gloria de Yapeyú dirigida por Pablo Oscar Carniglia, representada durante la Semana Sanmartiniana en el Teatro obrero de la C.G.T. Luis Perriere agrega que el locutor y actor también trabajó en radio El Mundo de Buenos Aires y en medios de Mar del Plata.
Otra de las pioneras del género radioteatral en la radio de Paraná fue Martha Dorgan, actriz y libretista que irrumpió ante los micrófonos de la emisora en agosto de 1950 con un novedoso espacio denominado Sea usted hoy nuestro astro o estrella, que tenía por objetivo incorporar nuevos actores para el radioteatro. Los aficionados participaban actuando los libretos escritos especialmente por Dorgan, y acompañados por el actor Mariano Balcarce.
“En el mismo - dice la crónica -, se hallan cabida todos los aficionados al radioteatro que quieran demostrar sus condiciones, tocándole al público definir por votación, cuáles serán los triunfadores que pasarán a formar parte de la compañía que prepara la escritora Martha Dorgan (...).”
Así se formaban los actores que se sumaban al novedoso género local, además de los que provenían del teatro vocacional, como del ya mencionado y legendario grupo "Casacuberta", del circo criollo y también los actores improvisados a los que apelaban las compañías en casos de emergencia, como se informa en una revista de espectáculos: “Impedida de actuar la actriz Margot Villar en un capítulo de Lisandro Fierro, el tropero, fue reemplazada con singular acierto por una empleada de las oficinas de LT 14”.
En septiembre de 1950 se comenzó a irradiar la novela escrita y dirigida por Dorgan, El extraño secreto de una madre. Actuaban en la misma María Dorgan, Gladys Medina, Margot Villar, Luis Cenobbio, Clara Valdez, Luis Velazco, Alberto Rendo, Mario Gettó, Carlos del Mar, Arturo Castro Méndez, George Northscott, entre otros.
En la década de 1950 actuó en LT 14 la compañía de Felipe Santángelo, hermano de Héctor Santángelo, el fundador del grupo Casacuberta. Cuenta Manuela Tejedor (Manuca Montes o Santángelo en la vida artística):
“Nosotros empezamos a trabajar en Paraná en el año 53, con mi marido Raúl Santángelo y mi suegro Felipe Santángelo. Hicimos la obra Perdonar es divino. […] La compañía era nuestra; de mi suegro y de mi marido. Y traíamos gente de Rosario que nos ayudaba. Después hicimos Furia, por ejemplo. [...] Hicimos cuatro temporadas en Paraná, siempre con novelas distintas y elencos distintos. Con nosotros estuvo la señora Nélida de Mendoza que es autora, que ya falleció, y Adolfo Marzoratti que era el esposo de ella. Ellos eran gente de mucha experiencia en radio. Estuvieron en LT 14 y después vinieron acá [a Concepción del Uruguay] con nosotros”.
El galán y primer actor Luis Roberto Volpi, oriundo de Rosario, actuó con su compañía en LT 14 de Paraná y en LT 11 de Concepción del Uruguay.
En Paraná, en la década del 50, tenía en su elenco a destacadas figuras como Oscar Pizani, Rudy Margot, Osvaldo Bustinza, Silvio de Mendoza y Lucy Dantés (actriz y locutora rosarina de prolongada trayectoria).
Después se trasladó a Concepción del Uruguay con su compañía y fue quien inició el denominado radioteatro comercial con las respectivas giras. Según testimonia José Osvaldo Maffey, que debutó como actor con Roberto Volpi, la primera obra que realizó la compañia fue Pancho Ramírez, el Supremo Entrerriano que recreaba la vida del principal caudillo de la provincia. Volpi solía convocar concursos para incorporar actores, entre otros el citado Maffey. Marcelo
Los esposos Hugo Sigal y Mary Melo encabezaron una reconocida compañía radioteatral que actuó en LT 15 Radio Concordia. Oscar Bordaçahar, que hacía el papel de galán, precisa que luego de hacer el servicio militar "estaba aquí en Concordia la compañía de Hugo Sigal que era un director de radioteatro y pasé a integrar su elenco y trabajé con él. Tomó casi todo el elenco que era de don Luis Solano, del Club Ferrocarril. Hicimos El León de Francia que fue el éxito más resonante [...]”.
