12/2/25

Liberalismo y banca estatal

Rubén I. Bourlot


En febrero de 1887 se instaló en Paraná la primera sucursal del Banco Hipotecario Nacional de la provincia.

Hoy, cuando está presente el debate acerca del papel del estado y en particular de su intervención en materia financiera, vale rescatar las dos iniciativas para consolidar la presencia del estado en la administración del crédito público y el señorío en la emisión de la moneda nacional. Fue justamente durante la gestión del presidente Julio Argentino Roca, hoy apropiado por ciertos sectores del liberalismo versión siglo XXI, quién impulsó la creación del banco hipotecario estatal y años después hizo lo propio el presidente Carlos Pellegrini con la creación del Banco de la Nación Argentina.

El Banco Hipotecario fue desde sus inicios (1886), el brazo financiero del Estado en materia de viviendas. Luego de algunos intentos por promover la actividad hipotecaria en nuestro país a partir de inversiones privadas, el gobierno insistió con la necesidad de crear una entidad bancaria destinada a la administración de préstamos para la compra de inmuebles. Es así como el proyecto fue sancionado el 14 de septiembre de 1886.

La institución sufrió los embates de la crisis financiera de 1890 pero salió airosa. En 1915, la cartera de Banco Hipotecario constituía el 19% de las inversiones en créditos reales colocados en el país, mientras que en 1925 ese porcentaje alcanzaba el 37%.

La reforma de la Carta Orgánica de 1919, estableció la posibilidad de otorgar créditos especiales para fomentar la colonización agrícola en lotes de no más de 200 hectáreas. Hacia 1930, el 50% de los inmuebles de la Argentina adquiridos con crédito habían sido financiados por Banco Hipotecario a través de sus cédulas.

La nueva crisis de 1929/1930, por la caída de las bolsas especulativas del mundo y el golpe que derrocó al presidente Hipólito Yrigoyen, afectó al banco pero para 1934 ya había retomado el sendero de crecimiento y la cotización de las cédulas hipotecarias se mantenían en alta, aún ante el estallido de la Segunda Guerra Europea.

Durante sesenta años la cédula hipotecaria argentina fue el instrumento que canalizó el ahorro los argentinos, tanto de altos ingresos como de sectores populares. A su vez permitió atraer los recursos necesarios para poblar el campo y edificar las cada vez más pobladas ciudades.

En nuestra provincia se formaron numerosas colonias agrícolas a partir de créditos otorgados por el banco. También es cierto que, como lo dijo Bernardino Horne (1937), “en los últimos años se subdividieron muchos campos por empresarios particulares, llamados colonizadores, que hacían su negocio comprando tierras y vendiéndolas con préstamos del Banco Hipotecario, el que de esta manera fomentó abiertamente la especulación”.

A lo largo de su historia, Banco Hipotecario hizo posible que más de 1,8 millones de familias argentinas accedan a su primera vivienda y a configurar la fisonomía de las principales ciudades del país.

El banco fue privatizado en la década de 1990 y hoy su principal accionista es la inmobiliaria IRSA fundada por Eduardo Elsztain.


El Banco de la Nación Argentina en Entre Ríos

Otra de las entidades financieras argentinas de bandera es el hoy denominado Banco Nación que aún resiste los embates de los buitres de las finanzas.

El 20 de enero de 1892 llegó a Entre Ríos el Banco de la Nación Argentina. En esa fecha se instaló la primera sucursal en Paraná, iniciando sus operaciones el 1º de febrero. En el mismo año se llevó a cabo una verdadera siembra de sucursales en Concordia, Gualeguay, Gualeguaychú, Nogoyá, Concepción del Uruguay, Rosario Tala, Colón, Diamante, Victoria, Villaguay y La Paz.

En 1914 inició sus operaciones la sucursal de Chajarí. En 1916 lo hicieron las sucursales de Basavilbaso, Lucas González, Urdinarrain y Ramírez. En 1918 comenzó sus actividades la sucursal de San José de Feliciano, en 1925 la de Federación, en 1926 San Salvador y María Grande.

El Banco de la Nación fue fundado 26 de octubre de 1891 por iniciativa del presidente Carlos Pellegrini, como un medio para resolver los embates de una devastadora crisis económica que afectaba, en especial, al sistema bancario existente en ese momento. La crisis de la deuda externa con el Reino Unido, que aún arrastraba los coletazos del préstamo fraudulento tomado a la banca Baring en 1825, las nuevas deudas en libras y la reducción de las reservas de oro que sustentaban al peso moneda nacional provocaron la crisis que fue una de las causas de la revolución de 1890 y la renuncia del presidente Miguel Juárez Celman.

El Banco Nacional, predecesor del Banco Nación, vendía oro que el público atesoraba. Mientras existieron reservas metálicas, el tipo de cambio pudo sostenerse y, hasta 1889, el Gobierno fue relativamente exitoso en su esfuerzo por mantener el valor del peso papel. Sin embargo, la intervención no fue suficiente: los particulares provocaron corridas en pos de conseguir oro a cambio de sus pesos. El peso terminó devaluándose un 200% y el Banco Nacional, como otros particulares, cerró sus puertas.

Tras asumir la presidencia Pellegrini resolvió crear la Caja de Conversión, entidad emisora de moneda, y el Banco de la Nación de capital enteramente estatal que en pocos años abarcó en su giro a toda la geografía nacional y se convirtió en el mayor banco comercial argentino.

El banco cumplió con un papel preponderante en la asistencia al sector rural, a tal punto que contribuyó a convertir a la Argentina en el “granero del mundo”. Con sucursales desparramadas en todo el territorio nacional llegaba directamente a los productores, y a los pequeños y medianos empresarios, como ningún otro banco privado lo había hecho.


El crédito estatal

La banca estatal argentina se fue constituyendo a lo largo de un proceso que se inició junto con la sanción de la Constitución Nacional en 1853. En ese año la Convención Constituyente sancionó el Estatuto para la Organización del Crédito Público, por iniciativa del ministro de Hacienda Mariano Fragueiro, que creó el Banco Nacional de la Confederación, entidad que no pudo sostenerse en el tiempo. Luego, hasta 1881, el sistema monetario y financiero argentino convivió con una multiplicidad de monedas emitidas por distintos bancos del país y extranjeros.

En 1881 se unificó la moneda, el peso nacional convertible al patrón oro que se mantuvo hasta 1885. Ante esta imposibilidad de sostener la convertibilidad continuaban circulando las que hoy llamaríamos cuasi-monedas, distintas al signo monetario nacional, emitidas por los bancos particulares que en 1887 se oficializaron como “bancos garantidos”.

En 1900 se reabrió la Caja de Conversión con pesos convertibles en oro, suspendida al estallar la Guerra europea en 1914. En 1927 retornó la convertibilidad que finalmente se abandonó en diciembre de 1929.

La crisis del sistema monetario como consecuencia de la coyuntura internacional y del interés británico que incorporar al país a la órbita de la libra impulsó la creación de un banco central tomando como modelo el Banco de Inglaterra. El entonces director del banco británico Otto Niemeyer impulsó su creación que finalmente se sancionó en 1935 con las modificaciones introducidas por el economista Raúl Presbich.

La institución era una entidad mixta con participación estatal y privada –principalmente bancos de origen británico-, que tenía entre sus funciones la exclusividad en la emisión de billetes y monedas y la regulación de la cantidad de crédito y dinero, así como la acumulación de las reservas internacionales, el control del sistema bancario y actuar como agente financiero del Estado. Se dotaba así a la autoridad monetaria de instrumentos para actuar como “prestamista de última instancia” y la adopción de políticas anticíclicas a fin de moderar las fluctuaciones económicas.

Sin embargo, la aplicación de políticas monetarias seguía estando condicionada por las preferencias e intereses de inversiones extranjeras -predominantemente británicas- que querían enviar sus ganancias al exterior y evitar devaluaciones de la moneda nacional.

Durante el peronismo (a partir de 1946) se dispuso la nacionalización del Banco Central y se creó el Sistema Bancario Oficial, cuya estructura la integraban también el Banco de la Nación, el Banco de Crédito Industrial y el Banco Hipotecario.

En 1949 el Banco Central pasó a depender del Ministerio de Finanzas de la Nación profundizando la política de orientación del crédito hacia la producción en actividades de importancia para el desarrollo del país.

