Firma
de Borges sobre la pared de un local de Paraná
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29/1/15
Borges en nuestros pagos
9/1/15
“Sin libertad nada sirve”. Entrevista a don Luis Perriere
23/12/14
El caballo y la reja
Publicado originalmente en Orillas
Tractor de vapor y caballos en la zona de Yeruá en 1910,
fotografía de Barcón Olesa
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14/12/14
Entrevista a la historiadora Celia Gladys López
18/11/14
Artigas y la escuelita de Paraná
El comandante Hereñú certifica
que la casa arrendada funcionó como escuela
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Firma de Francisca del Valle, propietaria de la vivienda |
Probable ubicación de la escuela, actuales calles Corrientes y Andrés Pazos |
12/10/14
El día del mestizaje
Placa existente en la Plaza de las Tres Culturas de México |
29/9/14
A dos décadas de la muerte de Abelardo Ramos
Jorge Abelardo Ramos en 1979, en una entrevista con Ricardo Rodríguez y Aníbal Gallay |
28/9/14
Pedro Aguer. Maestro, político y cooperativista
21/9/14
La dragona Montenegro ¡Para esto he venido!
Las
mujeres en la historia de Entre Ríos aun no tienen la visibilidad que se
merecen, en parte por los mismos motivos que se da en distintos ámbitos donde
el papel de la mujer estuvo y aún está relegado al ámbito privado, alejado de
los espacios de decisión. Pero si de manera fortuita emerge una figura
protagónica, el tiempo y el desinterés de los historiadores va borrando sus
huellas. Poco es lo que se sabe de personalidades como Tadea Jordán la madre de
los caudillos Ramírez y López Jordán, a pesar que no fue solamente una mujer
ama de casa. De la famosa Delfina, si bien no era entrerriana fue protagonista
de sucesos provincianos, casi nada se conoce. Otro caso es el de Juana
Montenegro, la Dragona, que estuvo en los entreveros cuando los porteños
pretendían meter una cuña en estas tierras cobijadas bajo el protectorado
artiguista. Es 1814 cuando el Directorio crea la provincia y manda gobernadores
intendentes, rechazados por los entrerrianos. Y la Dragona encuentra una fama
fugaz combatiendo del lado de los porteños.
El Paso de Belén
El 29 de septiembre de 1814, en el Paso de Belén, situado sobre el río Uruguay, en las cercanías de Mandisoví, se produce el enfrentamiento entre el caudillo artiguista José María Chirico o Chiribao y las fuerzas directoriales que respondían al gobernador intendente José Blas Pico.
Una
jugosa crónica de Manuel F.
Mantilla relata los pormenores del combate.1
Al rayar el día de una mañana, triste y lluviosa del mes de setiembre de 1814, hallóse campado a inmediaciones del Paso de Belén el Coronel José María Lorenzo con ciento veinte dragones, una pieza de a cuatro y treinta milicianos de Gualeguaychú a las órdenes del Comandante Samaniego.
Según la
crónica
los artiguistas ocupaban el pueblo de Mandisoví al mando de José Miguel
Chiribao haciendo de aquel punto el centro de sus operaciones (…)
El gobernador intendente de Entre Ríos, teniente coronel Blas José Pico,
marchó sobre ellos con toda la división de su comando, y tras una jornada
forzada ocupó el pueblo el 28 de setiembre de 1814. Los perturbadores del orden
lo habían abandonado al saber su aproximación, llevándose a todos los
habitantes, como las tropas de Artigas sabían hacerlo, a punta de lanza y a
filo de sable.
Las sospechas de Pico sobre la dirección de los anarquistas, eran vagas;
felizmente, capturó un espía de ellos y por él supo que se encontraban en el
Paso de Belén. Inmediatamente dispuso que el segundo jefe de la división,
teniente coronel José María Lorenzo, fuera a batirlos con ciento veinte
dragones, una pieza de a cuatro y treinta milicianos de Gualeguaychú
encabezados por el comandante Gregorio Samaniego.
La columna expedicionaria se había puesto en marcha la víspera al entrar
el sol y llevaba orden del Coronel José Blas Pico, Gobernador Intendente de
Entre Ríos, de batir en ese paraje a los artiguistas que al mando de José
Miguel Chiribao infestaban con cuadrillas y partidas de bandoleros parte del
territorio fronterizo a Corrientes, interceptando las comunicaciones de ambas
provincias.
En ella iba, acompañando a su esposo, un dragón, Juana Montenegro, una de esas mujeres que no abandonan a su prenda querida en las mayores rudezas de la vida, verdaderas heroínas del amor y ángeles de consuelo y de caridad a la vez en medio del fragor de los combates para cuantos caen derribados por el plomo. No compartía de las fatigas de su esposo en clase de soldado, como no lo hacían ni lo hacen sus iguales; era simplemente su ayuda para descargarle de todas las atenciones propias de su sexo. Pero, de varonil carácter, hacía siempre ostentación de un sable ceñido sobre la pollera, que nunca había desnudado pero que guardaba para los casos inesperados y extremos.
Silvia Razzetto de Broggi dice que Juana es la esposa de un soldado del Escuadrón de Dragones de Gualeguaychú.2
Al verla seguir la expedición – continua Mantilla-, cuando sus
compañeras quedaban en el pueblo, los soldados, siempre traviesos y pifiones
(sic), le hacían farsas y burlas. Ella no se ofendía: era corrida en jaranas
soldadescas:
— ¿A qué viene? ¡Qué feo va a disparar! La víctima será el marido,
que por defendería se hará matar.