Luis Jullier, era santafesino oriundo de San Gerónimo que se convirtió en una de la figuras más convocantes del radioteatro paranaense. Pasaron por su elenco actores santafesinos y locales como Julia Vilmar, Daniel Torres, Linda Abasto, Carlos del Mar (seudónimo de Carlos Topino), Margot Villar y Juan Carlos Acosta que interpretaban, entre otras, la clásica radionovela inspirada en la vida de Juan Moreira, personificado por el propio Jullier. El relator de sus obras era Luis Perriere, locutor de LT 14. José Luis Navarro y sus hijos José Victorino (con el seudónimo de Victorio Blasutti) y Dora actuaron en varias obras, como la exitosa El negro Tom, adaptación de Roberto Albarracín, Mate Cosido, El León de Francia, El Diablo rojo, entre otras. Según testimonian Luis Perriere y José Victorino Navarro, Jullier también escribía sus propios libretos. "Yo lo tengo presente a Luis Jullier porque el venía todos los días con el capítulo recién hecho". Con su compañía, además de LT 14, actuó en radios de Santa Fe y Corrientes, donde se lo encuentra realizando El último gaucho, obra clásica del repertorio circense.
Raúl Jordán, nació como Raúl Santángelo, hijo de Felipe Santángelo y sobrino de Héctor, ambos vinculados al circo y al teatro. Raúl formó parte de los circos criollos, y presumiblemente nació en uno de ellos en Los Ralos, Tucumán. Entre otros estuvo en el Circo fundado por Ramón Tejedor y ahí conoció a su futura esposa, Manuela Tejedor, con quién unirá su destino en el radioteatro y el teatro después. Juntos compartieron las giras con la familia Tejedor por todo el país y comenzaron a incursionar en el radioteatro.
Cuando el matrimonio se retiró del circo en 1953, se trasladó a Paraná para integrarse a la compañía radioteatral de Felipe Santángelo que tenía en su elenco a Nélida de Mendoza. "Ella era autora - recalca Manuela Tejedor -, ella hizo Yo no tengo la culpa [...]. Después hicimos otras cómicas también de ella".
En 1959 el matrimonio Santángelo - Tejedor se trasladó a Paysandú para iniciarse con su propia compañía en CW 39 Radio La voz de Paysandú, donde pusieron al aire Soy Fortunato Corrales, el zonzo de Pastizales y la llevaron en gira por todos los pueblos cercanos. Poco tiempo después se radicaron en Concepción del Uruguay y se asociaron a la compañía de Volpi, para hacer entre otras obras, El Rubio Millán. Cuando Volpi se retiró de LT 11, Raúl Jordán formó su propia compañía para dar comienzo una prolongada etapa radioteatral. Jordán solía hacer tanto papeles de traidor como los humorísticos. Son recordados los personajes de la famosa serie Tijereta Vizcacha de Nélida de Mendoza, entre otras Soy Tijereta Vizcacha, el terror de las muchachas y Con Tijereta y el inglés la estancia anda al revés. Tanta fue la penetración que tuvieron estas obras que el actor se fundió con su personaje: "Tijereta Vizcacha". De alguna manera fue el heredero de Adolfo Marzoratti en el personaje.
El elenco de la compañía Rubén Grey e Iris Yunque - nombres artísticos de Oscar Troncoso y Mary Charriere, respectivamente - tuvo durante años a su cargo el radioteatro de las diez de la mañana. Actuaba como compañía estable de LT 11 de Concepción del Uruguay, con el entusiasta apoyo del director de la emisora, Jacobo Korach. Interpretaban las obras del característico radioteatro familiar para escuchar, ya que no se presentaba en los teatros. Se emitían creaciones de autores locales como Marisa Allende y Eugenia Orleguy y libretos que se solicitaban en Buenos Aires y Rosario. Por esa época el elenco estaba constituido por Laura Galván, la señora de Aguerre, actriz y cantante lírica, Coco Martínez, que obtuvo el premio Podestá, Esteban López que era un actor de carácter, Mónica del Río, Quela Trias y Delia Berocay.
"Delia Berocay, en Nazareno Cruz y el Lobo hacía la Lechiguana, y su alarido erizaba la piel. La gente esperaba el alarido de la Lechiguana", acota Mary Charriere.