9/2/25

Fiesta del Mate: masividad con poco sabor a mate

Rubén I. Bourlot


Pasó la Fiesta Nacional de Mate, un acontecimiento que se inició humildemente por iniciativa de Luis “Pacha” Rodríguez y su centro Solidaridad. Una acción privada que luego hizo suya la municipalidad de Paraná. Hoy es una de las dos fiestas que identifican a la ciudad junto con la Fiesta de disfraces, esta última privada.

La masividad de la convocatoria es un indicio de su vigencia y un incentivo para continuar trabajando para consolidarla y promoverla a nivel regional.

La alta temperatura, incluso al aire libre y a la vera del Paraná, no fueron obstáculos para la convocatoria. La gente se la aguantó estoicamente. Es espectáculo valió el esfuerzo. Tanto los artistas contratados como los que surgieron de los pre mate ofrecieron un espectáculo de calidad. Salvo algunas inconvenientes de personas que descompensaron las jornadas transcurrieron sin ningún incidente. Reinó la armonía y el espíritu de fiesta.

Ahora vienen los detalles donde hay que seguir machacando (machacando sobre el mismo clavo como solía decir nuestro poeta Jorge Enrique Martí).

En primer lugar, en los aspectos organizativos, lo que se señaló con insistencia en distintos medios fue el cambio de orientación del escenario que en la últimas ediciones apuntaba a las barrancas, de espaldas al río. No conocemos el motivo real pero con esa disposición parte del público “barranquero” tenía que conformarse con una visión sesgada o prácticamente conformarse con escuchar sin ver a los artistas. El amontonamiento sobre el sector de barrancas desde donde se podía observar el escenario sumada la alta temperatura nos muestra el desacierto de esa medida. A esto se agrega que el escenario apuntaba a un sector que a pocos metros se encontraba obstruido por arboledas y construcciones que impedía se ubicara en ese sector salvo quiénes pagaban la ubicación preferencial y un pequeño sector gratuito.

A estas cuestiones organizativas señalemos la “invisibilidad” de los puestos de hidratación tan importantes en una convocatoria masiva. Se insistía en que se debía consultar mediante un código QR el plano para localizar los puestos de hidratación cuando la señal de internet (no solo wifi) era inexistente. Se podían haber colocado carteles o banderas para señalarlos. Lo mismo para localizar los baños químicos situados más allá de la plaza De las Provincias.

Resulta llamativo que con medio siglo de vigencia no se haya provechado la experiencia acumulada para una mejor organización.

Otro tópico fue la grilla artística que significó una importante inversión. En primer lugar debemos señalar que la Fiesta de Mate se caracterizó como un encuentro que promovía el folklore en un sentido amplio como lo es el mate. Y el folklore estuvo muy acotado tanto en las principales figuras contratadas, salvo Luciano Pereira, como los ganadores del pre mate. Capítulo aparte son los grupos de baile folklórico que no pudieron lucirse en un escenario tan lejano a la visión de la mayoría del público. El objeto de un festival gratuito, promovido por el estado, no debe ser juntar mucha gente sino promover la cultura nacional rescatando sus raíces. Para eso deben ser las política culturales.

Por otra parte la presencia de artistas locales y regionales estuvo limitada a los seleccionados del pre mate. El resto de los contratados, los más onerosos, eran de fuera de Entre Ríos. La oportunidad de invertir los dineros públicos, del contribuyente de la ciudad, para promover a nuestros artistas, que lo tenemos en abundancia y de excelente calidad, se perdió.

3/2/25

En el Centenario de la batalla de Caseros

Rubén I. Bourlot


Con un despliegue de actos se conmemoró en la provincia el centenario de la batalla de Caseros que el 3 de febrero de 1852 enfrentó a los ejércitos aliados al mando de gobernador entrerriano Justo José de Urquiza y las fuerzas del gobernador bonaerense Juan Manuel de Rosas. Recordamos que desde el 1 de mayo de 1851 Rosas ya no era el encargado de las relaciones exteriores de la provincia tras el decreto suscrito por Urquiza que lo relevaba de esas funciones, conocido como el Pronunciamiento. Este hecho marcó el final de la hegemonía rosista y abrió el camino para la convocatoria a la convención constituyente de 1853.

El mismo 3 de febrero de 1852, desde el campo de batalla de Caseros, Urquiza se dirigía al gobernador delegado Antonio Crespo para informarle del triunfo:

“Querido amigo: Después de un reñido y acalorado combate entre las fuerzas del Ejército aliado y los esclavos del Tirano Juan M. de Rosas han obtenido aquellas una victoria espléndida, y soy dueño en estos momentos de todo el campo de batalla. Todo el ejército del Tirano ha sido derrotado, y las legiones libertadoras marchan ya sin obstáculos a la capital de Buenos Aires. ¡Eterno loor a los valientes que me han acompañado en esta jornada gloriosa! ¡Salud y parabienes a todos los amigos de la libertad!”


Los combates del centenario

Cien años después, en las ediciones de enero y febrero de EL DIARIO se difundían las actividades programadas en todo el país, y en particular en Entre Ríos, para conmemorar el 3 de febrero, organizadas por distintas instituciones. El diario ponía el acento en la escasa adhesión a la conmemoración de los gobiernos nacional y provincial, inclusive de las universidades que “están calladas (…) y las autoridades escolares en todo el país no ha expresado su opinión acerca de la fiesta centenaria.”

La Junta Argentina “Justo José de Urquiza” de Concepción del Uruguay había emitido un duro comunicado en donde hacía público los obstáculos que había puesto el gobierno de la provincia para las demostraciones públicas e invitaba a la población a embanderar los edificios públicos. Firmaban el mismo Lucrecia Campos Urquiza, Emerio E. Tenreyro Anaya, Delio Panizza, Ernesto E. Maxit, Lorenzo E. Gaggino, Juan Hugo Eyhartz y Pedro E. Etcheverry, entre otros.

En tanto la Asociación Mariano Moreno de Paraná llevó a cabo un acto en el monumento a Urquiza junto al Círculo de Exalumnos del Colegio del Uruguay. También hubo una concentración de maestros provinciales al pie del mismo. El Ateneo de EL DIARIO organizó un acto en su sede que cerró con un discurso a cargo de Jorge Ferreira Bertozzi.

El Club Social por su parte procedió al descubrimiento de un óleo de Urquiza, obra del pintor Alejandro Márquez, con la presencia de Leandro Ruiz Moreno que pronunció una conferencia denominada “Breve semblanza-destrucción de cargos”. Los miembros del Centro de Estudiantes de Derecho de la Universidad Nacional del Litoral estuvieron presentes en las conmemoraciones los días 2 y 3 de febrero con una marcha en “peregrinación patriótica” al Palacio San José y a Concepción del Uruguay para participar de los actos organizados por la Junta Argentina “Justo José de Urquiza”. Y en un comunicado acotaban que la movilización tenía también como objetivo la “resistencia a la reivindicación del rosismo y a la repatriación de los restos del tirano”.


Rosas y Perón

Como se observa, el lenguaje confrontativo utilizado por Urquiza al informar el resultado de la batalla, y que era natural para ese momento, se mantenía vigente un siglo después. Los ecos de la artillería de Caseros seguían resonando.

Las disputas por las celebraciones tenían un fuerte contenido político partidario que ya se habían expresado con motivo de la reforma constitucional de 1949. Así un autor escribe que “en febrero de 1952, al celebrar el centenario de la Batalla de Caseros –una efemérides extendida por todo el antiperonismo para sostener la velada comparación entre Rosas y Perón–, el radicalismo porteño, en su vertiente aliada a la Unión Democrática, afirmaba: ‘A los cien años de Caseros, el estado de guerra imperante impide la existencia de la prensa, del Congreso y se perfila en la sanción reciente de una Constitución estadual corporativa –la de la nueva provincia de Chaco– su proyección a la vida política argentina’” (Pablo Pizzorno, Sobre antiperonismo y radicalización política: la oposición al estado de guerra interno (1951-1955).

El contrapunto entre los organizadores de los actos y el gobierno de la provincia se observa en las comunicaciones intercambiadas. En este caso la Junta “Justo José de Urquiza” dio a conocer un comunicado que cuestionaba la autorización dada por las autoridades que encuadraba los actos “en el horario establecido para los que realice la subcomisión departamental”, es decir los oficiales organizados por el gobierno. El acto central de la provincia se llevó a cabo en Diamante y Punta Gorda, sitio emblemático que señala en pasaje del Ejército Grande rumbo a Caseros. En este último sitio se descubrió una placa conmemorativa. En Paraná el acto oficial se realizó en el teatro 3 de Febrero con la actuación de la Orquesta Sinfónica.