Tales y parecidos flechazos recibía
y contestaba, diciendo de vez en cuando: — ¿A qué vengo? Ya verán. . . ya verán a lo
que vengo.
Durante la marcha llovió abundantemente, pero el agua no detuvo la operación. Escampó a las tres de la mañana, quedando siempre amenazante el tiempo.
A las cuatro se halló Lorenzo a cien pasos del lugar donde le decía el espía que se encontraba el enemigo: un monte espeso. Era oscuro todavía. Esperó que aclarase.
Con la primera claridad adelantó Samaniego con sus milicianos. No veía
enemigos. Para llamar la atención de ellos y conocer su paradero hizo disparar
unos tiros al penetrar en el bosque.
Los artiguistas, que estaban próximos, en número de más de doscientos armados de lanza, sable y fusil, cayeron sobre él y detrás de él salieron de su guarida, trabándose el combate en terreno limpio con todas las fuerzas de Lorenzo. Minutos después de producido el choque, cayó un fuerte aguacero que imposibilitó el uso de las armas de fuego, quedando en virtud de ello con superioridad los anarquistas, por su número.
— ¡Carabina a la espalda, sable en mano y a la carga!, fue entonces la
voz de mando que dio Lorenzo a su tropa, y se lanzó con ímpetu sobre el
enemigo.
Juana Montenegro desnudó también su sable, y, colocada al lado de su
esposo, se entreveró en la pelea, ágil, entusiasta y valiente como el dragón
mas renombrado del regimiento. Deshechos y derrotados los artiguistas, ella
siguió encarnizada la persecución a través del monte, donde quedaron girones de
su pollera, volviendo al campo de la acción de los últimos, con un fusil
arrancado personalmente a un enemigo y que entregó orgullosa a Lorenzo como
trofeo de su valor.
- Para esto vine - dijo en seguida con orgullosa altanería a los soldados,
que la aplaudían y vivaban.
El reconocimiento de Dragona
La actuación de la brava dragona no queda en el anonimato porque su jefe, el coronel Lorenzo, le trasmite al intruso gobernador sus hazañas: “al lado de su marido, atacó sable en mano peleando como un soldado y después de la acción presentó el fusil tomado al adversario”, y éste se dirige Supremo Director del Estado, Gervasio Antonio de Posadas, para dar
cuenta de la acción ganada a los de Artigas en el Paso de Belén por las tropas a su cargo, al mando del teniente coronel D. José María Lorenzo y la bizarría con que la mujer del Dragón, Juana Montenegro avanzó sable en mano como los soldados.3
Como corolario Posadas suscribe un decreto concediendo premios a los que intervinieron en el combate y reconociéndole a Montenegro condición de dragona:
a consecuencia del parte dado por el gobernador intendente interino de
Entre Ríos, don Blas José Pico en 29 de septiembre último sobre el triunfo de
las armas de la patria ganado en el mismo día en el paso de Belén, acordó el
supremo director del Estado con esta fecha lo que sigue.
«Apruébanse las providencias del gobernador intendente interino de Entre
Ríos: dénsele las gracias a nombre de la patria, igualmente que a los valientes
guerreros en la acción de las armas del paso de Belén: expídanse los despachos
de un grado inmediato a su clase al teniente coronel don Blas José Pico, y
oficiales que se distinguieron en aquélla, igualmente que el de teniente
coronel efectivo de ejército al graduado de la misma clase don José María
Lorenzo. Y en consideración al mérito que especialmente ha contraído Juana
Montenegro batiéndose con el enemigo con un esfuerzo superior a su sexo al lado
del soldado dragón su esposo, vengo desde luego en mandar que dicha Juana
Montenegro pase revista en el expresado regimiento desde el día del ataque, y
se le abone por toda su vida el haber de Dragón, dándosele especialmente las
gracias por su heroico valor. Hágase saber en cuadro esta suprema resolución y
publíquese en la Gaceta Ministerial para satisfacción de los interesados.»
Una rúbrica de su excelencia, Javier Viana, secretario.4
De ahí en
más la Dragona pasa a formar parte ese ejército de mujeres perdidas entre las
brumas del anonimato.
Referencias:
[1]
Mantilla, Manuel F., (1888), Narraciones, Buenos Aires, Imprenta Europea. También
está glosada por Elvira Reusmann de Battolla, (1910), en Páginas inmortales: el
libro de oro de la mujer americana: episodios, anécdotas, acciones históricas,
citado por P. Grenón S. J. compilador, (1931), Documentos históricos, T. 21,
Secc. Patriótica N° 4, Patriotas cordobesas, Córdoba, Archivo de Gobierno.
2 Broggi, Silvia Razzetto de, Juana Montenegro, en https://sites.google.com/site/gualepedia/grupo-iten-gualeguaychu/mujeres-de-gualeguaychu/juana-montenegro. Acceso: 1-9-2017.
3 Archivo Artigas, Tomo XVII, (1980), Campaña contra el gobierno de Buenos Aires, 1814 –1815, pp. 470/471.
4 Transcripto de: Gazeta Ministerial del Gobierno de Buenos-Ayres, (26 de octubre de 1814), núm. 127, pág. 671, en Biblioteca de Mayo, (1963), Tomo XIV, Pág. 12837.
Bibliografía
complementaria a la referenciada:
Sosa de Newton, Lily, (1980), Diccionario biográfico de
mujeres argentinas, 2ª Ed., Buenos Aires., Plus Ultra.
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