Las giras: El contacto con el pueblo

Las actuaciones en vivo con la versión teatral de las obras fueron un capítulo aparte en la dinámica del radioteatro. El público acudía masivamente para ver a los protagonistas, de quienes conocía sólo sus voces, particularmente en los pueblos y colonias alejadas de la ciudad donde tenía su sede la emisora. Los vecinos de la radio, en tanto, contaban con la posibilidad de asistir a los estudios para presenciar las transmisiones, como en LT 14. Luis Perriere recuerda que el auditorio tenía capacidad para sesenta personas y se hacía una cola de varias cuadras para sacar las entradas.

“¡Cómo besa Rubén!”

Oscar Troncoso, conocido por su seudónimo de Rubén Grey, relata las giras que realizaba con la compañía de Raúl Jordán. “En esa época cuando la televisión no había hecho su entrada, ir a hacer afuera teatro comercial - llegabas a lugares donde no había escenarios - era todo un suceso. En una oportunidad llegamos a una colonia a las cinco de la tarde, pleno invierno, un frío terrible y no había nada. Un patio desolado, ¿qué hacemos acá? Empezamos a buscar y encontramos dos tirantes muy grandes y le digo a Raúl [Jordán] '¿y si los plantamos y ponemos el telón?', y se plantaron los dos postes y pusimos un telón... Esa noche hubo más o menos unas trescientas personas, no sé si no era colonia La Guachas... Entonces estábamos detrás del telón - nos vestíamos todos detrás y la gente sentadita - y Raúl Jordán golpeaba las manos y decía: 'Atención va a comenzar la función la compañía de...' y hacía toda la perorata. Empezaba la obra. Salíamos a escena. Supongamos que se desvanecía un actor o lo herían y caía y terminaba el acto y la gente aplaudía a rabiar, y entonces [el actor] se levantaba y se iba para atrás del telón. Después de muerto tomaba vida y se iba detrás del telón. Era todo ficticio. Era una imaginación... La gente aplaudía a rabiar.
“Hemos hecho funciones con diez o doce personas porque llovió, no pudieron venir, frío. Y... ¿qué hacemos? Bueno, vamos a dar la función.
“Se llevaba la fotografía de la compañía. Te la sacaban de las manos.
“En esos clubes había cantina. La gente venía de muy lejos y estaban hasta la madrugada y siempre alguna copita alguno se tomaba demás. En una oportunidad estábamos con Raúl Jordán y me dice 'Buscame cigarrillos, por favor'. Entonces fui a buscar cigarrillos, trajecito celeste - yo era el que le pegaba a mi madre en la obra -. Salgo por detrás del escenario y me voy a la cantina y le digo al cantinero: 'por favor dame dos Jockey Club' y siento una mano que me toma del cuello, prácticamente me levantó en el aire - yo era una gurrumina - y me dice: '¿Así que vos sos el que le pegás a tu madre?'. Menos mal que me lo sacaron de encima a ese señor. El hombre estaba posesionado. Creía que realmente yo le pegaba mi madre. Son cosas que uno la vivió. Las cuenta y dice: no, no puede ser.
“Otra cosa. Yo trabajaba en el banco, en ese entonces no tenía jerarquía, salía a hacer inspecciones. Llegaba a una casa a hacer una inspección diez menos cinco de la mañana. La señora me decía: 'por favor, haga el trabajo rápido que tengo que escuchar el radioteatro...' y era yo, me escuchaban a mí. En otra oportunidad llegué a una casa de familia y estaban todos reunidos y todos pendientes del radioteatro, y una mujer decía: '¡cómo besa Rubén!', y yo estaba al lado. Nadie sabía quién era yo”.

¡Gracias, Lagos!

En LT 11 de Concepción del Uruguay, el relator Raúl Lagos era todo un símbolo en la compañía de Jorge de Torres, que popularizó la frase "¡gracias, Lagos!" y aún se pronuncia como muletilla.
"Los relatores... un intérprete más - dice Mary Charriere -. Nosotros tenemos a Raúl Lagos, ese era el que estaba con Jordán que iba a los teatros y ayudaba, se metía en la compañía porque era un actor más... Los otros días iba uno en bicicleta y le dice a otro ‘¡gracias Lagos...!’. A mí me dio una cosa... Él es el que dijo ‘hay que correr las paredes’ y eso enardecía a la audiencia. Porque claro, iba a colonia Hughes, iba a Las Guachas... Imaginate, Las Guachas le ha quedado a la gente por el doble sentido: ‘esta noche nos vamos a Las Guachas”.

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Extractado de “El radioteatro en Entre Ríos”, de Rubén Bourlot, Ediciones del Clé, Paraná, febrero de 2007.
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