En tanto en la localidad de Cayastacito un grupo identificado como “elementos rosistas” inauguraron un busto de Rosas con la presencia del comisionado municipal, “gauchos y damas disfrazados de ‘restauradores’”, representantes de la Junta pro repatriación de los restos de Rosas y del Instituto de Investigaciones Históricas “Juan Manuel de Rosas”. En la placa respectiva se inscribió: “El Movimiento rosista de Santa Fe al ilustre restaurador de las leyes D. Juan Manuel de Rosas - 1852_1952. Cien años de la Batalla de Caseros - Febrero 3 de 1952".

En ese año Delio Panizza publicó el opúsculo Victoria (en el centenario de la batalla de Caseros, triunfo definitivo de don Justo José de Urquiza sobre el tirano Juan Manuel de Rosas): 1852-3 de febrero-1952 y Leandro Ruiz Moreno Centenario del Pronunciamiento y de Monte Caseros.

19/1/25

Guido y Spano, combatiente con la pluma y la espada

Rubén I. Bourlot


Carlos Guido y Spano anduvo por Entre Ríos en épocas de la Confederación. Recordado como escritor fue mucho más que eso aunque su poesía quedó resumida en la memoria popular con su “Nenia”: “Llora, llora urutaú / en las ramas del yatay, / ya no existe el Paraguay / donde nací como tú. / Llora, llora urutaú.” Era hijo de uno de los protagonistas de los procesos históricos del siglo XIX, el general Tomás Guido que actuó junto con San Martín, Rosas y Urquiza.

Cuando falleció, el 25 de julio de 1918, el país era muy otro del que lo tuvo combatiendo entre verso y verso. Las luchas por las reivindicaciones federales, por la organización nacional; por la integración territorial y la capitalización de Buenos Aires, eran parte del pasado. Los versos que rememoraban la penosa guerra contra el Paraguay se habían convertido en una oda para recitar en los salones literarios, vaciados de contenido. Los combates por el voto habían logrado sus primeros triunfos con el yrigoyenismo ganando el poder.

Sus exequias fueron imponentes, según las crónicas de la época. Una multitud acompañó al patriarca; era el homenaje de Buenos Aires a su poeta cantor, a quien se había ufanado de ser porteño y “argentino hasta la muerte”. La Prensa y La Nación publicaron sentidas notas necrológicas; este último dedicó una página entera de duelo, con el retrato de Guido viviente, y otra con “la cabeza yacente del poeta” en el ataúd. La última imagen era la de un anciano de aspecto venerable, enmarcado el rostro por barba y cabellos blancos. Era la suya, una cabeza de profeta, a lo Leonardo da Vinci; poderosa y espiritual.

La revista Caras y Caretas reprodujo en la tapa de la edición del 3 de agosto de 1918 una foto que muestra su estampa señorial. En la crónica interior ponía en relieve que “más de una vez tomó la espada para defender las causas que consideró justas, con un espíritu de libertad y de americanismo que fue una de sus bellas características (…). Pero, además y principalmente, fue nuestro poeta, el poeta argentino por antonomasia.”

Para esos tiempos el poeta había cubierto con un manto piadoso al político combativo de la generación del ‘80 que en su bagaje cargaba con las luchas contra la guerra del Paraguay, esa que, entre otros, motorizó Bartolomé Mitre fundador del diario que escribía esa necrológica laudatoria en el momento de su muerte.

Había nacido en Buenos Aires el 19 de enero de 1827, hijo de Tomás Guido, guerrero de la Independencia, y de María del Pilar Spano y Ceballos, pero muy joven, en 1840, se radicó en Río de Janeiro llamado por su padre, que ocupaba en ese país el cargo de ministro plenipotenciario de la Confederación. Allí aprendió el portugués, y más tarde escribió poemas en ese idioma. Era un brasileño más, en esencia un latinoamericano. Pocos años después, para ayudar a un hermano, partió hacia Francia. Era 1848. Tiempos revolucionarios en la ciudad luz. Intervino en las refriegas callejeras fundacionales de la Tercera república que encumbraron a Napoleón III en la presidencia bajo el lema "¡Abajo los ricos!".

A su regreso en el Brasil también se vio involucrado en la política local. Se afilió a un Club de Letras y tradujo al portugués la novela “Rafael” de Alphonse Lamartine. Su actividad política opositora le costó el destierro. Después de protestar y de escribir en publicaciones opositoras al gobierno imperial, se retiró nuevamente a Europa.


REGRESO AL HOGAR

Cuando la Confederación Argentina se aprestaba a encauzar su organización definitiva el agitador político y poeta en ciernes retornó a Buenos Aires donde había nacido, luego de la batalla de Caseros. Con motivo de la fallida revolución del coronel Hilario Lagos que se levantó en contra del gobierno separatista de Buenos Aires en 1852, fue nombrado ayudante del general Ángel Pacheco.

Cuando general Justo José de Urquiza asumió la presidencia, hombre de olfato para rodearse de talentos, lo llamó para colaborar con su gobierno constitucional. En 1855 ocupó una banca en el Senado de la Confederación electo por San Juan y en 1857 fue elegido vicepresidente del cuerpo. Ya con el grado de Brigadier General acompañó, en 1859, a Urquiza al Paraguay interviniendo exitosamente en las gestiones pacíficas entre ese país y Estados Unidos, enfrentados por haber este último enviado una escuadra naval con el objetivo de desembarcar en Asunción.

El presidente Santiago Derqui (1860-1862) lo nombró subsecretario del departamento de Relaciones Exteriores. En 1861, tras la batalla de Pavón renunció al cargo y se radicó en Montevideo.

En simultáneo con su actividad política colaboró en la histórica Revista del Paraná que editaba en la capital de la Confederación Vicente G. Quesada. En el número inicial publicó una de sus más celebradas piezas: “Al pasar”, especie de idilio impregnado de tierna nostalgia que tiene por escenario un lugar rústico del norte de Francia.


OTRA VEZ LA GUERRA

De vuelta en Buenos Aires se volcó a la poesía, pero los sucesos políticos reclamaron nuevamente su presencia. En 1864 con motivo del ataque a la oriental Paysandú por parte del Brasil, con la colaboración del gobierno de Bartolomé Mitre, partió hacia Concepción del Uruguay con el propósito de plegarse a los defensores de la ciudad sitiada.

A esa altura ya se había encendido la llama de la guerra de la Triple Alianza contra el Paraguay donde el país que lo había visto crecer era parte. Pero este hombre que hablaba fluido portugués se posicionó en la otra vereda, junto a los paraguayos que hacía varios siglos habían sido fundadores del criollismo rioplantense. Al respecto Jorge Abelardo Ramos (Del patriciado a la oligarquía) escribió que “su ensayo ´La guerra y la alianza’ es una pieza eximia de nuestra literatura polémica (…) Aquel ensayo, y sus numerosos artículos escritos en una prosa clásica, fueron dirigidos contra la guerra del Paraguay.”

Guido y Spano escribió en el ensayo citado sobre “la singularidad monstruosa de un tratado de alianza (la suscripta con el Brasil para combatir al Paraguay), según la cual la misma parte perjudicada (Argentina) por la separación incondicional de una de sus más ricas provincias (Paraguay), constituida hoy en Estado soberano, se obliga a combatirle en unión y provecho de la propia nación que apadrinó su independencia (Brasil), fiel a su sistema de fomentar la división de la República.”

Su labor no cesó en los gobiernos sucesivos. En 1871 tomó parte activa en la Comisión Popular de lucha contra la fiebre amarilla. En 1872, el ministro Nicolás Avellaneda lo nombró secretario del recién fundado Departamento Nacional de Agricultura. Formó en la Guardia Nacional para aplastar la rebelión de Mitre en 1874 contra la candidatura de Avellaneda. Al término de la misma fue nombrado director del Archivo General de la Provincia, a la vez que ejercía la presidencia de la Sociedad Protectora de Animales.

Al arribar Julio Argentino Roca al gobierno lo nombró vocal en el Consejo Nacional de Educación, donde se desempeño desde 1881 hasta 1894 cuando el gobierno le otorgó la jubilación.

La historia lo ubica como uno de los protagonistas de la Generación del ’80 junto a Olegario V. Andrade, José Hernández, Lucio V. Mansilla, Eduardo Wilde, entre otros. Pero su vida política y literaria atravesó varias generaciones desde la conocida como “Los hombres del Paraná” que, como vimos, se expresaron en la Revista del Paraná, y la del 900 junto a Manuel Ugarte, Leopoldo Lugones, Alfredo Palacios y muchos otros.

9/1/25

Los caminos rurales de la producción, una problemática aún sin solución

Rubén I. Bourlot


Entre Ríos es una provincia difícil para el trazado de caminos. Su geografía surcada por infinidad de ríos y arroyos, el relieve de lomadas y los suelos pesados son obstáculos para el desarrollo de la red vial. Señala Maximiliano Camarda (2022) que “el relieve de la provincia es llano y surcado por una extensa red hidrográfica. Esta llanura es alterada por suaves ondulaciones o lomadas que se denominan ‘cuchillas’ —ya que su origen no es geológico-rocoso como en las cercanías de la República Oriental del Uruguay, sino de elevaciones fosilizadas—. Fueron dos las problemáticas del transporte en el territorio: las conexiones con el resto del territorio nacional, así como el gran número de arroyos y ríos internos.”

El 5 de octubre fue instituido como Día del camino por el primer Congreso Panamericano de Carreteras se realizó en Buenos Aires, en 1925. El objetivo de esta conmemoración es promover la educación vial para concientizar sobre el uso del espacio público, las vías de circulación y el respeto por las normas de convivencia vial. 

 

CAMINOS Y POSTAS

En tiempos de carretas y cabalgaduras los caminos eran simples huellas trazadas de solo pasar, de abrirse picadas a machetazos en el monte espinal. Senderos que serpenteaban buscando los vados o rodeando las nacientes de los arroyos. De tanto en tanto alguien instalaba una balsa precaria y se hacía unos reales con el cobro del servicio. Eran caminos que unían postas a donde se arribaba para descansar, tomar algún alimento y cambiar de caballos. Las redes de postas fueron los medios de comunicación hasta avanzada la segunda mitad del siglo XIX. Los carros, carretas, diligencias no necesitaban más infraestructura para atravesar la provincia llevando personas y mercaderías. El transporte más moderno y eficaz de esos tiempos era el fluvial por los ríos navegables. Luego, a partir del último cuarto del siglo XIX, llegó el modernísimo ferrocarril.

En los últimos años del siglo XIX comenzaron a construirse puentes y mejorarse los caminos. Dice Camarda que “en 1884, se contabilizaron los puentes en Entre Ríos en los distintos departamentos, eran 28, de variada importancia, distribuidos en gran parte del territorio, en particular en la zona sur, los cuales se encontraban en mal estado.

“A partir de la evaluación de los puentes, el 8 de abril de 1884, se sancionó con fuerza de Ley, la realización de estudios sobre las trazas de caminos y puentes. A partir del año siguiente, se comenzó con el estudio señalado y con la construcción de puentes en forma sistemática por el territorio.”


CAMINOS ABOVEDADOS Y PUENTES

En las primeras décadas del siglo XX el trasporte automotor irrumpió para reemplazar a la tracción animal pero necesitaba de otro tipo de infraestructura. No era posible circular por esas huellas precarias y atravesar los arroyos por los vados con esos heroicos Ford T y similares.

Un papel fundamental en la mejoras de la vialidad la cumplieron las Comisiones Departamentales para las obras públicas creadas en 1898, que “eran destinatarias de los fondos recaudados por la provincia para la realización de puentes y caminos. Este proceso va a comenzar a cambiar con la asunción del radicalismo, en 1914, pero recién hacia fines de esa década las agencias estatales van a lograr diagramar y ejecutar las obras públicas.”(Camarda)

En 1912 se proyectaron los primeros caminos mejorados (en este caso entre La Paz y Feliciano). Según se explicita en una memoria de gobierno “dicho camino se hará con calzada abovedada de diez metros de ancho y treinta centímetros de espesor, con cuneta de desagüe donde fuere necesario, todo perfectamente pisonado por máquinas especiales.”

El sistema de abovedar los caminos de suelo natural permitía el escurrimiento del agua de lluvia y garantizaba el rápido secado de la calzada.

Durante el gobierno de Miguel Laurencena (1814-1818) se inició un amplio plan para construir puentes de hierro que se continuó en la gestión de Celestino Marcó. En el periodo fueron construidos los puentes denominados Patricio, Las Guachas, Ceibas Grandes, Los Cerros, Barrenechea, Estación Galarza, Estación Mansilla, Estación San Julián, Camino Albardón, Antonio Tomás, Espinillo, Ramblones, Carazú, Paso Duarte y el complementario La Picada, en un total de 15. Y se construyeron las calzadas bajo nivel sobre los arroyos Nogoyá y Doll.

Las Comisiones Departamentales de Puentes y Caminos llevaron a cabo una tarea muy importante que se concretó en la construcción y reparación de 130 puentes y alcantarillas puentes de madera dura; 70 fajinas; instalación de 466 alcantarillas de madera dura, 12 de cemento armado y 19 de fierro fundido y construcción de 9 calzadas de piedra.

La próspera situación económica le permitió al gobierno de Celestino Marcó la realización de un plan orgánico de obras públicas, aprobado por decreto del 20 de enero de 1919, y que comprende fundamentalmente, la construcción de caminos y comisarías de campaña, en todos los departamentos de la provincia. La ejecución de ese plan representó para 1922, la construcción de un total de 64 obras; entre otras el importante del puente La Picada, sobre el arroyo de Las Conchas en el departamento Paraná. A este puentecito que le cantó Jorge Méndez y años después fue destruido durante un conflicto militar (1962).

Hubo en este periodo un cambio en la estrategia con la supresión de las subcomisiones de caminos y su reemplazo por cuadrillas permanentes bajo la dirección general del Departamento de Obra Pública y la supervisión de las Comisiones Departamentales. Con equipos camineros adquiridos en 1925, se abovedaron un total de 67 kilómetros de caminos.

La gobernación de Eduardo Laurencena, continuó la política caminera: Filiberto Reula describe en su “Historia de Entre Ríos” que “los criterios fundamentales establecidos son: preferencia por los caminos de acceso a los centros de embarque y de consumo y de éstos a los centros mediterráneos de producción, sin servicios de ferrocarril; construcción por etapas, iniciando los trabajos por pequeñas obras de mejoramiento, como drenajes y desagües, continuando con el endurecimiento paulatino de las calzadas, hasta alcanzar los tipos firmes, más o menos definitivos; el tipo de calzada debe adaptarse, en cada uno de sus trazos a las características locales; recursos especiales, ordinarios o extraordinarios, sancionados por ley y acrecentamiento de la confianza pública respecto de la eficiencia de la acción a desarrollar y a la inversión de los recursos, que como consecuencia, debe facilitar e intensificar la cooperación particular. Y con tales normas, se realiza la obra de abovedamiento de la red caminera de la Provincia, empezando por los dos caminos troncales de Paraná a Uruguay y de Gualeguay a Concordia y siguiendo con los que les siguen en importancia, mediante los equipos camineros de construcción y conservación, a cargo de Vialidad en su gran mayoría y a cargo de Consorcios vecinales de caminos y mediante contratos con particulares.”

Durante los cuatro años de su gobierno se concretaron 3.500 kilómetros de caminos abovedados, 120 puentes y obras menores y 510 alcantarillas, con el empleo de 50 equipos camineros y con 80 Consorcios vecinales en actividad.


CONSTRUCCIÓN DE CAMINOS PAVIMENTADOS

En 1933, durante la gestión de Luis Etchevehere, la Dirección Nacional de Vialidad se hizo cargo de la red caminera troncal, por lo cual la provincia pudo ampliar su acción en el resto de las rutas provinciales. Pero el gran problema era todas las mejoras realizadas sobre suelos naturales no eran suficientes. La comercialización de la producción entrerriana tropezaba con el grave inconveniente de la red caminera de la provincia cuya transitabilidad estaba sometida al azar de las condiciones meteorológicas.

El 1934, la Provincia se acogió a los beneficios de la ayuda federal instituidos por la ley nacional 11.658 de 1932 que implicó aportes de fondos para la mejora vial y la Provincia pudo contar con los primeros caminos pavimentados, construidos por vialidad nacional. Pero los avances no fueron muy significativos puesto que una década después Héctor Maya, en su primer discurso como gobernador de la provincia (1946), sostuvo que en la provincia solo había tan solo 30 km de caminos pavimentados.


Referencia

Camard, M. (2022). Infraestructura vial, puentes y caminos en Entre Ríos (Argentina), 1893-1922.

15/12/24

Cuando la Libertad actuó en la cárcel de Paraná

Rubén I. Bourlot

A fines de diciembre de 1933 se anunciaba la inauguración de la enfermería de la cárcel pública de Paraná. El acto se llevaría a cabo el año nuevo de 1934 y “con este motivo se ofrecerá a los recluidos un festival con participación de varios artistas” en donde participaría nada menos que la ya consagrada Libertad Lamarque.

La información publicada en EL DIARIO agregaba que la enfermería contaba con equipamiento moderno para satisfacer las necesidades del penal. También la Sociedad de Beneficencia había donado quince colchas.

En la inauguración, la mañana del primero de enero, se presentarían la pareja de cantos y bailes americanos Dupont-Pelegri, el cómico Della Valle y el dúo “futurista” Splendid. A la tarde, como broche de oro, se presentaba el recital de Libertad Lamarque.

En la edición del 3 de enero EL DIARIO publicaba la crónica del festival acompañada por registros gráficos de la actuación de Lamarque. En la misma se insertaba el texto de una carta enviada por los reclusos que describe las “escenas hilarantes y amenas que nos ofrecieron los artistas que nos visitaron por la mañana, nos ha hecho vivir momentos de felicidad verdadera en nuestra monótona y sombría existencia, cuyo recuerdo perdurará por mucho tiempo.

La mejor sorpresa -agregan- se nos tenía deparada para la tarde cuando hizo su entrada en el penal la calandria criolla que con su habitual amabilidad acogió las ovaciones jubilosas y departió con nosotros afablemente”, refiriéndose a Libertad Lamarque.

También los propios reclusos fueron protagonistas sobre las tablas con el discurso de José Sauer, un recitado de parte de Luis Di Pangracio y una canción interpretada por el penado Víctor Marín acompañado por la guitarra de José Catalán.

También José Sauer le escribió a Lamarque un soneto: “Bienvenida seas, Libertad. Es tanta / tu gentileza como es la canora / algarabía agreste que atesora / tu suave, dulce y musical garganta.”

Hoy no conocemos que se lleven a cabo actividades de este carácter en las unidades penales de la provincia, más allá de las laborales y educativas destinadas a la reinserción social.

La presencia de Libertad Lamarque en el ámbito carcelario parece algo curioso pero no resultaba extraño a su trayectoria como veremos.

Ya había estado en territorio entrerriano en varias oportunidades. Por ejemplo en Colón donde actuó en el teatro Centenario en 1932. Luego se presentó, el 20 diciembre de 1933, en Concepción del Uruguay. Su actuación fue en el salón del Cine Teatro Texier. El 21 actuó nuevamente en dos funciones, vermouth y noche. Luego continuó su gira por la ciudad de Gualeguaychú según relata el historiador Andrés Rousseaux.


Libertad en las cárceles

Su labor en el ámbito artístico fue muy precoz. Había nacido el 24 de noviembre de 1908 en Rosario y su primera experiencia fue la participación a los siete años actuando en una obra de teatro de beneficencia ¡en la cárcel de su ciudad natal! El detalle es que su propio padre estaba preso en el lugar condenado por su militancia en el anarquismo.

Al notar su potencial, la familia decidió trasladarse a Buenos Aires con una carta de recomendación para el dueño del Teatro El Nacional, Pascual Carcavallo. Francisco Canaro fue quien la descubrió y unió a su orquesta, grabando temas como Mocosita, El ciruja, Langosta y Pato. Así fue como en 1926 consiguió un papel en el sainete La muchacha de Montmartre, cantando junto a Olinda Bazán y Antonia Volpe. A los dos meses debutaría en Radio Prieto y la discográfica Víctor la contrataría a 150 pesos por disco, grabando uno por mes.

En 1926, en el marco de una gira, actuó nuevamente en la cárcel de Rosario junto a Pedro Maffia y Osvaldo Pugliese para acompañar a Ernesto Ponzio, el autor del tango Don Juan, que estaba allí alojado por haber asesinado a un hombre en 1924.

En el tiempo que visitó Paraná, ya era consagrada y calificada como “la reina del tango”. En 1929 había participado de El conventillo de la paloma, de Alberto Vaccarezza, un gran éxito. Luego de dos años y más de mil representaciones, decidió renunciar para continuar su carrera como cantante.

En 1930 debutó como actriz en un filme mudo, Adiós, Argentina, de Mario Parpagnoli, mientras que en 1933 intervino en la primera película sonora argentina, ¡Tango!, junto a Tita Merello. Con su actuación en El alma del bandoneón (1935) se consagró definitivamente como actriz melodramática.


Vida de contrastes

Su vida privada estuvo plagada de contrastes. A los sinsabores por las persecuciones políticas a su padre se sumó un precoz y tormentoso matrimonio a los 18 años con Emilio Romero, tuvo una hija y tras episodios de maltrato intentó divorciarse que recién logró tras doce años de litigios. En 1935, en Santiago de Chile, tuvo un intento de suicidio.

En medio de la disputa por la tenencia de la hija una información consigna que Romero la raptó -tenía siete años- y se la llevó al Uruguay. Pero Libertad no se resignó y logró recuperarla del mismo modo. El diario El Orden de Santa Fe (12 de julio de 1935) publicó la noticia de este episodio con el título “Libertad Lamarque raptó de una escuela de Montevideo a una hija de siete años” que luego la condujo a Buenos Aires en avión. Menciona que el amigo que la ayudó fue el cantor Alberto Gómez.

Luego contrajo matrimonio con el pianista Alfredo Malerba, autor de Besos brujos y Madreselva, clásicos en el repertorio de la artista.

Otro de los episodios que debió enfrentar Lamarque fue su distanciamiento con la otra actriz en ascenso en la época que luego escalaría a la cumbre de la política nacional: Eva Perón. El desarrollo de los acontecimientos llevó a la actriz a irse del país para continuar su exitosa carrera en México proyectándola a toda América Latina y España.

Existen distintas versiones sobre el enfrentamiento con la que luego sería la esposa de Juan Domingo Perón. Ambas se habrían conocido en la filmación de la película La cabalgata del circo (1945), dirigida por Mario Soficci.

Según Fermín Chávez, en su libro Eva Perón en la historia, en el curso de la filmación tuvo lugar un incidente con Eva Duarte cuando “Libertad le había propinado una cachetada, lo que habría dado lugar a una enemistad indeleble. No es verdad; el propio Soffici se encargó de desinflar el globo en una entrevista periodística. Ocurrió que, un día, Evita llegó unos cuantos minutos tarde a la filmación y Libertad Lamarque, que era una profesional muy exigente y a la vez muy cumplidora en los horarios, le recriminó su atraso (…)”. Días después la propia Lamarque se retrasó a lo que Eva hizo lo propio posteriormente en una competencia que solo finalizó cuando intervino el propio Soffici. De ese incidente quedaron heridas que nunca se saldaron.


11/12/24

Del discurso a los hechos: sin ciencia no hay potencia

Rubén I. Bourlot


En el discurso del primer aniversario de gestión el presidente Milei evaluó que el aumento de demanda de energía que implica la Inteligencia Artificial va a generar en el mundo entero un resurgimiento de la energía nuclear después de décadas de declive, y nosotros no nos vamos a quedar atrás.” Tras lo cual anunció que “vamos a diseñar un Plan Nuclear Argentino que contemple la construcción de nuevos reactores, así como la investigación de las tecnologías emergentes de reactores pequeños o modulares, manteniendo los máximos estándares de seguridad y eficiencia”.


Estos anuncios, que más se parecen a discursos de campaña, tienen su contraparte en el desfinanciamiento que viene sufriendo en la presente gestión un proyecto como en anunciado y que lleva años de construcción. Se trata del pequeño reactor nuclear argentino CAREM que se destaca como una de las pocas que se encuentra efectivamente en marcha, posicionando al país entre los principales desarrolladores y -en consecuencia- como uno de los líderes mundiales de esta clase de tecnología, fundamental para la transición energética y para neutralizar el cambio climático.

El país, desde fines de la década del 40 estuvo a la vanguardia en materia de energía nuclear y avanzó a los tropezones, más allá de los cambios de gobiernos y los boicots internacionales.

En 1949 llegaba al país el científico austríaco Ronald Richter para instalar en la isla Huemul, en el lago Nahuel Huapi, un laboratorio para experimentar la fusión nuclear como alternativa a la fusión que es lo que hasta hoy se utiliza para producir energía atómica.

El proyecto en sí no resultó y todo tipo de versiones se tejieron alrededor del científico. No obstante este intento fue el puntapié inicial para la creación de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA).

Corresponde acotar que la fusión nuclear continúa experimentándose en el mundo -no fue solo una locura de Ritcher- y se produce a partir del hidrógeno que es un elemento muy abundante y prácticamente inagotable. El resultado de la reacción es un gas noble, el helio, que no es radiactivo. La fisión utiliza uranio.


Computación cuántica

También la referencia a la inteligencia artificial y a los reiterados elogios a Elon Musk se dan de bruces con el desfinanciamiento del CONICET, las universidades y otros organismos científicos.


Como muestra podemos destacar el retaceo al apoyo de otro de los proyectos que podría poner al país a la vanguardia en el mundo como es la denominada computación cuántica. Seguro que los dilettantes que pululan por redes sociales no deben tener la menor idea de lo que es, incluido el primer mandatario.

Veamos. La física cuántica puede ser empleada para reemplazar al actual sistema binario que se utiliza en la informática y revolucionar los sistemas. Sería una revolución mucho más importante que la IA (inteligencia artificial). A partir de la conexión entre la física cuántica y la lógica matemática, se pueden desarrollar lenguajes de programación robustos y verificables que no tengan errores y permitan maximizar el rendimiento de esta herramienta. A diferencia de las computadoras clásicas, las cuánticas permiten resolver problemas de forma mucho más veloz y tendrán impacto en diferentes áreas como medicina, defensa, telecomunicaciones e inteligencia artificial, entre otras.

El país contaba con un equipo de investigación en la temática encabezado por el licenciado Alejandro Díaz-Caro, oriundo de Paraná (Entre Ríos) docente de la Universidad Nacional de Quilmes e investigador del Conicet, uno de los científicos que había regresado al país en 2014 a través del programa “Raíces”, tras realizar un doctorado en la Universidad de Grenoble, Francia y luego de algunos años más de investigación y docencia en ese país.

En junio de 2024, desde la Universidad de Quilmes se puso al frente de una investigación internacional dedicada a la computación cuántica. El financiamiento lo aportaba la Unión Europea y, además de Díaz-Caro como coordinador, el equipo contaba con investigadores de la UNQ, de la UBA, de la Universidad de la República (Uruguay), universidades italianas y Casas de Altos Estudios y una empresa francesa.

Pero rápidamente el proyecto fue abortado. En septiembre de este años Díaz-Caro resolvió retornar a Francia para seguir con sus proyectos en un ámbito más amigable para los desarrollos científicos. “Después de 10 años tengo que destruir todo, irme, desarmar”, declaró. Y agregó: “La situación de este año es que se cortó absolutamente todo. Se cortaron cooperaciones internacionales y somos muchos los que nos estamos yendo. Las universidades se están vaciando. Si vos le retirás todo tipo de apoyo a la ciencia, no hay forma de hacer ciencia… el mayor daño que se hace es a Argentina”


1/12/24

Bernabé Castellano, militante de la resistencia

Rubén I. Bourlot


“Yo soy proveniente de una familia… de un patriciado de nuestra patria que está muy desconocido. Mis familiares eran Mansilla, Correa, emparentados con Urquiza… toda esa gente que había dado lugar a que mi padre se ocupara, fuera una persona que estaba en la política” dice Bernabé Castellano en una entrevista.

Castellano fue un personaje muy singular en el entramado de la militancia peronista, vinculado a Entre Ríos, escasamente conocido entre los entrerrianos. Integró la Asociación de Trabajadores del Estado en Concordia entre 1953 y 1955. Luego del derrocamiento del peronismo en 1955 sufrió persecuciones y estuvo detenido más de setenta veces. Durante la década del ‘60 se encuadró en el Movimiento Revolucionario Peronista (MRP). Fue enviado por Perón, con quien estuvo varias veces en Puerta de Hierro, en misiones a Cuba, Indonesia, Argelia, Egipto, China (portador de una carta de Perón a Mao), Alemania, Suiza, Francia e Italia.

Castellano había nacido el 11 de junio de 1931 en Colonia Berón de Astrada, departamento Esquina, Corrientes, y aún adolescente se trasladó a la ciudad de Concordia, para trabajar en el Frigorífico Yuquerí donde comenzó su militancia sindical y política. “En 1946, en unas vacaciones -dice Castellano- yo fui a trabajar al frigorífico, de ayudante veterinario, y ahí la mayoría no sabía leer. Eran 51 secciones y había 51 delegados, y 49 no sabían leer.

“Entonces yo estaba ya en la escuela secundaria, en la escuela de comercio, entonces iba con ellos y comencé a hacerle actas y todo eso, y al final terminé siendo Secretario de Asistencia Social del Sindicato en una elección que se hizo en el ‘48. Yo era menor de edad todavía”.

Tras su despido ingresó a trabajar en el estado y en 1953 se incorporó al sindicato de los estatales (Asociación de Trabajadores del Estado). “Ahí empecé en ATE, que terminé estando en la parte jubilatoria, estuve como integrante de varias comisiones, especialmente de la parte jubilatoria.

“Siempre me elegían a mí, porque yo era joven y además estaba bastante capacitado. La mayoría de los dirigentes que había, algunos firmaban con el dedo, los grandes. Y esos grandes eran muy cuidadosos de la gente que dejaban entrar en las organizaciones sindicales.”


La resistencia

La vida política de Castellano transcurrió en su mayor parte en el marco de la resistencia a los distintos gobiernos dictatoriales que se sucedieron en el país en las décadas del ’60 y ’70. Tras el golpe de estado de 1955 que derrocó a Juan domingo Perón “aparecieron escritas en todas las paredes la P y la V, Perón Vuelve -dice-.

“Y todo el pueblo, todos los habitantes de la Argentina, desde la Patagonia hasta La Quiaca, y desde la Mesopotamia hasta la montaña, hasta Mendoza, en todos lados apareció escrito Perón Vuelve, sin que eso haya sido dirigido ni alentado por nadie. La PV. Y desde ahí se comenzaron a formar todos los grupos para trabajar por el retorno de Perón.”

“Eso dio lugar a que nosotros ahí en la Mesopotamia armáramos nuestro grupo, un poco por la CGT, un poco por los militares, y entre los militares, las fuerzas de seguridad, la Prefectura, la Gendarmería y Ejército, que era lo que había ahí, la CGT, armamos una organización para el retorno de Perón.”

En 1957, ante la proscripción del partido Peronista, participa de la fundación del Partido Blanco de Entre Ríos

De esa organización surge en 1964 el Movimiento Revolucionario Peronista (MRP) que integra. De sus frecuentes contactos con Juan Domingo Perón, en esos tiempos exiliado en Madrid, en 1964 surgió su designación como delegado ante la República Socialista de Cuba donde se entrevistó con el comandante cubano Manuel Piñeyro (Barbarroja) que miraba con buenos ojos al peronismo.

En 1965 viajó a China con una delegación del MRP portando una carta de Perón para Mao Se Tum. Perón les había transmitido que: “Hasta que no lean el texto de Mao acerca de la contradicción, a nuestros dirigentes les va a faltar una visión cabal de la realidad política”.

También por esa época fue enviado a Indonesia a “una reunión para la formación de los países del tercer mundo. Y que ahí iba a estar Sukarno (entonces presidente de ese país), y que nosotros teníamos que tener presencia para formular las políticas económicas nacionales, que eran las que daban bases a las políticas de Justicia Social. Y me dio (Perón) un escrito, que yo tenía que leerlo ahí.

“De ahí de Indonesia me dieron la misión de era ir a Shangai. Y fuimos con Ho Chi Minh, que estaba de Presidente de Vietnam. Fuimos con él y con Ben Barka, que era un dirigente marroquí. “De ahí vinimos a Argelia, estuvimos ahí para verlo a Ben Bella” donde 1965 Perón lo había nombrado su representante en la Conferencia Económica de países afroasiáticos efectuada en Argelia, en contra de los imperialismos.


En el gobierno de Entre Ríos

Cuando se produjo la reapertura constitucional en 1973, fue candidato a diputado nacional por la provincia de Entre Ríos. Tras el triunfo justicialista el electo gobernador de Entre Ríos, Enrique Tomás Cresto, lo designó al frente del Instituto Provincial del Seguro, cargo que ejerció hasta el golpe de estado de 1976. El gobierno de facto ordenó su captura por lo que resolvió salir del país.

Dice Daniel Parcero, autor de una biografía de su segunda esposa Marta Curone, que “gracias a una amistad que Marta, su esposa, hiciera con una dirigente española en uno de sus viajes de representación política, ambos pudieron exiliarse en Palmas de Mallorca en una propiedad de aquella amiga. Marta permaneció cuatro años, pudiendo regresar al país desde donde a través de abogados trató infructuosamente desactivar la persecución de su marido, pasando siete años hasta que Bernabé pudo regresar a la Patria.”

Versiones no documentadas por escrito pero proporcionadas por fuentes confiables sostienen que en la década del ‘70 habría participado de las negociaciones en el marco de la crisis por la ocupación de la embajada de Estados Unidos en Irán (1979-1981) cuando el ayatolá Ruhollah Jomeini tomó el poder tras el derrocamiento del sha Reza Pahlevi.

Castellano falleció el 1º de mayo de 2010 y sus restos descansan en Miramar, provincia de Buenos Aires.

30/11/24

El mate, bebida nacional rioplatense

Rubén I. Bourlot


El Congreso de la Nación Argentina sancionó, el 17 de diciembre de 2014 la Ley 27.117 que estableció el 30 de noviembre como el Día Nacional del Mate en homenaje al caudillo artiguista misionero Andrés Guacurarí, conocido popularmente como “Andresito”.

No hay dudas que el mate debe ser considerado la bebida nacional rioplatense. El vino fue establecido por un decreto la bebida nacional pero el verde brebaje guaranítico es la bebida autóctona sin rivales y que trasciende las fronteras del país para explayarse por Uruguay, Paraguay y Sur del Brasil. Es en la única región del mundo donde prospera la prodigiosa Ilex paraguariensis o la dumosa a diferencia de la vid. Y más aún, al no contener alcohol puede consumirse en cualquier ocasión y en todas las edades sin ninguna contraindicación. Es una de las bebidas más versátiles que se combina con todo. Se toma caliente o fría (tereré), amarga o dulce, con la bombilla tradicional o en taza como desayuno, merienda o en cualquier oportunidad.

El uso de la yerba mate hunde sus raíces en la tradición de los pueblos guaraníes desde mucho antes que la descubrieran los europeos.

El término mate viene del quechua “matí” que es nombre de la calabaza -el conocido porongo o el mate galleta- usada para contener la yerba llamada ka’a. La bombilla primitiva es la tacuapi que consiste en una cañita con un filtro confeccionado con cerdas o fibras.

Cuando llegaron los europeos al continente se encontraron con ese extraño modo, para ellos, de perder el tiempo mateando. Hasta llegaron a prohibirlo por ser una bebida perniciosa o diabólica, pero los padres jesuitas de las Misiones supieron aprovechar muy bien el producto que se convirtió en una mercancía redituable y en una “moneda de la tierra”, pues servía para el intercambio.


El mate panza verde

Entre Ríos desde muy temprano adoptó el mate como una de las bebidas favoritas, seguramente desde la época de la dominación hispánica. Hasta en los más humildes ranchos criollos era infaltable la presencia del mate con su accesorio básico que era la pava morocha reposada sobre el fogón o a los tientos acompañando las largas cabalgatas. El mate fue el bálsamo de los guerreros federales en tiempos de montoneras. El mate igualaba en la rueda donde el caudillo departía con los soldados endulzando sus pesares con unos mates. Porque es casi seguro que el mate dulce era común entre el criollaje. Lo demuestran las listas de provistas para las tropas donde no faltaba la yerba junto con el azúcar.

Nuestro Martiniano Leguizamón relata en Recuerdos de la tierra que en la segunda mitad del siglo XIX “un frasco de ginebra que se alternaba con otro de hesperidina o un mate cimarrón o de leche cebado por las hijas del dueño de casa, servían de aperitivo mientras llegaba la hora de la cena”.

Jorge Abelardo Ramos en su libro Revolución y contrarrevolución en la Argentina escribe, cuando retrata la crisis de la década del ’30, que “el mate había sido una necesidad en los viejos tiempos de la pampa libre; luego fue un vicio amable en las conversaciones lentas. En 1930 es de rigor como alimento casi exclusivo, con el bizcocho con grasa”.

Desde tiempos virreinales sabemos que la infusión estaba presente en Buenos Aires donde los mates finamente repujados en plata o alpaca adornaban la vajilla de las viviendas señoriales de la ciudad puerto. En el siglo XX pareció decaer la costumbre sustituida por el café pero en los últimos tiempos recobró popularidad acompañado por la publicidad, su jerarquización por los ‘sommeliers’ de la yerba y la incorporación de tecnología como el termo y la pava eléctrica. Del otro lado del charco los uruguayos incorporaron el termo como un apéndice más de su cuerpo.

En el Litoral el mate nunca decayó. Porque el mate tiene su lenguaje, tiene boca y sabe hablar. Amaro Villanueva recopiló un extenso lenguaje vinculado a la bebida criolla como “mate muy caliente: yo también estoy ardiendo... de amor por ti” o “mate frío: me eres indiferente.”

En mate en rueda promueve el diálogo, la amistad, el tiempo compartido. Bien podríamos parafrasear la conocida canción de Julián Zini para aplicarla al mate: “Compadre, que tiene el mate / Que usted al tomar / Comienza a sentirse hombre / Y empieza a hablar... “

En tiempos de pandemia la costumbre del mate compartido sufrió un duro embate pero no desapareció. Ante la adversidad se reprodujo porque en la emergencia se convirtió en un artículo individual.

Como señalamos en los primeros párrafos el mate es generoso y se amiga en combinaciones con los más diversos yuyitos aromáticos como el cedrón, el burrito, la peperina y tantos otros. Los cordobeses son maestros en esto de combinarlos con sus hierbas autóctonas, y ¡bien caliente! Pero también hay otras variantes más heterodoxas como el agregado de una cucharada de café, coco rallado, gajos de naranja, pomelo o mandarina. El mate de pomelo que se prepara ahuecando la fruta para colocarle yerba y cebarlo así. Y algún invento más espirituoso que consiste en humedecer la yerba con un chorrito de ginebra.


Pero no olvidemos el típico mate cocido o simplemente cocido como le dicen en el Norte. Es el desayuno de los más pobres para sustituir al café o la merienda de los chicos en reemplazo de la leche con cacao.

Un recuerdo personal es el mate mañanero que compartía como mi padre en el campo mientras escuchaba el informativo de Radio Colonia relatado por el inconfundible Ariel Delgado. Cuando despuntaba el sol mi madre se levantaba a ordeñar las vacas y mi padre preparaba el mate, una división de tareas muy común. No era un experto en el arte de matear puesto que lo cebaba apenas tibio, nacía como lavado y lo disimulaba muy bien con el agregado de cedrón o burrito.

Hoy también el mate cocido se modernizó con la incorporación del saquito. Pero el modo instantáneo de prepararlo no es tan nuevo.

Hace varias décadas en la localidad de Seguí, Entre Ríos, inventaron un novedoso mate cocido instantáneo que revolucionó el consumo de la zona de influencia. En la década del ’50 la firma Noryal lanzó al mercado el mate cocido soluble que se vendía con la marca Presmat, envasado en frascos de vidrio, elaborado con yerba mate comprada en molinos de Misiones. También incorporaron con el mismo procedimiento el mate cocido con leche, cacao con leche, polvo para helado con varios sabores, huevo en polvo y malta en polvo.


La yerba plebeya

La Ilex paraguariensis no es la única variedad de yerba mate que existe. Otra denominada Ilex dumosa, conocida como Caá miní, también fue utilizada por los guaraníes y luego por los jesuitas. Testimonio de ello es que cuando pasó por nuestros pagos, en tiempos de la República de Entre Ríos, Amado Bonpland consiguió el permiso de Francisco Ramírez para realizar estudios de la vegetación en las Misiones. Luego, en junio de 1821, le escribió a Francisco Ramírez que "en el pueblo de Candelaria encontré la yerba mate, pero la mayoría de las plantas son de las llamadas caá guazú y hay solamente algunos de la caá mirí", lamentándose porque la última se comercializaba a un precio mucho mayor en el Perú.

Luego el uso de la Caá miní pasó al olvido y en la década del ’30, cuando se establecieron las regulaciones alimentarias, solo se admitió la Ilex paraguariensis como yerba mate. Hoy hay proyectos para su recuperación.

 

Crédito de la foto: Fondo Hugo Bertellotti - Archivo de Entre Ríos (Digitalización: Rubén Bourlot)

23/11/24

“Urquiza debe desaparecer de la escena”

Rubén I. Bourlot

Tres días después de la batallas de Pavón, apenas aplacada la pólvora, Domingo Faustino Sarmiento le dirigió una extensa misiva a Bartolomé Mitre, el virtual triunfador del combate, con duras referencias a Urquiza y la belicosidad ensoberbecida.

La batalla de Pavón, librada en el sur de la provincia de Santa Fe el 17 de septiembre de 1861 sobre la cañada homónima, significó el cierre definitivo del gobierno de la Confederación en Paraná y el retorno de la capital del país a Buenos Aires. Se enfrentaron las fuerzas armadas gubernamentales comandadas por Justo José de Urquiza, durante la presidencia de Santiago Derqui, y las que respondían a la provincia separatista de Buenos Aires conducidas por Mitre. La principal causa del enfrentamiento fue la negativa por parte del gobierno bonaerense de cumplir con lo estipulado en el Pacto de San José de Flores en noviembre de 1859, tras la batalla de Cepeda, que disponía la reincorporación de esa provincia a la Confederación a cambio de una serie de concesiones, entre otras la reforma de la Constitución.

La derrota del gobierno nacional en Pavón no estuvo ajena a las polémicas y acusaciones cruzadas sobre la actitud de Urquiza que firmó prematuramente la rendición.

En este contexto Sarmiento le escribió a Mitre (20 de septiembre de 1861) con recomendaciones y pedidos para avanzar en la atropellada contra las provincias, seguramente para curarse en salud ante una posible rebelión generalizada, y contra el propio Urquiza. Y para ello le pidió la provisión de armamento para operar, ya probándose el saco para asumir la gobernación de San Juan. Mitre en tanto hacía lo propio para asumir la presidencia de facto. La gestión presidencial de Derqui se sostenía en medio del tembladeral.

La carta comenzaba con un “podemos dormir tranquilos” pero le recomendaba que “no se ensoberbezca ante su amigo. No se crea infalible. En política erraba. El general me ha vengado del diplomático. Tenemos patria y porvenir.” Y le reclamaba que tras el triunfo de Pavón no se había resuelto a avanzar hasta Rosario y a la capital de la Confederación. “¡Qué golpe de teatro embarcarse e ir al Paraná! Quién pudiera sugerirle la idea de quemar, ordenadamente, los establecimientos públicos, esos templos impolutos.”


URQUIZA A LA HORCA

Inmediatamente exigía que “no deje cicatrizar la herida de Pavón” y que “Urquiza debe desaparecer de la escena, cueste lo que cueste. Southampton o la horca”, en clara referencia a la ciudad británica donde estaba exiliado Juan Manuel de Rosas.

Redoblaba la apuesta: “No trate de economizar sangre de gauchos. Este es un abono que es preciso hacer útil al país. La sangre es lo único que tienen de seres humanos.

La obsesión de Sarmiento en contra de los que calificaba despectivamente de “gauchos” o “bárbaros” venía de lejos, de la época de la hegemonía de Rosas y Facundo Quiroga -que lo inspiró para escribir ese extraordinario libro que llamó “Facundo” (1845)-.

En otro párrafo de la misiva consideraba “preciso evitar a todo trance que Entre Ríos no se separe; que no se haga hueso la situación actual.

“Échele veinticuatro batallones de infantería y sublévele a Corrientes.”

Sobre la provincia de Santa Fe le decía: “tengo algo muy grave que proponerle. Desde 1812 este pedazo de territorio sublevado es el azote de Buenos Aires. Sus campañas desoladas por sus vándalos; su comercio destruido por sus contrabandistas que improvisan ciudades para dañarlo. Sus costas están siempre francas para desembarco de los enemigos de Buenos Aires; sus expatriados tienen allí su asilo. Buenos Aires recobra su antiguo dominio y jurisdicción; el Rosario será gobernado por sus jueces de Paz como San Nicolás; su Aduana será sucursal de la de Buenos Aires. El Congreso, para pedirlo, dará garantía de que Buenos Aires no será dañada desde allí en adelante. Puede darse a Córdoba, Santa Fe como frente fluvial y resguardo de sus campos de pastoreo, tomando el Carcarañá por línea divisoria. ¿Quién se quejaría de ello? Bobos pero argentinos.”


REPRIMIR A LAS PROVINCIAS

De inmediato venía el mangazo: “Necesito ir a las provincias. Usted sabe mi doctrina. Los candidatos están hechos de antemano. Un precursor necesita que digan: yo sólo vengo a prepararle el camino.

“(José María) Paz pudo hacer algo. Más puedo hacer yo. Me siento más hombre. Pero déjese de ser mezquino.

(…) Ordene la entrega de las armas que pido en ‘El Nacional’, dinero, cuanto se pueda.”

Y se preguntaba “¿Valgo yo menos que cualquiera de los torpes que mandan un regimiento de caballería? Entiendo esta arma, y usted sabe que tengo valor como cualquiera. ¿Por qué no me da el mando de uno de los regimientos de línea, que ha quedado vacante después de tanta vergüenza?” Se infiere que era una referencia a la actuación de la caballería porteña en Pavón que había sido vapuleada por los pingos de López Jordán, que si no los frenaba Urquiza llegaban a las puertas de Buenos Aires.

Su plan era “ir a Córdoba, ponerme en contacto con Santiago, Tucumán y Salta, sacar a (Anselmo) Rojo de su nulidad, hacerlo encabezar la cruzada de San Juan y acelerar de paso el nombramiento de un presidente de la República y la convocatoria de un Congreso en Buenos Aires, o donde se quiera, para arreglar las cosas definitivamente.”

Decía para movilizarse “(Wenceslao) Paunero le hace falta; aunque la muerte de Modestino Pizarro le constituye gobernador de Córdoba. (José) Posse está en Tucumán. Un ejército de dos mil hombres en el río Cuarto, a las órdenes de Paunero, tendría a raya a moros y cristianos.

“Así se hacen las cosas. Deme los oficiales sanjuaninos y cordobeses, yo llevaré la cruzada a los Andes (…). Deme un regimiento, no me desprecie como soldado. Valgo más que todos esos compadres que me prefiere. Tengo la conciencia de levantar la caballería de su postración; porque la sentí postrada siempre y nunca me hice ilusión. Ud. lo sabe.”

Se consideraba “un hombre de gran valor. En la época grandiosa que atravesamos yo no me quedaré maestro de escuela, pegado a un empleo, ni periodista. Me debo algo más.” Modesto el hombre.

Más aún, con un complejo de inferioridad provinciana, necesitaba “probar que fui más porteño, más hombre de estado que los que hallan tan lógico que yo inspirase movimientos puramente sanjuaninos.”

Y por lo demás “estoy ya viejo y necesito hacer algo. Soy sanjuanino y quiero no estar por siempre proscripto. Puedo en las provincias, y deseo ser el heraldo autorizado en Buenos Aires.”

También se proponía reincorporar Mendoza a San Juan para reconstituir la antigua provincia de Cuyo con capital en su provincia natal. Y luego pasar a Chile para arreglar “la liga americana contra la España que nos va a importunar diez años.”

Si su interlocutor no respondía a sus reclamos “iré a San Juan, a pagar a mi pueblo el tributo de mis pobres servicios.”

Meses después, cuando Mitre asumió la presidencia, lo designaba gobernador provisorio de su provincia natal.

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